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1

ISABELLA

No puede ser, debo de estar soñando o algo por el estilo. De inmediato restregué mis ojos para cerciorarme que no eran ideas mías, Álvaro por un momento se detuvo y no contestó, pero el celular seguía repicando, no sabía si en realidad era de él o simplemente fue por pura coincidencia que recibió una llamada, pero de lo que si estaba segura es que ese tipo no era de fiar.

KELSEY

—¿Cómo estas? Espero que bien, te llamaba para decirte que no estoy preparada, si quieres hoy mismo puedo hacer el trabajo, sólo quiero respaldo de tu parte.

—Está bien, no te preocupes que los tendrás.

—¿Para cuando es que tienes pensado venir a la ciudad?

—No lo se, lo más probable es que llegue en cuanto tengamos todo listo, que por cierto, ¿Cómo van las cosas con mi querido amigo Lee?

—Van bien, hasta el momento no han sospechado nada de mi, mantengo al tonto de Louis embobado con mis trucos de seducción, pero hasta ahí. Los dos tontos deben de creer en este momento que debe de ser otra persona.

—Perfecto, sigue así, solo falta poco tiempo para que llegue a la ciudad y que me trates a como se debe, hace mucho tiempo que no te veo y no tienes idea de cuantas ganas tengo de verte, aunque sé que ese imbecil te lo está haciendo en este momento.

—Sabes que lo hago por nosotros, de lo contrario ni siquiera le pusiera un dedo a este tipo—observé a mi alrededor, Louis aún no venía a casa.

—Dentro de poco sabrán quien soy, especialmente mi querido abogado Lee, verás cómo le va a ir dentro de poco, no reconocerá ni a su propia sombra.

—Bueno, creo que te tengo que dejar, mañana vamos a hablar un poco más tarde por lo que tengo que ir al salón, pero te me cuidas mucho, cariño, sabes que no puedo vivir sin ti, un beso y un gran abrazo.

—Bye.

Parece que la suerte estaba de mi lado hasta el momento. Había escuchado el coche de Louis entrar, así que tenía que ir a la puerta a recibirlo como toda una mujer amorosa.

—Cariño... qué gusto verte acá, creí que estabas haciendo compras o algo así—bajó del coche con su maletín en mano.

—¿Qué tal te fue?—le di un pequeño beso en la mejilla—preparé tu comida preferida, espero que esta vez te guste más que la vez pasada.

—Por supuesto que me va a gustar—se acercó hacia mi tomándome de la cintura—a como tú. Me encantas, Kelsey, tan solo estoy llegando a casa y tu presencia, tu olor me vuelve loco, creo que antes de almorzar podríamos hacer algo, ¿no lo crees?—una vez más con lo mismo, no sé hasta cuando tendría que soportar las calenturas de este tipo, pero todo tenía que ser por un buen propósito.

—Sabes que también me encantaría eso, pero prefiero que comamos ahorita y después hagamos eso, mejor dicho cuando nos encontremos un poco mejor—tomé de su mano adentrándonos a la sala, ya estaba servido en cada plato de la mesa—como sé que vienes cansado quería tenerte listo todo.

—¿En serio? Pues que bien que pienses en mi desde antes, por eso es que te amo tanto, amor,—besos por toda la cara sentí—me siento el hombre más dichoso de esta vida al haberme traído contigo.

—Seguro con el pasar de los años se te va a quitar eso—puse mis labios en una sola línea.

NOAH

—Definitivamente yo no voy a trabajar para eso—últimamente me sentía presionado en el trabajo por Ricky y el jefe, ya estaba muy cansado de sus tratos y de lo que habíamos estado hacuendo desde hace mucho tiempo, sabía que era cuestión de tiempo para que me atraparan por todo lo que había hecho.

—No estás en condiciones de portarte así con el jefe, no después que él te brindó la mano cuando más la necesitabas—se acercó a mi con su pistola en mano.

—¿Acaso vas a matarme si me rehúso?—fruncí el ceño—si lo vas a hacer adelante, ya no le tengo miedo a la muerte, desde hace mucho tiempo que no le tengo miedo, creo que más bien sería ganancia para mi que acaben con esta miserable vida que llevo.

—No me gustaría hacerlo, sé que eres un buen sujeto y hasta el momento has demostrado ser alguien eficiente, pero por favor no rechaces lo que te está diciendo el jefe—insistió, pero no podría hacerlo, ya mis manos estaban manchadas de sangre y no quería seguir haciendo eso, hasta pesadillas estaba teniendo.

—Déjame pensarlo mejor, ¿te parece?—Salí del coche, tendría que buscar autobús, estaba pensando bien qué habría porque la verdad mi vida económica por el momento era pésima y de aire no iba a sobrevivir. Al menos ahora seguro Isa se la pasa mejor con alguien como Harry que es tan millonario, si se hubiera quedado conmigo estuviera pasando apuros como los que yo estoy pasando.

Al llegar a mi vieja cama y recostarme un poco recibí un mensaje de Trevor. Hace mucho tiempo quería entregarlo a la policía, pero según él iba a cambiar así que por eso no lo vi tan conveniente hacerlo y hasta el momento creo que se ha comportado a como lo había dicho.

—Neceisto que vengas al comedor que queda a dos cuadras, es uno nuevo que abrieron, por favor no tardes.

—Está bien—no sé qué era lo que tramaba este chico, pero no me gustan estar con el, siempre sentía que estaba actuando de forma cautelosa para su siguiente movimiento, pero quizás el juzgar no es bueno, creo que todos merecemos una segunda oportunidad.

Salí de la universidad, pero antes de salir me encontré por accidente con Amanda.

—Ven acá—me dijo tomando mi antebrazo—necesitamos hablar seriamente—nos sentamos en los asientos que estaban cerca de la salida.

—No empieces con tus cosas, Amanda, sabes que ya te dejé muy en claro todo y desde ahí pienso que nosotros no podemos estar juntos—debo de reconocer que esta chica me daba un poco de miedo.

—Sé que en el fondo  aún me quieres, Noah—Bajé la cabeza—por favor ¡mirame a la cara! ¿Dime si en realidad ya no te gusto?—llevó su manos a mi rostro y la verdad es que no podía ser un mentiroso, no quería más problemas con ella.

—Tengo un sentimiento hacia ti, pero no de amor, más que todo por amistad—fui lo más sincero posible, aunque no me dolía ver su rostro lastimado, su corazón se estaba desmoronando frente a mi.

—Noah...—achicó sus ojos—no me enfurezcas, sabes de lo que soy capaz y la primera victima será Isabella—rechinó sus dientes—ella es el principal problema entre nosotros dos.

—¡Basta, Amanda! Compórtate por favor—sacudí sus hombros poniéndome de pie—no hables de esa forma de ella y menos frente a mi.

—¿Y? No me interesa tu opinión, lo único que sé es que haré algo que ni la vas a reconocer—empuñó sus manos—acuérdate de esta pequeña conversación que tuvimos, señor Noah,—ella se levantó del asiento, yo sólo me había preguntado qué tendría en mente con Isabella y por qué dijo eso.

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