Sinopsis
¿Te puedes imaginar el resultado de un gringo con una venezolana? Quién diría que dos personas que se digustan pueden encontrarse más de dos veces... "Es un mundo grande y este está como el virus: por todos lados" pero bueno... ¿Que podemos hacer? soportarlo.
UNO
U N O
Salgo del local irritada, las chicas dicen que soy montuna, pero como salir si me encuentro gentuza insoportable.
Estaba en el negocio donde venden bebidas y los chicos empezaron a fastidiar. Dejé a Amelia con las otras chicas y salí con mi bebida.
¿Qué por qué soy así?
¡¡No se!!
Prefiero estar metida de cabeza en mis libros.
¿Que me voy a volver loca?
Quizás, algún día...
Salgo con mi bebida en la mano, chocolate con oreo. ¿Como puede haber personas alérgicas al chocolate? Yo me hubiera muerto hace rato.
Abro la puerta del local y dejo pasar a la pareja y luego de ellos decido salir dejando a mis amigos atrás.
—Carla, acuérdate de enviarmelo por correo —me grita Amelia y volteo antes de cerrar la puerta.
Asiento a través del reflejo del vidrio y retroceso retomando mi camino. Enderezo mis pasos y al retomarlo choco con un hombre que venía distraído hablando con una chica —bendita bebida, bendita chocada, bendito hijo de su papá—
Menudo...
Se quejó y ningún: "¡disculpa! o ¡perdón no te ví!."
Nada salió de su boca. Sólo una queja.
¿¡¡Él salió ileso!!?
¡¡Yo me derrame la malteada!!
¡Él no!
Y se fue con mi camisa favorita derramada y sin mi bebida.
¿Carla por qué eres así?
Y me lo preguntan...
El chico se fue dejándome allí.
Conchale no soy invisible.
Mi semana empezó horrible... Sígueme para más sucesos, hablo mentalmente como si por allí hay una cámara que graba mis pensamientos... ¡La tecnología ha avanzado! Quien quita y todos compremos carros voladores que corran por el aire.
(...)
El sol está brillando con esplendor, todo parece diferente, es muy relajante caminar por el centro cuando sus calles no está tan aglomerada.
Amelia y yo teníamos tiempo sin salir, estábamos muy ocupadas, y ahora aquí estamos por las calles del centro de Coro.
Si, Coro Venezuela.
Está lleno de gente y muchos jóvenes, son estudiantes de diferentes parte del país.
Hemos pasado un día muy sensacional. Yo con mi pasión con la música en inglés, si soy sincera me fascinan los idiomas, unos de mis sueños, los sueños que uno sueña despierto valga la redundancia. Es conocer muchos países.
Como todas las naciones saben, Venezuela un país privilegiada con desiertos, mares, selva, montañas, nieve. Pluricultural y pare de contar.
Como humanos queremos muchas cosas, pero no todo se nos puede dar.
Amelia al igual que yo con esos mismos intereses ha seguido adelante para conseguir un buen futuro.
A una hora de nuestras casas nos mudamos con el fin de estudiar.
—Mañana es el día del amor y la amistad y ahora nuestros planes se nos cayeron Carlita —dice Amelia un poco triste— y ahora tenemos que estudiar, yo quería salir —lo dice cabizbaja, parrandera la muchacha.
—Lo sé yo quería salir también ¿pero que podemos hacer? si sabes que primero es lo primero —le digo saliendo del salón de clases, donde inmediatamente nos damos cuenta del chico que está estacionando su moto.
Unos de nuestros A.P "amor platónico" Si, desde que comenzamos a estudiar se han cruzado en nuestras vidas muchos A.P pero como ya saben somos invisible a simple vista, me considero especial, como una vez leí en unos de mis libros favoritos ~no todos pueden ver a los Ángeles~ así es.
Sólo la persona especial puede darse cuenta de nuestra existencia. Vincenzo, si él, es el típico chico popular que tiene a su alrededor chicas que babean, a diferencia de nosotras nos sentimos atraídas por el pero nuestra alta autoestima e suficiencia no nos permite babear por galanes a fin y al cabo son chicos lindos con mentes vacias.
En cada momento nos encontramos con muchos A.P que nos atraen, somos humanos -¡y con hormonas!- y tenemos ojos que saben detectar a los chicos guapos. Pero hasta allí, tenemos límites infranqueables, que no podemos sobrepasar, eso es además otra cosa en común del dúo de estás par.
—¡Míralo Amelia! —mi yo interno se pone unos lentes de sol y modela a su alrededor para ser notada. salgo de mi trance.
—Vamos Carla se nos va el transporte —dice Amelia apuradisima.
El chico más lindo que he visto en el día, mentira, en la buseta vi otro.
Bueno, bueno... ¿Que se puede hacer?. Traté de acomodarme lo más que pude en el pasillo del transporte, la colectora gritaba “espalda con espalda” y rodé más hasta llegar casi al final de este y 'error' ¿Ahora como salgo? De paso me tocó un gordito y choca conmigo siento que en un frenazo dejaré la frente estrellada en el vidrio. Desde la posición de atrás puede suceder muchas cosas y de esas mirar irregularidades, ejemplo: el chico de sudadera que una la gorra casi que se la clava hasta la nariz, metiéndole mano a la bolsa de la mujer que se queja de que estamos muy apretados. Y sí, le está robando. Otro, la muecas de las personas sentadas ya que le restriengan su sistema reproductor por todo sus hombros e incluso sus caras 'iuuuu'. Claramente ventajas y desventajas, bueno a restregarme con todos y abrazar el bolso, el que se le ocurra meter mano 'abrimos canchas' bueno Carla deja de pensar locuras si la última vez corriste porque un hombre de la calle te silbó. ¿Es normal hablar con uno mismo? Siii, creo. Y me respondo a mi misma.
—Lleguamos sana, salva y manoseadas. —Amelia habló luego de pisar la cera.
—Amelia... ¿Le pagaste a la colectora?, Digo porque la tipa nos ve raro. Incluso te sentó la madre.
—Pensé que le pagarías tú —me dijo volteando y al darse cuenta que la señora hizo una señal obcena con la mano, volteó mirando al frente y apresurando sus pasos.
—Que mala maña la tuya... Ya no nos vuelve a montar.
—Que pésimo servicio, me sentí violada por el pelón que no dejaba de balancearse.
—Deja de quejarte. Mejor apuremos el paso, tengo hambre.
—Somos dos, el tanto escuchar a la profesora me produce hambre.
—Pensé que era sueño... Pero ahí vemos que le añadiste a tu ítems postclases.
—Cocinas tú...
—¿Yo? Pero...
—Yo pagué hoy la buseta...
—Pero si tú no pagaste...
—No hay pruebas...