Sinopsis
“No tomaré las sobras de mi hermano, él no querría eso para mí”. Esas fueron las palabras de Zeink Fadel empacando su maleta y pasaporte, inicia así su historia vivencial en el exterior, en donde su vida desordenada le pasa factura. Años después una impactante noticia hace tambalear la estabilidad de su padre y del clan: una demanda por paternidad, todo parece ser cierto; sin embargo, su regreso al país de su locura lo acerca a su gran amor Valkiria Marshall, una texana que ahora tiene un hijo. Las dudas lo mueven, ¿también es su hijo? La vida lo acerca a su gran amor, pero la sombra de la muerte lo acecha y ese es el momento en donde debe demostrar que él es el heredero del Árabe.
Introducción
«La mesa es un espejo de tu alma: mientras juegas, en ella se refleja quién eres, cómo actúas y qué buscas. Si algún día pierdes el norte, recuerda cómo juegas»
«La vida es como un juego de billar —decía Ghadi—. Debes escoger golpear la bola correcta para poder tener ventajas»
Se enfocaba en una de las bolas y le daba el golpe.
—Puedes ganar el juego rápidamente, pero si te equivocas… Pierdes el juego y eso te devuelve al punto de partida y a empezar de nuevo, y eso representaría darle la ventaja a otro para que tome la delantera, no podemos permitir eso.
Vio cómo las bolas de marfil en un solo movimiento entraban en las troneras y sonreía con satisfacción:
—De eso se trata la vida, de eso se trata todo, Zeink.
Zeink sonrió porque su hermano era muy sabio y lo admiraba mucho, entonces le dijo emocionado.
—Tú sabes muchas cosas.
—La vida me enseñó —entonces le señaló la medalla que colgaba de su cuello—. Recuerda que somos como el águila, volamos alto, siempre hacia arriba y con un solo objetivo: La grandeza, pese a todo siempre sobreviviremos Zeink, dalo por hecho.
» Cuando te vayas a los Estados Unidos a estudiar, quiero que uses mucho tu sabiduría en todo lo que es bueno.
—Lo haré.
Sonó el móvil de su hermano y al mirar la pantalla hizo un gesto de fastidio y respondió.
—¿Qué? No, lo siento —se pasó una mano por la cabeza—, ok, está bien, iré a verte.
Zeink vio la contrariedad de su hermano y preguntó.
—¿Pasa algo malo?
—Acompáñame a solucionar un asunto.
—Claro.
Ambos salieron en el auto de Ghadi y llegaron a un restaurante de la zona.
—¿Vamos a comer?
—Si gustas —sonrió—, solo voy a ver a una persona y solucionar un inconveniente.
Bajaron juntos del auto y Zeink se adelantó, pues, tenía hambre. Mientras su hermano solucionaba las cosas, él comería algo. El móvil de Ghadi sonó de nuevo y se detuvo en la entrada.
—Dime… ¿Hola? —miró la pantalla y nada— ¡estoy aquí! ¿Hola?
Ghadi miraba la pantalla y de repente una persona se puso detrás de él y lo llamó.
—¡Ghadi Fadel!
Se dio la vuelta y se escuchó un disparo, cuando Zeink salió a ver su hermano estaba en el piso sangrando y alguien corría calle abajo a toda velocidad.
—Hermano —veía el dolor en sus ojos—, ¿quién te hizo esto, hermano?
Ghadi con mucho dolor en su rostro y una leve sonrisa, le ordenó con sus últimas fuerzas.
—Zeink solo… sé… Feliz y cuida de ellos dos.
Su hermano moría ante sus ojos y no podía entender la magnitud de lo que estaba viviendo.
Su padre, Saíd Fadel estaba devastado; su rostro denotaba toda la crispación y dolor del momento solemne. Parado junto al féretro del que fue su hijo mayor, recibía los pésames de todos los miembros del clan y de los socios. Zeink estaba junto a él y de último se acercaron los Hafez.
Aisha Hafez, hasta lo sucedido, fue la novia de su hermano. Estaba vestida de negro con un velo que cubría su rostro. Su padre, Diab Hafez, se acercó a ellos.
—Es una pena querido amigo, Ghadi era un gran hombre y un gran visionario.
—Es una pena irreparable… Pues juro que voy a investigar. El culpable tiene que pagar lo que hizo.
Diab vio a su hija cabizbaja y comentó.
—Aisha está destrozada, se quedó sin novio y… Nos quedamos sin la oportunidad de unir nuestras fortunas.
De repente, a Saíd se le ocurrió una idea.
—Debemos hablar sobre ese asunto.
Zeink miraba el féretro de su hermano y recordaba lo último hablado y sentía que debió poner más atención y ahora él ya no estaría para guiarlo.
Cuando todo terminó, su padre lo llamó a un lado y le dijo con ese tono cortante y fuerte que siempre lograba impresionarlo.
—Ahora eres lo único que me queda Zeink y deseo que comprendas lo importante que eres para todos nosotros.
Zeink todavía intentaba asimilar lo pasado, encontrar al culpable, hacer justicia y…
—Ghadi se iba a casar con Aisha Hafez y… En vista de lo pasado, quiero que tú honres ese compromiso y le des a tu hermano un descendiente.
Zeink miró horrorizado a su padre y este añadió.
—Después de mí tú quedarás como líder del clan y debes sacar la cara por la familia y los Hafez son tan notables que debemos buscar que ese lazo no se rompa.
No podía creer eso, su padre le pedía que tomara a la novia de su hermano y se casara con ella y él solo tenía 17 años… Meneó la cabeza.
—¿Qué significa eso?
—Ghadi quería que estudiara y eso haré, papá.
—Ghadi está muerto.
—Para mí no lo está.
—¡Zeink, vas a hacer lo que te digo!
Zeink fue a su habitación y se dijo: «No tomaré las sobras de mi hermano, él no querría eso para mí». Empacó su maleta y tomó su pasaporte.
La puerta se abrió y era su padre.
—Si te vas te desheredo.
—Pues hazlo —dijo resuelto—. No tomaré las sobras de Ghadi. Él no quería eso para mí.
El rostro severo de Saíd lo intentó impresionar de nuevo.
—Soy tu padre, te exijo que me obedezcas —dijo en tono amenazador.
—Voy a ser feliz. Se lo prometí a Ghadi antes de morir y lo haré y, cuando pueda, buscaré al maldito que asesinó a mi hermano y haré justicia.
Salió con la maleta y sus documentos; la voz de su padre se escuchó dolida.
—Te repudio como hijo.
Zeink se detuvo entonces.
—Y yo te repudio como padre —devolvió él.
—Si sales de esta casa, lo pierdes todo. Todo, no te daré nada.
—Entonces ya lo perdí todo —abría la puerta—. ¡Adiós papá!
La vida ahora lo ponía en una encrucijada frente a su padre y al clan que veían en él al sucesor de su hermano, pero él no estaba listo para tal paso y tomó su propia decisión y se fue huyendo de todo eso. Tenía muchas preguntas en el alma, principalmente quién mató a Ghadi y por qué, el collar de su hermano había desaparecido.
Ahora, al salir de casa, se dio cuenta de que estaba solo frente al mundo y que ahora la maldición de su padre lo seguía.
Su periplo recién comenzaba.