Librería
Español
Capítulos
Ajuste

Capítulo 4 Mia.

Aysel:

Este lugar era hermoso, sin lugar a duda, a pesar de que era otoño, tenía una belleza única, no se parecía a la ciudad que estoy acostumbrada a ver. El paisaje y el aire puro me ayudó a calmarme.

Me pregunto que estará haciendo Kasumi. Quizás lo mejor sería decirle que me enamore de un humano y que no me importaría morir si se tratara de él, pero ¿y si él no me ama?

Me detuve cuando vi un lago, me gustaría estar aquí con él. De pronto no sé porque, pero me dio la sensación de que no estoy sola, me giro un poco y veo a un hombre joven, tés bronceada, alto, muy alto y bastante musculoso, me está mirando, sus ojos muy abiertos y hay algo en ellos que me ponen nerviosa. No conozco a nadie más que mi familia, así fue durante toda mi vida, solo mi familia y Kasumi, por lo que opto por dar la vuelta he irme de regreso a la cabaña, pero cuando lo hago él comienza a seguirme, mire un par de veces atrás y no podía equivocarme, él me seguía, estaba asustada por lo que aumente el ritmo para terminar por salir corriendo, pero esa no fue mi mejor idea. Escuchaba su trote de tras de mi cada vez más cerca.

— ¡MIA! — Escuche que grito y en un segundo estaba en el piso, con él sobre mí.

— ¿Que mierda haces? ¡Suéltame! — comencé a moverme como serpiente, para que me liberara.

— Eres mía. — Repitió mientras olía mi cuello, y de pronto además de su respiración caliente sentí algo filoso, ¡sus colmillos!

— Déjame idiota. —No sé de dónde saqué fuerzas, pero lo hice, lo empujé y me levanté furiosa, mi vestido blanco estaba arruinado al igual que la corona de rosas que me hizo mi abuela.

— ¡Mira lo que has hecho idiota! — deje salir el carácter del demonio que tengo.

— ¡¿Cómo me llamaste?!— dijo mostrándome una sonrisa que daba miedo.

— ¡Idiota! ¿Cómo se te ocurre tirarme al piso? ¡¿Acaso eres un animal?!— Y en cuanto lo dije me arrepentí, claro que era un animal, ¡es un hombre lobo! Estoy en una reserva llena de ellos, ¿cómo pude decir eso? estoy muerta.

— No, no soy un animal... aún, y tú ¿eres una bruja? — Note la cara de asco que ponía y el conflicto en sus ojos se hizo presente.

— No, no soy bruja, soy humana. — explique mientras miraba sus ojos que cambiaban de color permanentemente, estaba peleando con su lobo.

— Pero el color de tu cabello... — dijo confundido.

— Es por mi abuela, ella si es una bruja. —comienzo a explicarle, pero me interrumpe.

— ¡Maldición! ¡¿Eres la nieta de Fenrir?! — como si fuera un insulto serlo, pero que pedazo de mierda.

— ¡Si¡, ¡¿por qué?!— ver el desprecio en su rostro al decir el nombre de mi abuelo me provocaba querer golpearlo.

— ¡Lárgate! Vete de mis tierras, ¡ni tú, ni tú maldita familia son bienvenidos aquí! — Sentía el calor de mi sangre recorrer mi cuerpo, nunca había estado tan enojada. Y el carácter del demonio que tengo salió a flote en todo su esplendor.

— ¡¿Maldita familia?! Aquí el único maldito eres tú, ¡maldito perro pulguiento! — No sé en qué momento me acerqué a él, solo lo hice y para descargar mi furia le di una bofetada que él desgraciado respondió. ¡él me golpeo!

— ¡Nunca vuelvas a golpearme maldita hibrida! Porque la próxima vez ¡te arrancare la cabeza! — podía ver que decía la verdad, él podría matarme ahora mismo si así lo quisiera. — ¡Vete! — repitió ya que yo estaba estática en mi lugar del mismo miedo que sentía.

Corrí, corrí tanto como mis piernas lo permitieron. Jamás me habían golpeado, él dijo mía, eres mía, se lo que significa, no quiero que él sea mi mate, mi abuelo jamás lastimo a mi abuela, al igual que papá nunca golpeo a mi madre, no importa lo furioso que este, ¡¿cómo pudo golpearme?! No lo quiero de compañero, solo quiero a Kasumi.

Corrí con desespero, hasta entrar en la cabaña, donde mi familia aún estaba retocando ciertas cosas, para hacer nuestra estadía más llevadera.

— ¡¿Que te paso?! ..... ¡Caos! — a mi madre casi se le sale los ojos al verme. La primera en recibirme fue ella y obviamente me ve llorando y toda sucia.

— Que suse——— ¡Aysel! ¿Qué fue lo que te pasó? — papá aparece en el segundo que mi madre grito.

— Tenemos que irnos, no nos quieren aquí, ¡quiero ir a casa! — Me encerré en la que se suponía era mi habitación, y por más que escuchaba gritos por toda la casa no pensaba decir lo que me pasó, solo quería irme, pero claro que ellos no lo dejarían así, la puerta se abrió y mi abuelo entró.

— ¿Quién te golpeo? — podía ver el color negro en sus ojos, Fenrir los tenia de color marrón, pero su lobo los tenía completamente negros.

— ¿Qué? — Recordé la bofetada, y toqué mi mejilla, el labio estaba roto, genial.

— Nadie. — trate de mentir, algo completamente inútil.

Mi abuelo Fenrir no era conocido por su paciencia, explotó en frente mío dejando salir a su lobo, tan negro como sus ojos y comenzó a olfatearme, estaba perdida, él rastrearía a quien hizo esto.

— Abuelo, no es nada, solo quiero ir a casa. Por favor, quiero irme, no me gusta estar aquí. — respondí mientras lo acariciaba y lo veía directo a los ojos.

El gran lobo negro comenzó a gimotear, sentía que cuando él estaba así, nuestra conexión era más grande, lo había convencido, pero claro que mi abuelo Vidar era otra cosa.

— Si no me dices que paso, mataré a todo aquel que se me cruce, después de todo la sangre de hombre lobo es un buen aperitivo. — su voz calma pero fría, irrumpió la pequeña tranquilidad de mi cuarto. Genial ahora pelearían entre ellos como siempre.

— ¡Fenrir! ¡Vidar! El Alpha está aquí.

La voz de Minerva calmó las cosas en la habitación, mientras yo solo rezaba, Por favor, por favor que no sea él, por favor, quiero volver a la ciudad, me quiero ir, tal vez deba llamar a Kasumi... como la estúpida que soy le envié mi ubicación a Kasumi, sin pensar demasiado en las consecuencias.

En unos segundos vi pasar a mis abuelos que volvieron a ser personas o casi, sus ojos delataban lo enfadado que estaban, rojo carmesí el vampiro y negro noche el lobo, así fue como bajaron, mientras yo me quedé en el borde de la escalera, escuchando, y rezando, Diosa luna dime que el Alpha no es mi mate, por favor.

— Fenrir, ¿qué se siente ser un invitado en lo que fue tu tierra?

— Alpha Anuk, a decir verdad, no siento melancolía si es lo que insinúas, tampoco tengo ganas de estar aquí, vinimos por orden del consejo.

— Entonces nos dejaste por vampiros, ninfas y brujas. — El tono de burla que utiliza me deja ver que es ese idiota.

— Ten cuidado con el tono de tu voz, si es que quieres seguir viviendo. — Un gruñido se escuchó y estoy segura de que no es de mi abuelo.

— ¡No te atrevas a amenazarme en mis tierras! — la voz del idiota se oye furiosa.

— Basta, somos invitados del consejo, exijo saber ¿a qué ha venido? — mi padre se oye intimidante.

— Tú debes ser Caos, el hijo híbrido de este viejo lobo.

— ¿Quieres saber que tan viejo estoy Anuk?

— ¿Quieres tú lugar como Alpha Fenrir? Puedo arreglar una pelea a muerte.

¿Qué hago? ¿Bajo, o me quedo aquí? ¿Que podría hacer yo por mi abuelo?, si no soy más que una humana.

— ¿Qué sucede aquí?

— Jacob, has llegado justo a tiempo.

— Estaba por darle la bienvenida a la manada de Fenrir. — dice el hombre que acaba de llegar.

— Sí, manada claro.

— Tus insultos ya me cansaron, di a que vienes, luego nos iremos. — Si abuelo, por favor sácanos de aquí.

— No pueden y lo saben, el consejo te advirtió si te reúsas se considerará traición y sabes lo que pasará.

— ¿Y ustedes creen que un grupo de lobos podrán contra dos lobos, un vampiro, una bruja y el poder de la naturaleza de mis ninfas? — Vidar sí que suena intimidante.

— Vidar, esto no es contigo.

— ¿A no? ¿No nos acabas de llamar la manada de Fenrir? — Dijo mi abuelo con burla. Esto no se podía poner peor, Vidar no soporta a los lobos.

— Terminemos con esto, solo vine por lo que es mío. — ¡MIERDA! ¿Por qué no soy bruja? Así podría desaparecer.

— ¿A qué te refieres Anuk? — escucho a mi abuelo preguntar, pero sé que ya sabe la respuesta.

— Vine por la Luna de la manada, mi mate.

¡Mierda! ¡Lo sabía, mierda!

— ¿Tu... Luna?

— ¡¿Aysel?!— La voz de mi madre reflejaba pánico. Y lo único que provoca es que tenga aún más miedo.

— ¡NO!, mi nieta no puede ser tú Luna.

— Estuve a punto de marcarla, pero tiene temperamento, solo es cuestión de domar a la bestia que lleva dentro.

— ¡Tú la golpeaste, estas muerto! — y ese era mi padre, pude escuchar como explotaba para dejar salir a su lobo.

Lo siguiente que escuché fueron gruñido y golpes, todo está perdido.

Descarga la aplicación ahora para recibir recompensas
Escanea el código QR para descargar la aplicación Hinovel.