Capítulo 16: Ya he averiguado
Flavio de repente sintió una pena por dentro mientras estaba de pie allí. Si Cynthia le hubiera buscado el día del accidente de coche, no estaría en una situación tan desastre como ahora. Pero esa escena ante los ojos de Alain, le hizo pensar que Flavio había asentido con su silencio.
—Es muy joven... —Alain se burló.
—¡¿Tú qué sabes ?! —Espetó Flavio con los ojos un poco rojos. Sabía que Alain seguramente iba a decir que Cynthia no apreciaba sí misma. ¡O cosas como que se quedó embarazada a esa edad tan joven, y que tenía una vida privada muy liosa!
¿Pero él sabía lo que había pasado?
Flavio miró con atención a Alain, ese costoso traje era probablemente el salario medio de una persona común durante un año.
—¿Un señorito de familia noble como tú ha experimentado alguna vez el sufrimiento humano? ¿Sabes cómo se siente pasar hambre? ¿Conoces la impotencia de ser forzado a la desesperación? ¡No lo sabes! No sabes cómo ha llegado ella hasta el día de hoy...
Cynthia agarró a Flavio y negó con la cabeza, no necesitaba compasión ni lástima de nadie, solo necesitaba trabajar duro para sobrevivir, cuidar a su madre y al bebé de su vientre.
—Llévame al hospital.
Ella ya casi no podía quedarse de pie.
—Vale —Flavio se inclinó y la levantó en sus brazos.
Cynthia miró a Alain que estaba aturdido, él parecía que se había sorprendido por las palabras de Flavio.
—Lo siento, no puedo dejar este trabajo, pero puedo asegurarte de que nunca dejaré que la gente sepa sobre mi relación contigo, así que no te avergonzaré en ningún caso.
Alain frunció el ceño, sus ojos parpadearon, y luego, su mirada se posó en su rostro.
«Esta mujer...»
Los otros no sabían la situación de Cynthia en ese momento, pero Flavio, quien la sostenía, sabía que su cuerpo estaba temblando ahora.
—No tengas miedo, si no has sangrado, no pasará nada —Flavio la llevó en brazos hasta al auto, consolándola.
Flavio se subió al auto lo más rápido posible para llevarla al hospital.
Alain se quedó mirando el coche alejarse, todavía pensando en las palabras de Flavio. «¿qué secretos tenía Cynthia? Muchas de sus acciones eran realmente extrañas.»
Para averiguar qué estaba pasando, sacó su teléfono y llamó a Henry.
—Ve a investigar sobre Cynthia Flores.
—¿Investigar el qué?
—Todo —después de hablar, Alain colgó.
—Alain.
Jenni salió corriendo del restaurante y lo tomó del brazo.
—¿Sigues enojado conmigo por no dejar que Cynthia trabajara en la compañía? Sé que me equivoqué, pero es porque te amo demasiado...
—No, regresemos.
No hubo altibajos en su voz o expresión, nadie podía ver a través de las emociones ocultas.
Jenni simplemente se sintió insegura. «¿A quién había estado llamando antes?»
En el hospital.
Cynthia fue enviada al quirófano.
Flavio esperaba afuera, pero la espera siempre era un sufrimiento, miraba de vez en cuando al quirófano.
Aproximadamente una hora después, la puerta del quirófano se abrió y Cynthia fue empujada hacia afuera. Flavio se apresuró hacia adelante.
—¿Cómo está ella?
—Tiene signos de aborto espontáneo por exceso de trabajo. Ahora está bien, pero debe descansar, de lo contrario, es posible que no tenga tanta suerte la próxima vez —El médico se quitó la mascarilla y dijo.
—Entiendo.
Flavio la empujó hacia la habitación.
—Gracias, siempre me estás ayudando —Cynthia miró a Flavio y dijo sinceramente.
Siempre le ayudaba cuando lo necesitaba.
—Me basta con que estés bien.
Flavio sonrió gentilmente.
—Tú has abonado los gastos médicos, ¿verdad? Te lo devolveré cuando pueda —Cynthia movió sus labios resecos para hablar.
—No hablemos de esto ahora, necesitas descansar.
A Flavio no le gustaba que le dijera eso, porque parecía que no eran cercanos.
Al entrar en la habitación del hospital, Cynthia lo miró.
—Llama a mi madre.
Ella no quería causarle demasiados problemas a Flavio.
Flavio pensó que extrañaba a Isabel, después de todo, cuando las personas estaban frágiles, siempre querían tener a sus familiares a su lado. Tomó su teléfono y llamó a Isabel para decirle que Cynthia estaba en el hospital y le pidió que viniera.
Cuando Isabel escuchó eso, dijo presa del pánico:
—¿Cynthia está bien?
—Está bien, solo necesita descansar. Ella quiere verte.
Isabel exhaló un suspiro de alivio, y llegó al hospital lo más rápido posible.
Cuando Isabel llegó, Cynthia le dijo a Flavio que regresara.
—Te hemos causado molestias —Isabel se disculpó profundamente.
—No pasa nada. Pues me voy, mañana vendré a verte —dijo Flavio mirándola, —Descansa bien.
—Sí.
Tan pronto como Flavio se fue, Isabel se sentó en el borde de la cama y le colocó la colcha.
—¿Hay algo que quieras comer?
Cynthia negó con la cabeza, tenía mala cara.
Isabel se sintió mal por ella.
—Podrías haber tenido un buen futuro, pero por mi culpa no tienes estudios, y ahora encima...
Pensando en el niño que tenía en su vientre, Isabel sintió una angustia en su interior.
—Dijiste que te quedaste embarazada en la Nación A, ¿y si es un niño rubio con ojos azules?
A Isabel le preocupaba que esa noche se había acostado con alguien local.
—No importa cómo es, solo es mi hijo y tu nieto.
Cynthia intentaba evitar pensar en lo que pasó esa noche, ya que no era algo memorable para ella.
—¿La Nación A?
Alain llegó al hospital para ver a Cynthia, quiso tocar la puerta, pero como se encontró a Isabel hablando con ella adentro, no las molestó.
—Bueno, no importa la raza del bebé, es mi nieto.
Isabel también se abrió la mente, mientras su hija estaba feliz, estaba dispuesta a aceptar su decisión y cuidarla.
Quizás el encuentro de ella y ese niño también era algo del destino.
Después de todo, se quedó embarazada por la primera vez.
Isabel se tocó la frente, no pudo evitar sentirse triste.
—Hija mía, has sufrido mucho conmigo.
«¿No había abortado?»
Alain sentía cada vez más que ella era como un misterio. Pero ese día en el hospital, claramente vio que ella entró al quirófano.
Como estaban hablando, no era adecuado por su parte entrar y molestar, por lo que se dio la vuelta y se alejó. Cuando llegó a la entrada del hospital, sonó el teléfono que llevaba en el bolsillo y lo sacó. La pantalla mostraba el nombre de Henry. Cogió la llamada.
—Ya he averiguado lo que me pediste que investigara.