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Retrocedí con el corazón latiendome super rápido al ver ese dedo. Es de un humano, lo sé, ¿pero de quién? Está recién ¿quién hizo ésto? Al ir retrocediendo mi espalda chocó con un abdomen plano. Me volví hacia él, unas cuántas lágrimas estaban acumuladas en mis ojos. Ryan estaba ahí, mirándome con detenimiento.
一¿Qué haces? 一preguntó.
Tragué grueso.
¿Acaso Ryan había hecho ésto? Entonces ¿de quien era se dedo?
一H-hay un dedo ahí. 一tartamudeé. Ryan llevaba las manos puestas detrás de él, su porte era muy tranquilo, su mirada era más oscura que me causó escalofríos. Retrocedí un poco.
一¿Dedo? No sé de qué hablas, Hannah. 一respondió con mucha calma que me dio miedo.
Miré a mis alrededores. Nadie más que yo hablando con un espanto.
一Está ahí. 一señalé el arbusto.
Me miró por un momento para después dirigirse donde le había señalado, observó, frunció el ceño y me volvió a ver.
一No hay nada, Hannah, ¿segura estás bien? Te ves pálida.
¿Qué?
Me apresuré a mirar el lugar donde se encontraba el dedo... Pero no estaba. Abrí los ojos del asombro y me quedé ahí, preguntándome qué me está pasando, si comencé a ver cosas o qué.
一Estoy segura que había eso ahí. 一musité sintiendo un nudo en la garganta.
Apreté mi mano y me di cuenta que la llave seguía ahí, la aferré más a mí para que él no la viera. No estoy segura de confiar en Ryan, está actuando muy extraño y su actutid me provoca miedo, no es como las otras veces.
Hasta pareciera que no fuera él.
一¿Qué piensas? 一me preguntó.
一¿Eres Ryan? 一solté así sin más.
Ninguna expresión.
一Sí.
Dio pasos hacia mí, pero mientras él sr acercaba yo retrocedía.
一¿Porqué te alejas? No te haré daño. 一sonrió.
Su sonrisa me dio escalofríos.
No, no es Ryan.
一Tú no eres Ryan. 一aseguré. El miedo creció más dentro de mí al pensar que El de las tinieblas haya poseído el cuerpo de Ryan y ahora bo hay nadie para protegerme. Podría salir corriendo hacia el pueblo pero eso no serviría de nada.
一Ryan está en el infierno en éste momento, Hannah, 一murmuró一 Le he pedido prestado su cuerpo para divertirme un rato contigo.
Un olor a podrido se empezó a sentir. Mis manos y pies me temblaron. No tenía salida. Seguí retrocediendo hasta que llegué a las escaleras.
一Solo me hace falta una alma, 一comentó一 Después de ésto podré desanzar un rato y volver por más.
De pronto sentí ganas de vomitar. Necesito que Anna venga ya.
一No te tengo miedo. 一mentí pero fingí no hacerlo. Tenía que ser fuerte, puedo con ésto.
Subí los escalones a paso lento hasta llegar a la puerta.
一Solo es una advertencia, Hannah, 一su voz era tan calma y perturbadora que cada que habla hace que mi piel se erice. 一Qué curioso, lo mismo me dijo Ryan hace unos años y mira cómo terminó.
Tragué grueso. Pero de repente su cara comenzó a desfigurarse y se inclinó ahogando gritos de dolor. ¿Qué le pasa?
一No... no dejaré que... vuelvas... 一se retorcía hasta que de pronto dejó de hacerlo. Ahora se quedó así inclinado y elevó la vista. Su mirada estaba normal, ya no se sentía el ambiente tenso y tenebroso. El olor a azufre se había ido. Y el olor a Ryan volvió. Mi calma volvió.
一¿Ryan? 一inquirí dando un paso hacia él.
一Se fue. 一susurró. 一No dejaré que ese... vuelva a poseer mi cuerpo. 一se acercó a mí y me tomó de la cara, su gesto era suave一. Soy el único que puede protegerte y lo haré, así sea lo ultimo que haga, Hannah. 一me acarició la mejilla. Su toque, a pesar de ser helado, ahora lo sentía más cálido. 一Pero tenemos que hacer algo, tú tienes que hacer algo.
一Lo que sea para acabar con ésto.
Asintió.
一Necesitamos liberar todas las almas atrapadas aquí para que ésto termine. 一susurró.
¿Liberar almas? ¿cómo?
一¿Cómo vamos a hacer eso? 一cuestioné no entendiendo bien.
一No te preocupes, tú solo sigue actuando normal, yo estaré averiguando unas cuántas cosas y luego planearemos todo ésto. 一dijo一 Ahora que me di cuenta de que Amie está muerta y esta aquí tengo que hacer lo que sea para que mi familia no sufra éste infierno y vayan a un lugar con más calma.
Amie es la hermanita.
一Entiendo... 一murmuré asintiendo.
Si libero las almas, ellos se irán. Él se irá. ¿Quiero que se vaya?
Una bocina se escuchó y supuse que era Anna.
Mierda, la fiesta.
一Ve, estás más segura en esa fiesta que aquí. 一me soltó一 Quizá llegue al rato.
***
La música resonaba muy fuerte, ésta casa no era muy grande que digamos, la gente te empujaba por donde quiera que giraras. Anna me dirigió a otro lugar, habían unos sofás y pude observar a alguien sentado ahí, bebiendo una cerveza y observando su celular.
Peter.
一Es la primera vez que miramos al profesor Peter en una fiesta de alumnos. 一me dijo ella.
Me acerqué a él, sentándome a su lado.
一No creí que vendría, profesor. 一le dije.
Me volvió a ver en seguida.
一¡Hannah! Creí que no vendrías. 一sonrió.
Puse los labios en una sola línea.
一En realidad no iba a venir pero pues aquí estoy.
一¿Quieres algo de tomar? 一me preguntó.
Asentí.
Se levantó y se dirigió a algo así como a la cocina. Anna se encontraba platicando con otra chica, pero al verme sola se me acercó.
一Qué rápida, se nota que le gustas. 一murmuró coqueta.
Fruncí el ceño.
一¿Encerio? 一inquirí más para mí misma.
Asintió.
一Es obvio, Hannah, todos se dan cuenta menos tú.
¿Le gusto a Peter? No. Anna debe de estar equivocada.
一De seguro es otra cosa. 一volví mi vista a los demás.
Rodó los ojos.
一Tiene un año de vivir aquí, nunca venía a éstas fiestas, nunca entablaba relación con sus estudiantes, nunca hablaba con ellos después de clases y qué casualidad que a penas vienes tú sí.
La miré.
一Ten, una cerveza. 一Peter se sentó a mi lado.
La tomé. Anna volvió con la chica.
一Y ¿has estudiado? 一preguntó.
¿De eso vamos a hablar? ¿de estudios?
一No he tenido tiempo.
Peter iba a hablar pero gritos inundaron la sala, todos comenzaron a retroceder y a gritar. Peter y yo nos pusimos de pié de inmediato.
一¿Qué pasa? 一cuestioné.
Anna se dirigió a mí de inmediato.
一¡Hannah, tienes que ver ésto! 一me tomó de la mano y me arrastró al centro de la pista. Peter venía detrás de mí. Todos habían hecho un circulo en medio de sea lo que sea que haya ahí. 一¿conoces a éste hombre?
La miré. Abajo había una bolsa negra y había algo adentro. Imagino que había una foto adentro porque no podía caver un hombre en esa bolsita. Peter estaba a mi lado, lo miré, él me dio la misma mirada de los demás. Di un paso y me fijé lo que contenía la bolsa.
Cubrí mi boca de inmediato al ver qué era:
La cabeza del señor que me había vendido la casa.