Capítulo 9
—¿Tan fácil se asustan los zorros? — Murmuré suavemente y le dediqué una sonrisa algo maliciosa.
Mis amigos han empezado a caminar en busca de unos lugares, pero han detenido su paso cuando yo me quedé atrás. He tomado del brazo a la chica con bastante firmeza, impidiendo que pueda alejarse de mí, en estos momentos, solo somos ella y yo en esta enorme habitación, el resto de personas no me importan. La miro directo a los ojos, puedo notar que hay una enorme tristeza reflejado en ellos, esta chica emana un aura deprimente y bastante melancólica, es la primera vez que me encuentro con alguien así, esto hace que mi curiosidad por conocerla aumente.
—Estas en los dominios de la tribu Los hijos de Fenrir… te recomiendo que te mantengas alejada de los problemas y no causes alboroto… de lo contrario, me veré obligado a tomar medidas contigo… zorro.
Hablo en un tono bastante bajo y quizás algo amenazador, pero no puedo evitarlo, mi instinto de domino me ha ganado, pero pese a que estoy marcando mi territorio, mantengo una expresión tranquila y serena, no quiero que estos humanos salgan corriendo de la sala gritando, pero, aunque estoy tranquilo, mantengo mi postura de poder para dejarle en claro su posición en este lugar y que no voy a tolerar que ella haga desastres o cause problemas.
—N-No se dé qué me habla… y-yo nunca me meto en problemas…
La voz de esta chica es muy delicada y suave, parece que todo en ella es perfecto para mí, ya que la forma en como habla ha hecho que mi corazón se relaje y he aflojado mi agarre; si, en definitiva, ella tiene algo que me ha cautivado por completo, no voy a permitir que alguien más la marque. Todavía nos estamos mirando directo a los ojos, no puedo apartar la mirada, quiero memorizar cada una de sus facciones para no olvidarla jamás.
Estando satisfecho por haber memorizado su rostro, la suelto lentamente y me giro hacia mis amigos, he visto que hay unos lugares desocupados, antes de que tomemos asiento, veo que la chica camina en nuestra dirección, pero en vez de acercarse a nosotros, se ha sentado justo delante de los lugares que hemos elegido y es algo que me cae como anillo al dedo. Ella no para de ver por encima de su hombro con nerviosismo y yo no aparto la mirada de ella, incluso me he mordido levemente el labio inferior por el deseo que ella despierta en mí ¿Qué tiene esa chica que me gusta tanto? No es solo su físico, que es verdad que tiene un cuerpo muy bonito, pero hay algo más en ella y estoy dispuesto a descubrirlo.
He notado que ella trata de ignorarme por el resto de la clase, pero es obvio que no puede, ya que sigue mirándome por encima de su hombro y la verdad es que yo no necesito tener la vista puesta en la pizarra para entender lo que está diciendo el profesor. Las veces que hemos hecho contacto visual, noto una chisma coqueta en su mirada y eso me gusta bastante. Al final de la clase, veo como todos se levantan rápido de sus asientos y salen a toda prisa, como si el auditorio estuviera en llamas, que gente tan extraña.
Donna.
Una vez que todos salen del auditorio, mi amiga y yo tomamos nuestras cosas y salimos del lugar con calma, realmente no tenemos prisa por ir a nuestra siguiente clase; la verdad es que desconozco cuál es la siguiente, pero viendo lo tranquila que está mi amiga, quiere decir que tenemos tiempo de sobra para llegar. Un largo suspiro se me escapa, me siento aliviada de no seguir sintiendo la pesada mirada de ese chico, estaba tan nerviosa que no dejaba de mirar por encima de mi hombro, pero no voy a negar que tener su atención me ha gustado bastante... espero que no sea por algo malo.
Antes de seguir con nuestro camino, Karla revisa su horario, pero apenas sabe que clase nos toca, suelta un fuerte bufido y deja caer los hombros, luego me voltea a ver y pone los ojos en blanco, no pude evitar reírme por la expresión de su rostro, parece que está harta de su vida y no entiendo porque, no pude evitar reírme por la forma en como me está mirando, da mucha risa.
—Ahora nos toca ir…al laboratorio... hurra— Suelta mi amiga con hartazgo y aburrimiento.
Al escuchar esto, no pude evitar ponerme igual que ella, ya que las dos detestamos ir al laboratorio y una de las razones por las cuales detestamos la clase de química es porque, muchas veces hemos hecho explotar los tubos de ensayo, claro que gracias a nosotras las clases se han tenido que suspender varias veces, pero eso no quita que no nos haya regañado muchas veces y eso no me gusta, más cuando mandan a llamar a mis papás. Aun no me explico como la maestra nos aguanta en su clase, pero me alegro que lo haga, de lo contrario reprobaríamos la materia sin remedio.
—Odio química, lo detes….
—Disculpen.
La voz de aquel tipo nos interrumpe de forma repentina, enseguida mi piel se eriza y mi corazón late como caballo desbocado al escucharlo a mis espaldas, un extraño palpitar se forma en mi entrepierna, es bastante incómodo, en especial porque traigo un pantalón algo ajustado, trago saliva con dificultad y lentamente me giro hacia él, encontrándome una vez más con esos hermosos ojos dorados que me contemplan con suma atención.
—¿Les molesta si las acompañamos?
Mi amiga suelta un chillido de alegría, me toma del brazo con fuerza para luego sacudirme con algo de brusquedad, la miro de reojo y puedo ver como sus ojos brillan con intensidad, una sonrisa tonta se dibuja en sus labios, tiene la expresión de una niña que está dentro de su tienda favorita. Su apretón es bastante fuerte al punto que me la ha entumido.
—¡Seguro, si! — Grita cerca de mi oído, su voz se volvió chillona. —Es difícil encontrar el laboratorio ya que no está en este edificio, está en el de enfrente… el de la izquierda…
Me voltea a ver al darse cuenta de que no se acuerda exactamente donde está el edificio donde se encuentra el laboratorio y me sorprende bastante que no lo recuerda, lo peor es que yo llevo un año y medio ausente de la escuela y todavía recuerdo como llegar al laboratorio. Me reí un poco del despiste de mi amiga.
—¿O era el de la derecha? — Susurra suavemente.
—Está saliendo de este edificio a mano izquierda, cerca del campo de futbol americano— Le contesto entre risas.
—¡Eso!
Me río por su reacción, parece una niña viendo a su amor platónico; Karla suele ser una chica bastante extrovertida, pero cuando se acerca un chico que le gusta, se desploma y se vuelve tímida en un parpadeo... es... extraña, pero eso es parte de su encanto, de eso no hay duda alguna.