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Capítulo 5: La Virginal Artemis74

Las horas pasaban y Derek no dejaba de pensar en la posibilidad de que su secretaria tuviera un perfil en su aplicación, estuvo horas pegado al ordenador buscando el código que le daba acceso a los números telefónicos de las ChatGirls, ninguno le parecía conocido hasta que sus ojos casi se salen de sus orbitas y su mandíbula casi desencaja de su rostro, observó que el número de su secretaria que guardaba en su celular coincidía con el número que observaba en la pantalla, lo único que hizo fue soltar una gran carcajada.

— Esto no puede ser –Dijo aun sonriendo, comenzó a inspeccionar el perfil y nuevamente la sorpresa se hizo presente, su desesperante secretaria era nada más ni nada menos que la virginal Artemis74. –¡Vaya, vaya! Que sorpresa –Luego arrugó su nariz. –Y yo pensando que podría ser una diosa con un cuerpo exquisito.

Derek se sintió decepcionado, cuando de pronto una idea cruzó por su mente, era malicioso, tomó su celular y escribió.

“Hola Artemis, para esta noche necesito que adquieras lo siguiente una camisa blanca” –Observó la puerta y vio cómo su asistente se removió en su asiento haciéndolo sonreír.

“Hola Orion, comprendo” –Fue lo único que respondió. “Tengo una de esas”

“Excelente, me gusta que seas obediente” –Nuevamente Derek sonrió con malicia, esperando la respuesta de Anna.

“No seré tu sumisa, pero me dejaré llevar y te haré creer que tienes el control” –Esta respuesta dejo boquiabierto a Derek, su secretaria era una mojigata lo que aumentó aún más su curiosidad.

“Yo siempre tengo el control niña” –Con eso salió de la aplicación que desde ahora la pondría en silencio para no levantar sospechas, en ese momento Daniel entró a su oficina que lo miró confundido al ver su enorme sonrisa.

— ¿Por qué sonríes como un demente? –Preguntó Daniel con cautela, sentándose frente a Derek sin quitarle la mirada de encima.

— ¡Ay pues que te digo! La vida es maravillosa –Dice sonriendo, Daniel estaba al tanto de las aplicaciones que él había lanzado, pero de ChatGirl no.

— No me digas que te acostaste con otra, avísame desde ya pera prepararme para otra batalla legal –Dijo con frustración.

— No, nada de eso mi querido amigo, te hice caso y estoy rehabilitándome –La sonrisa de Derek dejó incrédulo a su amigo.

— Sé que te traes algo, pero me da miedo preguntar. –Soltó haciendo que Derek volviera a sonreír con cinismo.

Anna.-

Mientras la joven cumplía con las asignaciones impuestas por la bestia de su jefe, su celular nuevamente sonó su sonrisa apareció cuando vio la notificación de su nuevo cliente Orion.

Al ver su petición una parte de ella la hizo sentir incomoda, pero la otra y era la que dominaba le hacía sentir curiosidad y hasta un poco de atracción hacía ese cliente, cada palabra de él aun sin escuchar su voz era una invitación en el que se sentía seducida y lo estaba disfrutando.

“No seré tu sumisa, pero me dejaré llevar y te haré creer que tienes el control” –Sonrió con picardía mordiendo la uña de su pulgar, un tic que suele cuando se siente ansiosa y Orion la hacía sentir con muchas ansias, sorprendiéndose de su respuesta atrevida, espero la réplica de su cliente.

“Yo siempre tengo el control niña” –Esa respuesta la dejó pensando y ¿si su cliente era un viejo pervertido? Sin embargo eso no hacía que perdiera curiosidad, debía intentarlo, esta noche volvería a quedarse con Emily, llevaba dos días con ella, quería evitar a toda costa a su primo, rápidamente negó, no quería ensuciar sus pensamientos con la imagen de Baltazar.

(…)

Ya caída la noche Anna se despidió de Emily, esta noche tendía el apartamento para ella sola, puesto que su amiga tenía una cita, Emily seguía sin soltar prenda sobre el chico con el que estaba saliendo, pero en la mente de Anna estaba otro asunto.

Había llegado el momento ya en su habitación tomó su celular y entró en la aplicación, notó que tenía nuevas solicitudes las cuales ignoró y chat de viejos clientes, solo se fue a la conversación que realmente le importaba la de Orión, los latidos de su corazón se aceleraron cuando vio la estrella encendida

“¿Lista?” –Mordió la uña de su pulgar.

“No sé para qué estoy lista, pero sí”

“Relájate, solo estamos conversando y créeme lo vas a disfrutar”

“¿Qué debo hacer?” –Preguntó con las manos temblando.

“Colócate la camisa, sin nada debajo y deja abierto los tres primeros botones”

“Ok, pero no mostraré mi rostro” –De inmediato respondió.

“No te estoy pidiendo que lo hagas, cuando te coloques la camisa me envías una foto” –Esto definitivamente es una locura pensó Anna, pero hizo lo que su cliente le pidió, pero antes puso el seguro en su puerta y bajo la luz, se desnudó y se colocó la camisa blanca, Anna era de estatura mediana, por lo que la camisa le llegaba a la mitad de los muslos y ceñía a su pequeña cintura dejó los tres botones sueltos, se recogió por completo el cabello y ocultando su rostro se tomó la selfie cuando la vio se aseguró que detrás no hubiese nada que dejará al descubierto su identidad, por un instante dudó en enviarla, sin embargo su deseo por experimentar pudo más y presionó el botón esperando por la respuesta.

“Te ves hermosa” –La chica sonrió con las mejillas ruborizadas- “Ahora así como estás quiero te metas en la ducha y dejes caer el agua sobre tu cuerpo y me envíes otra foto” –Anna asintió se metió bajo la ducha, cerrando sus ojos dejó caer el agua tibia, toda la camisa estaba empapada, los picos de sus pechos se endurecieron con el roce mojado de la tela, tomó nuevamente su celular y se colocó frente al espejo nuevamente ocultando su rostro y envió la foto, se sorprendió así misma detallando la foto su cuerpo expuesto esperando atenta la respuesta de su cliente- “¡Diooos! Estás mucho mejor de lo que me imaginé, definitivamente eres una diosa, no sabes cómo me acabas de poner” -Anna sonrió vio sus mejillas en su reflejo coloradas agradeció no tener a ese hombre frente a ella- “Ahora quiero que abras un poco la camisa y me dejes ver un poco la parte superior de uno de tus pechos” –Anna comenzó a sentirse incomoda, ya lo que había hecho era más que un avance puesto que nunca en su vida había experimentado algo así- “¿Sucede algo?” –Preguntó su cliente al ver que ella no respondía.

“No, es solo que…”

“¿Te hice sentir incomoda?” –Era como si Orion leyera sus pensamientos.

“Un poco, es la primera vez que hago algo así”

“Comprendo, más bien te agradezco que lo hayas hecho y hayas elegido experimentar conmigo, iremos bajo tu propio ritmo y haremos lo que te haga sentir más cómoda, ¿Te parece bien?”

“Me parece perfecto, muchas gracias por entender”

“No tienes nada que agradecer, te dejaré unas tareas quiero que comiences a experimentar con tu cuerpo”

“¿A qué te refieres?” –Preguntó confundida.

“Quiero te toques, tus pechos, tus muslos, tu cuello, tus labios imaginando como quieres ser tocada, acariciada… besada y todo lo que imagines quiero saberlo a detalle ¿Comprendido?” –Anna tragó grueso, insegura de cumplir esa petición.

“Sí, lo haré” –Sus dedos tenían vida propia, en el fondo deseaba complacerlo.

“Perfecto, es algo que puedes hacer en la ducha, la tina o acostada en tu cama te ayudaría tener una inspiración, una musa, es decir si alguien te gusta imagina que es él”

“¿Puedo imaginar que eres tú?” –Luego que pulsó enviar se arrepintió.

“Puedes aunque no serviría porque no me conoces, te dejaré descansar y pensar en lo de hoy te espero mañana a la misma hora”

“De acuerdo, buenas noches, que descanses” –Unos minutos después Anna recibió en su cuenta tres mil quinientos dólares dejándola boquiabierta.

— Esto está mal, está muy mal –Se tiró en su cama sin poder aun creer lo que había vivido esa noche.

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