Capitulo 5
Seis semanas después
El gran día había llegado; invitados tanto dentro como fuera del país. La iglesia sería la más prestigiosa de la ciudad, las rosas blancas adornaban todo el lugar, dándole ese toque de lujo, glamour y más.
Pero eso no era todo. El salón donde celebrarían el banquete de boda, sobrepasaba el pedido de Marisol.
Lámparas de cristal colgando estilo ramo de rosas con cadenas de perlas colgando justo donde estaba la pista de baile.
Las mesas con manteles color crema y unos centros de mesas con ramos de rosas blancas
Para ambas familia era el dia mas especial, los padres de ambos lloraban de mucha felicidad al ver a sus hijos nerviosos por el paso que estaban a punto de dar; esa era una razón para estar preocupados, ya que no estaban enamorados.
—Mi amor, estás muy hermosa —Le dijo entre lágrimas Soledad.
—Gracias mamá. —Respondió Marisol viéndose al espejo.
—Deseo mucho que seas feliz como yo lo he sido con tu padre —Confesó soledad con un nudo en la garganta. Seguía pensando en lo difícil que sería para ella convivir con un hombre sin estar enamorada y todo por el dinero.
—Vamos ya mujeres. —Interrumpió Mario su conversación, sonriendo por lo hermosa que estaba su niña.
Su vestido corte princesa, con pedrería completamente, una cola larga, un velo que cubría su rostro; Un vestido que no era lo que muchos imaginaban en ella, pero ese le gustaba, le daba otra versión de sí misma, demostrando su pureza y lo muñeca que podría ser.
Juan David estaba muy nervioso, por entrar en esa nueva experiencia, por verla vestida de novia y consumar este matrimonio que él respetaría, su esposa sería la más bella de todas las mujeres, inteligente, tenía las mismas ambiciones y le gustaba mucho, ¿Por qué no intentar ser buen esposo y empresario? en ese momento olvidaban sus acuerdos, esos que quisieron imponer para evitar mantener ese matrimonio y hacerle ver a sus abuelos que podían solos, sin alguien a su lado.
Ya todos esperaban con ansias, ver llegar a la novia; El padre de Marisol beso sus manos, antes de dar entrada.
—Hija, cuando conocí a tu madre, no sabía que era hija de millonarios. Solo me gustó y quise tenerla, aunque fue difícil y duró años para agradarle a tu abuelo, logré casarme con ella y somos muy felices; espero que tú también lo seas, no quiero verte sufrir . —Marisol trató de no llorar por las palabras de su padre. Pero si le habían llegado a lo más profundo de su corazón.
—Gracias papá, estoy segura que mi matrimonio tendrá éxito, no lo amo aún, pero seré feliz. —Se sinceró Marisol muy sincera de sus palabras.
Tenía la opción de no casarse, pero no quería hacerlo y perder lo que quería en su poder, así de ambiciosa era y no se arrepentía.
Al igual de quién estaba esperando más que nervioso. En otras circunstancias, hubiese estado tranquilo, esperando que la novia no llevase y el librarse de un matrimonio. Pero en ese instante, sus sentimientos eran distintos, le gustaba la mujer que estaba por convertirse en su esposa.
—Estás nervioso, eso es bueno —le susurró Juan Carlos a Juanda.
—No lo niego papá, esa mujer me llena y eso me asusta —Confesó Juanda.
—Eso me alegra, ambas familias serán felices si su matrimonio tiene éxito en lo sentimental. —Juan David asintió a las palabras de su padre.
Todos se pusieron de pie, al escuchar la marcha nupcial, Juan David sonrió al verla entrar, como si se tratara de un hombre enamorado, aunque el velo que cubría su rostro, le causó risa. No sabía si quería hacerle una broma, si ella le había dicho que sus empleados eran sus amantes, como imaginar que solo él tocaría su cuerpo, como lo hizo con sus labios, eso lo descubriría después.
La ceremonia empezó, cada uno dijo sus palabras de amor, colocaron sus anillos y fueron declarados marido y mujer invitándolo a besar a la novia; muy lentamente Juan David quitó el velo, le sonrió al igual que Marisol lo hacía.
—Todos creen que eres una señorita —bromeó él con una sonrisa.
—Y no lo soy, ya soy la señora Matos. —Le recordó ella besando sus labios para escuchar los aplausos de todos.
Fotos y fotos sin parar, ya ambos estaban cansados de sonreír y ver a tantas personas hipócritas hablando de sus futuros, cuando solo buscaban la atención de los novios para futuros negocios, ambos subieron al auto, que los llevaría a la gran fiesta, Marisol paso por un cambio de vestido, uno más cómodo pero elegante.
Cuando ya llegaron a la fiesta, los esperaban un grupo de personas más grandes, ambos se vieron con gran sorpresa, no imaginaron ver tantas personas así.
—Querías una boda de lujo y aquí la tienes. —Marisol suspiro.
—Tendré que trabajar mucho, para recuperar todo esto —se reprocha eso.
_Yo, aún más, mi vida, mi abuelo pagó el 70% de todo. —Anuncio el. Marisol sonrió con burla, recibiendo un beso profundo para borrar su sonrisa.
—Sigue riendo y te secuestro de una —amenazó Juan David.
Sus sonrisas mientras bailaba en la hermosa pista, daba envidia a muchos de los invitados.
Hasta que más se unieron al baile, entre ellos los abuelos de ambas familias y sus padres.
Un hermoso momento para guardarlo en los recuerdos. Aún así, venía lo peor: los novios fueron separados por una oleada de personas buscando tomarse fotos.
La novia caminando de un lado a otro saludando a los invitados y el novio quieto en un solo lugar, su mirada recorría por donde ella caminaba y unas sonrisas se formaban en sus labios al verla fruncir el ceño varias veces mientras sonreía hipócritamente.
—Acepte ese matrimonio por qué vi en tu mirada una aceptación por ella —Le habló el padre de Marisol, interrumpiendo su deleité.
—No estamos enamorados, pero podemos intentarlo, tenemos muchas cosas en común, es una excepcional mujer que pienso respetar, no se preocupe —Prometió Juan a Mario que solo dio un apretón de hombros y se marchó.
Juanda sonrió a su abuelo al verlo acercarse.
—Es un buen hombre, hizo lo imposible para que Cortázar lo aceptara y ha sido buen trabajador en la empresa, logró ahorrar para tener sus propios negocios y darle una buena vida a su esposa —David volteo donde Marisol estaba siendo mimada por sus padres.
—Una historia como la de mis padres —El viejo asintió.
—Abuelo, quiero empezar la búsqueda del heredero, ¿me ayudas? —Suplico Juan David cambiando de tema.
—Yo ayudo con eso, hijo. —Habló Mariano Cortázar, interrumpiendo a ambos, Juan David se sintió apenado por hablar así, pero no fue nada molesto para el abuelo de Marisol, qué de inmediato anunció la retirada de los recién casados.
—¿Tiene algo que ver con nuestra huída? —interrogó Marisol.
—Por supuesto, ya es hora de estar a solas con mi esposa —Juan David le habló al oído haciendo que la piel de Marisol se eriza.
Tomados de las manos salieron con la atenta mirada de todos, ellos muy sonriente subieron a su auto y fueron directamente al aeropuerto donde los esperaba un jet privado de la familia Matos; Al estar ya en el aire, suspiraron tranquilos, Marisol solo queria quitar esos zapatos que le hacían doler hasta el alma y disfrutar de un momento de descanso.