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*CAPÍTULO 2; CAFÉ Y CONVERSACIÓN CON UN EXTRAÑO*

Adeline estaba feliz de haber culminado su turno con éxito, fue a la parte trasera interna de la cafetería, llegó hasta los casilleros que contenían sus ropas y su bolso, rápidamente ingresó al baño para cambiarse, quitándose el uniforme y colocándose una ligera blusa de algodón color violeta, sus ajustados jeans y sus lindas sandalias, dejó su cabello suelto, aquel era uno de esos momentos en los que lamentaba no tener siempre con ella su estuche de maquillaje, era más bien una joven sencilla, suspiró porque nada podría hacer, así que considerando las viejas costumbres de belleza, pellizco sus mejillas para darle un poco de color.

En cuanto salió con dirección a la mesa en dónde se encontraba él, eran poco más de las siete de la noche.

—Hola— saludó llegando a él con una sonrisa.

—Hola— le respondió de la misma manera— toma asiento, por favor. ¿Que gustas tomar?

—Soy adicta al café— sonrió— tomaré un cappuccino con canela.

—¿Algo más?

—No, sólo el café— Lucas elevó una mano para llamar un mesero, quien apareció fue Adam y la miró con cara de sorpresa.

—Adeline. . . — movía sus ojos desde ella hasta el hombre— lo siento, eh. . . ¿que gusta el caballero?

—Queremos dos cappuccinos con un toque de canela, por favor.

—Por supuesto— respondió Adam sin salir de la sorpresa— ¿Algo más?

—No. . .—Lucas dijo amablemente. Adam volvió a fijarse en Adeline, sus ojos mostraban una terrible turbación, pero Adeline le sonrió.

—Es un conocido, Adam— dijo conteniendo el suspiro— no debes preocuparte.

—Bien— dijo antes de dar media vuelta y marcharse, con ese extraño brillo de dolor en sus ojos.

—¿Es tu novio?— preguntó Lucas.

—No, es mi mejor amigo, es normal que se preocupe al verme con alguien que no conoce, somos muy cercanos.

—Siempre es bueno tener un amigo en el que confiar.

—Asi es, Adam y Mary, son excelentes personas y unos amigos increíbles— dijo con sinceridad— ¿ Y tú, tienes muchos amigos Lucas?

—No, la verdad no existe alguien a quien pueda llamar amigo, soy más bien un lobo solitario, uno que corre sin manada y. . . a veces sin dirección— Adeline se sorprendió al descubrir una mezcla de desilución, frustración y enojo en su última frase— nunca he sido de amigos, y mi padre tampoco me ha permitido socializar mucho con jóvenes de mi edad, fue así desde que era un niño— aseguró.

—¿Y tu madre, qué opina de ello?— quiso saber, tenía mucha curiosidad sobre él.

— Mi madre murió hace más de once años— dijo rápidamente.

—Oh. . .lo siento mucho, no debí preguntar, es que soy curiosa, lo siento, yo. . .

—No te preocupes— sonrió— pasó hace mucho, siempre sentiré ese vacío, sin embargo he aprendido a vivir con ello— Adam los interrumpió, entregándoles la órden, Adeline le sonrió y agradeció, para verlo alejarse nuevamente— ¿Y tú. . .?, ¿ viven tus padres?

—Si— sonrió— aunque no son unos padres muy afectuosos, siempre están dedicados a sus propios asuntos— bebió de su cappuccino cremoso— y viven del otro lado de la ciudad.

—¿Están separados?

—Si, yo me mudé aquí para poder asistir a la universidad que deseaba, ellos no quisieron dejar su casa, así que me compraron un apartamento y me mudé aquí.

—¿Y que estás estudiando?

—Diseño de modas— sonrió— espero ser una excelente diseñadora, siempre me ha apasionado la moda,.aunque no lo parezca— sonrió— mis jeans son bastantes cómodos para venir al trabajo.

—Yo no he dicho absolutamente nada, de hecho, me parecen que te quedan preciosos.

—Muchas gracias— sintió calor en sus orejas.

—Asi que vas a la universidad y también trabajas.

—Asi es, mis padres se esforzaron por comprar mi apartamento, además cubren mi matrícula, sin embargo trabajo para ayudar también con los gastos, odio sentirme inútil— sonrió con amabilidad.

—Pero debe ser terriblemente agotador— la miró con ternura.

—Lo es, aquí tengo un día libre, luego de llegar a casa me dedico a las actividades de la universidad, es algo duro, pero disfruto mucho poder estudiar algo que me apasiona, aunque esté lejos de mis padres y tenga que esforzarme el doble, no importa, lo haré, sé que en el futuro, todo este esfuerzo valdrá la pena.

—Me agrada que veas todo de manera tan positiva, y me hace sentir un poco de envidia— suspiró.

—¿Por qué?, ¿deseas asistir a la universidad?

—Ya lo hago, de hecho muy pronto, en un año habré culminado. . .

—Eso es maravilloso— dijo con alegría.

—No le llamaría exactamente. . . maravilloso. Mi vida no es como yo quisiera— dijo con un poco de tristeza.

—¿Puedo saber por qué?— preguntó y tomó de su café.

—Soy hijo único, mi padre dirige una empresa importante, y su deseo es que en un futuro yo me dedique a lo mismo.

—¿Y tú no quieres hacerlo?— le preguntó frunciendo el ceño.

—La idea no me desagrada, pero siento mucha presión sobre mis hombros, mi padre quiere un hijo perfecto, que se ajuste a todo lo que él desea sin rechistar, que viva la vida que él a imaginado siempre y. . . yo quisiera sentir que tengo más libertad de escoger qué hacer.

—¿Quieres decir que si tuvieses la oportunidad de dedicarte a otra cosa, lo harías?

—No lo sé, realmente no lo creo, sería incapaz de romper el corazón de mi padre, ye agrada la idea de que en el futuro pueda continuar con su legado, pero si tuviese la oportunidad de elegir algo más, al menos sentiría que está no es mi única opción. Eso es asfixiante.

—¿Por qué no se lo explicas a tu padre?— le preguntó con la curiosidad brillando en sus ojos.

—Porque no quiero defraudarlo— suspiró— no quiero que sienta que ha fracasado con su único hijo.

—Seguramente te ama lo suficiente como para comprenderte.

—Seguramente— se encogió de hombros— no lo sé, pero siempre que intento hablar con él, terminamos discutiendo, es por eso que prefiero guardar silencio. Haré lo que tenga que hacer para que él se sienta orgulloso de mí.

—Esos no suena muy reconfortante. ¿Y tu felicidad?— él frunció el ceño.

—Algunas personas no nacemos para ser felices— quiso decirle que no estaba de acuerdo con su pensamiento, pero no sé atrevió, a fin de cuentas él era un extraño y ella no era nadie para meterse en su vida. Después de conversar un poco más, Lucas pagó la cuenta y dejó una propina para Adam. Le ofreció propina También a Adeline, pero ella le aseguró que no hacía falta.

—Tu me has atendido en cuánto llegué— le dijo— es justo que tengas también una propina.

—Tu has pagado mi café— le respondió sonriendo, después de dos intentos más, Lucas decidió que lo mejor era no insistir más.

Ambos salieron a la refrescante noche, Adeline se cubrió con su chaqueta.

—Gracias por el café y la conversación, la he pasado muy bien.

—Ha sido todo un gusto, Adeline. ¿Te puedo llevar a casa?

—No hace falta, Lucas— sonrió— allí— señaló una pequeña puerta— guardo mi bicicleta, manejo en ella hasta mi apartamento, no queda para nada lejos, llego muy pronto.

—Aun así, se te ha hecho tarde por mi culpa, lo justo sería que te acompañara, tengo mi auto— señaló el lindo y moderno vehículo estacionado— puedo escoltarte.

—Es un auto hermoso, pero te repito que no hace falta— sonrió— siempre me voy sola, pierde cuidado.

— Sé que es normal que no confíes en mí, pero. . .

—No es cuestión de confianza, ya haz perdido parte de tu tarde y tú noche, tu celular ha sonado en tres oportunidades es más que obvio que alguien espera por ti— le dedicó una hermosa sonrisa— de igual forma agradezco tu gesto.

—Son llamadas de mi padre— dijo con una mueca— vendré más seguido al café— la miró con intensidad— quiero seguirte viendo y conociendo.

—También me gustaría— sonrió— ahora iré por mi bicicleta.

—Yo esperaré aquí hasta que salgas y vea que emprendas tu viaje— ella sólo asintió, caminó hasta el depósito dónde guardaba su medio de transporte para luego, un par de minutos después, salir, tal y como había dicho él estaba allí esperándola, pero otro auto se acercó y bajo el vidrio.

—Te acompañaré— dijo Adam, después de mirar a Lucas.

—Sabes que no es necesario— le dijo.

—Aún así.

—Bien. . . Buenas noches Lucas, gracias por el café y la buena compañía, la pasé muy bien.

—Gracias a ti, cuídate y que tengas buenas noches— ella asintió, subió a su bicicleta y emprendió la marcha alejándose de prisa, Adam miró fijamente a Lucas.

—Buenas noches, caballero— y sin más subió el vidrio de su vehículo y se marchó detrás de Adeline. Lucas, se quedó contemplando como ambos se alejaban, era evidente que él tenía algún tipo de interés en ella.

—Lo siento Adam, pero voy a darte pelea— dijo a la nada, antes de subir a su auto y marcharse.

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