Los Recuerdos
Tiempo atrás
Escucho la alarma desde lejos, y como todas las mañana me levanto con toda la disposición del mundo, me doy una ducha, me arreglo peino mi cabello largo, bajo a la cocina, Ana aún duerme, ella no trabaja los lunes, preparo mi café lo tomo rápidamente y me voy se me hará tarde, no puedo retrasarme.
Decido caminar, la cafetería no esta tan lejos y me pierdo en mis pensamientos, voy agradeciendo a Dios por este nuevo despertar, llego y saludo cordialmente como todos los días.
—Buenos días señora Sandra—digo alegremente.
—Hola Rose ¿lista para trabajar?
— ¡Claro que sí!—Sonrió con ternura, esta mujer vale oro.
La cafetería esta full, decido atender y moverme por todo el lugar.
—Buenas Días, bienvenidos a Frisson Espresso, ¿Qué desean tomar?—Levanto la vista de mi libreta y no lo puedo creer.
Unos ojos azules, me ven fijamente con su semblante frío.
—Primero quisiera saber tu nombre, anoche me besaste y decidiste salir corriendo.
—Yo no lo besé, usted me beso primero, solamente me deje llevar y de verdad que lo lamento, me llamo Rose, podría por favor indicarme su pedido?
—Ok Rose, primero quiero que me traigas un cappuccino con canela y un croissant, segundo necesito hablar contigo no he podido sacarte de mi cabeza, tus ojos y tus labios son algo que me hicieron sentir diferente.
—No lo tome a mal pero estoy en mi lugar de trabajo y si me ven hablando pueden despedirme, por favor te ruego que olvides lo que paso.
—¡Oh querida! Sí quisiera, ya hubiera cerrado este lugar. De verdad, ¿no tienes idea de quién soy?
Siento mi furia emerger desde el fondo, pero ¿Qué se ha creído este? ¿Qué vendría y yo me rendiría a sus pies?, pues está muy equivocado.
—Mira papacito—contestó—, primero me bajas el tono y segundo, no estoy interesada en andar contigo o es que piensas que por un simple beso ya te la ganaste, conmigo te equivocas no sé qué estás pensando que soy, pero una fresca no, y pues no, no se me da la gana de hablar contigo, ni hoy ni nunca—digo con un tono endiablado.
—Mi intención no es ofenderte Rose, pensé que podíamos hablar, quisiera conocerte, no importa que tenga que venir todos los días a este lugar.
—No gracias, no estoy interesada en conversar con nadie, si quisiera hablar, te aseguro que preferiría entablar una conversación con un vagabundo que contigo, ¿ahora si lo llevas claro papacito?
—En ese caso querida Rose, vendré a verte a diario, hasta que me digas que sí.
—En Frisson estamos encantados de atenderte ya te envió tu pedido.
Pero ¿Qué se ha creído este desgraciado? ¿Qué podría venir a dárselas de zalamero y yo caería?, ¡Pues que equivocado está!
Salgo rumbo a la cocina y hago su pedido, pero como no quiero verlo le pido a otra de mis compañeras de trabajo que haga la entrega, es mejor cortar por lo sano, hoy será un día largo.
FIN DEL FLASHBACK
Decido que mejor me quedo en pijama, total era domingo, y, no tenía intenciones de salir a ningún lado.
Voy a la sala y coloco música a todo volumen, me encuentro un CD de Selena y está mi canción favorita, “Como la flor”, así que decido cantarla a todo pulmón.
“—como la flor, con tanto amor, me diste tuuuu, se marchito…—”
Siempre terminaba mal, cada vez que tenía estos episodios de nostalgia y recuerdos, terminaba muy mal, así que decido bajarle un poco a la música, limpio y limpio y limpio, solo me quedaba en la cocina, mientras estoy recogiendo consigo, una tarjeta negra con letras doradas metidas en la gaveta de los cuchillos, no sé qué estaba pensando al colocarla allí, mis ojos leen la inscripción
—“No me detendré hasta que me regales una cita”—
«Amílcar Ferrer»
Aún recuerdo cada detalle, cada tarjeta.