03. La nota
Abro los ojos lentamente, y lo primero que veo son unas fotos que nos tomamos con mis amigas en la cabina fotográfica del cine hace un mes, cuando salimos para celebrar los exámenes finales.
La tomo entre mis manos y sonrío melancólicamente al ver como en la última foto las cinco nos abrazamos eufóricamente, dejando a Mía en el centro. La abrazamos como si supiéramos lo que pasaría días después.
Suelto un suspiro dejando la foto a un lado y acomodando mi cuerpo para quedar con la vista fija en el blanco techo.
Hace exactamente una semana que fue el funeral de Mía y, a pesar de que Caden viene todos los días a verme, me siento muy sola.
No he tenido mucho contacto con mis amigas, y lo entiendo, ya que todas queremos tener nuestro espacio de duelo.
Cuando no viene mi novio, me la paso recostada en el jardín trasero pensando bajo la luz de la luna y las estrellas, recordado a Mía.
Siento que ya es momento de que volvamos a unirnos como amigas, sobre todo en un momento tan doloroso para todas. Necesitamos apoyarnos mutuamente.
Me levanto de la cama para darme una ducha rápida, y me visto con un jeans negro y una camiseta de rosas rojas.
Tomo mi teléfono para escribir en el grupo de WhatsApp con las chicas, para ver qué dicen de juntarnos mañana y conversar un poco.
Siento una punzada cuando pienso en Mía, en sus cosas.
Según lo que sabemos, todas las pertenencias que llevaba encima habían sido robadas, a excepción de su tarjeta de memoria y Sim para evitar rastreo.
Al parecer, el asesino era bastante inteligente y tubo el tiempo suficiente para hacer todo eso sin dejar huellas.
Suelto un suspiro y, con el dolor de mi alma, elimino a Mía del chat grupal para evitar problemas con el asesino, el cual tiene acceso a toda la información de su teléfono, incluyendo sus mensajes.
Me quedo mirando la pantalla.
"Eliminaste a Míaa"
Muerdo el interior de mi labio inferior y me detengo en las escaleras antes de bajar.
—Lo siento Mía —susurro. Y lo siguiente que pasó fue tan rápido que no tuve tiempo de siquiera reaccionar a agarrarme de algo.
Pierdo completamente el equilibrio cayendo de lado en la esquina del escalón. Mi teléfono cae antes que yo, y no me doy tiempo de tomarme del barandal ni afirmar mis pies, cuando empiezo a arrastrarme hacia abajo golpeándome un par de veces en la cabeza, sin contar todo los golpes en mis costillas y brazos.
Suelto un quejido de dolor y abro mis ojos con dificultad.
Intento ponerme de pie, pero mi cabeza palpitaba muy fuerte cada vez que lo hacía.
Una lágrima se desliza por un lado de mi rostro y busco mi teléfono a mi alrededor, pero estaba lo suficientemente lejos como para alcanzarlo y poder pedir ayuda.
Me quedo ahí en el suelo por aproximadamente 1 hora, hasta que consigo moverme y caminar lentamente para tomar mi teléfono e ir como puedo a sentarme al sillón a descansar mi cabeza un rato más del golpe.
(...)
*Summer*
Hago a un lado el desorden en mi escritorio para poder poner mis géneros, ya que decidí que haría unas flores a Mía para que su lugar en el cementerio quede perfectamente hermoso y colorido, como se lo merece.
Levanto un cuaderno para lanzarlo a la cama, y me quedo helada cuando del cae una hoja que reconozco enseguida.
«Esto recién empieza, y ahora sabrán quien soy. Nos vemos en la otra vida»
Suspiro y niego haciéndola a un lado. Cada vez que la recuerdo, una extraña sensación me invade.
Decidí guardarla yo, sin saber realmente para quién era. Después de todo, tres vivimos en esta casa, y la nota estaba en la puerta de entrada.
Estaba por sentarme en mi escritorio cuando la alarma de mi teléfono suena. Frunzo el ceño y miro la pantalla: "Junta a las 17:00hrs"
Casi salto con la silla cuando lo recuerdo.
Miro la hora. Tan solo quedan 15 minutos.
Me apresuro a buscar algún chaleco para abrigarme, y me hago un chongo alto intentando guardar mi gran melena rizada en una coleta, para luego tomar mi teléfono y salir apurada de la casa. Definitivamente las chicas se molestarían un poco.
Mientras camino al local de malteadas frente a la plaza central, pienso en todo, intentando no recordar a Mía con tristeza.
Sonrío y siento mi pecho inflarse con la emoción al ver que volveríamos a reunirnos.
Desde hace casi dos semanas que no hemos hablado como lo hacíamos antes. La última vez que nos vimos fue en el funeral de nuestro ángel, donde por suerte cruzamos miradas. Pero ahora, por fin una de nosotros tuvo el impulso de pedir que nos volvamos a reunir, sorprendiéndome un poco el que haya sido Sky.
—¡Cuidado niña! —el estruendo de una bocina y mi corazón a mil por hora es lo único que pude captar.
De un momento a otro, un auto estuvo a punto de atropellarme.
Me quedo en mi lugar notando que ya había cruzado la calle viva, no sé ni cómo.
—¿Estás bien? —una señora que andaba por ahí me observa con preocupación. Asiento repetidas veces aún con estado de shock— Deberías tener más cuidado —niega frunciendo los labios y se va. Suelto un suspiro y sigo mi camino con mayor precaución, con todos mis sentidos en su máximo estado.
Me detengo fuera de la puerta de vidrio, y suelto un gran suspiro arreglando un mechón de cabello cuando veo que las tres ya estaban ubicadas en una mesa del local.
No sé por qué estoy tan nerviosa. Esas chicas son mis amigas, mis mejores amigas. Pero creo saber que lo que me mantiene preocupada es el tema que puedan tocar.
Entro haciendo sonar la campanilla de la entrada, recibiendo algunas miradas.
Caden, el novio de Skyler, me sonríe con su uniforme del local y me hace una seña para que me siente con las chicas, a la vez que se acerca a la mesa con una libreta.
—Hola —sonrío a todas sentándome junto a Kylie, moviendo su coleta rubia para molestarla y tratar de entrar un poco en confianza.
Todas me saludan con una sonrisa sincera, cosa que me tranquiliza un poco y puedo respirar con mayor tranquilidad. Ni siquiera hicieron algún comentario de que llegué 10 minutos tarde.
—Buen día Summer ¿Ahora sí, bellas muchachas? —pregunta Caden divertido, intentando soltar un poco el ambiente.
—Sip —asiente su novia con una linda sonrisa.
—¿Lo de siempre? —Se adelanta a preguntar echando una mirada a todas, quienes asentimos— Entonces serían tres malteadas de plátano y dulce de leche, y un smoothie de fresa.
—Exacto —le apunta Blair— Gracias — el muchacho asiente y se va.
—Uhm, Sky ¿Qué te pasó ahí? —Kylie le pregunta, apuntando un moretón con una pequeña roncha en su sien.
—¿Qué? —la castaña se lleva sus manos a su sien, y hace una mueca cuando toca el morado— Ah, no... No es nada —hace un ademán para restarle importancia.
—¿Te golpeaste? —le pregunta Blair.
—Eh, sí —suelta una pequeña risa— Que torpe yo, estaba en la cocina y una de las estanterías altas estaba abierta y me golpeé.
—Aquí están sus bebestibles —Caden llega con una bandeja y la deja en la mesa— Malteadas para Kyki, Blairsita, y Skaywalker —dice dejando los bebestibles frente a cada una — y el smoothie para Verano —todas reímos por lo apodos, y hace una reverencia antes de retirarse.
—Que tierno que Caden trate de subirnos el ánimo —Blair sonríe revolviendo su malteada.
—Él te quiere mucho, Sky —asiento, recordando que Zain no me ha escrito desde hace un par de días para saber de mí. Lo habría hecho yo, pero mi mente está algo ida y cada vez que recordaba hacerlo, luego se me olvidaba.
—¿Paso algo, Summy? —alzo la vista para encontrarme con la mirada preocupada de Kylie.
—No es nada, es solo que... —juego con la frutilla sobre la orilla del vaso— Zain no ha preguntado por mí —oigo un bufido, y miro a Sky con una ceja alzada.
—Ya deja a ese hombre, mujer —le miro seria. No puede ser que cada vez que lo nombre, deba dirigirse de esa forma. Me cansa, y lo único que debo hacer es ignorarla al tiempo que ignoro la desolación que me provocan sus palabras— Sabes que no te merece. Amiga, date cuenta —se encoje de hombros sin más, con insensibilidad.
—Y... —Blair juega con sus dedos sobre la mesa— ¿Cómo han estado?
—Como se puede, tratando de seguir adelante —responde la castaña mordiendo el interior de su labio inferior.
—Eso mismo —responde Kylie— Tratando de recordar con una sonrisa a Mía —suelta un suspiro. Todas nos quedamos un rato en silencio, pensando en nuestra amiga.
Aquel sentimiento de incomodidad me puso algo triste, por lo que decidí cambiar de tema.
—¿Saben qué? —afirmo mi cuerpo en la mesa. Todas me prestan atención—Hace... Dos casi dos semanas —recuerdo— llegó a casa una nota —siento como Kylie de tensa un poco a mi lado.
—¿Una nota? —pregunta con una risa de absurdo.
—Sí, una nota. Decía algo de sabrán quien soy, nos vemos en la muerte o algo así —me encojo de hombros— No decía destinatario, por lo que decidí conservarla yo.
—Esto recién empieza, ahora sabrán quien soy... —empieza a decir Blair.
—Nos vemos en la otra vida —finalizan ella, Kylie y Sky al unísono. Todas nos miramos sorprendidas.
—¿Todas recibimos la misma nota? —pregunto aún más confundida que el día que la recibí.
—Así parece —responde Sky con el ceño fruncido, confirmando nuestras expresiones.
—¿Creen que debamos hablar con la policía? —pregunta Kylie un poco nerviosa.
—No creo que sea necesario, solo deben ser unos niños jugando —digo, intentando hacerme creer eso.
—¿No creen que sea algo más? ¿Por qué justo a nosotras? —Sky nos mira a todas, observando nuestras reacciones ante sus palabras, supongo para ver qué pensamos.
—Deberíamos pregúntele a alguien más si también le llegó —insiste la rubia con contactarse con alguien.
—¿Y a quién le vamos a preguntar? —La castaña le mira expectante— Vivimos a metros y metros de distancia, y ni los vecinos ni nadie más que conozcamos les llegó la nota. Además, fue luego del funeral de Mía. Esto debe tener que sea algo que ver con eso.
—¿Crees tú? —le pregunta Blair.
—Sí, estoy segura. No quiero sonar como loca perseguida, pero sí. Algo debió sacar el asesino de Mía para lograr dar con nosotras.
—No me gusta esto —juego nerviosa con mis dedos en la orilla de la mesa.
—¿Todo bien chicas? —Caden se acerca y empieza a poner las servilletas y unos cubiertos sobre la mesa.
—Uh, sí, todo bien —respondemos.
—Bueno, avísenle a sus caras para que se pongan de acuerdo entonces —se burla, pero borra enseguida esa expresión divertida— ¿Pasó algo grave? —frunce el ceño al ver que ninguna sonrío.
—Ellas... Todas recibimos la misma nota —le responde su novia, dándonos a entender que ya estaba enterado.
—¿La de la broma? —se pone la bandeja bajo el brazo— Chicas, ya réstenle importancia al tema. Si se repite, preocúpense. Pero si no, relájese y traten de seguir sus vidas con normalidad.
Todas nos quedamos en silencio observándolo, hasta que este sin decir nada más se retira.
—¿Y qué haremos entonces? —pregunta Kylie cuando el chico se aleja.
—Esperar supongo, creo que Caden tiene razón —Blair sé encoje de hombros no del todo convencida.
Iba a hablar, pero preferí no hacerlo. Es verdad, debemos esperar para ver qué pasa.
Siempre veía en las películas cuando a las protagonistas les llegaban amenazas y comenzaban a morir una por una. Yo solo espero que eso no nos pase a nosotras, que con una ya tenemos suficiente.
Siento de repente una extraña sensación correr por mi columna vertebral, que me hace temblar un poco en mi lugar.
Al parecer, me estoy poniendo más nerviosa con mis pensamientos de suposiciones extremas, que a nuestra realidad.
Calma Summer, solo espera.
—¿Estás bien? —Skyler llama mi atención. Asiento lentamente, aún desviada, pero vuelvo a asentir con más seguridad cuando presto atención— Creo que deberíamos estar en contacto de todos modos con cualquier cosa que nos pase, como por ejemplo otra nota —todas le damos la razón— Insisto, no quiero sonar exagerada, pero es mejor cuidarnos por cualquier cosa, que sigo pensando que lo de Mía no fue al azar —se encoge de hombros intentando parecer desinteresada para no verse histérica con el tema.
—¿Y ahí hablaremos con la policía? —insiste Kylie.
—No Kylie, no hablaremos con la policía.
—¿Por qué no mejor cambiamos de tema? —propongo.
—Sí, mejor —me apoya Blair.
—Y... ¿En qué capitulo van? —pregunta Sky, refiriéndose a una serie que veíamos todas.
—Terminándome la temporada cuatro —dice Blair con orgullo.
—¿¡Qué?! —Chilla Kylie haciéndome sonreír— ¡Pero si apenas la empezaste!
—Hasta yo que llevo casi un año he llegado ahí —río.
Pedimos un trozo de pie de limón para compartirlo mientras continuamos nuestra conversación.
Y así es como desviamos el tema, siendo todas conscientes que aún seguía dando vuelta en nuestras mentes.