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Capítulo 6: Espero que se te pegue lo marica

Por más que traté no logré ni resolver un ejercicio en el tiempo que aquel hombre me había asignado. Este es mi fin, pero no me iré sin decirle lo que se merece. La campana sonó y mis compañeros comenzaron a salir del curso, cuando el último estudiante salió me acerqué a aquel hombre que me miraba con superioridad.

— Repruébeme haga lo que quiera ya no me importa, pero déjeme decirle una cosa, es usted un homofóbico de mierda que la tiene contra mí solo por mi orientación— hice una pausa y me acerqué aún más a él— Pero está claro que los tipos como usted solo son reprimidos que en el fondo se esconden detrás de un closet— mi enojo era evidente.

No pensé, solo hablé, el Sr. Belenger se levantó de su silla y se colocó frente a mí, apretó sus puños, parecía molesto, pero a la vez calmado, no entendía qué pasaba por su mente porque sus gestos no expresaban nada.

— Oféndame de la manera vulgar que usted acostumbra, pero nada desmiente el hecho de que es un simple estudiante mediocre— esa maldita sonrisa de superioridad apareció antes de acercarse aún más a mi rostro— Sea crítico con sus palabras, el hecho de que no apoye su conducta anormal no quiere decir que yo sea un desviado como usted. Realmente me hace perder el tiempo Sr. Evans, mejor salga por esa puerta y yo me encargaré de que tenga el reprobado que merece— me señaló la puerta.

Esto no va a terminar así, me acerqué a la puerta sin la intención de irme, cerré está con seguro y me acerqué nuevamente aquel hombre egocéntrico que estaba sorprendido por mi acción.

— No le daría ese gusto, usted se cree el mejor en todo cuando en realidad solo es un imbécil homofóbico de mierda— la rabia hablaba por mí.

Insultar a un profesor de esta manera podría causar mi expulsión, pero ahora mismo no estoy pensando correctamente, agarré la corbata de aquel hombre más alto que yo.

— No me toque— me advirtió con una mirada que me hizo sentir miedo.

No voy a irme hasta que en este juego estúpido gane yo.

— ¿Tiene miedo que lo marica se le pegue? Más bien el que debería estar preocupado soy yo, se me puede pegar lo pendejo —en serio me estaba pasando.

¿Por qué no solo me voy? Una parte de mí quería salir corriendo antes de terminar de dañar todo.

— Suélteme— me ordenó con un tono feroz— Se está pasando Sr. Evans recuerde que soy su profesor, tendré un poco de lástima por alguien como usted por primera vez así que lárguese de mi curso y no reportaré su inadecuada conducta— quitó mis manos de su corbata con asco.

Sus palabras solo me hacían enojar más, podría irme y dejarlo ganar.

— ¿Lástima de alguien como yo? — sin poder evitarlo solté una falsa risa— Sí me iré, pero antes tengo que hacer algo— dije.

No le di tiempo de reaccionar, pegue mis labios a los de mi profesor, aquel hombre homofóbico con mal carácter y el ego por las nubes, no sé por qué lo estaba haciendo solo sé que moví mis labios sobre los suyos inmóviles. Un fuerte dolor en mi labio y un empujón brusco me hizo volver a la realidad.

Pero no iba a irme de ese el lugar como el derrotado porque claro está que no lo era, delante de mí estaba un hombre alto con ojos azules tratando de limpiar los rastros de aquel beso no correspondido, parecía como si estuviera a punto de vomitar.

— Ojalá se le pegue lo marica— exclamé antes de irme de ese lugar.

La cagué.

~~~

— ¿Qué te pasó en el labio? — me preguntó Jacob de inmediato al verme detrás de la pantalla.

Necesitaba hablar con Zac, lo que hice estuvo mal, muy mal, no debí hacerlo no sé qué me pasó. Pero eso no era lo peor, había besado al Sr. Belenger un hombre que puede destruir mi carrera si así lo desea, no se trata de que tenga poder en esta universidad se trata de que su apellido no es cualquiera, su familia tiene el poder suficiente para hacer que desaparezca sin dejar huella.

Ya estoy muerto.

— Me caí— mentí.

El pelirrojo no pareció creerme, pero igual no dijo nada más, lo cual me calmó.

— Hey pendejo deja de ignorar mis llamadas, lo siento Tarik estaba ayudando a Blas a lavar los platos mientras el flojo de Jacob anda mandándole foto de su pene a unas viejas, él cree que con esos 3 centímetros va a lograr algo— Zac apareció en el campo de visión de la cámara tratando de empujar a Jacob.

Al parecer el pelirrojo hoy se quedaría en el apartamento de Blas.

— ¿A esto le llamas 3 centímetros? — cuestionó el pelirrojo sacando su pene con orgullo.

Casi se me cae el celular de la mano al ver eso, eso no es un pene es una tercera pierna, eso no lleva al cielo, eso mata.

— El de Blas es más grande— exclamó Zac con orgullo.

¿Por qué ellos no pueden ser normales?

— Pelirrojo, súbete eso si no quieres que te lo corte— Amenazó Blas a Jacob.

Blas siendo Blas, aún recuerdo cuando en el instituto era un lobo solitario que alejaba a todos, pero apareció Zac y cambió todo, aquel chico insistente que al comienzo solo fue su amigo con derecho se convirtió en su novio y no se puede negar que luego del drama eran una pareja envidiable.

—No hace falta la violencia— dijo Jacob mientras se subía los pantalones.

Zac miró su computadora y me miró con curiosidad.

— Voy al cuarto un rato, ustedes no se maten por favor— pidió Zac antes de irse con su computadora en las manos.

No tengo que decir algo para que él sepa que algo pasó, después de todo es mi mejor amigo.

— Tienes cara de que hiciste una pendejada— me acusó.

Para qué decir que no, si sinceramente lo que hice sí fue una estupidez.

— Besé al Sr. Belenger— confesé.

No sé si a ese pequeño momento donde nuestros labios se tocaron se pueda considerar como un beso realmente, pero no encuentro otra palabra, no fue agradable y solo sentí enojo, pero ahora estaba avergonzado por eso.

— Tienes que arreglar todo, Tarik no estás hablando de un simple profesor, estás hablando del hijo de un congresista muy importante y ni hablar de los hermanos que tiene, son reconocidos abogados. Deja tu orgullo de lado y discúlpate antes que ese tipo te dañe la vida— me aconsejó.

No pensé realmente, no pensé en eso.

— Pero él se lo merece me trató como si fuera un enfermo...—Zac me interrumpió.

— No podemos hacer que todo el mundo nos acepte, es imposible, no hagas de tu homosexualidad el centro del universo, no se puede pelear contra homofóbicos como él, estás hablando de tu carrera y futuro no arruines todo porque le estarías dando el gusto de verte derrotado— Zac tenía razón.

Pero es difícil ¿Por qué tengo que ser yo el que se disculpe si él fue el que estuvo juzgándome todo el tiempo? ¿Acaso merezco ser tratado así solo porque me gustan los chicos? No creo.

— No es justo él es quien está mal, sé que tal vez me dejé llevar por el enojo, pero me trató peor— me defendí, esa es la verdad.

Antes me dejé humillar por personas como él, pero ahora no puedo, no quiero volver a ser el chico que se esconde.

— La vida no es justa ¿Es tu futuro o tu orgullo? — Zac suspiró— No te estoy diciendo que dejes de ser lo que eres, tus gustos son tuyos y no dejes que él solo te vea como el estudiante gay, mírate Tarik tú no eres solo tu orientación así que levántate de esa cama y arregla las cosas antes de que sea demasiado tarde— me pidió.

— Lo haré— dije antes de colgar.

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