Capítulo 2. Boda
— No llores Mariam, seguro que puedo venir a verlas pronto— digo intentando consolar a mi hermana.
Veo como varios criados traen baúles a casa, supongo que ese el precio que valgo.
— Señorita es hora de irnos— dice el cochero desde el carruaje.
Doy un beso a mis hermanas y me marcho sin mirar atrás, estoy enfadada con papá, me ha vendido por un puñado de monedas espero que al menos halla valido la pena y puedan vivir mejor.
Es la primera vez que viajo en carruaje, me siento un poco mareada me preguntó cuánto tiempo tardaremos en llegar, no se en que momento me quedo dormida. Me despiertan las voces de varias mujeres.
— Señorita despierte—
Abro los ojos y bajo del carruaje, olvidó que hay que bajar el escalón y caigo de bruces contra el suelo. El cochero se acerca para ayudarme, rechazó su ayuda y me incorporo.
El sabor de mi boca es metálico, saco mi pañuelo y limpio mi boca, el pañuelo se mancha con mi sangre, supongo que me he partido el labio.
Bien empezamos, digo para mis adentros.
— Y su equipaje señorita— dice una de las criadas.
— Solo traigo esta bolsa— digo amablemente.
Las criadas se miran entre ellas parecen sorprendidas, me acompañan hasta la casa, nunca en toda mi vida había visto una casa tan grande ni si quiera la iglesia de la aldea es tan grande…
Me llevan hasta una habitación para que pueda tomar un baño y descansar hasta la cena.
— Señora creo que se han equivocado está habitación es muy grande—
— No señorita está es su habitación, ahora pase al baño para que la podamos ayudar—
Esto es demasiado para mí, me ayudan a quitarme la ropa y me bañan en una bañera llena de pétalos de rosa y aceites.
— Señorita dónde está su ropa? — pregunta una chica.
— Mmm… Pues es todo lo que tengo me pondré el vestido que llevaba—
Ella me mira apesadumbrada pero para que mentir, solo tengo un vestido y algunos juegos de ropa interior.
Cómo no me pueden ayudar a vestir porque mi ropa es muy simple y sencilla,se dedican a peinarme. Estoy cansada yo puedo hacerlo sola pero no quiero que ninguna de ellas se ofenda.
— Señorita vendremos a buscarla cuando la cena este servida—
— Gracias—
Está habitación es más grande que mi casa entera, tengo una librería llena es una pena no saber leer.
Me asomo por el balcón desde aquí puedo ver un inmenso jardín, quizás mañana pueda pasear un rato. Igual esto no es tan malo después de todo. El único problema es que me aburro como una ostra.
La hora de cenar ha llegado, bajo muy nerviosa hasta el salón, he tropezado varias veces por las escaleras, he reconocido al señor de la carta creo que es el mayordomo o algo así.
Me siento en la mesa, pero estoy sola tengo todo tipo de cubiertos a mi lado no se cual utilizar…
— Señorita la comida no es de su agrado? — Pregunta el mayordomo.
— Si todo tiene muy buen aspecto, solo que no se que cubierto debo elegir…—
El me lo explica muy bien pero no presto atención al final me deja sola y comienzo a comer con las manos. Veo como pasa de nuevo, creo que me ha pillado porque me mira con disgusto.
— Señor y el Marqués no vendrá a cenar?—
— Puede llamarme Wilson señorita, respondiendo a su pregunta no el Marqués no regresará hasta mañana me ha pedido que firme esto— dice entregandome un montón de papeles.
— Wilson me puedes decir que es esto por favor—
— Es el certificado de matrimonio, en cuanto lo haya firmado usted pasará a ser la Marquesa de Orleans—
— Solo que hay un problema no se leer ni escribir, yo…—
— Mmm.. ya veo usted puede hacer algo así—
Me he fijado bien cojo la pluma y hago dos rayas cruzadas.
— Espere antes de firmar debería leerlo para saber si está de acuerdo con las clausulas—
— No importa Wilson yo aquí nunca he tenido opinión así que lo este escrito estará bien—
— Está totalmente segura…—
— Si Wilson lo estoy— le respondo y le dejo una sonrisa.
— Está bien si la señora ha terminado les pediré a las sirvientas que le preparen un baño—
— No es necesario Wilson me iré directa a dormir—
Me mira raro, creo que no le ha gustado que le dijera que no a lo del baño, pero aquí cuántas veces se bañan si hace un rato que me han bañado…
Llego a la habitación hay dos chicas esperando para ayudarme, esto me está empezando a cansar no creo que sea necesario pero tampoco quiero mostrarme descortés.
— Solo tengo este camisón así que no las necesito. Gracias pueden marcharse—
— Al menos dejemos cepillar su cabello, si salimos ya nos van a regañar—
Accedo a qué me cepillen el cabello, me lo recogen en una trenza, se marchan y me meto en la cama, es cómoda demasiado cómoda me atrevería a decir.
Bueno al menos estoy bien y nadie me ha tratado mal, eso es más de lo que puedo desear supongo. Ya soy una mujer casada. Me hubiera gustado tener una boda aunque hubiera sido sencilla, no firmar en un papel con un desconocido bueno no es que mi marido no lo sea pero ni si quiera era él.
Porque se ha querido casar conmigo, habiendo tantas nobles solteras, en fin eso es algo que no tardaré en descubrir al menos no tendre que pasar la noche con él.
No sé muy bien lo que va a pasar pero solo se que va a doler y el dolor es algo que no me gusta. Hubiera estado bien que alguien me explicará que significa consumar el matrimonio…
Mmm… Supongo que se lo puedo preguntar a alguna de las chicas del servicio quizás alguna esté casada y me pueda orientar de que es lo que debo esperar.
Mis párpados comienzan a pesar, siento que la cama me quiere comer, cierro mis ojos y me dejó llevar al mundo de los sueños.