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Capítulo II. “La pesadilla se hace realidad”.

Emi.

Sentía la cabeza que me iba a estallar, sabía que desde que abriera los ojos mi cerebro recibiría la luz como agujas que me atravesarían el cerebro. Me sentía desorientada, así que con el mayor de mis esfuerzos intenté abrir los ojos.

- “La princesita ya ha despertado, al fin sabremos que te hace tan especial.”- una voz femenina me hizo abrir los ojos de repente.

Ante mí varias mujeres maquilladas de manera hermosa, y vestida con diferentes vestidos de fiesta con características diferentes, una iba vestida como si fuera Cleopatra, otra llevaba un vestido de época, estilo reina victoria, otra vestía como la diosa Atenea, así diversidad de personajes de bellezas femeninas, me miraban con curiosidad.

El dolor de cabeza no cesaba, pero poco a poco me acostumbré a la luz.

- “¿Dónde estoy? ¿Quiénes son ustedes?”- pregunté, noté que la voz estaba ronca de las hora que llevaba en ese estado, pronto me llego los recuerdo de lo que me había pasado, e incluso algunos que apenas recordaba, como fue despertarme en una camilla con las piernas abiertas en alto, mientras un médico inspeccionaba mis bajos, también mi reacción no fue lo que él esperaba, recuerdo haberle dado, con las pocas fuerzas que tenía, un patada en la cara para poder levantarme y huir, pero enseguida me vi sujetada, y la situación que me trajo aquí se repitió, tras inyectarme algo, volví a caer en un profundo sueño.

Me levanté de forma bruscamente, ante la posibilidad de poder huir, o por lo menos eso era lo que mi instinto de supervivencia me provocaba. Mientras todas las mujeres me miraban, sin poder evitarlo me tuve que agarrar fuertemente al respaldo del sillón donde me habían dejado acostada, un mareo me sobrevino, dejándome hasta con sensación de nauseas, y con la sensación del que él mundo giraba bajo mis pies.

- “Mantente sentada, pronto pasará, todas hemos pasado por eso, algunas por desgracia más de una vez.”- me dijo de nuevo una de las mujeres.

- “¿Más de una vez?”- pregunté, sentándome de nuevo porque ya no podía mantenerme de pie, sin caerme al suelo.

- “Algunas aún no hemos pagado nuestra deuda, así que a no ser que conquistes a tu comprador, si en seis meses te devuelve, vuelves a ser vendida de nuevo.”- me dijo otra de las chicas mientras se retocaba el maquillaje.

- “¿Dónde estamos?, y ¿qué es eso de vender, comprar, no entiendo nada?”- pregunté recostando la cabeza hacia tras, para que dejara de girar, y cerré los ojos, o terminaría vomitando.

- “Estamos en manos de la familia Marchetti, una familia mafiosa, que es a quien tú le debes dinero, tú o tu familia, eso para ellos da igual. A cambio para devolverlo o que ellos recuperen lo que no has devuelto, vas a ser subastada en a varios multimillonarios, y pasaras a ser de su propiedad, por lo menos durante seis meses. Si por lo que sea el no está conforme o se aburre de ti, y te devuelve, vuelves al círculo, así hasta que pagues tu deuda.”- me dijo otra chica vestida de Marilyn Monroe.

- “Que nunca pagaras, porque todo lo que gastes cuando te devuelven, hasta que te vuelvan a comprar, se acumula a la deuda. Hay chicas aquí que llevan cinco años. Si, por el contrario, tu comprador, no te devuelve o se casa contigo, tu deuda queda cancelada con lo que han sacado por ti en la subasta, que suele ser una cantidad infinitamente más alta que tu deuda inicial, se acaba tu infierno.”- me explicó una preciosa pelirroja vestida al estilo de las mujeres de las tierras Altas de Escocia, en la época de los clanes. Yo sentía que estaba en un sueño, más bien en una pesadilla. Íbamos a ser vendidas y muchas de estas mujeres lo habían sido más de una vez, porque permanecían tan tranquila.

- “¿Por qué no había denunciado su situación, cuando había sido vendidas?, ¿Por qué no habían huido?. “- Miles de preguntas como estas se agolpaban en mi estresado cerebro.

- “Pero en tu caso lo tiene aún más fácil, tu contrato para ser de vuelta es de ocho años, nunca habían puesto ese término, como una condena a que tu comprador te deba tener siempre. ¿Qué te hace tan especial?, si hasta tienes cicatrices.”- me dijo una mujer vestida de mujer del harén de un sultán, me miraba con altanería, como si odiase que yo pasara por una pesadilla durante ocho años, y ella sólo en seis meses, eso si el desgraciado que me comprase, no se cansase de mi antes, o quisiera tenerme para siempre como su juguete, eso si no me hacía desaparecer primero, porque ¿se podía esperar de una persona que compraba a otra?.

- “¿ Cómo permitís que os traten así?, ¿Por qué no aprovechan cualquier excusa o momento, para huir y denunciarlos?, hay leyes aquí en Chicago.”- dije, al menos el mareo y el dolor de cabeza comenzaron a remitir, y ya las podía mirar de frente normalmente.

Las carcajadas que se desataron, en todo el gran salón donde estábamos encerradas, fue casi estruendosa, todas me miraban como si hubiera dicho el más grande de los chistes.

- “¿Tu no aprecias la vida verdad?, si huyes te buscaran, y siempre te encuentran, tiene comprado a muchos políticos, y altos jefes de policía, hasta ahora ninguna ha escapado. Cuando te encuentran te traen a una gran sala, te desnudan, y pasas por las manos de todos los miembros masculino que componen la banda, y no necesariamente de uno en uno, cada uno de ellos dejará una marca en tu cuerpo, y luego, el jefe decide si vives o mueres, para ese entonces te aseguro desearas morir, porque ya serás mercancía defectuosa. Si te dejan vivir, serás vendida a cualquier red de mujeres de mala muerte que dé algo por ti. Nunca se volverá a saber de ti, lo he visto hacer dos veces, porque nos obligas asistir a los castigos, y te puedo asegurar que son horribles.”- me dijo la preciosa rubia de antes.

- “En cambio, si consigues que tu comprador se enamore de ti, saldrás libre de esto para siempre. Y al menos durante seis meses vivirás mejor que como vivías antes, al menos yo te lo aseguro.”- todo lo que decían me parecía irreal.

Pero lo que dijo a continuación Cleopatra, fue lo que me confirmó, que mi mundo de verdad se había terminado.

-“ Y quien te dice que estamos en Chicago, estas muy equivocada, estos eventos nunca son en el mismo sitio, para que las autoridades no lo sepan, los millonarios que viene, muchos ni saben a qué viene hasta que tras cerrar las puertas, se les explica, no están obligados a pujar, pero si les hacen creer que nosotras hacemos esto libremente, acceden a un contrato de confidencialidad antes de que se les explique los términos del evento, que puede costarles su fortuna si revelan algo de lo que sucede aquí, y muchos al final disfrutan de esto, algunos hasta repiten , vuelan hasta el lugar del evento de todas partes del país, te lo aseguro.”- decididamente esto era una pesadilla. Me miré las manos, para controlar la sensación de ansiedad que comenzaba a sentir.

Fue en ese momento que me di cuenta como estaba vestida y porque antes me había costado levantarme, aparte del horrible mareo que siento, mi cuerpo está envuelto en un traje que tipo toga griega, muy lago, tanto que la capa de gasa arrastraba por el suelo. Me miré bien y descubrí el personaje que representaba, era Andrómeda y me vistieron igual que como fue entregada a los monstruos marinos de Poseidón para calmar su ira, antes de ser salvada por Perseo.

Yo ahora me sentía igual que la pobre Andrómeda, pero a diferencia de ella yo no tenía un Perseo que me salvara. La toga era blanca y dorada, se pegaba a mi cuerpo como una segunda piel, dejándome un hombro al descubierto, mientras que en mis brazos y mis pierna cadenas de oro en forma de pulseras, me apresaban las muñecas y los tobillos, todas la joyas que me adornaba era de oro, lo sentía por su pesó, y por otra razón más práctica y biológica, soy alérgica a cualquier otro tipo de metal que entre en contacto con mi cuerpo, excepto el oro y la plata.

Esa son una de las razones, por las que no tengo agujeros en los lóbulos de las orejas, no puedo permitirme con mis sueldo pagar ciertas joyas, y más cuando tengo que comer.

Bueno no los tenía, corrijo, y eso lo descubrí al levantarme tras asegurarme que ya no me mareaba, al acercarme a uno de los tocadores que había en la habitación, que puedo decir que eran muchos, vi la viva imagen de la diosa, esposa de Perseo, delante del espejo. No sólo era el traje que llevaba, toda yo representaba la diosa esclava, me habían agujerado las orejas para que unos pendientes de oro, en forma de serpientes se enredaban a lo largo de mi lóbulo, mientras pequeñas cadenas de oro caía sueltas hasta casi tocar mi cuello, en mi cuello un collar tipo gargantilla de oro lo apresaba como si fueran las esposas de oro de mis muñecas y mis tobillos, los cuales por cierto estaban descalzos.

Mi pelo estaba parte trenzado, y parte suelto, la trenza esta entrelazadas con cuerdas doradas que hacían que mi imagen de diosa quedara más patente, mientas miles de horquillas de oro y perla, me adornaban el pelo.

Ahora lo que verdaderamente me asustó fue el maquillaje. Me habían maquillado verdaderos expertos, ni yo me reconocía, mis ojos eran más grandes e hipnotizadores, el amarillo del fondo de mi iris de alguna manera destacaba como una bombilla. Y mis labios eran rojos, carnosos, y deseables.

En un arrebato de ira quise limpiarme la cara y quitarme todo eso que llevaba puesto, ya me estaba hartando de todo esto, yo era mi propia dueña, nadie me iba a poseer, esas mujeres podrán aceptar la situación sin quejarse, pero yo no era así.

Cuando cogí una servilleta para retirarme el maquillaje, alguien me la arrebató, vi que era Marilyn, que me ha estado explicando, la situación en la que me encontraba.

-“ Ni se te ocurra hacer eso, o te sacaran ahí fuera, totalmente desnuda vestida de Eva y atada, lo he visto hacer, y te puedo decir que es de lo más humillante.”- la rabia me corría por las venas, pero debía ser inteligente, y emprender mis batallas con enemigos que seguro serían más accesibles, como el hombre que me iba a comprar, ese si tendría que sufrir un infierno, si me compraba, lo haría con todas las consecuencias, sus ocho años juntos serán los más infelices de ese hombre, promesa de italiana.

- “¡Preparati dannazione, la vendetta sàra terribile!”- prometí en mi lengua materna, así mi vida acabara, ese maldito recibiría toda mi venganza, el mal nacido que me vendió, y definitivamente mi familia también.

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