Capítulo 1
Diana Valentina
Han pasado algunos años en esta universidad, no puedo imaginar cuánto extrañaré ir allí, pero en ese momento, solo quiero llegar a casa y tirarme en la cama. Estamos entrando en el penúltimo año, algunos –la mayoría– están ansiosos de que todo esto termine y sea libre.
— Sabes, por mucho que no me guste venir a la universidad, aquí te vas a perder todo. – dice Krystian, dejando el envoltorio de su snack, que ahora está vacío, sobre la mesa.
— Cualquiera que lo vea lo cree. – Dice simplemente Heyoon, dejando su vaso sobre la mesa después de chupar parte del contenido del mismo.
—Ata Krystian, eso parece. No soportas venir a la universidad, sólo vienes porque te sientes sola en casa, ya que tu madre siempre está viajando. – dice Sabina apoyándose en el respaldo de la silla en la que está sentada.
— Cuando recuerdo que todo esto terminará dentro de un año y once meses. – Sí, Krystian cuenta los días, lo que hace que sus quejas sean más dramáticas. — Me golpea extraño...
— ¡Eres raro! – señalo, sosteniendo mi vaso hacia él.
— Tú eres el raro, casi no pasas tiempo con nadie, eres tan tímido que casi te escondes entre las piernas.
— No soy tímido... – Krystian me mira, levantando las cejas. — Sólo selecciono con quién comparto saliva. – respondo sosteniendo mi vaso.
— Cada vez que te sientes avergonzado, tus mejillas se sonrojan, delatándolo. – dice Nour a mi lado, tocando las puntas de mi cabello.
— ¡Eso no es cierto!
— En cuarto grado. – Sina comienza a hablar y yo pongo los ojos en blanco. — Un niño dijo que eras bonita y te convertiste en un tomate fresco.
— Yo era un niño, ¿vale?
— En la fiesta de confraternización del colegio, un chico te ayudó a subir las escaleras del campus, te sonrojaste. – recuerda Sabina.
Estoy empezando a revisar mis conceptos de amistad.
— ¿Cuál es la intención de que recuerdes todos estos horribles episodios?
— Demostrando que eres muy tímido. – dice Sabina en nombre de todos.
— ¿Es esto un defecto?
— No, ni mucho menos. Ser tímido te hace lindo.
- ¡Oye, ricitos de oro! – Al escuchar la voz, que lamentablemente me resulta familiar, pongo los ojos en blanco, pero no lo miro. — No responderle a un viejo amigo es feo.
— Primero que nada, no somos amigos. – Sito, como poniéndolo en tópicos. — Segundo, no tenemos ningún tipo de intimidad y tercero, no me gustas.
— Dice algo que aquí todos no saben. – Dice irónicamente.
- ¿Qué deseas?
— Bueno, el entrenador estuvo ausente. – Dice simplemente, sosteniendo el casco en sus manos. — No tengo nada que hacer, así que nada mejor que sacar del apuro a mi vecino. – Dijo claramente divirtiéndose al verme irritado.
— Hay varias chicas en esta universidad, varias chicas a las que les encantaría que les quitaras la paciencia, ¿por qué a mí?
— No conozco a las otras chicas, pero te conozco a ti. Sólo hago esto cuando tengo intimidad.
— No tenemos intimidad. – digo con dureza.
— Vamos Diana , nos conocemos desde pequeñas...
— Y desde pequeña quise estrangularlo con mis propias manos. – contraataco, tomando mi vaso y bebiendo un poco de su contenido.
— Que linda, es muy cariñosa.
— Segio ... – empiezo pero él me interrumpe.
— Me encanta cuando me llamas Segio . Suena tan dulce tu cariño por mí.
— Por favor, ve a llenar la paciencia de tu mejor amigo.
— No vengas, estoy fuera. – Gloria se defiende sacando el suyo de la línea.
— Hazme un favor a mí y a todos mis amigos aquí, ALÉJATE de nosotros. – recalco summa y no necesito verlo para saber que está sonriendo.
— Fue un placer hablar contigo, pequeña Diana . – Su tono de voz demuestra que está claramente satisfecho con lo que quería… - para irritarme -
—¡Vaya Segio !
En cuanto escucho sus pasos alejándose doy un suspiro de alivio, que chico más insufrible. Siempre ha sido así y creo que siempre será así, hasta que termine la universidad y se vaya a Canadá, a jugar en uno de los equipos de allí o tal vez probar suerte en otra profesión.
Quizás sólo entonces tendré paz.
— Tu relación es extraña. – dice Nour apoyando su barbilla en el dorso de su mano, dirigiendo su mirada hacia mí.
— No, no lo es. Para que eso suceda tendríamos que tener una relación, y no la tenemos.
— Crecisteis juntos. - Recordar.
— No significa que tengas intimidad con él o que tengas una relación.
— Pero los dos prácticamente iban juntos a todos lados.
— Porque mi madre me obligó. Ella lo saludó por cortesía, no porque sintiera algo por él.
— Nunca te entendí… – dice simplemente Shivani, apoyándose en el respaldo de la silla, con los brazos cruzados.
— Simple, lo odio, estoy enojada por lo que pasé cuando era niña y no lo quiero cerca por más de dos minutos.
— Eso es una rabieta infantil , Diana , tienes edad suficiente para saberlo. – dice Nour jugando con su pajita.
— No es sólo la rabieta infantil de Nour, ella tiene cierto odio hacia Segio . – Shivani sita, dejándome pensando.
Hace unos años iba a dar mi primer beso, muy parecido a una película, estábamos debajo del árbol, todo era perfecto, o eso creía.
Segio apareció de la nada con unos amigos como si nadie supiera que estábamos allí y obviamente era mentira, nos habían visto allí.
Segio fingió estar practicando pases de fútbol y lanzó el balón, el cual terminó impactando en la cabeza del niño, quien evidentemente se desorientó y casi se desmaya por la fuerza del impacto.
Fue en ese momento que me di cuenta... estaba jodido.
Que Segio se convertiría en una espina clavada en mi costado. De ahí fue cuesta abajo, su deporte favorito era hacerme enojar, escondía mis trabajos, el profesor parecía odiarme porque nos ponía en parejas ya que vivíamos cerca, la casa de Segio está casi al lado de la mía. Y para completar la pesadilla, tu ventana da a la mía.
Algo muy malo debo haber hecho para pagar así.
— Esta manía ha existido desde que era un niño. – comienza Krystian. — Estos niños casi se matan, eso no es nada.
- Recuerdo. – Dice Nour y luego parece recordar un evento y contiene la risa.
— Ni siquiera recuerdo ese día, Nour. – pregunto sabiendo ya de qué se trata.
— No hay manera de olvidar a Diana . Teníamos como doce años cuando me fui a dormir a casa de Diana , todo iba perfecto, hasta que subimos a su habitación y cuando la abrimos… – Nour pone cara de disgusto. — Nunca había visto tantas ranas juntas.
— ¡Qué asco! – dice Sina, también luciendo disgustada.
—Pero no podemos olvidar el día que le pegaste la mano al balón mientras entrenaba.– recuerda Krystian.
- Venganza. – digo en mi defensa.
— Está bien, ustedes son como perros y gatos. – dice Nour simplemente, riendo débilmente y sacudiendo la cabeza.
— Él es Tom y tú eres Jerry. – dice Sina, encontrando divertida la situación.
— Sigue riendo, sé que Urrea te molesta hasta el día de hoy.
— Aprendí a vivir juntos, es diferente. - Disparar.
—Porque a ella le gusta. – Nour dice sencillo.