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Bajo el Contrato del Destino

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Emiliana
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Sinopsis

En el despiadado mundo de los negocios, dos almas perdidas firman un contrato que cambiará sus vidas para siempre. Elena, una empresaria brillante pero herida, se encuentra obligada a casarse con Alejandro, su rival más feroz, para salvar la empresa familiar. Lo que comienza como una unión de conveniencia se convierte en un campo de batalla lleno de malentendidos, traiciones y pasión innegable. Ambos luchan contra sentimientos que nunca quisieron tener, y descubren que el amor y el odio son dos caras de la misma moneda. Cuando las mentiras se desenmascaran y la verdad sale a la luz, deben decidir si su amor es suficiente para superar los errores del pasado. Porque a veces, el verdadero amor florece en los lugares más inesperados.

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Capitulo 1: "El Matrimonio del Poder

En el centro de la lujosa sala de la fiesta empresarial, los murmullos se mezclaban con el tintineo de las copas de champaña, creando una melodía de aparente sofisticación. Las luces cálidas reflejaban en las joyas de las damas y en las sonrisas frías de los caballeros, pero en el fondo de ese espectáculo brillante, se ocultaba una verdad oscura. Elena Suárez, una joven empresaria de éxito, intentaba mantener una máscara de calma mientras su mundo se desmoronaba a su alrededor. Cada palabra de cortesía que intercambiaba, cada saludo, era una mentira disfrazada de cordialidad.

"¿Cómo ha llegado todo a esto?" se preguntaba Elena, mientras sentía cómo su corazón se aceleraba al recordar los informes financieros que había revisado esa misma mañana. Sus manos temblaron ligeramente al tomar otra copa de champaña, pero lo disimuló bien; después de todo, en ese mundo, la debilidad era un lujo que nadie podía permitirse.

Pero la realidad era cruda: su empresa, el orgullo de su vida, estaba al borde de la quiebra. Una traición interna había drenado los fondos, dejándola al borde del abismo. Y lo peor de todo, el responsable, alguien en quien había confiado ciegamente, se había esfumado sin dejar rastro, llevándose consigo los últimos vestigios de su confianza.

En medio de su tormento, una figura alta y segura se acercó a ella. Alejandro Reyes, su mayor rival en los negocios, con esa mirada afilada que parecía capaz de penetrar hasta las paredes de su alma. Cada vez que Alejandro estaba cerca, el aire parecía volverse más denso, como si la atmósfera misma reconociera la presencia de alguien con un poder implacable.

"Elena," su voz profunda resonó, llenando el espacio entre ellos. "He escuchado rumores, rumores que dicen que tu empresa está... en apuros."

Elena se giró lentamente hacia él, forzando una sonrisa que no alcanzaba sus ojos. "Rumores son solo eso, Alejandro. Historias que cuentan los envidiosos."

Alejandro arqueó una ceja, claramente no convencido. "Vamos, Elena. Sabes tan bien como yo que en este mundo, los rumores son a menudo solo la punta del iceberg. Y este iceberg, querida, podría hundirte si no haces algo pronto."

La amenaza velada en sus palabras hizo que la furia de Elena se encendiera, pero lo que la dejó sin aliento fue la chispa de interés en los ojos de Alejandro. Era como si él supiera algo que ella no. Como si tuviera una carta oculta que estaba a punto de revelar.

"¿Qué es lo que quieres, Alejandro? ¿Disfrutar viendo cómo caigo? ¿Es eso lo que te deleitaría?" La voz de Elena era un susurro afilado, cargado de veneno y desesperación reprimida.

Alejandro dio un paso más cerca, rompiendo la burbuja de espacio personal que Elena había tratado de mantener. "No, Elena. Lo que quiero es ayudarte... a cambio de algo, por supuesto."

Elena entrecerró los ojos, su mente trabajando a toda velocidad. "¿Qué clase de ayuda?"

"Un matrimonio," dijo él, con una simplicidad que no coincidía con la magnitud de su propuesta. "Unir nuestras empresas, nuestras vidas. Juntos, podríamos salvar lo que ambos hemos construido."

Elena lo miró, atónita, tratando de procesar lo que acababa de escuchar. "¿Un matrimonio? ¿Estás loco?" Su incredulidad era palpable.

"Loco, tal vez. Pero también soy pragmático. Tus opciones son limitadas, Elena. Este matrimonio sería una alianza estratégica, nada más. Tú necesitas salvar tu empresa, y yo... bueno, yo tengo mis propios motivos."

Elena sabía que Alejandro era un hombre astuto, un depredador en el mundo de los negocios. Si él estaba proponiendo algo así, debía tener un plan, algo más grande de lo que ella podía ver en ese momento. Pero lo que la desarmó no fue la oferta en sí, sino la frialdad con la que la presentó, como si su vida entera no fuera más que una pieza en su tablero de ajedrez.

"¿Y qué te hace pensar que aceptaría una propuesta tan absurda?" Elena intentó recuperar su compostura, pero la duda ya había comenzado a enraizarse en su mente.

"Porque sabes que es tu única opción. Y porque, a pesar de todo, soy la única persona que puede sacarte de este lío." Alejandro la miró directamente a los ojos, y por un instante, Elena sintió que el suelo desaparecía bajo sus pies. Él era implacable, despiadado, y ella estaba atrapada en su juego.

Pero el orgullo de Elena era fuerte, tan fuerte como el hierro que corría por sus venas. "Prefiero perderlo todo antes que casarme contigo, Alejandro. No soy una pieza más en tu juego."

Alejandro se encogió de hombros, con una indiferencia que hizo que la sangre de Elena hirviera. "Como quieras, Elena. Pero recuerda esto: a veces, las decisiones más difíciles son las que nos salvan. Y cuando estés lista para dejar tu orgullo a un lado, sabrás dónde encontrarme."

Con esas palabras, Alejandro se dio la vuelta y se alejó, dejándola con una mezcla de rabia, miedo y una extraña sensación de inevitabilidad. Elena miró su copa de champaña, ahora vacía, y la dejó en una mesa cercana. Su mente estaba llena de preguntas, pero una cosa era segura: su vida nunca volvería a ser la misma.

Mientras observaba a Alejandro alejarse, la desesperación empezó a consumirla. Sabía que él tenía razón, y ese reconocimiento la destrozaba por dentro. La traición, el miedo al fracaso, y ahora esta propuesta... todo se acumulaba, amenazando con abrumarla.

Las luces brillaban con una intensidad cegadora, pero Elena solo veía oscuridad. La música sonaba en sus oídos, pero el caos en su mente ahogaba cualquier melodía. Estaba sola en un mundo lleno de gente, y la única mano que se le ofrecía era la de su enemigo. Una parte de ella quería gritar, romper todo a su alrededor, mientras que otra parte, la más pragmática, sabía que su tiempo se estaba agotando.

"¿Qué debo hacer?" se preguntaba, sintiendo cómo el peso de su decisión se volvía insoportable.

Elena sabía que su próximo movimiento determinaría su destino. Podía luchar, aferrarse a su orgullo y arriesgarlo todo, o podía ceder, aceptar el trato de Alejandro y mantener su empresa a flote. Pero ¿a qué costo? ¿Podía vivir consigo misma si aceptaba esa propuesta?

Su mente se debatía, su corazón latía con fuerza, y en su interior, la guerra entre el orgullo y la supervivencia rugía con una furia incontrolable. Mientras la fiesta continuaba a su alrededor, ajena a su tormento, Elena Suárez se dio cuenta de que estaba al borde de una decisión que cambiaría su vida para siempre.

Pero una cosa era clara: no importaba qué camino eligiera, la oscuridad que la rodeaba solo se haría más profunda, y la única luz en ese túnel parecía ser la figura imponente de Alejandro Reyes. ¿Era un salvador... o un destructor?