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Capitulo 3

Alec 

Me dejo con la palabra en la boca, esta niña es una desubicada.

   

— Vamos Mateo a cenar y a la cama.

— Si lolito — Lolito, ella también me llamo así, eso quiere decir que hablaron sobre mí no sé cómo sentirme al respecto.

— Mateo, la señorita Hannah y tú ¿hablaron sobre mi hoy? — Mateo arruga su nariz como siempre hace cuando está pensando, me recuerda tanto a ella.

— No Lolito, no lecueldo.

— ¿Y entonces me puedes explicar cómo es que ella sabe que me dicen lolito? — le recriminó. 

   

Me mira con sus grandes ojos abiertos, sé que lo asuste con mi tono no puedo evitar molestarme, cada vez que lo miro la miro a ella y el dolor surge sin controlarlo.

   

— Lo siento, plometio no decil nada lo plometio enselio — dice sincero.

— Lo sé Mateo, lo sé solo estoy algo cansado no hiciste nada malo, vamos a comer y luego a la cama mañana será otro día.

   

Hannah

Estoy acostada en mi cuarto revisando mis redes sociales antes de dormirme, y por supuesto tratando de no pensar en el señor gruñón, ¿Por qué tiene que ser tan desagradable?, tan metido lo tengo en la mente que no escucho mi teléfono, me estan llamando, pero si son las doce de la noche, a esta hora casi siempre son malas noticias, ¿contesto o no?

   

  A la mierda...

   

— ¿Aló? — respondo titubeante.

— Sé que es tardísimo ¿pero podrías venir? — De fondo se escuchaba como un bebé no dejaba de gritar, enseguida me altere, eran Alec y Mateo.

— ¿Qué paso Mateo está bien?

— Honestamente no lo sé, solo ven aquí — Y colgó ¿Es enserio?, ¿solo sabe mandar o qué? Aaaagggg, estaba a punto de no ir, pero los gritos de Mateo eran desesperantes me levante de la cama me coloqué unos pantalones de yoga y salí, en mitad de mi cocina estaba mi cuñada.

— ¿A dónde se supone que vas tú a esta hora? — me riñe

— ¿Y que se supone que haces tú a hurtadillas en mi cocina? — coontratacó 

— Bueno, es que sabes que Daniel me prohibió el azúcar por un estúpido regimiento dietético que se le metió en la cabeza ahora y yo ya no lo soporto — lloriquea.

— ¿y entonces?, eso no me dice que haces aquí.

— Vine agarrar unas galletas y no quería despertarte — me dice con una imitación muy mala de perrito asustado, es una mujer de 32 años tiene que valorarse un poquito más.

— Adiós, vuelve a tu casa loca, Daniel es internista deberías hacerle caso — le digo mientras camino hacía la puerta.

— Ay cállate Hannah y dime a donde carajos vas tu a esta hora — Robyn me mira estrechando los ojos, mierda mierda mierda, ella es igual a mi madre de amenazante cuando mira de esa manera, creo que es un súper poder de madres o algo así.

— Bueno me llamo Alec, Mateo tiene una crisis de llanto así que voy para allá — le explicó

— ¿Él te llamo, a esta hora?

— Si, bueno, no sabe qué hacer — es increible pero cierto.

— No sabe qué hacer con su hijo, ya veo — dice soltando una risita, acaso ella cree que.

— Robyn por favor nada de eso, ya me voy vuelve a tu casa — Y salí pisando fuerte hasta el departamento de Alec, toque dos veces y enseguida me abrió la puerta estaba en pantalones de pijama y sin camisa, sin una jodida camisa ese cuerpo es un pecado a la vista ¿señor porque has hecho tan bello a un hombre tan insoportable, qué clase de tortura es esta?

   

— Pensé que no vendrías — parece sorprendido de verme.

— Necesitabas mi ayuda, pues aquí estoy ¿Dónde está Mateo? — miro a los lados buscandolo.

— Está en su habitación, pasa — me invita abriendo completamente la puerta ante mi.

— ¿Qué fue lo que paso? — pregunto mientras entrabamos en el departamento.

— Se despertó con una pesadilla supongo, trate de que durmiera de nuevo y empezó a gritar como loco y me desespere.

— ¿Intentaste consolarlo?

— No sé hacerlo, no sé hacerlo — dice con los ojos completamente abiertos y la mirada ida.

   

Camine rápido al cuarto de Mateo en cuanto lo escuche gritar de nuevo, dejando detrás a un Alec desorientado, como si decir en voz alta que no sabía hacerlo era algo impactante para él, cuando entre al cuarto Mateo estaba sentado en una esquina, con sus rodillas pegadas a su pecho y lloraba desconsoladamente me acerqué lentamente.

   

— Bebe, ¿estás bien que sucede? — le pregunto baijto sin tocarlo aun.

— ¡Naniiiiii! — gritó al verme y se tiró a mis brazos llorando lo senté en mi regazo y lo acune en mi pecho mientras acariciaba su cabello tratando de calmarlo.

— Tranquilo mi bebe ya estoy aquí, todo está bien amor tranquilo, estoy aquí contigo nada malo va a ocurrir — le susurró como un mantra. 

— Nani teno muto miedo — dice y continua llorando en mi pecho, es desgarrador.

— Shuuuu ya cariño, todo está bien solo fue un sueño feo respira y tranquilízate, yo me quedare aquí contigo y no dejare que esos sueños malos vuelvan de nuevo ¿de acuerdo?

   

  Comenzó a calmarse y con su cabecita asintió, así que lo acosté sobre la cama y me acosté junto a él, mientras le tarareaba canciones le hacía cariño en su cabello a los pocos minutos cayó en un sueño profundo, poco a poco me levante de la cama y pude notar que su cuarto estaba en blanco, literalmente en blanco solo había una pequeña ventan, una mesa junto a su cama y un sillón marrón, todo el cuarto era blanco, sin color cuadros o juguetes, no había nada, me dolió el alma el saber que mi niño no tiene ni siquiera un espacio que sea de él, ¿acaso este hombre no lo ama ni un poco?, salí del cuarto preparándome mentalmente para poner a ese hombre en su sitio y hacerlo reaccionar, pero los planes del destino eran otros.

   

 En la sala estaba Alec, sentado en un sofá con un vaso en su mano que tenía un líquido color ámbar y a juzgar por el olor parecía whisky.

   

— Ya está dormido, me gustaría — pero no me dejo terminar de hablar.

— Vezh, ezhto es lo que yo digo, el necezhita una madre, necezhita alguien que sepa cuidarlo, ezhe jodido instinto maternal que tienen toooooodaaaaaaas las jodidas mujeres, ella pudo habérzhelo dejado a cualquiera, pero nooooooo, ella decidió en su loca cabeza que yo era la perzhona ideal, y ahora para colmo zhi Mateo y yo no logramozh llevarnos bien, zhervicios zhociales vendrá y se lo llevara a un orfanato y por zhupuesto que mis padreszh me cortaran lazh pelotas szhi ezho pa9sa.

   

  Sin duda esta borracho, muy borracho la botella medio llena sobre la mesa y su repentina lluvia de información con palabras ininteligibles me lo confirman, así que decido aprovechar lo que tengo.

— ¿No crees ser capaz de cuidar de tu propio hijo? — comienzo a preguntar.

— ¿No estazh malditamente ezhcuzhándome o que?, yo no quería esto maldición ella me lo dejó.

— ¿Quién te lo dejo? — no entiendo nada.

— Su madre, ella penzhó que él ezhtaría bien conmigo pero obviamente no ezh azhí — ¿porqué una madre haría esto?

— ¿Y porque no la llamas?, dile que no puedes hacer esto solo y que venga por él.

— No puede venir por el lizhtilla, ella ya no puede volver ya no volveré a ver su cara nunca, jamazh ezhcuchare zhu risa de nuevo, ni mi teléfono zhonara con su tono ezhpezhial — mierda, mientras me dice todo esto llora sin pudor, a moco tendido y no sé cómo consolarlo el parece amarla, ¿entonces por qué carajos no están juntos? no entiendo nada.

— ¿Porque ella se fue?, tu pareces amarla llámala inténtenlo de nuevo, lucha por ella, si realmente la amas no te des por vencido no seas cobarde tienen un hijo por Dios — Alec ríe amargamente mientras bebe de su vaso, luego me mira a los ojos y veo que los suyos están de un intenso gris oscuro, me eriza los vellos de la nuca, y no de una buena manera precisamente, se endereza en el sofá y antes de que me de cuente se acerca hacia mí y me toma por el cuello acercando mi rostro al suyo, su nariz está a escasos 2 centímetros de la mía, siento su aliento a licor filtrarse por mis fosas nasales, me mira a los ojos y con voz amenazante me dice.

— Escúchame bien, jamás vuelvas a llamarme cobarde y mucho menos cuestionarme, claro que hubiera luchado por ella si hubiera podido, pero no se puede luchar contra la jodida muerte Hannah, un maldito accidente de coche le arranco la vida un puñetero camionero choco contra su auto yo la amaba más que a mi vida, no pude ni despedirme maldita sea tengo este dolor en el pecho todos los putos días de mi vida y cada vez que lo veo a él, la veo a ella y no lo soporto el necesita a su mamá, él no me necesita a mí así como yo tampoco necesito ser un jodido padre.

Escucho cada palabra, creo que se borró todo rastro de licor de su sistema, me quedó estática no sé qué decir, la mamá de Mateo murió, ahora todo empieza a cobrar sentido, ninguna madre en su sano juicio dejaría a un bebe como Mateo, mi pequeño niño mis lágrimas luchan por salir de mis ojos, pero las detengo inhalando fuerte, Alec me suelta y vuelve a beber de su vaso, debería dejarlo solo, lo sé, es evidente su dolor, pero la curiosidad me puede.

— Mateo te ama Alec, tienes que hacer un esfuerzo por él te necesita — Me mira serio y niega con la cabeza.

— Hace 5 meses que ella murió, por suerte Mateo estaba en casa de mi madre ese día, en el caso de ella faltar yo tendría la potestad absoluta sobre Mateo, una locura ¿cierto? yo sabía que ella estaba un poquito loquita, pero mira que pensar que yo puedo solo con un niño pequeño es demasiado — me confieza sin mirarme a los ojos su mirada esta perdida en algun punto de la habitación.

— Y no piensas que quizás ella te conocia más de lo que tú crees — le hago pensar. 

— No Hannah, no lo creo lo que sí creo es que lo mejor que puede pasarle a él ahora es que servicios sociales le encuentre un buen hogar, uno con una madre que lo entienda y lo ame — que estas diciendo, esta loco, no pienso permitirlo. 

— ¿De verdad la amabas Alec? — Me mira fijamente siento en su mirada tantos sentimientos negativos, veo odio, frustración.

— Por supuesto que la amaba, el día en que murió, una parte de mí se fue con ella — responde sin titubear.

— Pues entonces piensa que cada vez que se le ocurre a tu enferma cabeza que Mateo estaría mejor sin ti, recuerda que él es una parte de ella tu tenías una conexión especial con ella, pero Mateo vivió dentro de ella, ese niño hermoso al que no quieres criar tuvo una conexión con ella más grande de lo que algún día tu podrás imaginar, ella te amaba tanto que te confió a lo más grande de su vida te entrego una parte de ella y tú no lo estas valorando, por eso te pregunto una vez más Alec ¿estás seguro de haberla amado?

Silencio, eso fue todo lo que me respondió y una mirada asesina por supuesto.

— Me quedare aquí, por si Mateo tiene otra pesadilla, en la mañana lo alistare para el colegio y lo llevare, buenas noches Alec — me despido sin más palabras.

Ojala analice lo que le dije y recapacite, sé dé cuenta que Mateo lo necesita más que nunca y lo más importante que el también necesita a Mateo, pero no quiere verlo.

Mi celular suena indicándome que son las 6:00 de la mañana, el colegio de Mateo y Dylan comienza a las 8:00, así que me levanto despacio sin despertarlo, está completamente dormido, voy a el baño y me lavo la cara, debería traerme un estuche con cosas personales mías para momentos como este, hoy no te cepillaras los dientes Hannah, enjuague bucal y hazte la loca mamita.

Salgo del cuarto evitando hacer ruido, y casi lo arruino cuando me doy cuenta que Alec está dormido sobre el sillón, la botella está vacía sobre el suelo, y la sala huele a whisky rancio, recojo el desastre, abro la puerta y el ventanal de la sala para que el aire circule, encuentro en los gabinetes de la cocina un aromatizante y lo hecho como loca por toda la sala, y él ni se inmuta, está profundamente dormido, miro el reloj de mi teléfono y son las 6:20, así que aún tengo tiempo, pongo hacer un café bien cargado, mientras preparo el desayuno envió un mensaje a nuestro grupo de whatsapp "Familia sensual", para avisar que yo llevare a los niños hoy, termino los panqueques con miel y fruta para mateo con tocino para Alec y para mí.

— Buen día — dice Alec entrando en la cocina.

Casi me muero del infarto cuando lo escucho detrás de mí, se inclina, toma una taza del estante y se sirve café.

— Me has asustado, buen día ya el desayuno está listo siéntate y te sirvo — le digo.

— Voy a tomar una ducha y luego vengo a comer, huele realmente bien — dice y sale con taza en mano, ¿no debería sentirme exasperada cierto?, pero lo hago.

Veo el reloj y son las 7:00, hora de despertar a Mateo, dejo los platos del desayuno servidos y me dirijo a su habitación, si es que se le puede llamar así a un cuarto blanco con una cama, tengo que hablar de esto con Alec.

Cuando entro aún se encuentra dormido y comienzo a despertarlo con besitos en todos lados como hacia mi mamá conmigo.

— Despierta dormilón, es hora de ir al colegio — comienzo a moverlo suavemente para despertarlo. 

— No, quelo dolmil poi favol — suplica con los ojos cerrados. 

— No señor, hoy será un gran día además te hice panqueques para desayunar — Abre un solo ojito en respuesta y me mira.

— ¿con tocolate? — pregunta todo picaro. 

No puedo evitar reírme de su pregunta.

— No señorito, con miel y frutas pero si te levantas a la cuenta de 3 podemos agregarle un poco de chocolate.

Y antes de que contara uno él ya estaba en el baño cepillándose los dientes.

Después de darle una ducha rápida y vestirlo, lo siento a desayunar mientras peino su cabello azabache lo mejor que puedo.

— Comételo todo cuchufleto — le digo el mismo apodo que tengo para Dylan y mi hermano. 

— Si nani, que sí — dice torciendo los ojos.

— A mí no me responda así y obedezca señorito —Trato de ponerle carácter pero con esa carita que me mira, y esos ojazos azules tan hermosos no puedo evitar comérmelo a besos hasta que estalla en carcajadas.

— Ya nani, pala si no legalemos talde al tolegio — asegura

— Sí señor.

En ese momento entra un duchado y muy bien vestido Alec debo decir, carga un traje color burdeos que parece hecho a la medida con una camisa negra debajo, el tipo está bien caliente, para que negarlo.

— Hola Mateo, ¿Cómo dormiste? — le pregunta.

— Hola lolito, bien nani no dejo que los fueños malos vinielan — le responde concentrado en su comida.

— Me alegra, hoy voy a ir a buscarte al colegio y vamos a comer — Mateo y yo lo miramos asombrados, él lo nota y creo que alcanzo a ver un atisbo de sonrisa en su rostro.

— Si lolito glacias — me sorprende la reacción de Mateo, es muy apatica. 

— No pareces muy emocionado — le dice Alec y es cierto. 

— Si toy pelo tu me dijiste que no glitala lolito ¿lecueldas? — oh Dios santo, lo mato. 

— Si, olvida eso ese día estaba cansado — le dice arrepentido.

— Clalo lolito no impolta — le dice mi bebe sonriendo.

Aún está seco, pero lo llevara a comer eso está bien hay esperanza, tengo fe de que Alec reaccionara.

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