1_ El hombre más hermoso que he visto en mi vida.
Cap 1
Otro día como los demás empieza, una vez que termino mi rutina de aseo regreso a mi cuarto envuelta en una toalla y me paro frente a mi espejo. Como cada día me pongo frente a frente a mi espejo y dejo caer la tela que me envuelve, permitiendo así que pueda ver mi cuerpo reflejado en el espejo. Quito también la tolla que tengo en mi cabeza y siento como mi pelo todavía mojado cae en mi espalda y hombros.
Soy una mujer de veinticinco años que mide uno sesenta y ocho metros aproximadamente, soy de piel morena clara con un matiz de café claro, en contraste, mi cabello es de un castaño oscuro, muy parecido al color de mis mis ojos. Mi rostro fino y de rasgos delicados, adornado con unos labios algo carnosos. En cuanto a mis cuerpo, es bien moldeado. En resumen me considero bastante bonita.
Suspiro y me dirijo a mi armario en busca de mi atuendo, el cual ocultará todo lo que acabo de ver reflejado. Soy del tipo de persona que no le importa la opinión de los demás, en un final ellos no me dan que comer, me gusta como visto, me resulta cómodo por lo tanto me da igual si me critican...
Al terminar de ponerme la ropa me vuelvo a mirar en el espejo y me gusta lo que llevo, una camisa blanca algo ancha y una falda de mezclilla. Me recojo mi pelo sin mucho cuidado en un moño, lo ato con una liga y me pongo mis anteojos, lista para otro día de trabajo.
Salgo de mi habitación con mi bolso en mano y puedo escuchar las quejas de mi querida amiga por tener que ir hoy a trabajar, ese es el pan de cada día.
Mi querida Erica Dominguez, veintiséis años de edad, es mayor que yo solo por unos meses. Una trigueña de cabello negro, lacio por la cintura, al contrario con el mío que es algo indomable aunque para ser sincera es que yo no me tomo el tiempo para secármelo de hacerlo sería de ondas largas...
-Otra vez quejándote, cuándo será el día en el que no te escuche llorar por tener que ir a trabajar.- pregunto cuando entro a la cocina y me siento en la mesa.
Ella me mira y me apunta con su cuchara...
-Yo lo haré el día en que dejes de vestirte de esa forma mi querida Davina.- me responde.
-Entonces tendré que soportarlo todos los días- digo dramáticamente y la muy sinvergüenza solo se encoje de hombros y sigue comiendo su serial.
-En serio deberías de dejar de desayunar y comer algo más productivo. El noventa por ciento de la energía que recibe tu cuerpo en todo el día proviene de tu primera comida.- digo mientras me como mi tortilla y mis tostadas.- Te quedó riquísima, por eso te amo.- y le lanzo un beso.
-Caes mal con tus por cientos. Odio cuando hablas así.- y sigue con su serial.
-Pero me amas.- Le digo asiéndole seña con un ojo, ella solo sonríe.
Así son todas nuestras mañanas, criticando mi forma de vestir y yo su desayuno, aun así es sorprendente que en los doce años que llevamos de amistad nunca hemos discutido o tenido algún malentendido.
-Ya terminé, me tengo que ir.- dice mientras se pone de pie y pone sus cosas en el fregadero, yo tomo mi último bocado y hago lo mismo que ella.
-Salimos hoy?-
-No creo. Lo más seguro es que haga horas extras, quiero terminar unos papeles que me faltan, no son urgentes pero bueno ya adelanto.-
-De acuerdo, te envío entonces la comida-
-Ok.- me da un beso en la mejilla.- Por eso te quiero tanto- y yo solo volteo mis ojos.
Recogemos las cosas, salimos del apartamento y nos dirigimos al elevador. Vivimos en uno de los edificios de New York, el alquile,r bueno es uno de los más baratos que pudimos conseguir y que el apartamento tuviera seguridad, la suerte es que ambas tenemos trabajos que nos permiten el poder pagar la renta. Solo tenemos un carro y dependiendo de cómo va a ser nuestro horario le toca a una manejar.Por ejemplo hoy Erica le toca horas extras, como me toca salir hoy del trabajo más temprano yo me quedo con el auto y después paso a buscarla.
-Toma- y me lanza las llaves una vez que llegamos al auto. Ambas nos montamos enciendo el auto y pos a conducir. Mi compañera pone la reproductora y busca las canciones de India Martínez, una cantante española. Ninguna de las dos somos de España pero nos gusta escuchar ese género, Eric más que yo.
Nos pasamos el trayecto cantando y como siempre el camino se nos hace corto, dejo a Eric y me dirijo a mi infierno, la empresa Wolf. Esta empresa tiene varias ramas, pero en lo que más se desarrolla es en los vídeojuegos. Este edificio tiene varias plantas, en la mía solo hay cincuenta empleados, esto se dividen en dos grupos de veinticinco personas, cada uno de estos grupos está compuesto por su diseñador de juego, programador. Se encuentran también los que se encargan de Producción y gestiones de proyecto, Márketin, Gestión y administrador de empresas, QA, Desarrollo de negocios, Diseño narrativo, Diseño de sonido, Producción de Música, Monetización, Experto en realidad virtual y en otros ámbitos.
MI especialidad en en ámbito de sonido y música, me encargo de ver que ritmo se ve mejor en el juego, en pocas palabras. Amo mi trabajo pero en muchas ocasiones mis ideas se han visto robadas o plagiadas. Eso me sienta mal pero en soy un simple trabajador que no podría hacer nada contra la cabeza de mi equipo que solo está compuesto por tres personas, contando a mi jefe. Así que opté por dejar de dar ideas que destacan y simplemente hacer lo que se me pide.
Llego a mi trabajo y voy directo a la cafetería, pido dos cafés, uno para mi y el otro para José, el guardia de seguridad, es un amor de persona por lo que es un ritual diario el que pase a saludarlo pero no me demoro mucho ya que voy un poco atrasada. Me dirijo al ascensor y veo que está por cerrarse por lo que empiezo a correr, gracias a Dios lo alcancé. Al dar un paso adelante me encuentro con el hombre más hermoso que he visto en toda mi vida...
Ha de rondar por los veinti algo y medir por lo menos uno ochenta y algo si no es que anda por los noventa, el color de su pelo se parece mucho al mío, lo que en su caso se encuentra bien peinado, menos un pelito rebelde que rosa su frente, ojos de un color azul platino que da la sensación que en realidad son de plata. Tiene una mirada de fiereza, tanto así como de un lobo esperando el momento justo para atacar. Va vestido con un traje negro, impecable.
Trato de esconder mi admiración, cosa que dudo ya que ese hombre en ningún momento de mi escrutinio ha apartado esa mirada feroz de mi. Al voltearme para tocar el botón me doy cuenta de que va a mi misma planta por lo que fijo mi atención al reflejo que se proyecta en las puertas del elevador y aunque trato me es imposible el que no me fije en el hombre que hay tras de mi. Estoy segura que bajo esa ropa hay un cuerpo cincelado y musculoso, el solo imaginar eso la sangre me viene a la cara, por Dios que calor.
Por fin las puertas se abren y puedo salir de allí casi corriendo, voy a mi derecha y más nervios me dan al notar que la estatua andante de Gabriel sigue mis pasos. Llego a mi escritorio y veo que el sigue recto y entra a un pasillo que hay un poco más al fondo, lo vuelvo a ver cuando dobla a su izquierda y más temblores me dan al ver que entra a esa oficina. Esa es la oficina del Jefe Mayor, el dueño de todo. El hombre que me comí prácticamente con la mirada y que ni saludé es nada más y nada menos que Blaz Wolf...
Pasa el tiempo y yo me encuentro haciendo mi trabajo, todos estamos algo curiosos ya que hace alrededor de casi tres horas vino un hombre igual de impotente que el Jefe Mayor. Era más menos de su estatura pero con el cabello color castaño claro peo de ojos cafés pero igual de musculoso que mi hombre de ojos de plata.
Bueno lo que genera tanta controversia es que a la hora y media de llegar este hombre llaman a la cabeza de mi equipo para aquella oficina y nadie ha salido. Desconozco la razón pero al verdad es que tengo como un presentimiento y no creo que sea de algo bueno.. Para que mentir....
Para distraerme pienso en cómo es posible que no lo halla saludado, es que ni lo reconocí. Es que eso solo me pasa a mi, siempre que hay actividades en la empresa yo no participo o me quedo demasiado tiempo por lo que nunca he escuchado sus grandes discursos y cuando fui a investigar sobre él siempre había algo que me distraía así que lo iba posponiendo y el resultado es que en el año que llevo trabajando para esta empresa en mi vida he visto al dueño.
Veo que la señorita López, la encargada de mi equipo sale de la oficina de mi jefe estrujándose las manos, pone su atención en mi y me llama. Me resulta extraño pero la sigo cuando me hace seña de que debo ir tras ella. Entramos en la oficina del Jefe y empiezo a ver a mi alrededor. El lugar está decorado con colores negro, blanco y dorado, un muy buen gusto.
-Adelante señorita Smith- habla el segundo hombre, mi jefe no dice nada.- Verá fue convocada aquí porque tenemos algo que hablar con usted.- dice y por la expresión de mi cara estoy segura de que doy entender que no estoy entendiendo nada.
-En pocas palabras señorita.- habla el Jefe y su voz me cautiva, tiene algo de acento.- Será demandada por exponer información de la empresa.- dice sencillamente.
Me encanta esa voz, es sumamente cautivadora, es.. Espera que yo qué.
-Disculpe?- pregunto porque me parece que no entendí bien.
-Hay pruebas que la comprometen, o sea, se le acusa de revelar información a nuestros competidores.- habla esta vez el hombre que habló por primera vez.
-A ver, a ver, un momento, usted señor...-
-Alexander Wilson- me dice su nombre
-Usted Alexander Wilson, quiere decir que según ustedes estoy siendo acusada de haber revelado información a otra empresas.- digo y lo veo afirmar con la cabeza lo que me hace reír.
-Eso es imposible, yo no conozco a nadie de otras empresas de juego y nunca he hablado con nadie sobre mi trabajo.-
-Verá señorita, el dinero en este mundo puede hacer milagros, puede convertir a la persona más honesta en un traidor.- dice sencillamente mi Jefe y expone en su mesa unas fotografías. Me llama la atención y me acerco y en efecto soy yo con un señor entregando unas carpetas y recibiendo una bolsita y recuerdo esos días.
-Va ha decir que la de la foto no es usted?- me pregunta ojos de plata.