3 Llámame, Eleonor.
Antara:
Las gotas de agua caían acariciando mi rostro, la temperatura era agradable, y la mano de mi padre aferraba la mía.
— Un día tu poder divino será tan grande como el mío. — el gran rey Firuis fijo sus ojos negros en mí, y no pude evitar soltar una risilla como la niña que era.
— Pero, padre, ¿de qué hablas? Tu poder no tiene comparación. — alagó conocedora que eso a mi padre siempre le agradaba.
— Mi princesa. — rebatió él, acariciando mi negro cabello. — Tu poder será aun mayor que el mío, al igual que tu responsabilidad para con tu gente. — los pasos de mi padre se detuvieron y con ellos los míos, elevo sus manos al cielo y solo entonces vi sobre nosotros.
— Papá. — del miedo que me dio ver las nubes negras y como de ellas caía tanta agua, se me olvidaron las formalidades, y eso si hizo sonreír a mi padre.
— No debes temer, mi pequeña Antara, nosotros manejamos el agua, no ella a nosotros, no lo olvides, porque si lo haces, muchos perecerán.
El rey Firuis agito sus manos y solo entonces comprendí que aquello no era una llovizna de primavera, eso era una tempestad que golpeaba nuestro reino, como si el propio cielo lo quisiera hacer desaparecer, algo que solo el rey pudo evitar, ¿Cuántas veces mi padre había salvado el reino? ¿Qué veneficio traía manejar el agua? Hasta ese momento pensaba que el poder de mi madre era bueno, creo que lo que debía de haber aprendido, era que ambos trabajaban en equipo, la reina Estrella veía el peligro acercarse y mi padre se preparaba para enfrentarlo, pensaba que eran indestructibles… cuan equivocada estaba.
— Papá. — aun con los ojos cerrados distingo mi propia voz y lo mal que suena.
— Aquí estoy Eleonor, aquí estoy. — no podía abrir mis ojos, pero podía saber que el que tomaba mi mano no era Firuis rey de los brujos, ese que estaba a mi lado era el duque White.
— Lo siento. — susurre, no sabía si me disculpaba con mi padre biológico por haberlo echado al olvido en los últimos años o si le pedía perdón al duque, por no ser la hija que él merecía.
— Todo estará bien, mi bella Eleonor.
Seguía sintiendo el agua escurrir por mi rostro, pero esta vez no era el recuerdo de un pasado feliz, ahora sabía que eran mis lágrimas, las que aun en medio de la inconciencia surcaban mi rostro.
— En verdad Duque, no se que sucedió, yo lleve todo lo necesario para que la señorita se aseara y de pronto ella comenzó a insultarme, luego de eso el joven Cameron me pidió retirarnos, por lo que no sabría decirle porque la habitación de Eleonor estaba en esas condiciones, tal vez ella lo hizo… — Iris, maldita perra mentirosa, la oía y más me indignaba el no poder rebatir sus mentiras, pero es que realmente vagaba entre la conciencia y la inconciencia.
— Tu… — la voz fría de mi padre me quita el aire inclusive a mí. — ¿Te atreves a llamar por su nombre a mi hija? ¿a la joven señorita White? — ahora más que nunca queria abrir mis ojos y disfrutar del rostro de Iris, sabia que debía estar pálida y aterrorizada.
— Mi señor… yo…
— Emir, lleva a esta mujer al calabozo, hasta que descubra que fue lo que sucedió.
— Mi señor, no…
— Es mejor que no digas nada más, y que le reces a la diosa porque mi hija reaccione y diga que fue lo que sucedió, o no solo acabare con tu vida, toda tu familia te acompañara en tu destino.
Ese fue el momento donde el anhelo de despertar desapareció, deje que la negrura me llevara una vez más, porque, aunque esa loba fuera una verdadera perra conmigo, no podía olvidar que sus hermanos eran apenas unos cachorros, el duque no seria capaz de cumplir con su amenaza ¿verdad?
— ¡Antara primera del reino Kael! — la voz del vocero del palacio hace vibrar mis pies, debo reconocer que el delirar no es tan malo, siempre que me muestre mi antigua vida.
— ¿Cómo hace eso? — era apenas una niña de siete años, la curiosidad y las ansias de saber todo, desbordaban de mí.
— Brandon maneja el aire, y cuando lo desea provoca que el aire lleve su voz tan lejos y fuerte como lo desee.
— ¿No te da miedo que un día se enoje contigo y te grite hasta hacerte volar? — mi pregunta inocente fue captada por el joven vocero y me vio con espanto y preocupación.
— Creo que aprecia demasiado su vida como para no intentarlo nunca. — rebatió mi padre y yo solo lo veía con asombro.
— ¿Lo matarías? — no tenía miedo al preguntar aquello y Firuis se dio cuenta de ello, por lo que, hincando una pierna en el piso, dejo nuestros rostros uno frente al otro, asegurándose que tuviera toda mi atención y sí que la tenía.
— No necesitas ser un rey para quitar una vida, pero debes tener en cuenta que deberás vivir con ello, lo que tus actos provoquen, después de todo, nadie esta solo, así como tu me tienes a mi y a tu madre, los demás también tienen familia, seres que los aman y buscaran vengarse por el sufrimiento que les provoques, más si actúas desde un arrebato, se que si algún día Brandon perdiera el control y me gritara, estaría en un gran problema, pero ¿Qué clase de rey seria si no le doy una oportunidad de remendar su error? Mejor aún, ¿Qué clase de persona seria si en lugar de actuar como un rey que cuida de su pueblo, tomara revancha desde el enojo, sin pensar en que estaría no solo acabando con una vida, también lastimando a toda una familia?
Mi padre era un hombre sabio, y yo… yo había estado equivocada por demasiado tiempo.
El sol iluminaba mi recamara, se podría decir que era casi medio día cuando abrí los ojos, aunque no podria determinar cuanto tiempo llevaba dormida, si podía apreciar que mi cuarto estaba rodeado de flores, grandes ramos con notas en las que se deseaba mi pronta recuperación, eran de otros aristócratas, y sabía que ninguno deseaba mi pronta mejoría en realidad, si habían enviado algún presente allí, solo era por la reputación que mi padre poseía.
— Eleonor. — la voz cargada de alivio me hizo girar, y mi corazón se conmovió, por no solo ver a Elías White, su hijo mayor Emir, también estaba allí y se notaban que poco o nada habían descansado.
— Padre. — alcance a pronunciar antes de toser un poco por la resequedad de mi garganta.
— Toma, bebe un poco de agua. — el silencio que continuo no fue por mi garganta reseca, sino era la sorpresa de que mi hermano mayor me ayudara así sea en darme un vaso con agua.
— Gra— gracias. — me sentía incomoda, no de mala manera, más bien era rareza lo que sentía, nunca antes me había enfermado, sabia por lo poco que había podido estudiar de mi gente, cuando era princesa que los brujos nos debilitamos al alcanzar la mayoría de edad, cuando nuestros poderes se manifiestan en su totalidad, y que solo nos recuperamos al cien por ciento cuando encontramos un compañero que complete nuestras almas divididas, creo que a partir de ahora, será aún más parecida a los humanos, ya que no creo poder encontrar en este reino el verdadero amor.
— ¿Cómo te encuentras? el medico no sabía el motivo de que estuvieras tantos días desmayada, ya que la fiebre bajo al segundo día. — mi padre hablaba de forma apresurada, queriendo quizás encontrar algún indicio de enfermedad letal en mí.
— ¿Cuántos días…? — no me sentía débil, más bien descansada, como si hubiera estado cargando un gran peso sobre mi y al fin lo hubiera dejado caer.
— Una semana. — interrumpió Cameron desde la puerta, su mirada no había cambiado, siempre acusadora y fría, dirigida solo a mí.
— Ah. — fue todo lo que pude decir antes de sentirme un poco cohibida al estar rodeada por los tres.
— Iré a llamar al medico para que te revise, necesitaras una buena dieta para que te alimentes como es debido. — padre salió como alma que busca escapar de un demonio, y yo deseaba que mis hermanos se fueran con él.
— Debes decirle a padre la verdad. — la exigencia casi en grito de Cameron me hizo sobresaltar.
— ¿La verdad? — por un escaso segundo mi corazón tembló, ¿y si en la inconciencia algo escapo de mis labios? ¿y si ellos sabían quién soy?
— Que todo fue tu culpa, gracias a tu berrinche Iris esta en el calabozo, y padre esta dispuesto a pedir la pena máxima por incumplir con sus responsabilidades con un miembro de la nobleza y, de ese modo ponerte en peligro. — concluye lo último con cierta burla y mis manos se cierran con fuerza, aunque luego recuerdo que no me siento como si estuviera enferma, más bien liberada.
— Eso no sucederá. — murmuré y supe por el rostro de ambos que me estaban malinterpretando. — Iris no será castigada, has que venga, hablaremos con padre. — no pensaba seguir perdiendo tiempo en estas trivialidades, no cuando debía planear como sobrevivir cuando la verdadera hija del duque apareciera y yo sea lanzada a la calle.
— Sabía que mi padre estaba equivocado. — se jacto Cameron antes de salir por Iris, aunque Emir se quedó y solo me veía en silencio, con su rostro tan serio como siempre.
— Puedes regresar a tus deberes joven maestro, aquí no sucedió nada interesante. — le advertí al mayor de los hermanos, porque en verdad ya estaba comenzando a sentirme cohibida ante su mirada penetrante.
— Yo decido si es o no interesante, no lo olvides Eleonor, y no vuelvas a llamarme joven maestro. — Emir salió ofuscado de mi habitación y ahora si no comprendía nada.
La relación con ellos nunca fue buena, ni siquiera grata, no debe preocuparse por mi y estoy segura de que no lo hace, pero lo que más me confunde es que ahora no se cómo debería llamarlo, nunca les agrado que les dijera hermano, por lo que los llamaba joven maestro y joven Cameron, pero ahora… no podria solo decir su nombre, aunque sea una hermana sustituta, no tenemos ese nivel de confianza y aunque él me llame por mi nombre, se que no es confianza, sino poco o nulo respeto hacia mi persona.
— Señorita, señorita. — Iris ingreso corriendo, sus lagrimas no eran por mí, sino por ella, sabia que su vida y la de su familia estaba en mis manos. — Señorita en verdad…
— Por favor, déjenos a solas. — no sé qué clase de mentira diría esta mujer, pero seria mejor aclarar las cosas, pues Firuis era un hombre sabio, no puedo olvidar lo que trato de enseñarme, más ahora que sé que pronto quedare a merced de cualquiera, no necesito de personas tras de mi queriendo tomar mi vida.
— Eso claro que no, seguro y molestas a Iris…
— ¿Acaso te gusta? — la voz fría de Emir silencio a Cameron e incluso le hizo dar un brinco, mientras Iris se sonrojaba, solo yo sabia que eso era ridículo Iris era incluso mayor que Emir por un año, Cameron solo hacia todo aquello para molestarme.
— ¿Cómo te atreves a decir tal cosa? — lo increpo el menor.
— Necesito asearme antes que llegue el doctor. — intervine con una gran verdad, de la cual nadie se había percatado o simplemente no les importaba, estaba toda pegajosa por los días en esta cama, que ahora me doy cuenta no es la mía, seguro y tuvieron que traer una nueva, ya que la otra quedo empapada con lo que Iris hizo.
— Solo no te pases o … — estaba cansada de sus amenazas injustas, puede que no quisiera más enemigos sobre mí en un futuro, pero debo admitir que Cameron ya es mi enemigo.
— Si vas a hacer algo, solo hazlo ¡me tiene cansada joven White! — el mencionado retrocedió como si lo hubiera abofeteado, aun así, no pudo rebatir nada, ya que Emir lo tomo del brazo y lo jalo fuera de mi cuarto.
En el tiempo que me llevo ponerme en pie, Iris se dejo caer de rodillas, al parecer su miedo era autentico y no puedo negar que si yo estuviera en su lugar estaría de igual forma.
— Señorita, yo… lo siento, realmente lo lamento tanto, se que mi actuar no tiene perdón, mi constante acoso hacia usted solo fue subiendo y no se como me permití que acabara de esta forma, se que el poner su vida en peligro es imperdonable, y cumpliré mi castigo, solo le pido piedad por mi familia. — su llanto, su pose, ¿Cuántas damas vi en ese estado? Rogando por la vida de sus esposos cuando los lobos llegaron.
— Ponte de pie Iris, no pienso dejar que el duque dañe a tu familia… y tampoco a ti. — la joven loba levanto de golpe su rostro, el cual reflejaba el shock que mis palabras le causaban.
— Señorita…
— Solo quiero saber ¿Por qué me odias? ¿Qué fue lo que hice para ofenderte de esta manera? No es solo recibir tu acoso diario, es el de todos en esta mansión, desde como jalaban mi cabello al peinarme, hasta que decidí hacerlo yo sola, hasta que me den de comer alimentos en mal estado, ¿Qué les hice además de existir? — quizás, si supiera que era lo que estaba haciendo mal, podria solucionarlo, porque nadie me podria culpar de ser abusiva con los demás si ellos lo son conmigo primero.
— Señorita, no… — Iris deja salir un gran suspiro y al fin se pone de pie. — Nos molesta el hecho de que trate de ocupar el lugar de la señorita Felicita. — su gran revelación no es tal, al menos para mí.
— Nunca quise ocupar el lugar de la señorita White, jamás lo pedí tampoco, solo queria un lugar al cual llamar hogar. — Iris baja su cabeza quizás apenada o arrepentida. — Acosaron a una niña que todo perdió, sin siquiera pensar en lo que me estaban convirtiendo, porque créeme que ustedes… olvídalo, ya nada importa, solo… algo me dice que la señorita White regresara pronto, entonces yo desapareceré, será un mal recuerdo para todos, asique, llevémonos bien este ultimo tiempo. — eleve mi mano, para sellar un trato no de amabilidad, solo tolerancia, al menos eso. — Puedes llamarme Eleonor, veme como lo que soy, un ser que siente, que tiene alma y corazón, no me veas como la señorita White, porque créeme que se que no lo soy.