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Mi cabeza está explotando, un dolor agudo me molesta cuando abro los ojos. Estoy tan confundida que ahora mismo apenas recuerdo quién soy. Intento encontrar los recuerdos, pero mis ojos se cierran por el dolor.
La cama en la que estoy acostada es suave, si no fuera por el fuerte dolor de cabeza, estaría en el cielo. Me giro sobre el suave colchón y un grito se escapa de mi boca.
Ace está durmiendo plácidamente a mi lado, nunca lo había visto tan… relajado.
Parece haberse lavado, ya que la suciedad y la sangre ya no están allí, ni tampoco sus rasgos duros. Tu actitud pacífica es nueva.
- ¿Nunca te han dicho que mirar fijamente es feo? - pregunta Ace sin abrir los ojos.
- ¿ Dónde estamos? - Necesito saber si aquí no hay riesgos.
No puedo soportar más esta sensación de peligro en mi pecho, la ansiedad de no saber nunca lo que me espera.
Pero principalmente...
- ¿Cómo hemos acabado aquí? ¿Qué sucedió? - Tengo tantas preguntas... - ¿Por qué no puedo recordarlo? ¿Desde cuándo duermes a mi lado? - Me obligo a alejarme de su cuerpo musculoso y viril.
- Eres insoportable a veces, Red - refunfuña Ace - Soy una persona silenciosa por las mañanas... -
El imbécil realmente me está tomando el pelo. Agarro el primer objeto que encuentro y se lo tiro a la cara. Lástima que el primer objeto que encontré fue una almohada blanda, ese debe ser el motivo de la risa del bastardo.
- ¿Qué pasó? - Hablo entre dientes y miro alrededor de la habitación que nunca he visto en mi vida - ¿Qué es este lugar, Ace? -
La serenidad en sus ojos es mi desesperación.
Busco respuestas analizando toda la estancia, seguro que recordaría esta noble madera si la conociera. Que no es el caso.
¿Donde están los otros? ¿Por qué no puedo sentir a Bárbara ?
- ¿ Dónde están Bárbara y los demás? - Pregunto fulminante cada vez más.
- ¡Oh para! ¿No me vas a decir que extrañas a ese niño molesto? En serio, Meg, tienes pésimo gusto, solo el nombre de ese chico me aburre... -
- ¿Desde cuándo me llamas 'Meg'? - Estoy horrorizado - ¡Basta ya! -
Más extraño que despertarme en una habitación que no conozco es que Ace me trate íntimamente. Intento comunicarme con Bárbara pero no pasa nada.
- No hay necesidad de ponerse histéricos, están bien - suspira y se levanta de la cama, dejando atrás las sábanas blancas y luciendo su esculpido cuerpo completamente desnudo.
Le doy la espalda lo más rápido que puedo, cerrando los ojos con fuerza, no quiero ver a este hombre así. Me niego a despertar el vínculo por él.
Su risa detrás de mí dice lo divertido que está encontrando el momento. Saco mis poderes en un suspiro lento y pesado, lo que no esperaba era la sombra que me empuja contra la pared de madera.
- No intentes usar tus poderes en mí, amor, de esa manera heriste mis sentimientos - Miro hacia atrás tratando de enfrentar al hijo de puta, pero la sombra demoníaca me mira con curiosidad, y no con el enojo que vi. antes en sus rasgos animales - ¿Podemos hablar como dos adultos, o seguirás actuando como un adolescente rebelde? ¿Sabes que nunca me gustó eso de ti? Tan inmaduro... -
- ¡ Cristo! ¡Lo mataré! - Gruño sin luchar contra la sombra, porque no me está haciendo daño, su toque solo hormiguea donde toca.
- Tal vez algún día lo hagas... Realmente no me importa - se encoge de hombros y se pone un pantalón deportivo, para mi desgracia no lleva camiseta.
Es extraño ver a Ace vestido de manera tan casual, siempre luce impecable con sus costosos trajes, de esa manera incluso parece normal, y no un lunático.
Perdiendo la paciencia con sus movimientos despreocupados, decido salir de esta habitación y buscar la manera de saber dónde estoy, ya que Ace no hizo ningún movimiento para responderme.
Aprovecho cuando saca sus sombras, pero no desaparecen sino que me siguen por toda la casa. El lugar es pequeño, pero muy bien equipado, sala y cocina comparten el mismo espacio y el frente es íntegramente de vidrio, brindándonos una vista privilegiada a un valle boscoso. El sonido de los truenos y la lluvia transmiten cierta paz.
Es realmente hermoso, pero aterrador. Similar al hombre que me acompaña.
- ¿Que lugar es este? - mi mirada está fija en las montañas de afuera.
- Un lugar seguro – Responde Ace detrás de mí, sorprendiéndome al colocar su pecho desnudo contra mi espalda.
El fino camisón blanco que llevo no ayuda mucho a contener el calor que pasa de tu cuerpo al mío.
¿Cuándo me puse esto?
Ace es firme, pero lo que lo diferencia de los demás es que su aura está empañada, oscura y arrogante. No siento la misma paz que siento con Bárbara y mucho menos ese cariño.
Nada de lo que siento con Ace se acerca a lo que siento con los demás, es como si nuestra conexión fuera más fuerte que nosotros, el descontrol es real y asfixiante.
Me asfixia.
No puedo respirar adecuadamente cuando me toca así, y no porque sienta el mismo calor que siento con Shade, ni el resentimiento que tengo por Jorge, es solo un sentimiento pecaminoso e imposible.
Mis ojos se cierran involuntariamente cuando respira en mi cuello, si pudiera comparar a Ace con algo, sería una pantera negra, es un poder fuerte, pero al mismo tiempo, hay un misterio y una sensualidad fascinante. Puedo sentir la determinación en él, pero su cercanía no es la adecuada.
La última vez que lo vi tan cerca de alguien, fue su amante.
Eso es suficiente para despertarme de tu magia seductora y golpear mi codo en tu estómago. Para mi frustración, él no se aleja, solo sostiene mi cintura con sus manos ásperas.
- Me gusta tu energía caótica por las mañanas, Meg - susurra, frotando su nariz contra mi cabello.
- Llévame a casa... - mi voz sale más arrastrada de lo que pretendía.
- Estás en casa, amor - el bastardo sonríe, esto demuestra lo mal que están las cosas - No los necesitamos, simplemente podemos vivir aquí. ¿Te imaginas nuestra vida sin el miedo a la guerra, sin saber el mañana y todo ese drama de unión? Eso me parece perfecto. -
Me giro para mirarlo, algo en sus ojos me confirma que no está jugando conmigo, el brillo en ellos es diferente al que proyectaba antes, como de veneración.
- ¿Se metieron con tu cabeza? - es una pregunta genuina, ya que le arrancó la cabeza a un psicópata... los recuerdos vuelven dolorosamente, la tortura y las náuseas me enferman.
- ¡ Cálmate, cariño! Por eso no quería liberar tus recuerdos, es doloroso... -
- ¿Qué carajo hiciste, Ace? - La indignación y repulsión al recordar lo que hizo me hace vomitar en el suelo a sus pies.
- Por favor, no empieces un discurso ahora, porque necesitas descansar. Te prometo que hablaremos cuando comas y que descanses un poco más... - Aparto sus manos y camino hacia la puerta, pero él es más fuerte que yo - No me hagas usar mis poderes contigo otra vez, ellos no No me gusta cuando hago eso. -
- ¿Ellos quiénes? - Pregunto con el ceño fruncido y miro a mi alrededor, tratando de entender de qué está hablando.
- A las sombras... les gustas. -
¿De qué carajo está hablando?