Capítulo 5
Miré por la ventana, la nieve y el viento se levantaban. Dejar la estructura a esa altura habría significado morir con seguridad. Sin embargo, si Mike había escrito que había tres puertas de salida en el plano, tenía que haberlas.
Pasé a otra sábana, que cubría el piso donde estaba el enorme comedor y la vivienda de todos los hombres lobo que habían aplaudido cuando nos vieron a James y a mí juntos.
Me estremecí. Si la pelirroja se enteraba, no sabía qué podría hacerle a James.
La puerta se abrió de repente, sobresaltándome y haciéndome arrugar los papeles y meterlos debajo de las sábanas de la cama. Miré la puerta abierta de la habitación y vi a la pelirroja en el umbral.
Tragué y traté de actuar normal mientras seguía su mirada mientras se movía de mí a la cama y de la cama a mí. Intenté mantener el control, mientras, por dentro, temblaba de miedo de haber sido descubierta.
Todo lo que Mike y Tina habían hecho.
La pelirroja abrió la boca.
- Inadecuado. - comentó cruzando los brazos sobre el pecho.
Por un segundo, temí que se estuviera refiriendo al plan de Mike y Tina. Contuve la respiración, esperando que continuara.
- Tu comportamiento de hace un momento fue inapropiado para una princesa. - .
Volví a respirar. No se refería a los documentos, sino a mi comportamiento en el juicio de Mike.
El dolor se apoderó de mi pecho. Aún. Pero pronto fue reemplazada por la ira. ¿ Cómo se atreve a decirme cómo gestionar mis emociones?
- Tú lo mataste. - Lentamente deletreas cada palabra, dándole a cada una de ellas una nota amarga. - Nunca se sabe lo que se siente perder a alguien que amas. - .
La acusación me dio en el blanco, hasta tal punto que vi su mirada vacilar por un momento.
- Por eso no te culpo. Porque sé lo que se siente. - murmuró.
Su mirada ahora estaba llena de dolor. Pero inmediatamente recuperó la compostura.
- Cámbiate. - ordenó en voz más alta.
Su tono ahora era tranquilo y severo, un tono que había usado muchas veces conmigo y los guardias.