Capítulo #3 Haciendo el intento
JHON.
Han pasado tres días de que ella no me habla, tan sólo me da los Buenos días y se mantiene callada.
Sus últimas palabras de esa noche ruedan en mi cabeza pero también duelen y tiene razón.
«—Me duele que no puedas hacer un sacrificio por tú familia, sino lo hacías por mí creí que al menos por tus hijos, tengo tanto miedo de que un día les pase o secuestren a uno de los dos.
Me acerco y cuando intento tocar su hombro me grita— ¡No me toques!, larga té no me demuestres más lo poco que te importamos. »
Suspiro, me alejo y salgo devastado, odio estar así con ella pero tiene toda la razón después de lo que pasó.
Llego a casa y el olor a café me inunda, mi mirada cae sobre ella, su pelo está algo mojado y caído hacia atrás, está sentada frente a la chimenea calentándose, tiene un palillo en las manos con la cual juega metiéndolo dentro de la chimenea.
Al parecer siente mi mirada y gira a mirarme, luego sigue igual cosa que me carcome por dentro.
Aflojo mi corbata y me siento a su lado de la misma manera —Hola.
—¿Quieres café?—pregunta y toma un sorbo de su taza.
—Sólo si quieres darme un poco —Quito por completo mi corbata la cual siento que me asfixia.
Ella gira su rostro y me mira —No entiendo porque te cansas tanto.
Paso mi mano por mi rostro —Prefiero pasar el tiempo allá que tratar de vivir con ésta tensión.
Ella se levanta y me pasa por encima, su vestido rojo sin mangas me deja ver sus bragas negras al pasar. Suele usar cosas cortas tan sólo en casa pero si vamos a salir sus vestidos le quedan sobre las rodillas.
Me levanto y la sigo, ella me extiende una taza mientras cruza sus pies apoyada a la mesa.
—Gracias —Termino en tres sorbos y lo dejo a su lado en la mesa.
—Si tienes algo que decir dilo —Me dice seriamente cruzando sus brazos.
—Ya no puedo seguir así — coloco mis manos sobre la mesa acorralándola —. Sólo dime que quieres que haga.
Ella suspira y baja los brazos de su pecho —Quiero que le des tiempo a tus hijos ya que no piensas en dejar esa basura y está bien intentaré vivir con eso.
—Pero...—Me interrumpe.
—Basta con que te vean en la mañana y que les des por lo menos las buenas noches — Me ordena seriamente y debo admitir que se ve sexy mandona.
—Lo intentaré —No dice nada —. Lo prometo —agrego.
—Bien —Intenta alejarse pero la detengo inmediatamente.
—Espera, espera —farfullo evitándole el paso —. Tengo tres días durmiendo en la habitación de huésped y tú andando más sexy que nunca por la casa —Le reprocho.
Ella se ríe y se sienta sobre la mesa dejando de estar apoyada —Podrías ahorrar tanto drama y decirme extraño tocarte.
—No, no, eso no es así, la tensión es otra y esto es otro, no he hablado tan sólo para que tengamos sexo sino porque no me siento bien estando así contigo y tú lo sabes —La miro con seriedad.
Noto como deja a un lado bromas y me mira con seriedad —Jhon, yo sé que me amas como a tu vida y sabes que sino fuera porque tenemos hijos no te estaría peleando.
—Lo sé, sé que temes dejarlos huérfanos pero eso no pasará por favor ya dejemos eso ¿sí?, nisiquiera puedo pensar tan sólo porque estás así conmigo.
Acerco mis manos lentamente y las coloco sobre sus muslos, la miro y pego mi frente con la suya. —Te amo patricia y no amaré a nadie como a ti, aunque parece ser un hechizo pero no me importa.
Ella sonríe y toca mi cabeza —Dicen que el amor es mágico —Me mira fijamente a los ojos —. Yo también te amo.
Beso sus labios ferozmente y ella me corresponde de la misma manera colocando sus brazos alrededor de mi cuello, el beso es hambriento y deseado con pasión de la cual los dos disfrutamos.
La tomo de la cintura y la cargo, ella enreda sus piernas alrededor de mi cintura.
—Tenemos toda la noche.
Camino hacia la sala y la tumbo sobre el sofá más grande pero esta vez ella toma el control.
Patricia.
Paso mi palma por mi cara al sentir una luz, la cual proviene de la ventana, me acomodo y quedo sentada, en eso sale Jhon del baño secando su cabello.
Lo miro extraña tocando mi cabeza.
—No recuerdo como llegamos a la recámara — confieso.
Él sonríe y se acerca con pequeños pasos tocando su barbilla pensativo.
—Mmm, de la cocina a la sala de la sala a la recámara —Me explica haciendo señas con su dedo índice.
Lo miro sorprendida.
—Entonces lo hicimos ¿tres veces?
Se ríe divertido y se sienta al borde de la cama.
—¿Porque no tratas de recordar?—toca mi cabeza con su dedo índice.
Cierro los ojos tocando mi cabeza y me sonrojo de inmediato al recordarlo todo, miro a Jhon con la boca hecha O mientras él sigue riéndose divertido.
Giro mi cabeza de lado frunciendo el ceño.
—Dicen que esa posición duele y más si es la primera vez que lo haces de esa manera.
Él se acomoda sobre la cama y deja de reír para explicarme.
—Mira todo depende como es la penetración, no debe ser salvaje ¿quien te dijo eso?
—Chris, es una experta en sexo —pestañeo y agacho la cabeza.
Siento como se acerca a mí y me susurra al oído.
—Sólo en esa posición, porque te encanta lo salvaje.
Se aleja y empieza a vestirse, yo sigo algo desconcertada nisiquiera había tomado anoche como se me ocurrió pedirle eso a Jhon, acaso estaré loca bueno al menos me gustó si bien me acuerdo.
Golpeo mi frente frustrada.
—Hay ya reina, no seas tímida soy tu esposo —Me reprocha gruñendo.
—Pero...después de 10 años ahora fue que se me ocurrió eso —Lo miro frunciendo mi ceño.
Él se arregla la corbata.
—Bueno que te puedo decir.
Me paro de la cama enrollada en la sábana, me acerco a él y le aflojo la corbata.
—Deja de asfixiar te caramba —Le digo y mis ojos caen en un moretón muy rojo que tiene en el cuello, lo toco y él gruñe.
—Auch.
Dejo su cuello y lo miro a él.
—¿Duele?
—Tú ¿qué crees? —Me dice mirándome mal.
Sonrío divertida—Estamos a mano —Me alejo para ir al baño.
—A ¿mano?
—Me chupas té la lengua, ¿te acuerdas?
—Pero no te mordí — reprocha.
Me paro frente al baño y lo miro.
—Pero dolió, estuvo rojo por horas —entro al baño.
—
—¿Cuándo podrán ir a la escuela?
Me mira y toma mi mano para apretarla.
—En una semana, hay rumores de que me quieren atacar.
Sé que su acto es para que no me asuste y menos me preocupe pero no puedo evitar pensar en aquello.
—Bueno...trataré de animarlos.
—En la noche iremos a cenar —avisa.
Lo miro sorprendida pero con una sonrisa.
—¿Hace cuánto tiempo no hacías eso?
Besa mi mano que está entre la suya.
—Sé que te prometí que todo sería como tú quisieras desde un principio pero éste mes no ha sido fácil.
Asiento con una sonrisa de boca cerrada —Lo sé y trato de entender aunque no me digas nada.
Él me sonríe y besa mis labios.
—Sabes la razón, adiós reina.
Se para y yo lo acompaño hasta la puerta.
—No me hagas esperar — bromeo.
—Siempre es al revés — exclama marchándose.
—Siempre hemos sido la excepción —río, y él me lanza un beso.
...
Elegí el vestido más formal que tengo, respeto a mi esposo además mi cuerpo es sólo de él y entiendo el hecho de que nadie más puede verlo aunque nunca muestro piel demás, sólo los abiertos en la espalda.
Aprieto el bolso bajo mis manos sintiendo mis uñas doblarse, alzo mi mano y miro mis uñas, giro al oír la puerta y observo por varios segundos el hombre que entra por ella.
Sigue igual que ésta mañana sólo que la camisa tiene dos botones desbotonados y la corbata está en su mano, su cabello está algo alborotado pero lo hace ver bien sigue igual de guapo y los años le han quedado muy bien, aunque es aún más grande.
—Estoy desordenado pero sigo siendo guapo —sonríe.
Me río tapando me la boca por su comentario y agacho la cabeza.
Él se acerca, se coloca a mi lado y me extiende la mano.
—Sé que mi mujer me ama así y dudo que le moleste salir conmigo así.
Acepto su mano y me paro con mi bolso en manos, le quito la corbata y la dejo sobre él sillón donde estaba sentada.
—Listo.
Le sonrío y salimos de la mano, mi vestido tiene pocas mangas y me queda sobre las rodillas con un nudo en la parte de atrás de mi cintura.
Su jeep negro está un poco mal estacionado cosa que me es extraño en Jhon.
—¿Mal día?
—Sólo rapidez —Me sonríe y se aleja para hablar con sus hombres, no tengo que escucharlo para saber que les está advirtiendo de la seguridad plena. Regresa a mí en segundos y nos montanos, pero antes de encender, me mira.
— Patricia, el cinturón.
—Ah —sonrío y me lo coloco.
Él menea la cabeza y enciende el jeep poniéndolo en marcha al instante. Mientras el hombre de la gran puerta abre Jhon posa su vista en mí.
—Estás hermosa —Se acerca y besa mis labios suavemente de esos besos irresistibles, lleno de romance, amor pero sobre todo pasión. Cuando nos separamos vemos las puertas abiertas y Jhon conduce lo más ligero posible y estoy completamente segura de que es porque va conmigo.
Me concentro en la vista por la ventanilla y el lugar se me hace familiar aunque no puedo recordar todo bien, ni con exactitud.
Tan sólo creo que pasan treinta minutos y Jhon se estaciona cerca de un árbol, antes de poder bajar él me abre y me extiende su mano tan gentil y caballeroso como siempre, como no amarlo cuando a pesar de los años me sigue tratando como reina y confío en él a ciegas.
Sonrío y acepto su mano saliendo del jeep, con una mano cierra la puerta y luego la posa en mi cintura observando alrededor.
—Dime que no andas armado —pido respirando algo agitada por la cercanía.
Él posa su mirada en mí y no tiene que hablar para saber la respuesta.
—Sabes que en estos momentos no puedo.
Bajo mis manos a su saco y lo abotono con gentileza.
—¿Acaso me engañas?para que seas tan caballeroso y atento —Lo miro arqueando una ceja.
—No te librarás de mí tan fácil, menos de esa manera —afirma como si me dijera con la mirada, siempre mía.
Trato de visualizar el lugar con la mirada pero desde aquí no puedo ver bien por ende lo miro.
—¿Me trajiste para decirme cuanto me amas?—Le pregunto divertida pero su rostro me dice que lo adivine sin querer.
Él me mira serio pero no dice nada tan sólo me toma de la mano y me lleva despacio como si fuera su más preciado tesoro.
Mis ojos observan el restaurante con asombro por ende brillan, ese lugar fue donde Jhon me pidió que fuera su novia después de haberme obligado a casarme con él, donde empezamos de nuevo, donde le dí la oportunidad aunque todo fuese tan destruido, decidí construir algo nuevo para olvidar el pasado.
—No quiero que entiendas porque te amo tanto porque el amor no tiene sentido.
Aprieto su mano y giro para mirarlo a los ojos.
—No llores, sólo vive lo —Toca mi mejilla tiernamente.
Entramos y nos sentamos como de costumbre mesa principal, nada raro en Jhon.
Me mira fijamente y sé que tiene algo que decir.
—Sé que tal vez no lo dijiste en buen estado pero, duele mucho reina porque perderte será perder todo lo que me ayudaste a construir digo nisiquiera me ayudaste —Alza un poco la voz —. Construiste por mí —concluye clavan dome sus ojos.
—Jhon aunque me aleja de ti, nisiquiera es una señal de que me has perdido, pero sabes que no es bueno ese tema y menos hoy —aclaro.
Él suspira medio bufando.
—Sólo que me carcomía por dentro, todo de ti me afecta como...no, lo eres definitivamente.
Sonrío y él hace lo mismo, llega el mesero y nos saca de nuestra burbuja que parece de jovencitos enamorados. Jhon pide vino, como siempre complaciendo me.
—No Cené por esto —Le aclaro.
Pone sus brazos sobre la mesa y me escanea, nunca dejará esa manía.
—No puedo creer que después de 10 años te siga poniendo nerviosa —ríe coqueta mente y yo alzo los hombros —. Pero me gusta.
Pasa un buen rato de que estamos tomando nuestro pedido, pero yo estoy perdida mirando por los cristales del restaurante a unos hombres de negro, con gafas negras y mi mente me dice que están armados.
—Jhon —digo algo tensa y alejo la mirada sobre los hombres.
—Sí —Me responde al mismo tiempo que deja la copa sobre la mesa.
—¿Quie-quiénes son ellos?— indago intrigada pero sobre todo alarmada.
Él los mira y suspira, pero noto que no le sorprende en lo más mínimo.
—Imbéciles, no saben las ganas de meterle un tiro en la cabeza que tengo —rueda los ojos y los posa sobre mí.
—Recuerda que tienes hijos.
—¿Porque crees que no le he hecho?—dice frustrado, yo sólo trago saliva y trato de mantenerme tranquila.
—Tranquila, estoy aquí — Toma mi mano sobre la mesa y la aprieta suavemente con gentileza.
Saca un tema y nos ponemos a hablar, sé que trata de calmarme por ende me dejo llevar de la conversación hasta que...él piensa retirarse por un momento.
Atrapo su mano inmediatamente.
—Ni se te ocurra dejarme sola.
Advierto y también con la mirada, él se acomoda y me mira.
—Sólo trato de averiguar algo, no te preocupes —Me susurra y luego se marcha, yo procedo por tomarme mi copa de vino y la de él, ¡es que no aguanto los nervios! Si le pasa algo a Jhon que será de mí y mis hijos, no me gusta ser una mantenía pero nisiquiera de rodillas ese hombre me deja trabajar.
Lo noto llegar civilizado y muy tranquilo toma asiento.
—¿Nadie se acerco?—Me cuestiona al tiempo que se sienta y niego con la cabeza.
—Dime que te gustó la noche —Me dice en voz de suplica y su cara tierna.
Sonrío y asiento con la cabeza.
—Me encantó pero sobre todo tus palabras y los recuerdos, te has ganado algo.
Alzo una ceja y luego le guiño un ojo divertida.
Él se para y toca la mesa con su puño. —Si no han cambiado la mesa nuestro pacto sigue en pie —dice y yo me río.
Me paro y tomo mi bolso — Nada que ver Jhon, mientras siga siendo el lugar.
—Es un alivio —Deja un billete sobre la mesa y me lleva de la mano a la salida, cuando casi llegamos hacia el jeep, jalo su mano y al instante que nuestros cuerpos chocan, lo beso.
Sus hermosas palabras, cumplidos, caballería me enloquece y desde la mesa he deseado besarlo, bueno mejor dicho comérmelo a besos.
—Podrías esperar te un poco hasta llegar a casa —Se queja tocando su labio rojo del beso y sonrío triunfada.
—Dejad de quejarte —Le susurro al oído y camino hacia el jeep.
Pero...
Pero rápidamente y repentinamente siento como me jala, me cubre con su cuerpo pegando me al jeep y a los segundos escucho tres disparos por lo que quedo intacta.
Han visto esos momentos de cámara lenta pues ésta es una donde yo soy la que visualizo y hago que sea cámara lenta con la mirada, Jhon le acaba de disparar a tres hombres en la rodilla cosa que deja claro que no los quiere matar.
Mis pies ya no me funcionan como antes, siento que son como un lápiz en este momento y a los segundos mi mundo se torna negro.