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abandonó la manada

— Un nuevo día había llegado el entrenamiento había concluido Siena había decidido ir a dar alguna vuelta por el bosque afortunadamente no se habían reportado más ataques el día de ayer así que era una buena idea de que Venus estiré sus patas, pero sin que Siena se haya dado cuenta de todo lo que ha recorrido había llegado hasta el Perímetro de la Manada Fuego de Luna la loba se había quedado a contemplar él sitió a lo lejos se observaba a los guardias algunos estaban dando órdenes y otros solamente estaban custodiando Siena no se había percatado de que por detrás de ella se encontraba alguien más.

— Otra vez por mi territorio Loba - escuchar su voz a espaldas de ella había logrado un efecto electrizante en el cuerpo de la Loba Siena no tuvo más opción que darse la buena para mirarlo.

— Usted también está en mi territorio Alfa a diferencia mía usted ha traspasado sus perímetros - la Loba lo encaró.

— Te repito que yo puedo estar en dónde quiera pequeña Loba nadie puede impedir aquello - Su voz derrochaba seguridad.

— Está muy seguro Alfa - la loba se acercó a él mientras adquiría una mirada llena de picardía.

— Estoy muy seguro pequeña Loba, además existe una razón para que yo posea esta seguridad, pero no estás calificada para saberlo.

— Entonces no estoy calificada para saber que usted es el Misterioso Alfa Rey de todo el Imperio Lobuno - Para mala suerte de Siena, el Alfa no había mostrado ningún cambio en sus facciones ante aquella acusación.

— Increíble tu imaginación tiene alas - El macho Alfa había sonreído - nada más soy un Alfa bastante fuerte además de manejar una manada bastante poderosa razón por la cual hago lo que quiero además no hago nada malo, solamente he salvado a un lobo bebé y mis guardias han ayudado a un ataque de Vampiros a tu manada.

— Deberías de considerar dejar la arrogancia - Siena realizó un puchero.

— No es el momento, además no pienso dejar mi arrogancia - El Alfa la comía con la mirada y aquello excitaba a la loba - Supongo que extrañas a tu novio y vienes a buscarme a mí para hacer pasar el rato.

— Yo no vengo a usted, es más, su compañía o su cercanía no me interesa - Atacó Siena.

— Así que no te interesa - Susurró el Alfa acercándose a Siena - Entonces porque razón tu piel reacciona ante mi tacto pequeña loba - El Alfa era experto en conseguir lo que quería mientras Siena sin darse cuenta por la excitación que nublaba sus pensamientos había sido trasladada por detrás de la corteza de un enorme árbol mientras el Alfa dejaba que su enorme bulto apretara el abdomen de Siena además que la fragancia del hombre era exquisita aquello hizo que Venus recobrará vida.

— ¡Alfa! - Susurró Siena mordiéndose el labio inferior, aquella acción logro que el Alfa volviera a sonreír.

— Pequeña Loba, estás jugando con Fuego, estás haciendo que te deseé y aquello es peligroso para alguien cómo tú y más si el que te desea soy yo.

— Y ¿Quién es usted? - Siena rozó su cuerpo con la del Alfa - Además yo quiero que usted me deseé todo lo que quiera, creó que soy suya - Y Siena no mentía, aquel sentimiento, estaba arraigado en tan pocos días y en escasos sucesos, pero estaba allí y ella lo sentía así.

— Hummm, pequeña loba - Con aquellas palabras el Alfa volvió a besarla - Di que eres mía.

— Soy tuya Alfa, usted me lo ha dejado en claro - ella lo deseaba tanto como él a ella.

— Este no es un lugar correcto pequeña Loba tiempo al tiempo - Expresó el Alfa depositando un beso húmedo en los labios de la loba, posteriormente se alejó de ella, aquel juego era peligroso y excitante.

— Siena eso fue espectacular por la Diosa, este hombre es una obra de arte - Venus tenía las hormonas alborotadas ante la presencia y las acciones del Alfa, cuyo nombre ni siquiera lo conocen.

— Cállate Venus, mejor vámonos a darnos un baño con agua fría - La loba aún sentía cómo si las manos de él la seguían acariciando.

— Concuerdo contigo - Dijo Venus, Siena había tomado la dirección de su casa y ni bien había entrado se encontró con Edwin.

— Joder - La loba no entendía cómo todos entraban en su casa - Edwin que estás haciendo aquí y sin mi autorización además estarías fuera varios días.

— Entró y salgo de dónde yo quiero Siena ¿Te sorprende mi regreso? - Edwin se veía bastante diferente - Lamento que tengas que interrumpir tus pequeños juegos sexuales con mi regreso - El hombre se acercó a la Loba.

— Estás mal - Siena retrocedió - No entiendo de que estas hablando - Respondió Siena.

— Siena ¿Qué hacías besándote con el Alfa de Fuego de Luna? - Edwin estaba furioso.

— ¿Por qué estás fingiendo que soy tu pareja predestinada? - Siena ya no estaba dispuesta a callar nada - Contesta Edwin, ah es para que me acueste contigo.

— Siena no sabes de lo que estás hablando - El Alfa había cambiado su postura, no se esperaba que la loba reaccionara con aquella pregunta y mucho menos que ella misma hubiera dado aquella respuesta.

— Deja de ser cínico - Bramó la Loba.

— Siena tan necesitada, estabas que te fuiste a otro Alfa - Edwin volvió a cambiar el carril de la conversación.

— Tú no tienes ningún derecho de reclamar nada, puesto que también tienes sexo con cualquiera de las lobas de la manada - Siena estaba bastante enojada, no porque Edwin tenga intimidad con otras, pero si por fingir ser su destinado solamente para tener sexo con ella.

— Tengo todo el derecho, eres mi novia y ahora mismo vas a corresponder a tu Alfa cómo mujer - Edwin se acercó a Siena peligrosamente.

— Cuidado con lo que piensas hacer, Edwin te retó a ponerme un maldito dedo encima y te juro que soy capaz de matarte, no te deseó, no me gustas - Siena retrocedió y Edwin avanzó otros pasos hacía ella.

— No puedes negarte, nadie puede oponerse a mis decisiones, vas a entregarte, a mí, vas a ser mía y no existe negativa o suplicas que funcionen.

— Pero en ese momento Siena había reaccionado abalanzándose por encima del cuerpo del Alfa, la loba tenía una pequeña daga que se clavó en el cuerpo de Edwin - Nunca seré tuya y prefiero morir antes de que me pongas un dedo encima - La daga se clavó más profundo, pero también allí mismo, Venus había tomado el control dejando ver su hermoso pelaje Blanco sus colmillos estaban deseosos de incrustarse en la piel del Alfa, que a pesar de estar herido también reaccionó entregando el control a su lobo.

— Venus y Ean estaban frente a frente, el rugido de dos bestias en el interior de la casa había llamado la atención de Tom que justamente estaba pasando por allí, el lobo se sorprendió de encontrarse con aquel panorama.

— Deténganse ambos - Expresó el joven viendo cómo los colmillos de los lobos pedían a gritos ser manchados con sangre, aunque la mirada de Ean también tenía otro sentimiento, sin embargo, Edwin había vuelto a tomar el control aunque aquello ocurría con Venus la loba no dejaba que Siena volviera a tomar el control - Venus entrega el control - Tom hizo el intento de endulzar a la Loba, pero lo único que logró fue que Venus moviera la cabeza, aunque 1 minuto después Siena había logrado tomar el control - ¿Qué les ocurría? - Preguntó Tom.

— No ocurre nada, pero yo ya no tengo nada que hacer en esta manada - Expresó Siena envolviendo por su cuerpo una pequeña manta - Ya nada me une a esta manada o creo que nunca estuve unida a ella.

— Siena si estás pensando en irte de una buena vez, te digo que no lo vas a hacer tú eres mía— Edwin quiso acercarse a ella, pero Tom lo atajó; sin embargo, Siena se había dado cuenta de que Ean no quería enfrentarse a ella y que la voz de Edwin al reclamarla no estaba combinada con la de su Lobo aquello dejaba en claro que él no la veía como su Luna.

— Edwin nunca fui tuya, todo lo tuyo y lo mío fue una mentira, sé que solamente me estabas haciendo pasar cómo tu pareja para follaba deja el cinismo, deja de decir que soy tuya, tú tendrás tu pareja predestinada y yo la mía.

— No me importa, tú, no te vas, no te dejaré ir, incluso si no somos destinados, de igual manera puedo mantenerte a mi lado así tenga que encerrarte en el calabozo - Venus dejó escapar un gruñido con ferocidad intebgabdi6de volver a tomar el control.

— No la puedes obligar Edwin deja el circo - Expresó Tom.

— Bien, Siena te dejó ir, pero volverás; sin embargo, no te quiero ver cerca del Alfa porque te mato a ti y a él posteriormente voy a consumar su manada, soy capaz de poner a personas inocentes en riesgo y todo será por tu culpa Siena Landfor.

— Estás equivocado y no pienso caer en tu chantaje, Edwin no te tengo miedo, se acabó prefiero abandonar la manada.

— Hazlo, pero no te llevas nada, te vas solamente con lo que tienes puesto y lárgate sal de aquí, pero también recuerda esto, voy a vigilar cada paso tuyo desde la oscuridad.

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