Capítulo 2
Tres años despues...
—¡Emma ! Vamos levántate que es tarde - Escucho que alguien me llama
— Cinco minutos más — Me puse una almohada en la cabeza.
— Carlos te espera abajo. —Vamos, dormilón —, me regaña Katie.
Me levanto con dificultad y miro el despertador. Maldita sea, llego tarde. Noto numerosas llamadas perdidas en mi teléfono.
Rápidamente voy al baño y me ducho. Anoche llegué tarde al club y ni siquiera puse la alarma, aunque sabía que Carlos vendría a recogerme para ir a Fiorano.
En diez minutos estoy listo para salir de casa. Me despido de Katie y bajo rápidamente las escaleras. Tan pronto como abro la puerta veo a Carlos apoyado contra su auto mirando su reloj.
—Buenos días señorita . Llegas tarde - me regaña en broma
— Lo siento mucho, pero ayer llegué tarde — , digo mientras entro al auto.
— ¿ Había al menos tanta gente? —
— Suficiente — , le sonrío.
Aunque trabajo a tiempo completo en Ferrari, de vez en cuando voy al club a cantar como siempre. Y como estamos de vacaciones de invierno aprovecho para ir para no renunciar a esta otra pasión mía.
El español y yo partimos hacia Fiorano, donde nos esperan los demás miembros del equipo para configurar y probar el coche. El año pasado no lo hicimos mal en la carrera por el campeonato del mundo, pero todos esperamos mucho más. Los conductores son buenos, el coche también... así que lo básico está ahí.
Este año será el año de la Roja, lo puedo sentir.
— ¿ No tienes sombrero o gorra? Tenía prisa y no tomé nada para cubrirme la cabeza .
— Mira hacia atrás, debería haber un auricular en alguna parte — Me giro hacia los asientos traseros y tomo la gorra roja con mi mano derecha.
— Gracias — Lo estoy usando
— ¿ Te importa si pongo algo de música? — me pregunta carlos
— Para nada, de hecho está bien — le sonrío
El viaje transcurre rápido, tanto por la música como por la velocidad con la que conducía Carlos. Nada más llegar a la pista de Fiorano pasamos los controles y entramos.
El español se comunica inmediatamente con su entrenador personal Rupert, que está hablando con Andrea y Charles.
Mientras tanto voy a hablar con Lucas, mi - segundo - .
—Buenos días Emma. ¿Tuvo un buen fin de semana? — me pregunta sonriendo
— Todo está bien, gracias, ¿y tú? ¿Cómo está el pequeño? — Su hijo lleva un par de días indispuesto y por eso no trabaja muchas horas aquí con nosotros para estar en casa y ayudar a su mujer.
— Ayer lo llevamos al médico. Le dio antibiótico y hoy ya está mejor .
— Estoy feliz — Acaricio su brazo de manera amigable
— ¿ Quién lo intenta hoy? — pregunto, acercándome al cuarteto.
— Pero buenos días a ti también — me saluda Andrea
— Veo que se divirtieron en la montaña, señores — digo mirando al italiano y a Charles — Pero ahora hay que retomar el camino. Entonces, responde mi pregunta, por favor. ¿Quién lo intenta? —
— Primero Carlos, luego Charles —, me dice Rupert.
- OK perfecto. Entonces le digo a Lucas que empiece a escribir los datos de Carlitos — le guiño un ojo al español que se ríe del apodo
— Mientras tanto Andrea, ¿qué tal si entrenas un poco a Charles? Lo veo un poco blando —, digo en tono de broma.
— Mi querida chèrie , no lo creo. Pero un poco de entrenamiento nunca viene mal : me guiña un ojo
Andrea y Charles van al gimnasio mientras Rupert se queda dentro del garaje conmigo y con Lucas.
— De momento se lo está pasando genial. Los datos casi coinciden con los de principios de temporada, y considerando que estamos al final de la temporada diría que es un buen resultado – afirma mi segundo
- Tienes razón. Pídele que dé cinco vueltas más para que puedas ver mejor el tiempo. Mientras tanto iré a tomar algo, ¿quieres un café? — Ambos dicen que no y dejo la caja.
Antes de ir al bar paso por el gimnasio para preguntar a los dos montañeses si quieren algo.
— ¿ Quieres algo en el bar? — pregunto en el marco de la puerta
— No gracias — responde Andrea
- Me gustaría un café. Pero espera, voy contigo - con eso se levanta del banco y viene hacia mí.
- ¿ Vamos? —