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2

—¿Todo bien?—Noel había regresado con una botella de agua.

—Si, todo bien—sonreí palmeando el hombro del chico, aunque me estaba matando la curiosidad de lo que Mayra me había dicho, era increíble que un hombre lleno de lujos como Henry se haya puesto así, tengo que averiguar con mis propios ojos si eso es cierto.

—Creo que deberíamos de ir a otro lugar—sugirió—¿por qué mejor no vamos a caminar a la costa?—giró sobre sus talones y salió.

—Espera un poco, Noel—aceleré el paso, pues Mayra se había ido en cuánto me terminó de contar las cosas de Henry.

—Y bien, ¿de qué hablaron ustedes dos?—preguntó Noel empinándose la botella, sabía que él haría esa pregunta, todo este tiempo lo conozco perfectamente y sé que el es bastante celoso.

—Cosas de chicas...—puse mis labios en una sola línea—quiero comer helado—hice puchero—¿vamos?—tomé de su brazo casi lloriqueando, la verdad tenía antojos de sentir algo helado en mi boca.

—Por supuesto que si, cariño—se dió la vuelta para darme un beso en la frente—sabes que eres mi consentida y puedo hacer lo que digas—en ese aspecto Noel era muy detallista, no podía quejarme de las atenciones que él tenía hacía mi, era muy atento a todo lo que quería y eso que yo era una mujer a la cual no le gustaba que la invitaran, pero creo que con el tiempo había creado una confianza muy grande con el.

Nos dirigimos a una heladería que estaba a la orilla de la costa junto a unos establecimientos de comidería rápida, llegamos y nos situamos frente al exhibidor, habían un sin números de sabores, pero yo quería Ron con pasas, era mi favorito, afortunadamente había, pero habían dos chicas rubias atendiendo, quizás era parte de la estrategia de este lugar para llamar más la atención de los hombres, porque la verdad habían más hombres que mujeres buscando helado, sin duda esta sería una prueba para ver cómo actuaba Noel frente a estas chicas.

—Quiero dos—él me quedo viendo—¿Qué es lo que pediremos, Amor?—elevó sus manos en forma de paz.

—Ron con pasas—susurré, que olvidadizo que eres Noel.

El pidió mientras yo no le quitaba la vista de encima, pero creo que Noel había pasado la prueba, pues él estaba viendo hacia el suelo, creo que en realidad no había mujer tan importante como yo en su vida.

—Listo, amor.—me dio mi helado—deberíamos de ir a comerlo afuera, ¿no crees? El estar rodeado de este montón de personas me sofoca un poco—sugirió mientras él tomó la iniciativa de salir, al menos él y yo coincidíamos en eso, tampoco me gustaba estar rodeada de muchos hombres, creo que últimamente me he sentido como medio acosada, así que los hombres no me digan nada, puedo determinar cómo ellos quedan viendo.

—Espera un momento, Noel—nos detuvimos frente a una feria en donde habían artesanías y ese tipo de manualidades las cuales me encantaban, hace mucho tiempo estuve buscando cuarzos y afortunadamente habían varios y de todos colores.

—¿Ahora que viste, Ana?—el se regresó.

—¡Miralos! Están muy lindos—mis ojos estaban vidriosos de la emoción—¿Cuánto cuestan?—le pregunté a la señora que los estaba vendiendo.

—Son quince dólares, ¿Cuál le gustó más?—me mostró varios, pero definitivamente me encantaba uno que era de color Jade, me fascinaba y definitivamente tenía que ponerlo en mi cuello.

—Me lo llevaré—lo tomé y estaba que chillaba de la alegria, nos dirigimos a unas bancas que estaban cerca—¿me pondrías ayudar a ponérmelo?—me senté y él estaba detrás.

—Espera un momento—dijo mientras colocó su helado encima de la banca—¿ahí esta bien?—me volví a ver y me quedaba muy bajo, por poco y se me metía en el espacio entre mis senos.

—Quiero que sea un poco más arriba, casi llegando a la clavícula, ¿vale?—le sonreí.

—Esta bien—lo ajustó un poco—y, ¿ahora?—esta vez estaba más que perfecto.

—Está muy buen, gracias, cariño—le di un fuerte abrazo mientras seguimos caminando.

Lamentablemente no podía dejar los pensamientos que tenía hacía Henry, en serio que hasta conmigo misma estaba enojada. ¿Cómo puede ser posible pensar en el? No, después por las mentiras que él dijo, si en verdad le hubiera importado creo que me diría con sinceridad que Millena estaba esperando un hijo suyo, quizás si me lo ha dicho con tiempo no nos hubiéramos separado, pero ahora las cosas son muy diferentes, tengo una relación bastante estable con un hombre que me ama y no puedo desaprovechar esta oportunidad, ya no estoy como para juegos de un hombre, necesito paz mental y eso es lo que he estado logrando con Noel todo este tiempo, no sería bueno de mi parte romperle el corazón.

—Lastima que no trajimos ropa para bañarnos—el me hizo salir de los pensamientos que traía en él camino.

—Quizás podemos venir en otro momento, ¿no crees? Además no será la primera vez que vengamos—caminábamos sobre la costa, de manera que el agua nos mojaba los pies, él llevaba sus zapatos en manos y yo mis sandalias, él venir acá me hacia bastante bien, creo que de cierta forma me servía para desestresarme un poco.

—Sí, claro —me dijo sonriendo, al parecer él estaba bastante contento y me daba gusto, Noel era un buen chico y todo este tiempo me lo había demostrado— creo que podríamos venir en la noche, ¿ no te parece? —me preguntó de forma pícara, ya sabía por dónde iban sus planes.

—Podría ser... me parece una buena idea— y en realidad si, lo era —deberíamos quizás, traer ciertas cosas para comer e incluso podríamos encender una fogata y así poner ciertos malvavisco, sería una noche mágica —me quedé en un estado de trance por un momento imaginándome todo lo que podría pasar.

—Pero me gustaría hacer esos planes luego que encontremos trabajo, Ana, tú sabes que, pues venimos desde Europa, hemos tenido muchos gastos y más yo, sé que hemos estado llevando una vida bastante cómoda y al llegar acá sería empezar de nuevo, ¿podrías esperarme un poco?— el cruzó sus brazos y se miraba un poco pensativo.

—¡Por supuesto que sí, cariño! sabes perfectamente que tienes a la novia más comprensiva de este mundo, además tú sabes muy bien que para mí, el dinero no es prioridad, pero por favor vengamos a como te dije—porque la verdad quería tener esa experiencia.

Durante ese tiempo estuvimos quizás unas dos horas en el mar esperando a que el sol se ocultara, a mí me encantaban los colores que el sol proyectaba en el cielo, como el rojo, el Julieta, el azul y entre otros así que empecé a tomar muchas fotos y de hecho ya tenía un álbum de todas las fotos de los hermosos panoramas que podía observar, creo que uno en esta vida estaba de pasada y lo único que se podía llevar a la tumba eran los buenos recuerdos y la vida feliz que uno pudo haber vivido en esta tierra, sin embargo la noche estaba cayendo y necesitábamos regresar.

—Tenemos que irnos a la habitación—sugirió Noel.

—Tienes razón y creo que mañana tengo que levantarme un poco temprano, por lo que tú sabes, nuevos horarios, nuevos profesores y nuevas materias— nos dimos un fuerte abrazo aprovechando el clima que estaba haciendo, pues se sentía muy rico el frío que nos estaba entrando.

—¿Qué te parece si antes que nos durmamos hacemos algunas cositas?— me guiñó el ojo y sabía lo que se refería y si, necesitaba también Desestresarme de esa forma, no podía negar que también me gustaba hacerlo con mi novio.

De esa forma él y yo hicimos el amor desenfrenadamente esa noche, nos la merecíamos después de todo, pero sabía que al día siguiente amanecería sin ganas de poder hacer nada.

Al día siguiente desperté muy temprano, no se por qué me había despertado a esas horas si yo entraba un poco más tarde, pero aproveché que Noel estaba dormido, se miraba tan tierno con sus cabellos tapandole parte de su cara, pero había una curiosidad muy grande dentro de mí, desde ayer que hablé con Mayra, pues no podía quedarme de brazos cruzados, en primer lugar sabía que lo que iba a hacer estaba totalmente incorrecto , pero si no lo hacía definitivamente todas las horas que estuviesen pasando mi cabeza me atacaría sin parar.

Me levanté de la cama sin hacer ruido y sin ningún movimiento brusco, me puse la ropa y salí muy lentamente y de esa forma también cerré la puerta de la habitación, estando afuera le podría inventar cualquier cosa a mi novio.

Salí a la carretera y afortunadamente había pasado un taxi, todavía me sabía perfectamente la dirección de la casa de Henry así que se la brinde al taxista y él me llevó, A medida que nos íbamos acercando a la mansión mis manos iban un poco sudorosas y yo estaba un poco nerviosa, ni yo misma sabía por qué estaba haciendo todo esto si se supone que debería de olvidar definitivamente a Henry, pero creo que este hombre seguía teniendo cierta influencia sobre mi.

Al llegar a la entrada de la mansión me dio cierta nostalgia, pude recordar todas las veces que entré y salí por ese portón, todo estaba casi intacto , parecía que las cosas en realidad estaban marchando muy bien, creo que Mayra había exagerado un poco o quizás sólo me mintió.

—Muchas gracias— le di el efectivo al taxista y arrancó.

Anabella Scott, aquí comenzaste tu vida llena de ilusiones y mentiras, esta mansión fue testigo de muchas cosas y creo que en esta misma mansión tienen que quedar. Yo estaba frente al portón y oprimí el botón una y otra vez, yo estaba que me comía las uñas de la ansiedad.

El portón empezó a deslizarse de un lado hacia otro, tragué grueso, creí ver la silueta detrás de ese portón, la silueta de Henry, pero no, mi vista me estaba engañando, era una chica, quizás tenía la misma edad que yo y enseguida pensé mal, porque lo primero que pensé fue que seguro Henry había buscado una sirvienta joven para hacer sus cositas mientras ahora él estaba soltero.

—Señorita...— ella se acercó a mí—¿ en qué le puedo servir?—frunció el ceño.

—Buenos días, mi nombre es Anabella Scott y fui trabajadora del señor Henry, me gustaría saber si, ¿ él se encuentra en casa?— la miré con desdén, no sé por qué hasta con esta chica estaba sintiendo celos, cuando ni siquiera Henry y yo estábamos juntos. ¡ya, Anabella! por favor para todos estos estúpidos pensamientos de tu mente, ¡date tu lugar!

—Lo siento mucho, señorita pero el señor Henry hace mucho tiempo que no vive acá, lo único que se hace es darle el mantenimiento adecuado, ni siquiera la señora Millena tomó esta casa, hace varios meses que está en completo abandono, no sabemos dónde está ni con quién está— la chica bajó la mirada hacia el suelo.

—Pero ¿cómo es eso posible? ¿ acaso él no dijo ni siquiera dónde iba? —quise saber, pues Henry nunca actuaba de esa forma.

—No, todo fue sin previo aviso, de una noche a la otra, el solo desapareció como espuma e incluso sus mismos trabajadores han intentado buscarlo, pero no sabemos absolutamente nada de él, pero si usted en algún momento lo puede ver sería muy bueno que notifique a las autoridades, porque créame que estamos muy preocupados—negó con la cabeza, realmente la chica parecía decir la verdad , pero ¿donde se habrá metido? Creo que conocía bastante bien a Henry y los lugares que me había enseñado anteriormente, no creo que él los hubiera buscado, eran céntricos y concurridos.

—Muchas gracias —Asentí y giré sobre mis talones , pues si antes tenía curiosidad por saber de la vida de Henry, esta vez tenía aún más que una simple curiosidad, me sentía con el deber de dar con el paradero de este hombre, tenía que saber realmente cuál fue el motivo que lo hizo tomar esta decisión tan extrema.

Enseguida mi celular empezó a vibrar lo saqué del bolsillo y miré que era una llamada de Noel.

—¡Anabella! ¿ dónde estás? me desperté y miré que ya no estabas.

—No te preocupes, cariño, sólo estoy haciendo algunas compras en el supermercado, cosas que no me dieron tiempo de comprar— me sentía mal metiéndole al pobre chico, pero en realidad estaba preocupada por Henry, a pesar de todo, él era un humano como yo y no me gustaría que le estuviera pasando algo malo.

—Bueno, está bien, te espero en la universidad —me dijo lanzándome un beso al aire, se pudo escuchar claramente y colgó.

Ahora tenía una incógnita y era ¿donde empezaría a buscar? o ¿a quien le podría preguntar? quizás tenga que venir nuevamente a esta mansión, Jared debe tener la respuesta a todo esto, siempre él se mantenía bastante cerca.

MILLENA

Las vacaciones que estaba teniendo con Denis iban de maravilla, haberle sacado esos diez millones a Henry fue la mejor estrategia que tomamos en nuestras vidas, ni siquiera me importaba la estúpida vida de Henry, por mi que se pudriera, pero que me dejara tapada en dinero, según los rumores que había escuchado es que él se había desaparecido y creo que el pobre tonto cayó en depresión por la sirvienta, era lo más ridículo que había escuchado en mi vida.

—Te estuve buscando todo este tiempo, mi amor,—Denis llegó con algunas compras, pues él se estaba comprando todo lo que quisiera y a mi me encantaba que hiciera eso, era mi pequeñuelo consentido.

—Estuve buscando algunas cosas para el bebé, tú sabes, tenemos que seguir ideando cosas para seguir sacándole el dinero Henry, que por cierto creo que estos diez millones no durarán toda la vida, sabemos que él tiene más y que esto tan sólo es como haberle quitado una hebra de cabello en su cabeza, pero ¿Cómo está ese hermoso hombre?—le hablé chiquito mientras acariciaba su rostro.

—No te preocupes, cariño, tengo muchas ideas locas en mi cabeza y creo que la sangre se derramará— ambos empezamos a sonreír como locos pues no sólo éramos locos de la cabeza sino de amor, haríamos lo que sea por obtener dinero.

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