Capítulo 4: Orión81
Derek.-
En la soledad de su estudio iluminado solo por una pequeña lámpara estaba sentado frente a su computador supervisando el código de su nueva aplicación, además de haber estudiado administración y finanzas, Derek se había especializado en informática específicamente en el desarrollo de Software, seguridad informática e infraestructura tecnológica, era el dueño de dos aplicaciones de citas, no era de su total agrado, pero sabía que era una unidad de negocio que le estaba haciendo ganar mucho dinero.
Hace poco había realizado el lanzamiento de una nueva aplicación chat girl la aplicación era como un servicio de scores, pero a nivel digital todo quedaba en la red, tuvo la idea después de las numerables demandas de mujeres que con la única intención de amarrarlo lo habían injuriado diciendo que él las obligaba, por lo que eligió crear está aplicación no solo para generar más ingresos, sino para alejarse de los problemas que le ocasionaban las mujeres de la vida real.
Sonreía al ver cada conversación, la aplicación consistía en charlas que podían ser comunes, pero estaba diseñada para un propósito más sexual, satisfacer las necesidades de millonarios excéntricos, casados o con algún gusto exótico.
Las chicas que se inscribían, podían encontrarse con sus clientes si lo deseaban, en teoría todo era de manera ¨segura, confidencial privada¨ pero todas las conversaciones pasaban por la mirada atenta de Derek.
La notificación de una nueva Chatgirl llegó a su ordenador.
— Artemis74 –Susurró, detalló el perfil de la chica, su foto era una rosa roja, Derek rodó sus ojos, se metió en las carpetas donde se encontraban sus conversaciones, eran muy vagas y sanas, Derek se sintió tentado a eliminar la cuenta, ese no era el perfil de chicas que buscaba, pero pensó en algo que despertó en él que más que curiosidad era morbo.- El seudónimo que representa a la diosa de la castidad –Una sonrisa maquiavélica apareció en su rostro, rápidamente se creó un perfil haciéndose pasar por cliente.- Bien vamos a seguir tu juego Orion81, veamos qué tan pura y casta puedes ser.
“Soy nuevo en esto, ¿Deseas conversar?” –La sonrisa divertida de Derek se agrando al ver los tres puntos suspensivos.
“Seguro estoy disponible, hablaremos de lo tú desees” –Se frotó las manos con malicia.
“Me interesa hablar de sexo ¿Te molesta?” –Derek se sintió ansioso ante la respuesta.
“Por supuesto, aunque debo aclarar que no soy experta en esos temas y tal vez te aburras”
— ¡Uuuffff! Esto es una tortura para mi
“Estaré más que encantado en enseñarte”
Por varias horas Derek estuvo conversando con su chatgirl, la joven le había confesado que era virgen y por su manera de responder las interrogantes de Derek supo que decía la verdad.
“Me agradó conversar contigo Artemis, espero volver hacerlo está noche”
“Muchas gracias por la plática Orión y si estaré activa esta noche” –Recibió como respuesta por parte de la chica.
“Tal vez podamos pasar al siguiente nivel” –Sonrió con la ceja enarcada.
“¿Siguiente nivel?”
“Claro anhelo ver tu cuerpo, seguramente eres una diosa” –Escribió de manera directa y sin rodeos, era lo único que él deseaba de las mujeres solo sexo y diversión nada más así como también sabía lo que movía a las mujeres ¨Dinero¨ y en el caso de la tierna y dulce Artemis no era diferente, por algo se había inscrito en la aplicación, por lo que rápidamente ingresó en su cuenta bancaria y transfirió dos mil quinientos dólares a la cuenta de su chatgirl, necesitaba asegurarse de tenerla, cuando Derek Morgan deseaba algo siempre lo obtenía y en este caso esa chica había despertado su interés. “Espero que esto sea un monto aceptable para ti, puedo pagarte mucho más si accedes a mis fantasías, solo espero que no temas, la seducción y el sexo pueden llegar a ser muy placenteros, ¿aceptas?”
No tuvo que esperar mucho por la respuesta que ya sabía que obtendría.
“Acepto” –Sonrió confirmando sus conjeturas Artemis era igual que todas, se vendían al mejor postor.
“Perfecto, te estaré enviando más dinero para que realices unas compras para nuestros encuentros y te diré exactamente que comprar”
“Escribes como si fuera a ser tu sumisa”
“En parte lo serás, no temas no te haré daño, no haremos nada malo, que pases buenas noches Artemis” Finalizó el chat, cerrando su laptop.
— Espero que seas hermosa Artemis… Pero ¿Y si no lo es? –Se encogió de hombros. Por lo menos me divertiré un rato corrompiéndola –Sonrió con descaro.
A la mañana siguiente.-
Anna.-
— ¡Oye! –La voz de su amiga hizo que Anna pegará un brinco por el susto haciendo volar su celular.
— ¡JESUS! Me asustaste –Emily rió carcajadas- pensé que era la bestia de mi jefe
— ¿Estás en la app? –Anna asintió- ¡Pilla! –Dijo haciéndole cosquillas en el cuello.
— ¡No, no! Lo mío son conversaciones normales ya llevo doscientos cincuenta dólares –Mintió descaradamente Anna, no iba a decirle la conversación que tuvo con su nuevo cliente
— ¡Muy bien! Aprovecha este tiempo entonces, bueno debo volver a mi escritorio y llevar este café.
Anna se dirigió al baño, iba distraída cuando choco con un pecho sólido, haciendo que su celular terminara en el suelo.
— Aparte de chismosa insoportable ¿Ciega? –La voz de Derek retumbo en los tímpanos de Anna.
— Lo siento yo… -Anna se quedó sin aliento al ver lo cerca que había quedado de su jefe.
— ¡No quiero tus disculpas! Ven a mi oficina de inmediato –Anna recogió su celular del piso y lo siguió haciéndole muecas de odio, cuando repentinamente Derek giró y ella cambió su expresión- Necesito los informes de las ultimas construcciones y los avances de las que están en proceso.
— Enseguida –Respondió Anna metiendo su celular en el bolsillo de su pantalón, pero olvidó ponerla en silencio cuando el timbre de una nueva notificación se escuchó haciendo que Derek fijara su atención. –Lo siento en seguida le traigo lo que me pidió –Anna salió rápidamente antes de que su jefe le pegara un grito por estar usando su celular, solo que ella ignoraba que su jefe era el dueño de la nueva aplicación y reconoció el timbre de la misma de inmediato.
Derek.-
Derek caminó exigiendo a Anna un sinfín de pendientes cuando un sonido lo hizo detenerse cuando estaba a punto de sentarse, él reconoció de inmediato el timbre que sonaba dentro del bolsillo del pantalón de su secretaria, la miró fijamente sorprendido, la vio salir rápidamente ni siquiera prestó atención a lo que ella dijo antes de salir.
— ¿Será posible? –Se preguntó así mismo, mirando hacia la puerta y viendo la silueta de su secretaria al otro lado. ¿Anna tiene un perfil en mi app? Se preguntó aun sorprendido –Eso tengo que descubrirlo de inmediato.