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Capítulo 1 Testamento

Por Irina

La sonrisa de Paty, mi madrastra, no se borraba de su rostro.

Parecía no darse cuenta que estábamos reunidas escuchando el testamento de mi difunto padre.

Descuento que no sufrió ni un poco, al quedarse viuda.

Siempre fue una maldita, al igual que su hija, y juntas confabularon en mi contra, haciéndome la vida imposible.

Mi padre le dejó a ella y a Rosie, mi media hermana, la mansión en donde vivíamos, eso no lo entiendo demasiado, pero tampoco me importaba.

Aclaró, en el testamento, que yo podía tomar todo lo que una vez perteneció a mi madre y por supuesto, todas mis pertenencias.

Desde ese momento tenía 48 horas para sacar mis cosas del lugar en donde nací y me crié.

Me dolía, por supuesto, pero tampoco me interesaba seguir conviviendo con ellas.

Los recuerdos de mi madre en esa casa, se fueron diluyendo y sólo quedaron en mi mente los días en que no salía de mi habitación para no cruzarme con Rosie y así evitaba ser víctima de sus maldades, aunque no siempre lo lograba.

Escuché que el abogado dice que mi padre me transfiere una propiedad de mi abuela materna, que quedaba en la avenida San Basilio, dijo la numeración y también dijo que hasta ese momento él había sido mi albacea.

Eso no le gustó para nada a Paty, hasta le preguntó al abogado, interrumpiendo la lectura, porque esa propiedad me correspondía sólo a mí.

—Esa propiedad era de la señora Fabiola Marquez, abuela materna de la señorita Irina Kroes.

—Pero yo era la esposa de Máximo Kroes.

—Señora, esa propiedad ni siquiera era de su difunto esposo, permítame continuar con la lectura del testamento, por favor.

No abrí la boca, aunque no estaba enterada que dicha propiedad existía, la dirección me era familiar, pero no sabía porqué, estaba segura que mi abuela nunca vivió en la dirección que había nombrado el abogado.

Hablaron de los tres autos que había en el garaje del que hasta hoy fue mi hogar.

La situación no dejaba de ser rara, nos dejó uno a nombre de cada una y por supuesto, el auto que me correspondió era el de menor valor.

Tampoco me importaba, no veía la hora de hacer mis valijas e irme de allí.

Me di cuenta que mi padre siempre fue manejado por Paty.

Por culpa de ella falleció mi madre.

Mi madre se enteró de la infidelidad de mi padre, porque Paty apareció en la puerta de casa, con una niña que tenía mi misma edad…

Paty había sido su secretaria y terminó siendo su amante, las dos, es decir mi madre y ella, quedaron embarazadas, más o menos al mismo tiempo.

Él negó seguir involucrado con esa mujer, le juró que fue solo una vez.

Por supuesto que mi madre no le creyó.

Paty dijo que no se iba a mover de la puerta de casa, que también le correspondía ser la señora Kroes.

Recuerdo que ellos discutieron como jamás lo habían hecho y de repente mi madre me tomó de la mano y subimos al auto que solía manejar, ella iba llorando, desesperada, yo estaba en el asiento trasero, hecha casi un bollito, cuando sentí que giramos muchas veces dentro del auto, ella no tenía cinturón de seguridad y yo sí…

Salió despedida y murió en el acto, mi padre la estaba siguiendo en su vehículo, sus lágrimas mojaban mi rostro al sacarme del auto, hasta el día de hoy las siento.

Paty aprovechó el momento y se instaló en nuestra casa, y él no pudo o no quiso sacarla.

Sé que mi papá lloró a mi madre hasta el día de su muerte, no obstante, años después del fallecimiento de mi madre, se casó con esa mujer.

Eran tan lejanos en el tiempo aquellos recuerdos y sin embargo, recuerdo todo como si fuera ayer.

Mis lágrimas caen.

Entiendo que mi padre estaba decepcionado de mí.

¡Juro que no es por mi culpa!

El carraspeo del abogado me saca de mis pensamientos.

—La fábrica de calzado, Calzados Kroes, se divide de la siguiente manera, el 50% corresponde a la señora Paty Benitez de Kroes, el 50 % restante se divide en partes iguales entre sus dos hijas, las señoritas Irina Kroes y la señorita Rosie Kroes.

A Paty no le gustó que mi padre me haya dejado un 25 % de esa fábrica, yo también siento que es injusto, porque fue mi madre la que estuvo a su lado cuando la fundó… aunque mi madrastra era su secretaria, pero no sé si en ese momento ya lo era.

—El director general de Calzados Kroes es el señor Roque Cassani, las señoritas tienen un puesto honorario y no es necesario que estén presentes el las reuniones de directorio, lo pueden hacer si lo desean, la votación tiene validez de acuerdo a las acciones que posean cada una.

Se les va a depositar mensualmente los dividendos.

Siguió hablando.

Yo pensaba que no tendría voz ni voto en esas reuniones, porque ellas tenían el 75% de la fábrica.

A Paty y a su hija, les encantaba gastar a cuatro manos, creo que la fábrica se va a ir a la deriva.

Salvo que Roque Cassani pueda hacerse cargo y manejar a las dos arpías…

Pero él siempre fue manejado por Rosie.

¿Qué pensaba mi padre?

Me llamó la atención que no nombraran las otras fábricas, iba a preguntar por eso, cuando se adelantó Paty.

—Máximo era dueño de muchas empresas y no las nombraron.

Le reclama al abogado, lo hace de mala manera e interrumpiendo cuando él estaba hablando.

—Señora, esas fábricas fueron vendidas hace cinco años, solo quedó Calzados Kroes.

Yo no sabía que estábamos mal financiera y económicamente.

Mi padre debe haber sufrido mucho al deshacerse de sus fábricas, nunca comentó nada y por lo que estoy escuchando, ni siquiera Paty lo sabía.

La que estaba callada era Rosie.

Aunque ya había hablado demasiado el día en que él falleció y también al día siguiente, en el velatorio, cuándo estaba a los gritos, y me acusó, diciendo que él había fallecido por mi culpa, por ser mala hija.

Que su paro cardíaco se lo provoqué cuando le dije que estaba embarazada.

Tengo 20 y es verdad, estoy embarazada y juro que no sé qué sucedió la noche en que quedé embarazada, ni sé quién es el padre de mi bebé.

Simplemente me violaron y eso sucedió en mi casa y dentro de mi propio cuarto.

Gracias a Paty y a Rosie, mi padre no creyó mi versión.

¡Rosie hasta dio detalles de mi intimidad, una que no existió!

Desde el día que falleció mi madre, Paty se adueñó de nuestra casa, cuando mi padre salió detrás de mi madre, ella entró y directamente se instaló.

No sé si fue debilidad de parte de mi padre o si realmente no hubo nada legal que se pudiera hacer para que esa mujer se fuera.

Supongo que fueron un montón de factores los que influyeron para que las cosas sucedieran así.

Mi padre estaba deprimido, pese a todo sé que amaba a mi madre y estaba abatido cuando ella falleció en ese accidente.

Se sentía culpable.

Su carácter cambió desde ese fatídico día.

Paty no se movió de casa.

Ellos, en un principio dormían en cuartos separados y recuerdo que me resultaba extraño que esa mujer estuviera todo el tiempo en camisón.

Tardé en darme cuenta que sus intenciones eran seducir a mi padre.

En algún momento lo debe haber logrado, porque años después no solo dormían juntos, sino que habían contraído matrimonio.

Nunca hubo mucha armonía entre ellos.

Esa unión no duró como tal, porque desde hacía bastante, mi padre dormía en otra habitación.

Creo que desde hacía cinco años, aproximadamente.

Paty era un clavo en un zapato.

—¡Quiero saber que sucedió con el dinero de esas empresas!

—¡Lo habrás gastado vos!

Dije sin poder contenerme.

Ya no soy la niña desvalida, ni la adolescente que Rosie tenía de punto y su madre la apañaba, dando vuelta cualquier injusticia de la que fui víctima y fueron muchísimas.

No puedo asegurarlo, porque no tengo pruebas, pero estoy segura que Rosie tuvo que ver con mi violación y posterior embarazo.

Juro que yo estaba desvanecida, y el hombre o los hombres que abusaron de mí, fueron tan cuidadosos que no me lastimaron, es decir que no dejaron huellas en mi piel, ni hematomas.

A la mañana siguiente de ese suceso, me desperté con un ardor en mi zona íntima y la sábana estaba manchada de sangre, pero eran solo unas gotas.

No le dí demasiada importancia.

Pensé que podría ser un enfriamiento, cistitis, cualquier cosa, no estaba segura, cuando me decidí por ir al médico el ardor había cedido.

Luego me faltó la regla.

Al principio creí que era un atraso, tal vez por nervios, estaba preparando muchas materias en la facultad, estudiaba dos carreras, y por otro lado tenía que rendir el examen final de alemán.

Pasaron tres semanas y como no me indispuse, decidí ir al médico, nunca se me ocurrió que podría estar embarazada.

¡Era virgen!

Cuando el doctor me lo dijo, lo negué, hasta que recordé la sangre en mis sábanas y el ardor de esos días.

Le expliqué al médico que sucedió, ya era tarde para hacer alguna denuncia, y sin indicio de quién podría ser el padre de mi bebé, tampoco podría exigirle a nadie una prueba de paternidad.

No tuve mejor idea que comunicárselo a mi padre con las dos malditas presentes.

Fue el peor error de mi vida.

Les di la oportunidad de que me defenestren e hicieran de mí un trapo de piso.

Fui inocente.

Mi padre lloraba.

Yo le juraba que no sabía que había sucedido, fui muy ingenua al no hablar a solas ese tema.

Fue todo caótico.

En ese instante me di cuenta que Rosie estaba implicada en lo que me sucedió.

Tuve una sola amiga, pero lamentablemente, al crecer, se unió, mejor dicho secundó todas y cada una de las atrocidades de la que me hizo padecer Rosie.

Al descubrir que no tenía en quién confiar, me recluí en mi cuarto voluntariamente y el tiempo en que no estaba en el colegio o en la facultad, me dediqué a estudiar varios idiomas, de manera online.

Mi padre pagaba gustoso las distintas clases.

El abogado nos pidió silencio y siguió leyendo el testamento.

Paty insistió con las otras empresas y con una propiedad, importante, en la zona costera.

El licenciado se limitó a decir que todo se vendió para pagar deudas y que Calzados Kroes, es lo único que nos quedaba.

Mi corazón se llenó de tristeza.

¡Por cuánto pasó mi padre!

No sé qué sucedió ni cuándo se perdieron esas posesiones, pero lo voy a averiguar, aunque realmente, no me importa el tema económico, claro que vivíamos con muchos lujos, pero yo ni siquiera los disfrutaba.

Con lograr pasar un día sin ser atormentada por mi verdugo, ya era un logro y así eran todos los días de mi vida.

Creí que Rosie se había tranquilizado, al menos un poco, pero no fue así.

¡Me violaron!

Ella fue culpable, al menos cómplice, su mente es macabra.

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