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Capítulo 10

Alice ya ha sacado la mitad del armario y contempla la ropa con tanta intensidad que creo que puede cambiar sus colores sólo con el poder de sus pensamientos.

- ¿ Ya has encontrado algo que te guste? - le pregunto.

- Estaba pensando en usar esto. ¿Qué opinas? - me responde, mientras empieza a usar un vestidito tan azul como sus ojos, con escote corazón, ceñido a la cintura, que cae suavemente justo por encima de las rodillas.

- ¡ Eres muy hermosa! Tienes que usar esto. Sin respuestas. -

- Gracias Aurora . ¿Qué pasa contigo? ¿Qué planeabas usar? -

- No lo sé, algo sencillo, pero que me haga destacar... En fin, ¡es mi primera fiesta en UCLA! -

- Ok... Espera, lo haré. Muéstrame qué puedes ponerte .

Como una camiseta, abre mi cómoda y saca casi todo lo que traje, hasta que me muestra un par de pantalones negros ajustados y una camiseta sin mangas de encaje muy escotada.

- ¡ Ali, dije algo simple! ¿Te parece sencilla esa camiseta sin mangas? -

- ¡Vamos! Pruébalos y te lo pasarás genial .

Para nada convencida, llevo el outfit y debo admitir que no está mal.

Los pantalones de cintura alta abrazan mis piernas como una segunda piel y la camiseta sin mangas resalta los lugares correctos.

- ¡Guau! Aurora , llamarás la atención de todos los niños del campus, créeme. También a Jorge Keller .

- Sueña con Ali, sueña con ello - digo, tocando la música a todo volumen con la esperanza de hacer desaparecer de mi cabeza el nombre del troglodita.

Mientras cantamos y bailamos, usamos maquillaje ligero. Un poco de delineador de ojos, rímel y brillo de labios.

Ambos decidimos dejarnos el pelo suelto.

Finalmente, Ali opta por usar tacones, mientras que yo opto por zapatillas blancas y negras.

Poco después escuchamos un golpe.

Mi compañera de cuarto abre la puerta y frente a ella está Dek.

El chico que considero mi hermano se queda un momento mirándola fijamente, y luego me habla sombríamente a la cara.

- Nos vemos abajo. Apurarse -

Nos da la espalda y nos deja allí para observar el vacío, donde estaba un segundo antes.

Ali y yo nos miramos y, encogiéndonos de hombros, salimos.

No sé qué le pasa últimamente. Dek siempre ha sido brusco, pero últimamente lo es aún más.

Planeo hablar con él lo antes posible para entender si hay algún problema o tal vez simplemente está enojado porque vamos a la fiesta de Aaron.

- ¡Hola chicas! Eres una maravilla. ¡Vamos, súbete al auto y nos vamos a esta bendita fiesta! -

- Len, ¿por qué estás tan emocionado? Esta mañana parecía una tragedia única y ahora estáis todos relajados. ¿Qué has estado haciendo? -

- Ay, no Aurora . Simplemente nada -

Observo a los gemelos dibujar una sonrisa cómplice en sus labios.

Definitivamente algo está pasando. ¿Pero qué?

Estaciono mi Porsche frente a la casa de ese perdedor de Aaron.

Por culpa de los gemelos, tengo que venir a esta estúpida fiesta.

Bueno, al menos puedo encontrar a alguien con quien pasar un tiempo... Y tal vez la vea...

- ¡ Capitán! ¿Vienes o no? - . Escucho que uno de mis compañeros me llama.

Sí, estamos todos aquí. Len y Dek eran negros esta mañana y no entendía por qué. Entonces los llevé aparte y me dijeron lo que se suponía que debían hacer esta noche. Me quedé impresionado por el poder que esa chica tiene sobre ellos.

¡Prácticamente no protestaron!

Saber que Aurora iba a la fiesta de Aaron me retorció el estómago. Pensando en qué hacer se me ocurrió la brillante idea de ir a la fiesta con todo el equipo y luego sabotearla.

El plan es pretender instalarse y divertirse, además de ligar con algunas chicas. Mientras tanto, haremos correr la voz que a las :pm continuaremos la fiesta en una playa a quince kilómetros de aquí.

Ya está todo organizado y, a las: pm, habrá autobuses listos para llevar a todos los estudiantes a nuestro evento.

Aaron y su equipo estarán solos y, por enésima vez, entenderán quién está realmente a cargo en UCLA.

I.

Así me encuentro bajando del coche y, junto con los chicos, entro en la villa.

En el momento en que nos ven, todos se quedan en silencio. Nunca imaginaron vernos allí.

Cuando veo al dueño de casa, llamo su atención y comienzo el plan.

- ¡Oye, Aarón! Pero que gran fiesta. No te importa si nos unimos también, ¿verdad? - Pregunto con tanta soberbia que me daría un puñetazo.

El capitán del equipo de natación, de rostro moreno, se da vuelta y viene hacia mí.

- Nadie te quiere aquí. Irse. - responde molesto.

Estoy a punto de responder de la misma manera, cuando Aaron mira hacia atrás y se aleja, dejándome sola, con ganas de romperle la cara.

No tengo tiempo de darme la vuelta y detenerlo, antes de que una chica me agarre por debajo del brazo.

Debe ser una de las "amigas" de Kristine.

Está escasamente vestida, con una minifalda que deja poco a la imaginación y una camiseta sin mangas diminuta para el tamaño de sus pechos. El cabello es castaño castaño, al igual que los ojos. En los pies lleva unos tacones vertiginosos.

Pasable.

- Hola Jorge , ¿cómo estás? Me preguntaba si por casualidad te gustaría tomar una copa conmigo. ¿Qué opinas? -

Los labios se dibujan en una sonrisa y ya encontré a alguien con quien terminar la velada.

- Por supuesto, las damas primero – respondo mientras la sigo entre la gente.

la voz de Aurora y me doy la vuelta, pero no hay rastro de ella.

-Jorge , ¿vienes? - me llama la chica morena.

- Absolutamente. Vámonos – digo dejando de lado el pensamiento de la única persona que me hace sentir frágil.

Una vez que llegamos a la cocina, tomo una botella de tequila e inmediatamente bebo tres buenos sorbos.

Necesito relajarme. No había estado tan nervioso en mi vida.

Mis pensamientos corren rápido tratando de llevarme al pasado, pero no los dejo.

Entonces, después de beber otros dos sorbos de ese líquido que espero me aturda un poco, me siento en el primer sofá libre que encuentro.

Sin decir nada, la chica me sigue y se sienta a horcajadas.

Perfecto. No perdamos el tiempo.

Un segundo después, acorto la distancia y sus labios se encuentran con los míos.

Simplemente no siento nada. Ni siquiera placer físico. Casi como si fuera algo automático, insípido e incoloro, pero no le doy peso y sigo impertérrito.

Sólo que mi mente no se desconecta y vienen a abofetearme muy fuerte imágenes de una Aurora de diez años riéndose conmigo.

Eres un puto imbécil, Jorge Keller. ¡¡¡Mejorar!!!

   

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