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Capítulo 5

- ¿Por qué todos me miran? - Le susurro a mi hermana que fingía estar acostumbrada.

- Son así, están acostumbrados a seguir la vida de la familia, parece una competencia, gana el que se entera primero del chisme. - Fruncí el ceño al escuchar la explicación de Jade. - Entonces todos estamos siempre bien conectados. - completa.

- Extraño pero comprensible. - Hablo tan bajo que sentí que me lo decía a mí mismo.

- Entra en esa habitación, te llamarán por tu nombre y te llevarán a la habitación del jefe. - Jade señala una de las habitaciones y hago lo que me pide.

Tenía muchos competidores, la mayoría de la gente de la universidad estaba aquí, sabían que la mejor opción para los arquitectos del país estaba aquí.

Recé miles de veces pidiéndole a mi Dios que no me dejara sufrir ninguna vergüenza. No trato de tocar mi teléfono para no distraerme, pero en realidad me moría por enviarle un mensaje de texto a Sabrina para decirle lo mucho que estaba enloqueciendo.

- Señorita Elena Castro. - Me llama una mujer que parecía secretaria, me levanto en el mismo segundo. - ¿Podrías acompañarme? - Hago lo que ella me pide.

La empresa es más grande de lo que imaginaba, para llegar a la oficina del jefe debemos tomar uno de los ascensores. La mujer no fue nada amigable y apenas me miró a los ojos.

La secretaria llama dos veces a una de las puertas de ese gigantesco pasillo. - Señor Leblanc, ¿puedo dejar entrar al tercer candidato? - Pregunta y luego hace espacio para dejarme caminar hacia la sala.

La puerta detrás de mí se cierra y simplemente la cierro.

Los ojos de Felix se abren y me doy cuenta de que parece tan incrédulo como yo. Aunque la empresa es de su familia, nunca hubiera esperado que me entrevistara.

Se aclara la garganta. - Puedessentarte. - Señala una de las sillas negras de la habitación.

- Claro. - Siento que me tiemblan las piernas, el camino desde la puerta hasta la mesa me parecía enorme.

- Háblame de ti y trata de resumir lo más posible, la última graduada incluso me contó el motivo del divorcio de sus padres. - Felix evita mirarme a los ojos.

- Mi nombre es Elena Castro, tengo años y nací en Inglaterra, pero me mudé con mis padres cuando aún era un bebé. - Le explico y parece escribir mis palabras en su tableta.

- ¿Por qué quiere trabajar para nosotros? - Felix no me deja completar la respuesta a la otra pregunta y simplemente me interrumpe.

- La verdad, eres el mejor del país, dime un arquitecto que no quisiera trabajar aquí, no existe, ¿no? - Respondo y siento que poco a poco se me va el nerviosismo.

- Tienes razón, un punto por la sinceridad. - Sonríe falsamente y me detengo de poner los ojos en blanco.

- ¿Cómo te ves dentro de cinco años? - Respiro hondo ante tu pregunta, fue inesperado.

- Perdón por preguntar, pero ¿en qué sentido? - pregunto y él resopla.

- Profesional y personal, necesito conocer ambos. - Felix no tenía paciencia para las entrevistas, su tono de voz me molestaba.

- Como profesional espero ser uno de los mejores empleados de esta empresa. - Traté de mostrar la mayor confianza posible. - Y chicos, simplemente no lo sé. Dejé de hacer planes para el futuro después de un tiempo. - Una película suena en mi cabeza pero no tardo mucho en recomponerme.

- ¿Por qué dejaste de hacer planes para el futuro? - Intento no demostrar que me sorprendió escuchar tu pregunta.

- Empezaron a ir mal. - Le explico sin querer continuar con el tema.

- Es imposible que no tenga sueños para el futuro, señorita Castro. - Felix finalmente me mira a los ojos.

- Quiero tener hijos, señor Leblanc, pero no creo que sea de su incumbencia. - Sonrío, tratando de ser cortés.

- ¿Incluso después de todo lo que pasó? - Siento que mi corazón se detiene por un segundo, su tono de voz es extraño, no demuestra nada, normalmente la gente siente pena por mí.

- ¿A qué te refieres después de todo lo que pasó? - Intenté fingir que no entendía, pero mi tono de voz demostraba lo incómodo que me estaba poniendo.

- El accidente de tu novio y la pérdida de tu bebé, suelo investigar bien la vida de cada uno de los candidatos. - Tu tono es asqueroso, como si eso fuera interesante.

- No me gusta hablar de eso. - Me cruzo de brazos.

- ¿Estado civil? - Me río por la nariz.

- Soltero, ¿haces esta pregunta a todos tus empleados antes de contratarlos? - Pone los ojos en blanco con una sonrisa ridícula en su rostro.

- ¿Tiene usted alguna pregunta? - pregunta Felix y me acomodo en la silla.

- ¿Encontró una novia para quedar embarazada, señor Leblanc? Al parecer usted es el llamado "jefe de la empresa". - Sonrío cuando decido jugar tu juego de preguntas incómodas.

- Todavía no Elena Castro, mi madrastra suele hacer las entrevistas pero ahora mismo está teniendo sesiones de terapia. - Responde con facilidad, era imposible dejar a este hombre avergonzado.

- Lo siento por ella. - Incluso sin querer, mi tono de voz resulta sarcástico.

- No puedo contratarte. - Recoge sus miles de papeles de la mesa.

- ¿Como asi? - Arrugo la frente.

- Sabes cosas que no pueden caer en manos equivocadas. - explica Felix como si fuera obvio.

- ¿En serio? - pregunto y él asiente. -Señor Leblanc, si no se lo he contado a nadie hasta ahora, ¿por qué se lo iba a decir a usted en cualquier otro momento? - Descruzo los brazos.

- Ya tomé mi decisión, Elena Castro. - dice Felix y siento que me hierve la sangre.

- ¿No tenemos otra manera de solucionar esto? Es injusto no contratarme para eso. - Estaba actuando desesperada y realmente lo estaba.

Necesitaba pagar mis cuentas, mis padres me dejaron claro que dejarían de ayudarme después de graduarme y el salario en la cafetería es terrible, no podría vivir bien.

- Olivia ya nos dijo la única manera de resolver esto. - Se me escapa la risa, recordaba muy bien cuando tu querida prima me propuso matrimonio.

- ¿Qué ganaría yo con esto? - Me atrevo a preguntar.

- Una carrera, un trabajo, una casa, un hijo y un dinero casi infinito. - explica Felix y mis ojos se abren como platos.

- ¿Te das cuenta de lo asqueroso que es esto? - Odio juzgar a la gente pero esta situación fue aterradora.

- ¿Para hacer este niño necesitaríamos...? - Mi cara arde cuando Felix se ríe de mi pregunta.

- Obviamente, pero sería sólo una vez. - Explica y le pareció interesante.

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