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Capítulo #5 Problemas críticas

Jhon.

Todos observan a Patricia con admiración y asombro, ese vestido le queda perfecto pero no le puedo pedir que se lo quite cuando íbamos a salir.

—Tú esposa es realmente hermosa —Halaga el hombre de negocios.

—Y fiera —agrego.

En ese mismo instante baja Patricia y se dirige a la puerta, la llamo intentando que se detenga pero sólo me ignora y se va, está molesta, no está furiosa.

—Estoy para lo que necesites en cuanto tú hermana...

Me paro del sofá inmediatamente.

—¡Espero que no estés que te entregue a mi hermana porque eso es sobre mi cadáver cabrón!

Él se para suspirando y entra sus manos en sus bolsillos.

—Entonces lamento decirte que no cuentas conmigo.

Río irónicamente mientras niego con la cabeza tocando mi barbilla.

—Le tocas un pelo a mi hermana y te mato.

—Te respeto y te conozco, es sólo que tú hermana me utilizó. 

—No tengo nada que ver en eso, sino la conocías no debiste meterte con ella además ella siempre se lo deja claro.

Él se queda sin palabras y procedo a echarlo de mi casa.

—Ahora por favor fuera, hablamos en mi oficina y que sea la última vez que vienes a mi casa —advierto molesto.

—Ok —Alza las manos en son de paz y sale como entró y sus hombres tras de él.

—Hay algo que no me cuadra, nadie nunca había venido a mi casa.

—Crees que sea una trampa —comenta zack.

Me siento y suspiro mientras toco mi cabeza.

—No lo sé —Niego fatal, siento un presentimiento el cual me asusta porque Patricia siempre lo presiente todo y cuando lo hace nada bueno pasa.

La veo bajar pero antes de que se dirija a la cocina la detengo del brazo.

—Fue una sorpresa amor, por favor ya —suplico mirándola a los ojos.

Ella me mira decepcionada y frunce sus labios.

—¿Hay problemas?—Me pregunta en seco y niego, no me atrevo a decirle porque se como se pondrá.

—Salgamos —Propone meneando la cabeza.

—Está bien.

Ella fue por los niños y los llevamos a comer luego al parque donde se divirtieron bastante.

2 días después

Subo corriendo las escaleras, entro a la recámara y la veo dormida.

Me coloco frente a ella y la remuevo un poco para despertarla.

—Patri, reina vamos despierta —La muevo un poco más por lo cual ella se espanta.

—¿Que...que ocurre?— pregunta, sentándose.

La miro serio nisiquiera sé como se tomará esto. — Debes irte con los niños ahora —Le explico mirándola a los ojos.

Veo que como se asombra pero termina asustada.

—Como..¿qué está pasando Jhon?

—Sólo haz me caso, por favor.

Tomo su rostro con ambas manos haciendo que me vea directamente a los ojos.

—Tranquila Reina.

Sus ojos se cristalizan, pone sus manos sobre las mías que están en su rostro.

—Jhon, por favor no me dejes sola con dos hijos.

Sus manos sobre las mías tiemblan y el miedo junto con la desesperación es claro en sus ojos.

Tomo sus manos las bajo y las aprieto con fuerza.

—No me pasará nada lo prometo, no te abandonaré. 

—Cuídate mucho por favor.

—Y tú a nuestros hijos. 

Le sonrío y beso sus labios suavemente mientras aprieto sus manos con delicadeza.

—Promete que no será el último beso —suplica.

Pasa su dedo alrededor de mis labios mientras me mira a los ojos.

—Lo prometo.

Beso su frente y me marcho.

Patricia

Voy a la habitación de los niños y los recojo uno por uno, me encuentro con zack en las escaleras quien toma a Ana de mis brazos por lo cual solamente procedo por arrastrar a Jhonny.

—¿Mamá a dónde vamos? ¿qué pasa?—pregunta, adormilado mientras frota sus ojos.

Le hago señas con un dedo sobre mis labios.

—Silencio.

Salimos por la puerta de atrás, zack deja a Ana en mis brazos y Jhonny a mi lado en el asiento trasero.

—Toma dale eso a los niños —Lo miro extraña —. Los dormirá. 

Asiento con la cabeza y él se aleja de la ventanilla, al mismo tiempo el mánager arranca, observo hacia atrás y veo una camioneta, no me preocupo porque se me hace familiar.

Miro la pequeña botella y le doy una tapa a Jhonny.

—Toma esto.

Él me mira frunciendo el ceño.

—¿Que es?

—Sólo toma.

Él abre la boca y lo toma, lo miro esperando que se lo trague y eso hace, Ana sigue dormida pero aún así se lo doy.

—Señora.

Siento a alguien tocarme el hombro por ende abro los ojos lentamente topando me con los ojos cafés del mánager.

—Ya llegamos señora, la ayudo —Me propone y yo asiento, bajo del jeep con Ana en mis brazos mientras él toma a Jhonny, los dos duermen como roca, miro a mi alrededor y me doy cuenta de que estamos en la casa de la playa, no me agrada tanto por las escaleras ya que Ana todavía es pequeña.

—Vamos, señora.

Sigo al mánager tratando de caminar bien en la arena para llegar a la casa de tres plantas.

—Podías darme una idea de lo que pasa —pido desesperada por saber algo.

Él no me mira, sigue firme en la caminata pero si me responde.

—Prometa que el señor no se enterará de nada.

—Claro que no —Niego.

—Los hombres que habían venido, fue una trampa para averiguar la dirección por ende decidieron atacar con la primera oportunidad — explica.

Pienso por un momento mientras frunso mi ceño alarmada.

—¿Son problemas graves?

—Eso no lo sé, señora.

Abre la puerta presionando un botón, entra y sube con Jhonny yo hago lo mismo siguiéndolo, dejamos a ambos en la misma habitación.

—Si necesita algo estaré en la puerta —asiento y él baja.

Como sé que no puedo ni podré dormir, me cruzo de brazos apoyada a la puerta de la habitación.

—Te amo Jhon, pero terminarás perdiéndolo todo pronto si sigues así.

Jhon

Llego a la casa de la playa, entro ignorando a los hombres de la puerta, lo primero que veo es a Patricia sentada en las escaleras todavía en pijama, la cual consiste en un bóxer y una mini blusa que para ella es «decente»

Alza la cabeza y me mira, sin previo aviso se abalanza sobre mí, me abraza fuertemente fundiendo su cabeza en mi hombro, yo le respondo de la misma manera y procedo para hacerle círculos en la espalda.

—¿Estás bien?—Me pregunta entre susurro casi inaudible.

—Sí —Paso mi mano por su cabello en un ritmo subiendo y bajando.

—¿Qué rayos está pasando?—Me pregunta sin soltarme y se aferra más a mi cuello.

Beso su cabeza y la alejo para que me mire a los ojos, al lograrlo observo que los tiene rojos y cristalizados, no me había percatado que estaba llorando.

—Por favor no hagas eso, es lo que menos quiero.

Tomo su rostro con ambas manos y acaricio su mejilla con mis pulgares.

—¿Como quieres no lo haga?¿eh?—Me mira con ironía y a la vez tristeza —. Ni siquiera sé que pensar.

Suspiro soltando una gran bocanada de aire, la tomo de la mano y la guió hacia la sala para sentarnos en uno de los sofás cerca de los cristales que deja a la vista la playa.

—No pienses en nada, ni te preocupes por nada —pido tocando su mejilla.

Ella posa su mano sobre la mía en su mejilla. —¿Como no hacerlo? cuando la vida de mis hijos podía estar en peligro¿eh?, además de que no me cuentas nada, me hace sentir que es algo malo —Me mira y luego agacha la cabeza.

Alzo su rostro con mi dedo en su barbilla haciendo que me vea a los ojos.

—Está todo bien —Escaneo sus ojos —. Hay problemas lo admito, pero nada que no pueda arreglar, sólo te pido que no te preocupes y mantengas la calma, sólo eso.

—Voy a volverme loca, Jhon de verdad, tengo bastante miedo —Deja caer su cabeza en mi hombro. La abrazo acomodando me sobre el sofá mientras toco su cabeza con mi otra mano.

—No debes temer, no estás sola, y sabes que no dejaré que nada les pase, lo prometo.

Deja su cabeza en mi pecho y pasa su brazo por mis costillas y al rato queda dormida. De seguro de tanto llorar, además es muy tarde de seguro no durmió sólo por esperarme.

Beso su cabeza y dejo caer mi cabeza hacia atrás quedando apoyado al sofá, cierro mis ojos y espero quedar dormido.

Patricia.

Mi cuerpo duele, de seguro dormimos en el sofá y como yo no había despertado él me trajo a la habitación, una de las cosas que odio de ésta casa es que es de cristal y se ve todo desde afuera como desde adentro, suelo poner cortinas cuando venimos.

Siento que mi brazo sigue dormido pero aún así hago el esfuerzo y me levanto, voy al baño y me doy una ducha rápida, me visto y cuando voy a bajar me topo con mi hijo Jhonny, algo me dice que esto va para mal.

—¿Mamá porque estamos aquí?—Indaga seriamente.

Me limito a contestar lo mismo de siempre. —No lo sé.

Él se cruza de brazos y me mira serio. —Como siempre ¿verdad? —Me mira con ironía —. A veces me pregunto como puedes ser tan masoquista mamá.

No lo pienso y solo le doy una buena bofetada — ¡¿Acaso no te pedí que mantuvieras la boca cerrada? ¿eh?!—grito furiosa.

—Porque me molesta que nisiquiera tú sepas nada, mamá dejad de mentirte a ti misma y abre los ojos como puedes ser tan tonta.

Lo miro furiosa con ganas de devorarlo quien se creé, soy su madre aunque....aunque nada.

—¿¡Que!?, me vas a pegar otra vez, es la segunda vez haz lo pegame por la verdad —grita.

Ardo y ardo, mis mejillas enrojecen y mi cara creo que está hinchada, lo tomo del brazo y bajo con él de las escaleras, lo llevo arrastrado.

—¡Te enseñaré que es un verdadero golpe!—¡Mamá! ¿Qué haces?, mamá para —Me grita pero lo ignoro.

Lo suelto al quedar frente a la playa y lo señalo con mi dedo.

—¡Tú no entiendes nada!, crees que yo no tengo sentimientos o que, crees que no me duele, sólo piensas en ti, me echas todo en la cara como si tuviera la culpa de todo —Hago una pausa —¿¡Quién te crees que eres!?¿eh?

—Entonces porque no lo dejas —dice él llorando, sí, es una copia de su padre pero con mis debilidades.

—Vas a abofetear me por ser tonta —Me abofeteo a mí misma —¿eh?—. Por aguantar a tú padre —me abofeteo otra vez —por amar a tu padre —repito lo mismo.

—¡Mamá basta!—Me grita — basta mamá —sigue gritando mientras llora.

Cuando ve que no paro intenta detenerme tomando mis manos y al rato quedamos abrazados llorando.

Cierro mis ojos mientras lo aferro más a mi cuerpo, él no para de llorar, yo no para de llorar, es el momento más melancólico y fraternal que he tenido.

—Lo siento tanto —Me susurra entre llantos.

—Yo lo siento, hijo —Mi voz se quiebra —. Lo siento tanto mi amor.

—Lo sé todo mamá, no soy un niño y tú lo sabes, odio mentirle a Ana pero no le puedo decir algo así a una niña de siete años y ese no es él tema sino que tengo miedo —confiesa entre cortada.

—No tienes porque temer.

Caímos sentados frente a la playa por ende nos separamos.

—Lo que es tú padre es algo que viene siendo de raza, de sangre, de familia y yo no puedo hacer nada —Alzo los hombros mientras observo la playa llorando —. Lo conocí siendo lo que es.

Él deja caer su cabeza en mi hombro, yo lo abrazo por la espalda y juntos observamos las pequeñas olas.

—Cuando ya no pueda más, me rendiré pero no dejaré que les suceda nada, tal vez yo sufra al lado de su padre pero ustedes no. Ustedes no juraron estar con él hasta la muerte, ustedes solo son sus hijos.

—Te amo, mamá.

—Yo también te amo, cariño.

Escuchamos el ruido de una camioneta por ende giramos a ver, era uno de los hombres que venía con las compras y las lleva a la casa.

—Creo que tú hermana debe tener hambre —comento mirándolo.

—Sólo ella —ríe divertido.

Entre risas nos páramos de la arena, nos limpiamos para caminar hacia la casa.

—Te ayudaré con un trato  —Me propone.

—A ver señor de negocios — digo y él ríe.

—Que no llores —Me señala con su dedo índice.

—Está bien, lo intentaré —Le doy una sonrisa de boca cerrada y pongo mi vista hacia el camino hacia la casa.

—Todo estará bien —Me dice. Igual que su padre, sólo espero que no tenga la idea de ser un mafioso porque ¡lo mato! Aunque eso lo dudo mucho.

Al estar dentro de la casa vemos a Ana buscando algo con la mirada.

—Cariño, ¿qué haces?– le pregunto haciendo que gire y nos vea.

Se cruza de brazos y nos mira haciendo puchero.

—A ustedes.

Reímos y nos dirigimos a la cocina a preparar de comer.

—Hijo, ¿qué quieres para tú cumpleaños?—Le pregunto a Jhonny quien está frente a mí.

—¡Un piano!— exclama Ana.

Jhonny la mira de reojo — Eres muy pequeña para aprender.

—Para aprender nunca es temprano ni tarde, el piano será para los dos y obviamente tú regalo será sorpresa —Les sonrío con el mismo entusiasmo.

—¿Dónde está papá?

—No lo sé amor, ¿quieres más queso?—Le ofrezco la cantina y ella lo toma.

—Oye Anita tengo mantequilla de maní — Jhonny bromea.

—Jhonny no bromees con eso, es alérgica y sólo un dedo de eso la puede matar ¿sabes?

—Pero es que es tan sabrosa —Él chupa sus dedos mirando a Ana quien le saca la lengua.

—Mamá ¿qué pasará con la escuela? Ya quiero ir.

—Hablaré con tú padre —La miro fingiendo una sonrisa —. Aunque tengo una idea.

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