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Falta de cariño

―De que me sirve tener una carrera si estoy en una silla de ruedas — le conteste de mala manera a Carlos. 

  

  

―No seas dura contigo misma, tienes muchas oportunidades de salir adelante — le conteste mientras me intentaba sacar de mi habitación. 

  

  

― ¡Cuáles, oportunidades! ¡No te das cuenta! ¡Soy una inválida, no valgo nada! — grité enojada, tenía rabia conmigo misma, sentía que no servía para nada. 

  

  

―Mariana, que equivocada estas — me dijo mi tío negando con la cabeza. 

  

  

―Ya déjalo, déjame aquí en el cuarto — conteste de mala manera por lo que me cruzaba de brazos. 

  

  

―De ninguna manera vendrás conmigo — me responde Carlos, serio. 

  

  

―No, Carlos — me negaba rotundo salir de esta habitación. 

  

  

―Si y no acepto un no te demostraré que vales mucha sobrina, no dejaré que te la pases encerrada en cuatro paredes — me dijo Carlos mientras me sonreía cálidamente. 

  

  

―Está bien, vamos — le contesté algo convencida. 

  

  

―Anda sobrina — me dijo Carlos mientras jalaba de nuevo mi silla de ruedas bajándome en sus brazos las escaleras para llevarme a la universidad al examen de admisión, todo lo hacía por mí, ya que no quería que me quedara encerrada y fuera feliz en el mundo exterior, pues yo me estaba perdiendo de lo bonito que es la vida... pero yo seguía viendo por la ventana. 

  

  

―Carlos regrésame a casa — conteste bajando la mirada, no quería bajar del auto. 

  

  

―No sobrina — se negó mi tío, pero yo no me sentía bien, quería regresar a mi casa. 

  

  

―No me siento bien, quiero irme por favor — le dije a mi tío rogando para que me llevara a la casa, pero él no quiso. 

  

  

―No sobrina, no te deprimirás más, no lo harás — me dijo mi tío mientras se bajaba del auto para llevarme a la universidad, pero yo no quería más bien, no quería que sintieran lástima por mí. 

  

***HARRY*** 

Nos fuimos caminando de la universidad, ya que ambos no completábamos para el pasaje, teníamos que llegar a la fábrica donde trabajaba nuestra mamá, una vez que estábamos ahí subimos a ese gran edificio para dirigirnos al taller, cuando llegamos ahí estaba cociendo ropa había metros y metros de tela en la mesa la esperamos en la salida hasta que media hora después ella salió de la fábrica. 

  

―Mis amores vamos — dijo nuestra madre feliz de vernos. 

  

  

―Mamá te ayudamos — dijo mi hermano Jack mientras agarraba una bolsa. 

  

  

―Dame la bolsa mamá — le dije mientras agarraba su otra bolsa. 

  

  

―Tengan mis amores como les fue en el examen — nos dijo nuestra mamá abrazándonos. 

  

—Supongo que bien mamá — contesto Jack alzándose de hombros. 

 

  

 

  

—Como que supones — le respondió mi madre viendo algo seria a Jack. 

 

  

 

  

—Mamá apenas nos darán las listas para ver si pasamos no te preocupes — le conteste sonriéndole mientras le daba un leve codazo a Jack haciendo que él sonriera. 

 

  

Íbamos caminando recordando viejos tiempos cuando llegamos recién a la ciudad, ella no sabía que hacer, pero no se dejó vencer, supo sacarnos adelante los tres, estábamos contentos una hora después llegamos a ese edificio viejo donde estaba nuestro departamento, ayudamos con la cena mi madre nos veía no podía creer lo mucho que crecimos ya no éramos aquellos muchachos que ella nos ha criado como sus hijos. 

 

Mi madre nos miraba, ya no éramos aquellos dos muchachos que crio como suyos, éramos ya unos hombres de 19 años nos amaba, de verdad ella siempre veía por nosotros. 

  

  

*** VERÓNICA***  

  

Me encontraba en la sala con mi hermano Kendall con quien estaba viendo televisión mientras que mis papás estaban en una cena de negocios vivíamos en una gran casa bien amueblada teníamos mucho dinero cosa que a Kendall y a mí no nos importaba en lo absoluto nuestro papá era Ceo de unas de las empresas más importantes del país nuestra mamá bueno solo se dedicaba a ser la "esposa perfecta" siempre se espantaban ante el "te dirán" eso muchas veces nos sacaba de nuestras casillas ansiábamos el cariño de una familia que ellos no tenían para nosotros siempre se la pasaban ocupados, pero siempre nos preguntábamos si alguna vez nos había dicho ‹te amo›. 

  

  

Nuestros padres siempre nos cumplían a cada uno nuestros caprichos a, pero para Kendall y a mí eso no bastaba, siempre nos cuidaba una nana, la sirvienta, ella era más una madre que nuestra mamá verdadera. 

  

  

— Ya me voy a dormir Kendall hasta mañana — le dije mientras me paraba del sillón. 

  

  

— ¿No esperarás a nuestros papás? — me dijo mi hermano sosteniéndome de la mano.  

  

  

— Para que si nunca nos pone atención — respondí algo resentida. 

  

  

— Tal vez tenga cosas que hacer — me contesta mi hermano excusando a nuestros padres. 

  

  

— Siempre sus cosas, sus cenas son más importantes que nosotros no les importamos Kendall — le respondí enojada, odiaba que ellos siempre prefiriesen sus amistades antes que a nosotros. 

  

  

— Hay hermana — contesto mi hermano negando con la cabeza. 

— Nada Kendall olvídalo, quiero dormir, te quiero hermano — le contesté dándole un beso en la cabeza. 

  

  

— Y yo a ti hermosa — me dijo mi hermano mientras sonreía. 

  

  

 Un momento después subí corriendo las escaleras para ir al cuarto de mi hermano Kendall para agarrarle su camisa de arcoíris que a nosotros dos nos encantaba. 

  

  

Kendall después de un rato subió a su cuarto, pero vio el closet abierto viendo que la camisa de arcoíris ya no estaba, él sabía que yo le había quitado la camisa, negó sonriendo con la cabeza, pues él siempre me protegía. 

  

  

A la mañana siguiente nuestros padres estaban en el comedor, por lo que bajamos, pero mi padre no quitaba la vista del periódico de encima, por lo que empezó a hablar. 

  

  

  

— Esta noche vendrá el hijo de mi amigo que también es amigo de la familia, acaba de llegar de Londres Inglaterra, su nombre es James Maslow — nos informaba dando un sorbo a su taza de café, por lo que yo rodé los ojos, ya que James me caía mal.  

  

  

― El niño antipático — dije tomando mi licuado, pero mi madre me había escuchado. 

  

  

—Él no es antipático, date la oportunidad de conocerlo — me contesta mi madre mirándome mientras me agarraba de la mano. 

  

  

—En efecto, sería bueno que salieras con él para hacer más grande el apellido de la familia — respondió mi padre dándole la razón a mi madre.  

  

  

— Yo no pienso salir con él — conteste de mala manera levantándome de la silla, por lo que Kendall solamente se dedicaba a escuchar. 

  

— Querida, él es un buen partido — respondió mi madre tomando de su taza de café. 

  

— Si tanto que gusta consíguetelo tu madre — le conteste de una manera brusca consiguiendo el regaño de papa. 

  

  

— ¡Más respeto con tu madre! Ella tiene razón, solo sal con él en plan de amigos — mi padre me regañaba dándole la razón a mi madre, estaba por responderle, pero mi hermano interrumpe la plática para que ya no siguiéramos discutiendo más. 

  

  

— Yo creo que mi hermana puede elegir con quien andar, ya estamos en 1983, además no se usa matrimonios arreglados — agrego mi hermano haciendo un gesto de desagrado. 

  

  

— No la estamos casando solo que lo conozca — replico mi madre tomando su taza de café. 

  

  

— Yo creo que mejor nos vamos — respondió Kendall mientras me jalaba de mi brazo. 

  

  

— No olviden esta noche la cena — contesto nuestro padre leyendo su periódico. 

  

  

— No la olvidaremos — agrego Kendall entre dientes. 

  

  

Nos fuimos a la escuela para ver si habíamos pasado el examen, nos subimos al carro en todo el camino, íbamos muy callados, ninguno de los dos quiso decir una palabra hasta que llegamos a la escuela para saber si nosotros dos habíamos sido admitidas. 

  

  

*** Jack*** 

  

Llegábamos tarde gracias a que el autobús no llegaba una vez que llegamos corrimos al salón, pero yo por no fijarme choque con un chico más o menos de nuestra edad, por lo que yo me disculpe, ya que tire su mochila. 

 

 

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