Capitulo 6 Agencia
Iba radiante conduciendo su Jaguar. Todo estaba bien, incluso lo que le estaba saliendo mal, tomando en cuenta el rechazo de Marie a seguir pasando tiempo juntos, quien había preferido juntarse con James la tarde anterior como para así rematar aquel asunto que tanto la estorbaba con el fin de sentirse definitivamente libre según sus propias palabras, no obstante a su plan de que pasaran juntos al menos la tarde del domingo, su primer domingo bajo esa compañía a la cual hacía sus máximos esfuerzos por acostumbrarse.
Sentía que por lo menos iba cumpliendo su objetivo principal, pese a la pereza que le proporcionaba el hecho de haber agendado una reunión con Paul para ese día sábado después de almuerzo en la misma agencia, día dónde casi no iba nadie a trabajar. Su padre le había prometido qué, si conseguía una gerencia en el lugar que sea dónde estuviese trabajando y al mismo tiempo lograba sentar cabeza y casarse, lo iba a hacer heredero de su imperio, que consistía en nada más y nada menos que una cadena de hoteles, la cual podría vender en millones de dólares y así poder dedicarse a no trabajar nunca más en su vida, lo cual era su máxima aspiración en tiempos como aquellos.
Michael aparcó satisfecho, en el espacio que estaba reservado solo para la gerencia absoluta de la agencia, mal que mal solo tenía que juntarse con Paul, quien debía estar esperándolo. Solo le faltaba dar el gran paso para conseguir su objetivo, que consistía en algo que no tenía muy claro, pero que al menos comprendía que para su satisfacción individual aportaba enormemente.
Tras saludar solemnemente al conserje pulsó el botón del ascensor que funcionó eficientemente y ahí estaba Paul mirándolo absolutamente fijo, con una sonrisa que distaba bastante de esa idea de que estaba simplemente ahí haciendo horas extras.
— Buen día, hermano —Dijo el gerente general de la agencia—. Disculpa que te haya hecho venir ahora, un día sábado.
Michael lo saludó mucho más solemnemente que al conserje.
Paul vestía impecablemente pese a ser una ocasión informal de negocios. Venía de una partida de golf y tras haber vencido en aquel match sentía que nada podía llegar a salir mal, menos que menos en algo que había estado esperando hacía bastante tiempo.
— Estoy ansioso de saber cuál fue el desempeño de Marie contigo —Respondió Paul, sobándole el hombro—. No tienes idea cuánto.
Ambos rieron.
— Nada qué decir, hermano —Dijo Michael—. No entiendo para qué tenemos que estresarnos tanto con esto si tú ya sabes que yo ya tengo el futuro asegurado, maldito enano. Esto lo hago solo por tí. Marie está muy buena y eso es todo.
— Me dices enano. Sabes que tengo más poder que tú —Le respondió Paul, sin dejar de reírse.
Luego agregó:
— No lo haces ni tanto por mí por lo demás. Te recuerdo que necesitas un puesto más o menos importante. Si te dieran los sesos como para alcanzarlo por mérito propio, no estarías aquí ayudándome en mi plan.
Tras ingresar a la sala de pensar y encender sus respectivos cigarros ambos se relajaron, más aún considerando que se sentían bastante bien. Sabían que ese era el ritual indispensable antes de iniciar cualquier clase de conversación.
— ¿Y? —Interrogó Paul— Cuenta, cuenta.
Michael se agarró sus partes.
— No sabes cómo se lo comió, hermano. No tienes idea. Creo que fué mucho más fácil de lo que creí. Si Marie sigue así, tú sabes que incluso podemos llegar a controlar el mundo, con esos planes tan diabólicos que tienes.
Paul aplaudió, como si estuviese frente a un concierto, bajo la lógica de que habría pagado mucho por aquello mismo que acababa de oír.
— Necesito detalles, hermano —Respondió, tras cruzar los brazos—. Tú sabes que esa puta significa mucho oro para mí, considerando que con ella puedo hacer lo que sea con esos malditos asiáticos que se han hecho tanto de rogar para adjudicarnos su cuenta. De paso podría llegar a acusar de proxeneta al viejo Stauton y ahí si que me quedo con todo.
— Tienes que estar tranquilo, hermano —Dijo Michael, recordando aquella mamada que Marie le prácticó en aquel vuelo, a riesgo y paciencia de que alguien pudiese verlo, justo antes de que ella se reuniera con James, justo después de haberla follado a su antojo la noche anterior—. Ella está contenta conmigo ¿Lo sabías?
Paul sabía qué, si quería quedarse con el imperio Stauton, el apoyo de Michael era fundamental.
— Lo siento mucho, Paul. No entiendo a qué te refieres con que necesitas detalles.
— Marie es una puta ambiciosa. Me gustaría saber cómo se comportó exactamente cuando le ofreciste el ascenso ¿Hizo todo lo que le pediste?
Una sonrisa enorme se dibujó en los labios de Michael.
— Por supuesto que sí.
— ¿Crees que esté dispuesta a follar con esos asiáticos en esa recepción que les estamos preparando?
— No sé si esté tan dispuesta, pero yo puedo ayudar bastante en mejorar su disposición ¿Lo sabías?
Acto seguido Michael sacó su teléfono. Le mostró aquel vídeo a Paul, cuya cámara había escondido mientras Marie iba por el vaso de Whisky, ahí mismo en el hotel, justo después de aquella cena para cerrar aquel acuerdo.
— ¡Que tetas!. No es justo que tengas que follartela tú en lugar de yo, se supone que yo soy el gerente.
— Tú eres un maldito enano —Le respondió Michael, riéndose—. Además, Marie siempre quiso follar conmigo, tú sabes.
— La tengo mucho más grande que tú, Michael —Le dijo Paul, agarrándo sus partes—. Además, estoy seguro de, que me la follaría mucho mejor que tú, maldito embustero.
Se quedaron un buen rato en silencio, ambos pegados a la pantalla del teléfono.
— En fin —Dijo Michael—. Marie es mía y es una puta ambiciosa. Es solo cosa de ofrecerle más y más. Estaba tan ansiosa con el ascenso que no se dió ni cuenta que la grabé.
— Me gustaría probarla yo antes de tomar una decisión —Dijo Paul.
— ¿Y crees que ella esté dispuesta?
— Por supuesto que sí, Michael. Soy el gerente máximo de este lugar, tengo el poder y voy a tener aún más poder. Todos los negocios del viejo Stauton van a ser míos, acuérdate de mí. Lo único que me preocupa es ese idiota de James. Si no se va por su propia voluntad, voy a tener que despedirlo.
A Michael no le agradaba mucho la idea de que despidieran a James y Paul lo sabía.
— Entrarían a sospechar —Dijo Michael—. Me cuesta reconocerlo, pero James es el creativo estrella de esta oficina.
— Si tú tuvieras más sesos, no necesitaríamos que él esté aquí con nosotros ¿No te parece?
— Sea cómo sea, el rostro más creíble para ese tipo de negocios soy yo y nadie más que yo ¿Cuál es el siguiente paso?
— Quiero follarme a Marie, Michael. Tú tienes que ayudarme.
— Lo siento, pero no depende de mí.
— Sí que depende de tí.
— ¿Cómo va a depender de mí?
— Simplemente tienes que alejarte de ella. No ahora, pero sí en un tiempo más. Cuando se de cuenta de eso ella va a llegar corriendo hacia tí. Lo haré cuando me aburra de ella, ¿Estamos?
Michael se dió vueltas en círculos para no reírse a gritos de las risas de Paul. Pensaba en utilizar a Marie al máximo. Solo ella tenía acceso a los brillantes trabajos creativos de James en su máximo esplendor..
— Hablando en serio, Paul ¿Cuál es el siguiente paso?
— Seguir llevándola a esas reuniones, sin ninguna duda. Tienes que ganarte la confianza de ella. Grabarla mientras folla con un par de clientes más viene a ser nuestra bendición máxima. Acusamos al viejo Stauton de proxeneta, me quedo con los derechos de esta agencia, te nombró gerente general de las oficinas Stauton y eso es todo. ¿Alguna duda?
— Creo que no.
— Recuerda que tienes que ganarte la confianza de esa puta de Marie. De James me encargo yo. Hay que darle tiempo para que nos entregue todo lo que tiene antes de despedirlo y, recuerda una cosa.
— ¿Cuál?
— ¡Tenemos que hacer que James descienda en su rendimiento laboral.
Tras terminar con sus respectivos vasos de café ambos se despidieron y Michael volvió a su Jaguar. Era hora de prepararse para la fiesta que iba a dar en su casa y pensó que era una buenísima oportunidad como para presentar a Marie en sociedad, la ocasión perfecta como para que ella creyera que él estaba enamorado de ella.