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Alguien está follando en una habitación oscura

Miré hacia la cama, había dos personas follando perezosamente, pero estaban bajo el edredón, no se veía nada.

- Eh, ¡hagámoslo también! - sugirió Natasha. - Quiero sentir una polla de verdad dentro de mí.

- La miré, y luego a Pasha, el pobre ya temblaba de excitación, y yo misma tenía curiosidad por probar lo que mi amiga me ofrecía.

Poco a poco Pasha empezó a darse cuenta de que estaba previsto una orgía con su participación. Para un virgen es demasiado.

En principio, uno sólo podía soñar con ello en su situación, sólo que no tenía tiempo en absoluto para prepararse mentalmente para algo así. En su cara apareció una expresión de sorpresa y una pregunta: "¿De verdad follarán así, sin ningún pudor, justo en esta fiesta?".

Tocó ligeramente la rodilla de Natasha con el pie. Ella se estremeció, le miró a los ojos y se lamió lentamente los labios. Entonces puse la palma de la mano sobre la de Pashka; él no retiró la mano, e incluso asintió levemente, invitándome a actuar. Ante eso, Pashka se quedó literalmente boquiabierto. Dos chicas, insinuando abiertamente sexo, tan hermosas que daba miedo avergonzarse delante de ellas.

- Pash, es tu primera vez con una chica, ¿verdad? - preguntó Natasha, esperando que el chico confirmara sus palabras, no obstante alargó la mano y le acarició la polla con los dedos.

El chico se levantó ligeramente, casi cayéndose.

- Perdona un momento, tengo que ir al baño.

- ¿Puedo verte mear? - preguntó Natashka.

- ¿No crees que no deberías entrometerte así? - le pregunté. - ¿Ves qué tímido es?

- ¿Qué haces? - siseó su amiga. - ¿Por qué lo tratas como a un niño? ¿Quieres un hombre o no? Pashka es guapo. ¡Tiene una polla increíble! Aquí la tienes, delante de ti. Extiende la mano y cógela.

- ¿Está bien que todavía sea virgen?

- ¿Estás segura de eso? ¿Te lo ha dicho? - preguntó Natasha dubitativa.

- ¿Quién podría negar algo así? - Me encogí de hombros. - Y por si no lo recuerdas, nunca lo hemos visto con una chica.

- Así que seremos suaves con él y le enseñaremos cómo y qué hacer. Tengo tantas ganas que me arde entre las piernas. Voy a saltar sobre él yo misma.

- ¡No lo asustes! - Le advertí. - No queremos que huya y le diga a todos que intentamos violarlo.

- No irá a ninguna parte.

Pashka volvió y se sentó modestamente en su asiento, intentando no mirarnos. Natasha se sentó en su regazo y empezó a besarle.

Entonces todo empezó según el guión.

- Pash, relájate, ¿quieres que te dé un masaje? - le ofreció, amasándole los hombros con sus largos dedos. - He oído que los hombres necesitan masajes relajantes con regularidad, y probablemente nadie te da uno.

Al chico le gustó la sugerencia. Cerró los ojos y se relajó mientras Natasha le acariciaba los hombros. Para entonces su polla estaba a punto de rasgar la tela de sus pantalones, y era claramente visible que Natashka se la ponía dura. Pero todos seguíamos teniendo el control, así que en silencio nos pusimos manos a la obra.

Natasha empezó a amasarle lentamente la espalda, prestando especial atención a sus hombros y omóplatos. Le temblaban las manos, su respiración se interrumpía al pensar que había una tía casi desnuda a su lado, y le costaba controlarse; cada vez más a menudo sus dedos se deslizaban hacia abajo, acariciándole las nalgas.

La polla del tipo se endureció y se impulsó orgullosamente hacia arriba, casi saliendo por completo de sus calzoncillos. Antes de cerrar los ojos, Pashka miró a Natasha: tenía las mejillas encendidas, los pezones asomaban a través de la tela de la ropa y le miraba la ingle. No era la mirada de una chica educada, era la mirada de una hembra, una perra en celo, hambrienta de una polla dura en su húmedo agujero. Pashka cerró los ojos, preguntándose cuánto tiempo sería capaz de aguantar.

Pero en cuanto Natasha buscó su polla, la aparté bruscamente.

- Ya está, deja de jugar -dije-. - Empecé a jugar con él primero, ya te has divertido bastante, ahora me toca a mí.

- Pero aún no he terminado -objetó Natashka débilmente.

- Terminarás más tarde.

Y puse las manos en su pecho, tanteando sus músculos. Ni siquiera fingí, sino que bajé las manos, agarré la tela de sus pantalones y tiré de ellos hacia abajo, dejando salir su polla.

- ¿Y quién se esconde aquí, eh? Pash, mírame.

El tipo abrió los ojos... y se quedó pasmado. Me quité la ropa y me quedé desnuda ante él. Los pezones de mis pechos estaban erectos, y entre mis piernas brillaba una vagina lubricada, cubierta por dos labios oscurecidos e hinchados. Abrí más las piernas e incliné los pechos, para que pudiera verlos mejor, y luego me senté a su lado, cogiendo su polla con la mano.

- Es preciosa -dije en voz baja, mojando la cabeza entre mis labios. - ¡Mmm-mmm! ¡Y qué sabrosa!

Desde lo alto, el tipo casi sobrevolaba el horizonte: por primera vez en su vida estaba recibiendo una mamada de una chica, y no sólo de una chica, sino de una chica impresionantemente hermosa. Puse mi cabeza sobre su polla y me quedé inmóvil, disfrutando de él en mi boca, acariciando sus tensos testículos con mis dedos. Levanté la cabeza, le miré a los ojos y empecé a chupársela lentamente, succionando con dulzura y sin dejar que saliera de mi boca. Mi mirada de zorra casi hizo que Pashka se corriera, pero con un terrible esfuerzo de voluntad se contuvo. Natasha se dio cuenta y se rió.

- Aguanta, soldado, no te correrás hasta que te demos permiso, - sentada a su lado, empecé a lamerme la polla con la lengua, jugando con la cabeza. Al principio se sorprendió, pero luego empecé a lamer los testículos de Pasha. El tipo temblaba y tragaba aire frenéticamente con la boca.

- ¿Cómo estás, nene? ¿Nunca te has follado a nadie por la boca? Nada, ten paciencia conmigo un rato - ahora te dejaré excitarte, ¡y luego me follarás!

- Mierda, eso es tan... Eso sienta muy bien... Las chicas sois el mismísimo universo..., - susurró.

- Esto es sólo el principio. - Natasha sonrió, le gustaba fingir que era una puta-profesora experimentada, enseñando a un tío a follar. - Pronto tendrás a tu compañero en mi húmeda y caliente raja. Mmm, mierda, eres tan grande. ¡Ha crecido tanto! Por cierto... Alina, ¿tú también te lo vas a follar?

Tardé un rato en darme cuenta de que me estaba hablando a mí. Estaba lamiendo los testículos y chupando el escroto del tipo.

- Sí, no me importa follar. Al principio dudaba, pero ahora definitivamente quiero hacerlo.

Pashka observó con especial placer cómo Natasha liberaba su hermoso cuerpo de la ropa. Su raja, a diferencia de la mía, era pequeña y rosada, como la de una jovencita, y sin un solo pelo. Acomodándose el pelo detrás de los hombros, volvió a sentarse junto al tipo, y he aquí que su polla estaba siendo lamida de nuevo por dos lenguas.

Pashka cerró los ojos, siendo transportado a algún nirvana de placer, todas las sensaciones se centraban ahora en un solo órgano. Natasha resultó ser aún más pervertida que yo: a menudo interrumpía el proceso para hundir la nariz en su ingle e inhalar su aroma. Lamíamos y chupábamos, sin olvidarnos de rodear su polla con las manos, Natasha acariciaba el tronco y yo le apretaba los huevos.

- Y ahora, ¡presta atención! - anunció Natasha, sintiendo cómo su polla se tensaba entre sus manos. - Pasha se está corriendo. Mira, no te lo pierdas.

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