Capítulo 3-Ethan no puede reemplazarme-

Entro a mi oficina con Georg pisándome los talones.

— Tom, piensa en lo que estás haciendo — sigue insistiendo Georg, mi consiglieri.

Camino hasta mi bodega, lleno un vaso de whisky y lo bebo todo de una vez.

— Lo pensé y ya tomé mi decisión. Sabes que cuando me decido no hay nadie que pueda hacerme retroceder. — Me giro hacia mi consejero, apoyando mi cuerpo contra la mesa de bebidas y sentándome en el borde.

— Bill es nuevo aquí, no sabemos si se puede confiar en él. — Georg se pasa la mano por el pelo varias veces.

— Es mi hermano, un Kaulitz, mi sangre corre por sus venas. Ethan no puede reemplazarme aquí, así que será mi sous chef en Italia. De ahora en adelante, Ethan sólo se mantendrá al día con los negocios de Nueva York.

Ethan es mi hermano menor, tan pronto como cumplió un año lo nombré mi subjefe, pero con nuestro dominio en Nueva York, tuve que enviarlo allí. Nuestro nombre es nuevo allí, nuestros clubes han obtenido muchos beneficios y mi hermano lo está gestionando con maestría.

Nunca pensé en salir de Italia e ir a un lugar más concurrido, me gusta la calma y mandarlo todo desde mi torre, lugar donde han intentado infiltrarse varias veces, pero siempre han sido atrapados.

Respiro profundamente, mordiéndome la comisura del labio, sintiendo la cicatriz de un combate de entrenamiento.

- ¡Infierno! — Empiezo a caminar de un lado a otro.

— Loco, ¿verdad?

Georg, además de ser mi asesor, es mi mejor amigo.

— Pensé que nunca encontrarían a Bill. Ahora está más claro que los Lucchese están detrás de esto.

—Dijo que siempre vivió en México, ¿no?

Asiento, me detengo junto a la ventana y observo caer la nieve a lo lejos, las colinas están llenas de nieve.

Bill fue secuestrado cuando era un bebé, mi padre lo buscó durante varios años, hasta que lo dieron por muerto. Yo era sólo un niño de dos años en ese momento y no recuerdo cómo era.

Mi padre lo reconoció cuando vio su imagen en el periódico, siendo arrestado el criminal más buscado.

Mi hermano creció lejos de la mafia y vivía del robo.

- ¿Donde está? — pregunto girando mi cuerpo.

— Henry lo llamó, debe estar hablando con su padre.

— Mándalo a mi habitación.

Georg sale de la habitación, saco mi arma de la funda, la pongo sobre la mesa, me siento en la silla, abro el cajón, saco un cigarro, lo preparo y huelo el maravilloso olor del hierba de la que está hecho.

Enciendo dando la primera calada, siento que mi cuerpo tenso se relaja y coloco mis pies sobre la mesa. Cierro los ojos, pero con los oídos abiertos.