Virgen comprada: Parte E
Capítulo 13
Narra Allan.
—¿Por qué vendiste tu virginidad?—pregunto. Aunque ya lo sabia y ella me lo había dicho, pero me gustaba charlar con Madeline.
Acaricio su espalda, observo las reacciones de Madeline. Llevamos juntos un par de días y todavía no me harté de ella. No importa cuántas veces la llevé al orgasmo o le follé el coño, incluso tomando su boca de nuevo, no puedo tener suficiente. La mayor parte del tiempo me aburro de las mujeres. Todos eran iguales. Querían diamantes, una tarjeta de crédito, obsequios por el placer de su compañía. Pero Madeline no es ninguna de esas cosas. Ayer le di un collar como forma de agradecimiento. Un dulce gesto, pensé, solo para que ella se pusiera realmente pálida. Ella había tomado el collar, dando las gracias, pero no le gusta. Ella tampoco lo ha usado. No lo entiendo. Entonces, el brazalete a juego está en mi escritorio en mi oficina, esperando el momento adecuado. Le reservé una cita con mi médico y le pondrán una inyección, y estoy más que feliz por eso. Además, lo que no sabe es que estoy buscando que tenga otro departamento. No me gusta el lugar donde vive. La quiero cerca de mí, y ella siempre tiene que tomar un autobús.
—Te ya lo dije—responde.
—Las facturas médicas de Valeria—digo.
—Sí. Ella ha pasado por mucho. Quiero ayudarla en todo lo que pueda, no quiero defraudarla —menciona.
—No la defraudarás nunca—digo.
Sé que lo siente. Cada vez que está cerca de su hermana o habla de ella, lo veo en sus ojos. Está tan jodidamente triste y culpable por permitir que su tío las golpeara, ella por ser la mayor creía que debía ser más fuerte y defenderse, pero cuando las situaciones son de esa manera las personas afectadas se congelan y no saben cómo reaccionar.
—Las facturas se estaban acumulando. Sabía que tenía que estar ahí para ella, y fue entonces cuando me enteré de Dulce Placer. No fue exactamente mi primera opción. Intenté conseguir trabajos bien pagados, pero incluso si lo conseguía, la deuda seguía ahí —menciona. Apoyó la cabeza entre las manos—.Me sorprendió haberlo hecho. Estaba tan nerviosa y, para ser honesta, si no hubieras entrado cuando lo hiciste, creo que me habría escapado —agrega.
—Al parecer soy bueno para algo—digo.
Ella se rio entre dientes.
—Con tu Bufete, puedo ver que eres bueno en muchas, muchas cosas—dice.
—Todo lo empecé desde cero —contesto poniendo un poco de cabello detrás de su oreja, la acerco para que se apoye en mí pecho. La quiero a mí alrededor.
—¿En serio?
—Muy en serio—digo.
—Eres conocido como uno de los abogados más decididos y exitosos del país—me dice.
—Has investigado—le digo.
—Todos te conocen—dice.—Extraño la universidad— dice de pronto— .Algún día, espero tener el mismo éxito que tú. Me encantaría darle a Valeria la vida que se merece —finaliza.
—Lo harás pronto, estoy seguro—digo.
Lo que me retuerce por dentro es que no quiere mí dinero ni mí vida. Ella nunca pide nada. Quiero que ella dependa de mí. Para venir a mí cuando necesite algo. Por el momento, eso va a suceder. Necesito que ella me anhele, que no pueda pensar en nadie más que en mí. Estiro la mano hacia el cajón junto a la cama, recupero otro condón. La quiero sentada sobre mí polla. Lo abro y le paso el condón.
—Pónmelo—le pido.
Ella se sienta y sostengo mí polla para ella mientras desliza el látex hacia abajo. Me encanta cuando hace esto. Lo encuentro tan excitante. Sosteniendo sus caderas, la guío sobre mí, y ella sostiene mi longitud, poniendo la punta en su entrada antes de hundirse en mí polla. Ambos gemimos al mismo tiempo. Ella es tan jodidamente perfecta. La amo así, donde puedo ver sus senos, especialmente cuando rebotan mientras la follo. La golpeo contra mi polla al mismo tiempo que empujo hacia arriba. Deslizo mis manos hacia arriba, tomo sus senos. Ella muele mi polla y se siente tan jodidamente mágico. No puedo tener suficiente de su coño o de esta mujer. Sus dedos se arrastran por mi pecho y vuelven a subir, yendo a mis hombros. Ella me usa como palanca para montar mi polla, deslizándose hacia arriba y hacia abajo a lo largo. La miro mientras comienza a desmoronarse, usándome para bajar. Ella toca su clítoris y yo me recuesto, dejándola tomar el control. Es tan raro que ella lo haga. Su necesidad es tan evidente a medida que se mueve. No hay forma de que pueda apartar mis manos de ella. Toco sus senos, provoco los brotes duros y veo como ella llega al orgasmo, su calor apretado, rodeando mi polla mientras se corre es mágico. Espero, permitiéndole tener hasta el último momento antes de tomar sus caderas y girarla para que esté debajo de mí. Con sus piernas envueltas a mi alrededor, empiezo a embestirla, follándola de la manera que sé que le gusta. Mi nombre es un eco constante como ella lo llama con cada embestida de mi polla dentro de sus estrechas paredes. Sostengo sus manos sobre su cabeza, la monto con fuerza, mirándola, sintiendo el primer movimiento de mi excitación deslizarse por mi columna vertebral hasta que finalmente estalle, chocando contra ella hasta el final y manteniéndome profundamente dentro de su núcleo. Envuelvo mis brazos alrededor de ella, acercándola. Mi polla todavía está dentro de ella mientras hago que descanse su cabeza en mi pecho. Pasando mis dedos por su cabello, escucho nuestros gemidos que llenan la habitación. Esto no es suficiente para mí. Necesito tener cada parte de ella para mí.
***
—Tierra a Allan. ¿Estás ahí?
Saliendo de mis pensamientos, miro a Alex. Hoy había hecho una visita inesperada a mí trabajo. Es viernes, y Madeline se fue a la hora del almuerzo para ir al médico a buscar un método anticonceptivo. Quería dejarla yo mismo, pero ella pidió caminar. Necesitaba tiempo para pensar. Valeria volverá hoy, y para mí, eso complica las cosas. Madeline quiere salir temprano para ir a recoger a Valeria. Cancele nuestros planes para la cena. Tenía la intención de llevarla a un buen restaurante, y el vestido que había elegido también lo he cancelado. Esta mujer me está dificultando cortejarla. Hasta que Madeline entró en mi vida, conseguir mujeres nunca fue un problema. Estaban más que felices de caer a mis pies, y yo estaba feliz de que se quedaran allí. Las use para mi placer. Un regalo aquí y allá siempre se ocupó de cualquier problema que pudieran tener al terminar cualquier relación o acuerdo. Madeline es diferente.
—¿Qué?— pregunto. No quiero hablar con Alex.
—Vamos a Dulce Pacer está noche—dice.
—No va a pasar—respondo.
—Vamos hombre. Lo disfrutaste la última vez. Ahora ya no vas—menciona.
—No sabes lo que sentí la última vez. Además, ya no me interesa darle mas dinero a Mendoza—agregue.
—Por favor, mientras le paguen, no le importa una mierda lo que pase. Todos sabemos eso—responde.
—No estoy interesado en ir—contesto cerrando el archivo que tengo en mi escritorio, camino hacia los cajones donde guardo varios de mis casos pendientes que necesitan un poco más de negociación.
—En serio, hombre, estoy empezando a preocuparme por ti.
— Simplemente ya no me gusta seguir haciendo lo mismo—respondo—. Además estoy viendo a alguien—agrego.
—¿Qué?¿ Por qué no me lo habías dicho?—pregunta sorprendido.
—Porque estás más interesado en tu propia vida que en lo que yo tengo. La he estado viendo por poco tiempo —contesto.
—¿Cuándo podré conocerla? Quiero contarle todo sobre lo imbécil que eres —dice.
Sonreí ante su comentario. En ese momento tocaron la puerta. Respondo que pase, veo a Madeline en la puerta. Ya había regresado del doctor.
—Kenia me dio esto documentos. Ella dice que necesitan revisar y que también le gustaría programar unas reuniones de algunos clientes contigo —dice.
Soy consciente de que Alex la está mirándola. Madeline no tiene ni idea de quién es. Esta es la primera vez que se conocen en persona, pero él vio su fotografía. No sé si lo recuerda. Mirándolo, veo que la reconoce, pero parece que no puede ubicarla exactamente.
—Gracias—le dije
—¿Todavía puedo irme temprano?—me pregunta.
—Si, de hecho yo te llevaré—agrego.
Ella asiente, dando un paso atrás mientras avanza hacia la puerta hasta irse por completo.
—Mierda, esa es ella, ¿no? Esa es la chica que ...
—Mantén tu boca cerrada—lo interrumpo.
—¿Por qué no me dijiste que la conocías?—pregunta.
—No la conocía. Ella comenzó a trabajar para mí hace poco tiempo. Ni siquiera sabía que era ella hasta que nos encontramos en el ascensor —digo.
Él se queda en silencio por un momento.
—Es la primer vez que veo ese brillo en tus ojos. Te gusta esta mujer ¿Cierto?—dice de repente.
—Sí—confieso.
—¿Cuánto?—pregunta.
—Lo suficiente para saber que quiero construir una vida con ella—digo.
Esto hace que los ojos de Alex se abran de par en par. Lo he sorprendido. Me he sorprendido a mí mismo. Mis sentimientos por ella han crecido mucho en tan poco tiempo, pero sé lo que quiero. Es por eso que soy un abogado rico y exitoso a los treinta y cinco años. Voy tras lo que quiero y quiero a Madeline.
—Wow, entonces, me alegro por ti amigo, sabes que cuentas con mí apoyo. Se que en ocasiones soy un cretino, pero sabes que cuando se trata de temas serios me comporto diferente—dice, se que sus palabras son sinceras. Sé que él en el amor no la ido bien por la culpa de un viejo amor, quedó destruido después de eso no volvió ser el mismo, quizás por eso se refugia en Dulce Placer—. Y no te preocupes, no diré nada de como conociste a tu futura esposa, tengo la corazonada que terminarán casados—menciona poniéndose de pie, yo hago lo mismo, lo acompaño hasta la puerta —. Es hora de irme, disfruta de tu novia amigo—dice Me da una palmada en la espalda y lo veo irse.
Sonreí ante su comentario, no tenía dudas que Madeline sería mí esposa tarde o temprano. Ese es mi plan.
Capítulo 14
Narra Madeline.
—¿Te divertiste? —le pregunto a mí hermana.
—Estuvo genial —responde.
Allan está esperándonos en el auto mientras hablo con ella.
—¿Hay algo que tengo que decirte—le digo.
—¿Qué es?
—Allan no es solo un amigo precisamente, él es mí jefe —le confesé.
—Lo sé, él mismo me lo dijo—responde—.¿Te gusta él—pregunta. Me aparto un poco de cabello de la cara y trato de distraerme haciendo todo menos responder a su pregunta—.Vamos Madeline, no tienes que mentirme, ya soy una niña grande. Además me encanta que tengas un hombre como él en tu vida —agrega.
Su respuesta me hace sonreír, ella tenía razón, estaba creciendo y entendía muy bien todo. En cuanto a su pregunta, si, me gusta Allan y creo que siento más que eso por él. Luego nos dirigimos hacía Allan. Mí hermana es la primera en ingresar al auto. Cuando me subo ella está charlando animadamente con él, ella parece genuinamente interesada en él. Sentándome hacia atrás, abrocho mí cinturón de seguridad y escucho. Durante todo el camino de regreso al apartamento, habla sobre el campamento y de las actividades que realizó. Ella se veía muy feliz. De vez en cuando sigo mirando hacia atrás para asegurarme de que está bien y, efectivamente, tiene una sonrisa radiante en su rostro. En el momento que llegamos al departamento, Valeria ingresa a a su habitación. Una vez más, mi confiable olla de cocción lenta ha estado funcionando para mí. Lo pongo en alto cuando llegamos a casa del trabajo para que todo lo que ponga allí se cocine. Mientras sirvo, Allan me rodea con sus brazos y yo cierro los ojos, disfrutando de la cercanía que compartimos. Sé que no ha pasado tanto tiempo, pero es como si el tiempo dejara de tener sentido cuando estoy con él. Entre el trabajo y nuestro tiempo juntos, me siento más cerca a él cada día que pasa.
—Estoy muy contento de que me estés incluyendo en tu vida— susurra en mí oído. Cerrando los ojos, inclino la cabeza hacia un lado para darle un mejor acceso a mí cuello. Con sus dientes rozan el lugar. Una de sus manos se desliza por debajo de mi falda y toma mi coño. No hace ningún movimiento para encontrar mi calidez debajo de ellos, solo lo acaricia suavemente de un lado a otro—.Te voy a follar esta noche. No te vas a deshacer de mí —dice.
—Pero Valeria está aquí—respondo.
—Eso no importa. Vas a tener que estar callada. No acepto un no por respuesta. No cuando puedo sentir lo mojada que estás —dice.
Su mano desaparece en el siguiente segundo cuando la puerta de la habitación de Valeria se abre, abro mí ojos, pero los labios de Allan se mantienen en mí cuello.
—Entonces, ¿ustedes dos son pareja?—pregunta Valeria con una sonrisa—. Por qué si es así me alegra mucho ver que tienes novio. Estaba empezando a preocuparme de que estuvieras deseando vivir como solterona. No creo que alguna vez hayas traído un novio a casa —agrega.
—Shh— digo para que no ventile mis intimidades. Ella no necesita decirle a Allan de cuántas primicias él forma parte.
—¿Ella no lo ha hecho?—le pregunta él.
—No. Ninguno. Créeme lo habría recordado. Sé que en la escuela secundaria había rumores de que era lesbiana—dice. No podía creer que estuviera hablando como una niña grande.
—¿Nunca has tenido novio?— pregunta Allan viéndome.
—No, y no debería estar contigo. Va en contra de la política de la empresa—me defiendo.
—Yo soy el dueño. Puedo cambiar eso si quiero —replica.
Valeria se ríe.
—Me gusta él, deberías de aceptarlo—dice mí hermana.
No pude responder, termino de servir la comida, para mi sorpresa, Valeria se sienta con nosotros todo el tiempo.
Ella se ve más feliz, parecía que no estaba sufriendo de una enfermedad. Luego ella se marcha. Allan me ayuda a lavar los platos. Después de eso, nos dirigimos hacia mi habitación que nunca ha visto. En el momento en que estamos dentro, Allan me toma en sus brazos.
—Soy tu primero en todo, ¿no?—dice. Lo miro a los ojos, asiento con la cabeza—.Bien. No me gusta la idea de que otro hombre sepa lo preciosa que eres —agrega.
—¿Y tú con otras mujeres?
—No hablemos de eso—dice. No puedo evitar reírme— .Todo lo que necesitas saber, es que eres la única mujer para mí. La única que quiero—añade, frota su polla contra mí —. Solo debes aceptarme, piénsalo—dice para luego besarme con pasión. Tuvimos que ser muy silenciosos para no despertar a Valeria.
En realidad no sé porque coloco una barrera entre los dos, creo que es porque tengo miedo de lo que siento, miedo a que después me abandone, no quiero volver a sentir ese tipo de dolor nunca más, perder a alguien que amas no es lo que deseo, pero ¿Y si pierdo la oportunidad de estar con él por mis miedos? No puedo evitar ser una cobarde, se que debo tomar pronto una decisión por su bien y por el mío.
Capítulo 15
Narra Allan.
—¿Qué opinas?—le pregunte.
Finalmente la llevé a un departamento que ya compré.
—Es grande—responde. Ella mira a su alrededor, camina hacia la ventana donde se ve la ciudad. Por la noche, lo había visitado y se veía increíble, especialmente con los edificios iluminados. La Navidad sería fantástica y hermosa desde este piso—.¿Estás pensando en comprar esto? ¿Alquiler?—agrega.
—No—respondo.
—Entonces, ¿por qué estamos aquí?—dice. Ella cruza sus brazos con una sonrisa. He notado que no se siente cómoda con el dinero. Si algo la haría apartarse de mí, parece ser cada vez que presumo de mí riqueza.
Me parece reconfortante que no sea una razón por la que ella esté conmigo a pesar de que mí riqueza es lo que nos unió. Eso y su estado virgen, pero no quiero pensar en eso. Cualquiera sea la razón, estoy tan jodidamente feliz de que estemos juntos.
—Esto es tuyo—le digo, sostengo las llaves—.Valeria y tú pueden vivir aquí. Hay mucho más espacio y no tienes que preocuparte por el dinero. Quiero darte esto como un regalo y quiero que lo aceptes—agrego.
Ella no toma las llaves.
—No puedo aceptar esto—dice de inmediato.
—¿No te encanta el departamento?—pregunto.
—Es hermoso—contesta.
—Bueno, tu eres más hermosa y quiero darte cosas—digo. Aún así, ella no lo acepta—.Ya soy dueño de este lugar. Lo compré para ti—comento.
—No puedo aceptarlo. Lo siento—dice.
—¿Por qué no?
—Porque ya vivo en un departamento que puedo pagar. El alquiler es más que razonable—menciona.
—Maldita sea, Madeline. No me importa. ¿No entiendes eso? Estoy aquí, ahora mismo. Esto es para ti. Esto es lo que hacen los novios —le digo, aunque no se lo he pedido formalmente, ella era mí novia.
—No, no lo hacen—responde—. Además todavía no somos novios—dice negándose.
—Entonces se mí novia formalmente mí ángel—le pido.
Ella me mira por un momento analizándome. Tal vez piensa que no estaba hablando en serio, pero no tengo dudas de lo que siento por ella.
—Está bien, aceptó ser tu novia—responde con una sonrisa, doy un suspiro de alivio, finalmente ella cede en algo. Me acerco a ella y la beso—. Ahora tengo derecho a ti, me perteneces—le digo, ella volvió a sonreír—. Te quiero dar un ultimátum—mencionó.
—¿Cuál?—pregunta.
—Debes elegir entre aceptar este departamento o mudarte conmigo—le digo.
—¿Qué?—dice sorprendida—.¿Quieres que me vaya a vivir contigo?—pregunta.
—¿Por qué te suena tan impactante?—le digo.
—No sé, yo...
Tomo sus manos entre las mías, la atraigo hacia mí.
—Si decides aceptar este departamento voy a pasar mucho tiempo aquí—le advierto soltando sus manos, desabrocho su chaqueta, empujándola por sus hombros. A continuación, le suelto la blusa y veo cómo la tela blanca cae al suelo. Lo siguiente es mover el cierre del sostén y soltar esas jugosos senos y se derraman exactamente como se suponía que debían hacerlo, me inclino hacia adelante, dando un mordisco a cada pezón. Sus gritos llenan la habitación, pero no hace ningún movimiento para escapar de mí. En cuestión de segundos, le quito la falda y ella se inclina sobre el sofá. Ella está usando una tanga hoy, y trazo a través de la tela, provocando su pequeño culo apretado como lo hago. Acariciando la raja de su trasero, extendí sus mejillas ampliamente, dándole a cada mejilla una pequeña bofetada.
Ella deja escapar un grito y el sonido es una música dulce, especialmente cuando acaricio su coño y descubro lo húmeda que está. He estado esperando tomarla, hacerla mía. Han pasado un par de semanas desde que recibió la inyección. Me la voy a follar sin condón, le llenaré el coño con mi semen toda la tarde, sé que se le filtrará en las bragas. Tomo la tela de su tanga en mi mano, la aparto. Lo sostengo contra su nalga mientras libero mi polla. Paso mi mano arriba y abajo de mi longitud, alivio la punta que gotea de pre-semen hacia su entrada. Mientras me deslizo dentro de ella, su cálido coño agarrándome, la escucho gemir.
—Oh, joder. Eso se siente tan bien —dice.
Sali de ella, veo mi polla, cubierta de su crema, y conduzco hacia adelante, llenando su apretado coño. Cada ola de su excitación se apodera de mi longitud, y siento el golpe instantáneo de la necesidad que simplemente no desaparece. Con la tanga todavía en mi puño, agarro sus caderas y comienzo a golpear dentro de ella, follándola con fuerza, sin darle la oportunidad de acostumbrarse a mi polla mientras una y otra vez, golpeo hasta la empuñadura. Ella está tan jodidamente mojada.
—Tócate, nena. Toca ese clítoris húmedo y excítate. Quiero sentirte correrte—le digo. Deja escapar un pequeño gemido, pero se acaricia el clítoris. Cada broma a través de ese capullo hinchado parece hacerla estallar, una y otra vez—.Sí, sí, muy bien. Eso es, cariño. Hazte correr—agrego excitado. Su coño se aprieta a mi alrededor y no puedo parar. Golpeando dentro de ella, veo y siento lo hábil que es. Cuando llega su orgasmo, me empapa con su liberación y no me detengo. Cogiéndola con fuerza, cabalgo su coño hasta mi propia terminación, abrazándola con fuerza para que su culo esté acurrucado contra mi pelvis mientras le lleno el coño. Ola tras ola de mi semen nada hasta su útero, tomándola, poseyéndola. Durante unos segundos, tal vez incluso minutos, el tiempo no tiene lugar en este momento, la sostengo contra mí, esperando que mi liberación disminuya. En el momento en que lo hace, lentamente salgo de ella. Arrodillándome en el suelo, veo algo de mi semen blanco en los labios de su coño, y no puedo resistirme a tomar un poco y empujarlo de nuevo dentro de ella. Poniendo las bragas en su lugar, froto la tela contra ella, sabiendo que estarán llenas de mi semen al final del día. Sí, hay días en que soy un sucio hijo de puta y no puedo evitarlo.
***
Días después...
Desempaco la comida china que había comprado en mí camino, me encanta lo que Madeline ha hecho con el lugar en tan poco tiempo. Ella eligió vivir en el apartamento, aunque mí deseo era que se mudada conmigo, se que tarde o temprano la voy a convencer. Me encargué del antiguo propietario del apartamento y de los honorarios que pensó que podía cobrarle. Los hombres de la mudanza habían hecho un buen trabajo, pero yo también lo supervisé. El departamento ya no parece un espacio frío, sino que está lleno de cosas de Madeline y Valeria. Varias imágenes cubren las paredes, y en el rincón más alejado de la sala de estar, veo un puesto lleno de libros. Todavía hay mucho espacio ya que no tenían mucho que mover. Vi el dormitorio principal en el que Madeline había llamado e incluso puse una nota en el otro dormitorio, diciéndole a su hermana que era de ella.
—¿Dónde está tu hermana?—le pregunto a Valeria.
Valeria se sumerge en uno de los cartones de comida y toma algo.
—En la ducha. No te preocupes, saldrá en un minuto. Ella no puede estar lejos de mí tanto tiempo. A veces es muy sobreprotectora—menciona.
—Lo es porque se preocupa por ti—le digo—. Todos se preocupan por ti, enfermeras, doctores, consejeros y maestros.
—Lo se, pero ¿Quién cuida a ella? Tiene veinte años y se ha hecho responsable de una hermana con una enfermedad difícil de vencer. Si no logro vencerla, ella se quedará sola —añade con un tono de tristeza—. Dime, ¿Amas a mi hermana?—pregunta de repente.
—Sí—respondo sin ninguna duda.
—¿Ella lo sabe?
—No—contesto.
—¿Por qué no le dices?—pregunta.
Yo sonrío.
—Es probable que se aleje mucho de mí cuando se lo diga —respondo.
—Ella necesita saber lo que sientes—me dice—. Hay algo que se con certeza, y eso es que ella te ama —agrega—. Si me voy con mamá y papá al cielo, estaré feliz y tranquila de saber que tu la protegerás, así ella no estará sola—añade.
Me dio tristeza escucharla decir que se iría de este mundo, si ella muere Madeline se desplomara. Pero ella tiene razón en algo, debía confesarle lo que siento por ella.
—¿Estoy interrumpiendo algo?—dice Madeline acercándose.
—No—respondo.
Luego disfrutamos de nuestra comida. Comenzamos a charlar. Escucho mientras Madeline se ríe. Su felicidad y humor son genuinos. Cuando terminamos, limpio las cajas vacías mientras ayuda a Valeria con su tarea. Espero mientras terminan. Una vez que lo han hecho, Madeline se une a mí en el sofá y se sienta a horcajadas sobre mí regazo
—Gracias—dice.
—¿Por qué?
—Por todo lo que has hecho por nosotras—responde—. Pídeme cualquier cosa y te lo daré —menciona.
Muchas cosas pasaron por mí mente, pero lo que deseaba con ansiedad tendría que ser en otra ocasión, una muy especial.
—Bésame—le pido—. Eso es lo que necesito ahora mismo—le digo.
Ella sonríe y me besa, le devuelvo el beso de la misma manera. Sin embargo, hay algo que debo hacer para ser feliz por completo y eso era: pedirle que fuera mí esposa.