Capítulo Uno.
Flash back
— ¿De verdad tienes que irte Daniel? ¿De verdad me dejarás?
— Entiende amor, tengo que hacerlo, para labrar nuestro futuro, tú apenas cumplirás los dieciocho años, tienes que estudiar la universidad, y mi madre estan haciendo esto por nuestro propio bien, te juro Mariam que cuando tenga lo suficiente para poder llevarte conmigo lo haré, te amo chaparrita y eso nada ni nadie lo cambiará, estas muy adentro, clavada en mi corazón sé que eres el amor de mi vida nunca, pero nunca te olvidaré te prometo que cuando llegue me comunicare contigo.
— No Daniel, sabes que el dinero a mi no me importa nunca me ha importado y nunca me importará, solo quiero estar a tu lado, solo eso es lo que pido, te amo Daniel, por favor no me dejes aquí llévame contigo.
— Lo sé chaparra, lo sé yo también te amo mucho y lo sabes, tus padres no permitirán que te vayas conmigo, pero entiende que esto es una muy buena oportunidad, para ambos de realizarnos, nuestras familias solo quieren lo mejor para nosotros y es por eso que lo hago, quiero un futuro donde yo pueda darte todo lo que tu quieras, Mariam te extrañaré, me tengo que ir estan anunciando mi salida, te amo amor eso nunca lo olvides.
Fin del flash back
Es increíble como pasa el tiempo, hace casi ya diez años que Daniel se fue de mi vida, dejando mi corazón roto, no pude ni preguntar hacia donde se dirigía, nunca recibí alguna noticia de él, supongo que se olvido de mi, y yo también tengo que hacerlo, estoy a una semana de casarme, por supuesto que quiero a mi futuro marido, pero no se si algún día llegue a amarlo, él es muy bueno conmigo llevamos ya tres años de relación y aunque siempre le dije la verdad, él insistió para que aceptara casarme con él, lo conocí en la universidad cuando el cursaba su último año, pero me costó mucho trabajo aceptar una relación con él debido a que en mi corazón solo había existido un hombre, y como quería olvidarlo, decidí aceptar estar con Samuel y dejar de sentir esto que sentía por Daniel, sé que mis padres siempre me decían que él me abandono y es cierto, él se fue y jamás regresó, ni siquiera recibí alguna llamada o una carta por parte de él, a estas alturas yo creo que él ya hizo su vida y de seguro ya formo su propia familia, es tiempo de que deje ir el pasado y me enfoque en mi presente y ese presente es Samuel, él es un hombre que cualquier mujer desearía tener, es cariñoso, guapo, alto, con un excelente cuerpo y muy inteligente, y quiero formar una familia a su lado, ambos tenemos nuestros propios trabajos, ambos somos contadores, hace poco me entere que la empresa para la que trabajo se ira de aquí al parecer alguien la compro desde Londres.
Ya son las seis de la tarde, es hora de ir a casa, mis amigas no tardan en venir por mi.
—¿Mariam ya estas lista? Hay que irnos.—dicen las dos chicas al unísono y yo solo sonrío levantándome para irnos
— Si ya estoy lista — respondo levantándome y guardando el último archivo en mi computadora, antes de apagarla. — bien vamos. — les digo y mi amiga me hace reír con lo que dice. — si, que ya muero de hambre — dice Melody — y Natalia y yo solo negamos con la cabeza.
— Bueno, que les parece si vamos a mi casa y hacemos algo de comer.
— Eso me parece perfecto, así afinamos detalles para tu despedida de soltera. —dice Natalia — yo suspiro antes de contestarle, porque estoy segura que no le gustará lo que diré. — Nat, sabes que no quiero nada de eso — y ambas chicas me miran mal. Les dije que no les gustaría lo que diría.
— vamos Mariam no seas amargada, además sera la única oportunidad que tendrás para salir — arrugo un poco mi ceño — ¿a que te refieres con eso? — pregunto, pero ella solo evade mi pregunta.
— Yo... Nada, olvídalo — yo solo suspiro bueno sera mejor olvidar eso por ahora. Llegamos a mi casa y las tres nos ponemos manos a la obra.
— Oye Mariam, ¿vendrá Samuel a verte hoy? — pregunta Melody.
— No lo sé Mel, en realidad no hable con él en todo el día, pues estuve muy ocupada con todo esto de la venta de la empresa tengo mucho trabajo.
— Han escuchado los rumores — dice Nat cambiando de tema de nuevo, se muy bien que mi prometido y futuro esposo, no les cae nada bien, pero lo soportan solo por mi.
—¿Qué rumores? — preguntamos y Nat nos mira a ambas.
— Nuestro jefe ha recomendado a ciertas personas para ir a trabajar a Londres y yo creo que tu Mariam estas entre ellas.
— ¡Que! Estas loca Nat, el jefe sabe que me caso este fin de semana. — me exalto un poco ante lo que dice mi amiga.
—Vamos amiga, sería una muy buena oportunidad para ti — dice Nat, y no doy crédito a lo que escucho
— ¿Una buena oportunidad? ¿Por qué sería una buena oportunidad? — Pregunto observando a las dos.
— Bueno, sabes bien que Samuel no es del todo de nuestro agrado, aún asi te apoyamos cuando nos dijiste que te casarias con él, pero sentimos que él no es para ti. — me enojo un poco al escucharlas, nunca he entendió porqué lo oidian tanto.
— Haber, Samuel no les ha hecho nada y el es muy bueno conmigo a tenido demasiada paciencia, lo quiero y es por eso que me casaré con él.
— Pero no lo amas Mariam, tu no amas a Samuel, cuanto tiempo crees que pueda aguantar un hombre como él, tal vez ya te ha puesto el cuerno y tu ni en cuenta. — dice Natalia, es mi amiga, pero hay veces que se pasa con lo que dice.
— Basta Natalia, no sigas. — digo, aguantando un nudo en la garganta que empieza a formarse, al escucharla.
— Es que es la verdad, quítate esa venda de los ojos, no has podido entregarte a él ni en cuerpo, ni en alma, no lo lograrás casandoté.
— Sí, si lo lograré estoy dispuesta a formar una familia con él, — respondo.
— ¿formar una familia? Mariam porque no te das cuenta que si te casas con él, solo arruinaras tu vida, tú no lo amas y yo creo que jamás lo amaras.
— Ya basta, sera mejor que se vayan, déjenme sola — digo ya al borde de las lágrimas. Ellas salen de mi casa dejándome con mil pensamientos en mi cabeza, de verdad estaré cometiendo el error al casarme con Samuel, estoy a punto de cumplir veintiocho años y quiero formar una familia, pero y sí ellas tienen razón sacudo mis pensamientos, tomo a mi pequeña gatita llamada traviesa, sus ronroneos me hacen tranquilizarme.
Tres días después.
Se paso tan rápido la semana Natalia Melody y yo aclaramos las cosas y olvidamos el tema de la otra vez, después de todo son mis damas de honor y mis mejores amigas, se muy bien que lo que me dicen es porque se preocupan por mi.
Estoy a dos días de unir mi vida a Samuel, hoy pasare a su departamento y le daré una pequeña sorpresa, antes de no verlo hasta el sábado.
Llego a su departamento y como tengo la llave no es necesario que toque el timbre, pongo mi bolso en el sofá y como no esta por aquí voy a su habitación, puede que aun siga dormido, después de todo todavía es muy temprano entro a la habitación y la escena que veo me deja con la boca abierta, mi futuro esposo esta revolcándose con otra mujer y lo peor de todo es que le dice que la ama.
Él, escucha el ruido en la puerta y yo no puedo articular alguna palabra, solo lo miro dolida y salgo de ahí, esto no me puede estar pasando, esto tiene que ser una maldita pesadilla, oigo que grita mi nombre pero yo no hago caso y subo a mi auto.
Llego a la empresa para la que aún trabajo, tratando de aparentar que nada ha pasado, tengo mucho trabajo que hacer, pero en mi mente lo único que hay es la de Samuel en la cama con esa mujer diciéndole cuanto la ama, mis ilusiones se han roto, de verdad pensaba formar una familia con él, pero ya todo se fue a la basura.
El tiempo se me pasa muy rapido, y mi teléfono no ha dejado de sonar decido apagarlo, sigo pensando en esa escena y mi cabeza quiere explotar hasta que la asistente del que todavía es mi jefe me saca de mis pensamientos.
— Hola Mariam, el señor Wilson quiere verte en su oficina. — creo que ella nota lo mal que estoy, y me ve con el rostro lleno de preocupación.
— Mar ¿te pasa algo? — pregunta y yo niego con la cabeza.
— No July, estoy bien en seguida subo a su oficina gracias. — respondo y ella asiente, no muy convencida, pero aun así se aleja de mi oficina.
Antes de subir a la oficina de mi jefe, paso al baño para lavarme la cara, lo último que quiero es que mi jefe me vea mal, pues me conoce tan bien que es capaz de darse cuenta que algo me pasa, él es como un papá para mi, mis padres después de que salí de la universidad, decidieron vivir su vida viajando, tengo un hermano mayor que aunque no es mi hermano biológico nos queremos como si lo fuéramos, él se encarga de la empresa de nuestro padre, pero yo no quise formar parte de ella y me aventure a probar suerte y me ha ido bien.
Toco la puerta y mi jefe me da permiso de pasar.
— Hola Mariam. — me saluda dándome un abrazo como siempre acostumbra.
— Hola señor Wilson ¿Cómo está? — pregunto, separando me de su abrazo, porque siento, que en cualquier momento me quebraré.
— Muy bien Mar y ¿tú? — me pregunta, escaneando me con su mirada, notando que no estoy bien, pero le miento.
— Muy bien también señor. — le respondo y él, alza una ceja.
— ¿Segura? Porque no lo parece. — su mirada me pone nerviosa y yo evito mirarlo.
— No es nada, pero dígame ¿En que puedo ayudarlo? — le pregunto y el suspira, sabe que en este momento no le dirá nada.
— Bueno, como sabes eres como una hija para mi y mi esposa. — sonrio al escucharlo, los dos se han portado de maravilla conmigo. — pero también sé lo que puedes hacer, así que te recomendé para que vayas a Londres, el nuevo dueño me pidió a personal de mi entera confianza y tu eres una de ellas, pero si no puesdes no hay problema se que tu boda es el sábado pero quería intentar...
— iré — suelto, así sin pensar.
—¿iras? De verdad ¿iras?— pregunta algo sorprendido y yo asiento.
— si señor cuente conmigo.— respondo sin vacilar.
Él me mira sorprendido y sé también que no se quedará con la duda y me preguntará el porqué de mi decisión.