Capítulo 2
Ely Montes
—¿Cómo es estar enamorada de un hombre y él ama a la mujer que más odias? —Trago seco.
— Yo... —tartamudeo, ella se ríe.
—Sabes que no sé que lo amas. Fue maravilloso ganárselo sabiendo eso... riéndose, pero aún así ella me sostiene del brazo y aprieta sus enormes uñas rojas.
—¿Entonces por eso estás con él? Porque me gusta, trato de dejarla ir.
—Por supuesto, pero vale la pena. Está caliente y el sexo es maravilloso —dice soltando mi brazo. La veo dar la espalda, ir hacia la puerta y abrirla, cae una lágrima solitaria y la limpio antes de que ella se dé cuenta.
—El sexo por sí solo no sostiene una relación —digo, ella vuelve a sonreír.
— Ah, tonto, sí, apóyalo. Por lo que veo eres virgen, así que nunca entenderías cómo abrazar a un hombre — dice mirándome de arriba abajo.
—No tienes los atributos para retener a un hombre. Mírame, soy perfecta, pero tú… — se me forma un nudo en la garganta.
Sale del baño y todavía puedo oírla reír hasta que desaparece. Rompo a llorar porque no puedo ser fuerte con ella. Mientras me limpio el maquillaje de la cara, tengo que volver a esa mesa.
Vuelvo a la mesa. Quiero irme, pero no puedo irme sin ir allí. Llego y todos hablan emocionados. La nueva pareja cuenta cómo empezó su relación: tres meses de noviazgo. Permanezco en completo silencio. Después de unos minutos, ya sin poder soportar tanta falsedad, recojo mi bolso. Voy a aprovechar algún que otro trabajito estar en el bar bebiendo y salir.
—Ya me voy—me levanto de la mesa con mi bolso.
— ¿Por qué, Lena? Apenas me hablaste esta noche. ¿Ver? ¿Por qué no te lo dije? Mira tu reacción, no necesitas eso. Ella cambió, sonrío.
— ¿Quieres saberlo? Eres un tonto que no ve que ella está contigo sólo porque eres mi amigo —digo nerviosamente.