camille conoce a Levent
Antonio lo agarra del saco y Levent lo empujó, los dos estaban por pelearse cuando Fernando los detiene y les dijo.
— Si no quieren irse detenidos, es mejor que los dos se estén quietos —contestó Fernando con voz firme.
Alejó a Levent y se fue con Fernando, por su parte Antonio se enojó y patea la cubeta, horas más tarde Camille se estaba arreglando, se puso el vestido que había encargado y le entalló perfecto a su figura, agarró su bolsa y bajó las escaleras, y su papá la vio.
— Mi hermosa hija ve con cuidado, que te vengan a dejar o yo voy por ti —dijo su padre dándole recomendaciones.
— Si papá — contestó Camille sonriente.
Le dio un beso en la mejilla y salió de la casa y vio el carro de Fernando y Vanessa, ella saluda y fue con ellos para subirse al carro, llegaron a la fiesta, Camille no conocía a nadie, y eso en cierto modo le incomodaba un poco, pero Vanessa la jaló y le presentó a Levent.
— Levent ven — le habló Vanessa a Levent.
— Vanessa no lo conozco — dijo Camille, algo tímida.
Camille quiso alejarse de Vanessa, pero ella la sostiene del brazo y Levent llegó donde estaban ellas.
— dígame bellas señoritas — habló Levent de manera coqueta.
Sonriéndole a Camille, pero ella solo desvió la mirada, le intimidó un poco, pero él no le quitó la mirada de encima.
— Mira ven, te quiero presentar a mi amiga, Camille te presento a Levent Anderson y Levent te presento a Camille Sáenz, bien me voy con mi esposo — dijo Vanessa dejando sola a Camille con Levent.
— Mucho gusto, señorita Camille — saludó Levent de manera coqueta.
Le tomó la mano y le dio un beso en ella, estaba siendo caballeroso con ella, esa táctica siempre funcionaba siendo un tanto seductor para que así cayera a sus redes sin darse cuenta de que él se enamoraría de Camille.
— El gusto es mío — dijo Camille, algo tímida.
Le sonrío dulcemente y se quedaron tomados de la mano y viéndose a los ojos sintiendo esa conexión, en el resto de la fiesta varios se pusieron a bailar y Levent le tomó la mano a Camille y la llevo a la pista.
— ¿Bailas? — preguntó Levent sonriendo de una manera dulce.
Camille asintió y Levent la agarró de la cintura y empezaron a bailar delicadamente, Levent percibió el aroma de Camille, ese delicado aroma que ella tenía; sin embargo, ella se sintió perder en los ojos de Levent, cómo dos laberintos en los que ella deseó perder la salida, a lo lejos Vanessa y Fernando vieron con una sonrisa a Levent y Camille.
— Mira amor — señaló Fernando con una sonrisa.
— Si, los dos no paran de mirarse — contestó Vanessa emocionada.
Miraron con ternura a Camille y a Levent, pasaron las horas y Camille se tuvo que ir, se estaba despidiendo cuando Levent cuando él la tomó del brazo.
— ¿Diga? — preguntó Camille confundida.
— ¿Me dejaría acompañarla a su casa? — preguntó Levent con una leve sonrisa.
En el fondo, él deseó acompañar a Camille a su casa, platicar con ella, tal vez conocerla mejor.
— Sabes mi papá vendrá — respondió Camille, algo tímida, su mirada la intimidó.
— ¿La volveré a ver? — preguntó Levent esperanzado.
Camille estuvo por responder cuando llegaron por ella, pero no era su papá, era Fernando quién se encargó de llevarla hasta su casa. Levent y ella se despidieron sintiendo esa extraña sensación que para ellos era algo desconocido.
No dejaron de mirarse haciendo que Camille se pusiera nerviosa con su mirada, le soltó la mano a Levent y se empezó a sonrojar, tanto le ponía nerviosa la mirada de él que rápido se va de la fiesta y Levent sonrío al ver la sonrisa tan dulce de Camille, una vez que ella se fue con Fernando y Vanessa fue con Levent tocando su hombro.
— se te fueron los ojos con mi amiga — dijo Vanessa sonriendo.
— Quien es ella — murmuró Levent al parecer se estaba interesando por Camille.
Media hora después llegó Fernando y le dijo a Levent quién era Camille.
— Es mejor amiga de mi esposa, estudia en la misma escuela que ella — dijo Fernando dándole información sobre Camille.
— Es totalmente hermosa — susurró Levent recordando la mirada de Camille.
— Levent Anderson ¿Usted se está enamorando? — pregunto Fernando en tono de burla.
— No digas tonterías, apenas la conozco, solo me gusta — respondió Levent negando con la cabeza, él pensó que era una más de sus conquistas.
— Tal vez y ella sea la indicada — dijo Fernando sonriendo.
— Solamente me gusta de acuerdo, no te hagas historias — respondió Levent algo molesto ante la insistencia de Fernando.
— Hermano, tienes que sentar cabeza, no andar de mujer en mujer — contestó Fernando queriendo que Levent entrara en razón.
Levent echó su cabeza hacia atrás, suspirando pesadamente.
— Mejor me voy, estás insoportable — respondió Levent fastidiado.
— Una cosa más ¿Te gustaría ver a Camille de nuevo? — le preguntó Fernando de manera pícara a Levent.
— Si quiero verla o no, la veré por mi cuenta — respondió Levent fríamente.
Levent se dio media vuelta y caminó hasta llegar a su casa reflexionando en la bella Camille, mientras que ella llegó a su cuarto, sonrío y recordó como bailaba con Levent, aquel teniente que tenía la mirada encantadora, dos semanas después Camille y Levent ya no se volvieron a ver en el fondo él quería volver a verla deseó eso más que a nadie, una mañana su papá levantó a Camille.
— Hija levántate — dijo Roberto moviendo suavemente a su papá.
— Papá — bostezo Camille apenas despertando.
— Prepárate para la escuela antes de ir, le llevarás su comida a Antonio, de acuerdo — dijo Roberto dando la instrucción a su hija.
— Si papá — contestó Camille frotando sus ojos.
Una hora después se puso su uniforme, y va a la cocina y le preparó el almuerzo de su hermano, lo metió en la canasta y fue a la base naval, una vez que llegó allá entró rápido, pero chocó con Levent haciendo que Camille haya caído.
— Lo siento, no quise — respondió Levent apenado por el incidente. Vio a Camille en el suelo con la canastilla de comida. — Camille — susurró Levent contento al verla de nuevo.
Sonrío viendo a la chica de nuevo, y se puso feliz por dentro, ya que él no la dejó de pensar.