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Este le agarra del culo y esto hace reaccionar a Valentina, que se separa rápidamente de él para salir de nuevo por la puerta, pero la voz calmada y ronca de Gregorio, la echa para atrás:
- No, no te vayas, Val. Quédate conmigo esta noche, por favor. No quiero estar solo.
- Solo dormiremos, ¿A que si? – Pregunta ella.
- Lo juro, Valentina – Contesta él levantando una mano en señal de promesa.
Cada día duermen juntos entre besos caliente y grandes abrazos de oso.
Día tras día. Solo existen ellos dos, nadie más.
Hasta el último día de ese mes que se funden como uno de solo.
Experimentando lo que siempre han deseado experimentar, pero que por miedo a que el otro se echará para atrás han callado.
- No eres nadie para decir… - Empieza a decir Gregorio.
- Sí, es mi chico. – Sentencia Celina.
Esas tres palabras enfurecen más a Gregorio. ¿Su chico? ¿Desde cuándo? No puede ser. Es imposible. Sí que es cierto que había sospechado algo, pero no que fueran pareja. Harto de rabia y dolor, grita:
- Tu chico, ¿eh? Estoy seguro que está contigo para esperar el momento, y cuando lo haya conseguido se irá. Como yo estuve esperando, pero no sucedió.
Las lágrimas de Celina están a punto de salir, pero respira profundamente para retenerlas un poco más.
Está al lado de Sergio, agarrándole la mano por si acaso. Este no puede aguantar más la rabia que lleva dentro y cuando está a punto de golpearle de nuevo, Gregorio suelta:
- Para tu información, Valentina es más mujer que tú. Ella si sabe complacer a un hombre.
Y con esas palabras, las lágrimas que ha estado reteniendo durante minutos, caen como cascadas de sus ojos.
No puedo hacer otra cosa que llorar. No puede ser su mejor amiga la ha traicionado y con Gregorio, ese maldito Gregorio.
Valentina no cree en lo que ha oído. Gregorio no ha sido capaz de hacerlo. Ha dicho lo que ella temía, lo que los dos temían.
Está muerta de la vergüenza que siente de sí misma. Intenta ir hacia Celina pero esta no está para caricias traicioneras:
- ¡No me toques! ¡Ni si te ocurra, Valentina! Nuestra amistad ha acabado. – Sentencia Celina.
- Celina, por favor, no me hagas esto yo no… - Pero no sabe qué decir, como continuar con su disculpa.
La traición es algo que satisface a Gregorio, que mira la escena divertido.
Sin que nadie lo vea ni escuche, sale de la casa y respira aire fresco. Hoy ha sido un gran día. Da un paso y escucha tras de sí:
- ¡Esto no quedará así, Telor! Tenlo por seguro. – Grita Sergio, con Celina entre sus brazos y Valentina corriendo hacia su casa, sin mirar a nadie.
Sonríe, levanta la mano en señal de despedida y desparece de su vista.
Los siguientes días fueron muy duros para Celina y Valentina.
Pasaron días, semanas e incluso, un mes y ninguna habló. Ninguna se dignó a hablar y a dejar su orgullo en un cajón.
Cada día, Valentina veía a Celina con Sergio y se moría de las ganas de ir con ellos como en los viejos tiempos, pero no fue.
Dolor, recuerdos y tristeza.
Principios de Sepyiembre. Valentina está enfrente de la casa de su mejor amiga, o la que un día fue su mejor amiga.
Ahora, no sabe lo que son. Llama al timbre y enseguida, la puerta se abre dejando ver a una muy sonriente Celina, pero que de repente esa sonrisa de remplaza por una línea de labios finos y rectos:
- ¿Qué quieres? – Pregunta secamente.
- Hablar contigo, Celina. Sé que me comporté mal y… - Pero su amiga la corta.
- Hablemos dentro, no quiero que nadie escuché la conversación no es de su incumbencia.
Entraron en la casa de la Princesa. Las dos se sentaron en el sofá, pero ninguna dijo nada. Celina, se dispuso a hablar:
- Dime, Valentina. Porque si no ya te puedes ir por dónde has venido.
- Siento haberme comportado de esa forma. Gregorio estaba borracho y me dijo lo que yo quería oír y bueno...ya sabes lo que paso. Lo siento, perdóname Celina.
No sabe qué hacer. ¿La perdona? ¿O la deja sufrir? Era su mejor amiga. ¿Pero qué dices, Celina? Es tu mejor amiga aún.
Tengo que recordarte lo que pasa por aquí, cada vez que Sergio se saca la camisa. Ella misma tiene razón.
- Estás perdonada, Val. Pero…
La perdonada interrumpe a la perdonadora con un abrazado y repitiendo una vez tras otra ‘Gracias, Celina. Te quiero mucho’.
La amistad es algo muy importante en la vida de cualquier adolescente.
Tener a ese amigo o amiga, que siempre está a tu lado, en lo bueno y en lo malo. Siempre tiene un consejo que darte, una sonrisa que regalarte, un cotilleo que contarte, una ilusión que compartir contigo.
Ahora, que las cosas entre las dos amigas vuelven a ser lo que eran antes, tiene algo que solucionar o más bien a alguien.
Gregorio, alias ex complicado /manipulador.
Valentina propone:
- ¿Y si quedo con él para hablar y tú te presentas ahí de golpe? Como el que no quiere la cosa, ¿sabes?
- Si me presento ahí, sabrá que queremos hablar con él y se va a ir a la mínima que pueda. Es Gregorio, si puede evitar un problema lo hace. – Explica Celina.
- ¿Pues qué hacemos? – Pregunta Valentina.