Sinopsis
- ¿Has follado alguna vez en el baño de un avión? Mak Savicevic leía aquel papelito una y otra vez. - Estoy aburrida -Le llegó otro papel, envuelto en unas bragas negras- ¿Que tal si nos arrancamos al baño antes de aterrizar? Casi enseguida le llegó otro de esos papelitos, envuelto en otras bragas negras que le parecieron estar algo más húmedas que las anteriores. - ¡Ya pues Mak, estoy demasiado aburrida! Quiero chupartela. Le estresaba bastante irse viajando así, tan desprovisto de medios para comunicarse más eficientemente tomando en cuenta que jamás había oído el nombre de la aerolínea, por ejemplo. Volaba sin acceso a internet ahí en el asiento de atrás. Nunca antes había entendido el significado de modo avión y aquellos papelitos arrugados lo sacaban de quicio. Sonia les había pedido que le entregaran todo sin darle ninguna clase de explicaciones. Decía que los teléfonos celulares no se podían ocupar ahí y ni ella ni nadie le dió ninguna explicación al respecto y eso, sumado al hecho de que no conocía el nombre de la aerolínea, lo tenía al borde de un colapso nervioso. Ya estaba comenzando a asustarle en serio tanto hermetismo. Estaba a punto de extraer lápiz y papel para preguntarle a Lerna si acaso no era capaz de aguantarse hasta que llegaran a un hotel o algo así tomando en cuenta que estaban a punto de aterrizar en el momento justo que le llegó otro mensaje de aquellos via papelitos arrugados. - Tal vez sea la última vez que podamos follar de aquí en adelante así es que te conviene que no me dejes plantada. Te espero en el baño dentro de 5 minutos.
Humedades
— ¿Has follado alguna vez en el baño de un avión?
No habían viajado en la misma fila de asientos porque Mak Savicevic se había propuesto ir estudiando intensivamente durante el vuelo antes de aterrizar en aquel desconocido continente al cual se dirigían y no quería distraerse con nada, más aún considerando que la mayoría de la gente dormía y que aquel entorno acústico lo favorecía enormemente con respecto a sus intenciones de viajar en modo productivo.
La idea era aterrizar y estar un par de días tranquilo de lo que era su trabajo con las letras con el fin de concentrarse en sus labores de intérprete para lo cual lo llevaban, sin pensar en nada más que en la misión para la cual había sido contratado que consistía en buscar al hijo de Sonia que supuestamente se hallaba al sur del mundo.
Antes de embarcarse habían dos asientos juntos y uno separado y la posibilidad de irse solo sin madre e hija era una señal de que no podía descuidar ni su trabajo rutinario ni desaprovechar la oportunidad de avanzar en lo que eran sus objetivos principales de vida, que consistía en nada más y nada menos que transformarse en el mejor escritor de su época.
— ¿Has follado alguna vez en el baño de un avión?
Era inevitable estar así de distraído, intentando darle a ese esquema para preparar esa maldita novela de cien mil palabras que formaba parte del desafío en aquella competencia literaria en la cual participaba al mismo tiempo que se resistía con fuerza a las provocaciones de Lerna, quien se comunicaba a través de unos arrugados trozos de hojas de cuaderno que ella le lanzaba por encima del asiento que ocupaba delante de él.
No sabía cómo y qué responderle, ya que para sentir deseo necesitaba algo más que una proposición tan literal y tan directa al mismo tiempo considerando que jamás lo había hecho en un avión, tomando en cuenta que las pocas veces que había volado lo hizo siempre en la más absoluta soledad, al igual que la mayoría de los proyectos que había emprendido en su vida.
Además no podía descuidar sus estudios, por muy que lo hayan contratado como intérprete para aquel viaje y las horas del vuelo eran cruciales en ese sentido que consistía en aprovechar el tiempo al máximo.
— ¿Has follado alguna vez en el baño de un avión?
Por eso mismo había preferido ser él quien se iba en soledad considerando que viajaban tres, para así aprovechar ese tiempo muerto, previniendo un tanto aquella hipotética situación que consistía en que tal vez en Sudamérica no iban a tener tiempo para nada al tener que buscar incansablemente a ese hijo perdido que era el único objetivo del viaje. De todos modos no contaba con que la hija de Sonia estuviese tan aburrida ahí en el avión.
— Estoy aburrida —Le llegó otro papel, envuelto en unas bragas negras— ¿Que tal si nos arrancamos al baño antes de aterrizar?
Sobre la mísma le llegó otro de esos papelitos, envuelto en otras bragas negras que le parecieron estar algo más húmedas que las primeras.
— ¡Ya pues Mak, estoy demasiado aburrida! Quiero chupartela.
Le estresaba bastante irse viajando así, tan desprovisto de medios para comunicarse más eficientemente. Había evitado la mala espina pero ahí estaba para instalarse en el aire, tomando en cuenta que jamás había oído el nombre de la aerolínea, por ejemplo. Nunca antes había entendido el significado de modo avión y aquellos papelitos arrugados lo sacaban de quicio.
Sonia les había pedido que le entregaran todo sin darle ninguna razón coherente. Decía que los teléfonos celulares no se podían ocupar ahí y ni ella ni nadie le dió ninguna explicación más detallada sobre nada ni nadie con respecto a quien había dado aquella orden y eso, sumado al hecho de que no conocía el nombre de la aerolínea, lo tenía al borde de un colapso nervioso. Ya estaba comenzando a asustarle en serio tanto hermetismo. Mak Savicevic iba con su laptop sin conexión a internet, solo porque Sonia le había explicado a la azafata que el era un escritor.
Estaba a punto de extraer lápiz y papel para preguntarle a Lerna si acaso no era capaz de aguantarse hasta que llegaran a un hotel o algo así tomando en cuenta que estaban a punto de aterrizar en el momento justo que le llegó otro mensaje de aquellos via papelitos arrugados.
— Tal vez sea la última vez que podamos follar así es que te conviene que no me dejes plantada. Te espero en el baño dentro de 5 minutos.
Aquello si que lo dejó seriamente intrigado, mientras percibía movimiento a pocos centímetros de él, separado por aquel respaldo de asiento que en ese momento sentía que lo limitaba más que nunca.
Mientras más hablaba con Kate Miller, menos ganas le daban de estar con Lerna.
¿Por qué será la última vez? Se preguntó Mak, mientras intentaba responder una pregunta sobre las características sicológicas de uno de sus personajes al mismo tiempo que tenía una vez más otro de aquel papelito arrugado en sus manos.
Asumió definitivamente que concentrarse en su trabajo iba a ser prácticamente una misión imposible.
Tal vez era la última vez que podían follar. Se imaginó la voz de Lerna diciendo eso y, más que la urgencia física que consistía en sacarla y meterla, le intrigaba bastante que Lerna se haya expresado sobre el hecho de que tal vez fuese la última vez, justamente en esas circunstancias tan herméticas que cada vez le preocupaban más y más, producto de un aterrizaje que no llegaba nunca.
Tal vez fue un error haber aceptado está oferta de trabajo, pensó casi en voz alta. Sentía una sensación muy parecida al miedo y su instinto le decía que algo no andaba bien.
Una vez más estaba a punto de extraer lápiz y papel para responderle cuando Lerka, quien aún estaba en el asiento de adelante, se puso de pie y la miró ahí pasar por el pasillo, vestida con una falda que era bastante fácil de levantar. Se preguntó si aquellas bragas negras que tenía en sus manos habían salido de ahí. Se preguntó si de verdad podía haber llegado a estar así de húmeda en un asiento de avión. Aquella mirada que ella le proporciono mientras pasaba por un costado lo hizo mandar definitivamente al diablo sus objetivos de estar tranquilo en tierra una vez que tuviese la oportunidad.
Mak Savicevic guardó la laptop. Sabía de antemano que iba a ser bastante difícil trabajar así en esas condiciones, así con la cabeza en otra parte y pensando en que sus energías iban lenta y definitivamente a concentrarse en otra parte de su cuerpo. Además ya casi estaban llegando a su destino, por lo que consideraba que no tenía mucho sentido intentar esforzarse en su trabajo de escritura.
Una vez que lo hizo se puso de pie y hasta allí fue, rápidamente hasta el fondo del pasillo. Lerna lo esperaba con la espalda apoyada en la puerta del baño y tras fijarse en sus ojos volvió a recordar esa mala espina con más fuerza que nunca.
— Entremos rápido —Le dijo, casi sin énfasis pese a aquella mirada de ojos desorbitados—. Entremos rápido que puede venir alguien.
A Mak Savicevic le dio la impresión de que ella estaba drogada. Encontraba que aquel vuelo estaba cada vez más raro.
Acto seguido el se dejó tomar la mano y entraron ahí. A Mak Savicevic le parecía que aquello era una trampa mortal y que estaba cayendo estúpidamente en ella.