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Una Lucha De Poder

Nicholas había decidido que era importante que Lena se enterara de la verdad, de lo que él era cuanto antes, porque cuando ella dé a luz a un heredero este no solo será un príncipe y posteriormente el rey Brasov también será el alfa de la manada Ottum, por lo que era imperativo que ella descubriera la procedencia de su esposo. Pese a las objeciones de Ivar, Nicholas confesaría su verdadera identidad.

— ¿Nicholas que hacemos aquí? ¿Por qué nos trajiste a este lugar y de madrugada? –Preguntaba la joven observando la oscuridad de la noche mezclándose con el sonido de las olas rompiéndose en la orilla.

— Lena, tú has llevado una vida alejada de la realidad, en el mundo existen cosas, seres que… no te podrías imaginar –Nicholas expresó con inseguridad y temor.

— Mi madre hace unos días me dijo algo parecido, no le entendí, pero ahora que lo repites ya me está dando un poco de miedo –Lo miró confundida.

— No voy a decirte que no temas, porque necesitas estar alerta siempre, pero… 

Dudó era difícil confesar algo que para él era normal y temía que ella lo rechazara, lo odiara o le tuviera miedo y no querer estar cerca de él aun cuando ya estuvieran casados.

— Voy a mostrarte –Se alejó unos diez pasos de ella, cerró sus ojos y se transformó en un enorme lobo color gris, fornido, era diez veces el tamaño de Lena.

Lena observó frente a ella a la enorme criatura quedando petrificada por completo, quería gritar, pero de sus labios no podía emitir ni un solo sonido, el terror que reflejaba su mirada, fue como una flecha clavada directamente en el corazón de Nicholas, cuando fue a acercarse a ella, Lena dio un paso atrás, puso sus manos frente a ella, el lobo retrocedió se agachó quedando por debajo de Lena demostrándole que no le haría daño. 

— Esto no… puede ser ¿Qué eres? ¿Un lobo? –El lobo intento nuevamente acercarse. – ¡NO TE ACERQUES! –Ella le gritó alterada. –Volveré al palacio –Salió corriendo dejando a Nicholas con el corazón roto ante su rechazo, cambió a su forma humana para ir tras ella y explicarle con más calma.  

Lena.-

Las lágrimas se derramaban por sus mejillas mientras corría sin detenerse, se preguntaba qué era lo que pasaba,  recordando la conversación con su madre, esto sería ¿una pesadilla de la que no podía despertar? cuando llegó al palacio se limpió las lágrimas y camino con prisa para encerrarse en su habitación, pasó por el lado del salón cuando vio a los miembros de la corte reunidos susurrando, todos se sorprendieron al verla llegar, pero Lena mostro de inmediato su autoridad ante ellos.

— ¿Qué hacen aquí? –Exigió con firmeza. 

— Princesa, le tenemos una mala noticia –A su lado llegaron Elin y luego entro Nicholas. –Los reyes… –Uno de los hombres bajó la mirada con pesar.

— ¿Los reyes qué? –Volvió a preguntar con un todo de voz más alto. 

— Lo sentimos mucho su alteza, pero ellos… fallecieron 

El mundo comenzó a girar alrededor de Elin sintió como su respiración se pausaba Elin le estiró su brazo al ver que su amiga estaba a punto de caer, las lágrimas de Lena comenzaron a descender por su rostro. 

— ¿Qué fue lo que pasó? –Vio a Nicholas cerca de ella como si lo que vio hace unos segundos no fue nada, pero eso no importaba para ella el dolor por sus padres opacaba todo lo demás. 

— Antes de que el avión aterrizara a Londres, explotó –Lena cayó al piso sollozando, Nicholas intentó acercarse, pero ella se lanzó a los brazos de su mejor amiga. 

(…) 

Todo el palacio estaba en silencio la noticia de la muerte de los reyes se extendió rápidamente, el clima se volvió gris, Lena observaba desde su habitación la bandera a media asta, sus ojos estaban hinchados y rojos de tanto llorar, después de la confesión de Nicholas casi no le había dirigido la palabra, sin embargo, él estuvo acompañándola en el peor momento de su vida. 

Inmediatamente al entierro de los reyes, se tuvo que planificar la coronación de Lena, las demás naciones ya notaban el vacío de poder y solo habían pasado cinco días, así que la corte comenzó los preparativos. 

— Lena debemos irnos –A su espalda escuchó la voz de Nicholas. –Nos  esperan –Ella asintió, él quiso acercarse para abrazarla, pero ella se lo impidió. 

— No quiero que me toques –Fue lo único que pudo articular dejando a Nicholas petrificado, mientras se alejaba de él. 

(…) 

Luego de la coronación, se realizó un banquete, aunque todos estaban de luto, era la tradición ofrecer un banquete de celebración para el nuevo rey en este caso reina.

Lena se había ausentado lo que menos deseaba era celebrar su ascensión, caminó sola hasta el despacho de su padre cuando abrió las puertas sintió de inmediato su ausencia.

— Debemos hablar amor mío –Ella se giró y lo miro seriamente. –Sé que tienes mucho que procesar ahora, pero debes saber que yo nunca te haré daño –Nicholas la había seguido.

— ¿En serio Nicholas? Porque es una casualidad enorme que después que te casaste conmigo mis padres estén muertos, ¿Te convertirás en lobo y me mataras? Y así tú y los… tuyos, se adueñarán de ¡MI REINO! –Alzó la voz apretando sus puños a los lados de su cuerpo, sintió la necesidad de enfrentarlo, el corazón le dolía no solo por perder a sus padres, también por sospechar del hombre del que se había enamorado.

Nicholas la miró enojado, nunca absolutamente nadie se había atrevido a hablarle de esa manera, no pudo evitar fruncir el ceño, él le había demostrado sus sentimientos y lo importante que era ella para él, pero en ese momento se dio cuenta que Lena siempre pensaría mal de él.

— ¿Cómo puedes decir eso? Yo te amo, nunca te haría daño, aun cuando quisiera hacerlo nunca podría, me vinculé contigo, eres mi mate –Soltó sintiendo el dolor en sus palabras ante la acusación de Lena.

— ¿Soy tú qué? –Preguntó confundida.

— Eres mi mate, es lo que conocemos los de mi linaje como alma gemela o media naranja como dicen ustedes los humanos, el dolor que estas sintiendo en este momento es mi dolor, la incertidumbre, la preocupación, la decepción todo eso yo lo siento aquí –Dijo Nicholas colocando su mano en su pecho señalando su corazón. 

Lena cerró los ojos y caminaba en silencio de un lado a otro, su interior eran cumulo de emociones mezcladas, mucha información que procesar.

— Debemos definir si toda la vida vas a desconfiar de mi Lena, porque yo también tengo un puesto y una reputación que cuidar ante los miembros de mi manada eso lo dejo a tu criterio –Nicholas cambió su tono a uno más rígido y firme. –Pero no voy a seguir permitiendo que me hagas a un lado, te guste o no soy tu esposo, juraste ante dios que te entregarías a mí en cuerpo, alma y corazón y de donde yo vengo un juramento no se rompe. 

Lena lo miró seria con altivez Nicholas la observaba de la misma manera, la mate y su lobo se enfrentaban por primera vez, una lucha de poder comenzaba a librarse y ellos dos estaban en el medio.

— ¿Qué habría pasado si no… sería tu mate? Estando casado conmigo ¿Seguirías buscando a tu alma gemela? –Nicholas no pudo contestar. 

— Yo… la verdad nunca creí en que eso existiera, no creía en el romance, siempre se me dijo que estaba destinado a cumplir lo que se exigió en un pacto y encargarme de darle a la manada un heredero, un futuro alfa –Ella sonrió irónicamente. –Lena yo te amo, pero no voy a permitir que me trates como a uno de tus súbditos necesitas a mi manada para proteger al reino, debes cumplir el pacto como lo hicieron todos los miembros de tu familia, puedes estar enojada, dolida, pero haré cumplir lo que se pactó en ese tratado quieras o no

Nicholas salió dándole la espalda a Lena dejándola sola sumida en sus pensamientos, furiosa con todos por haberle mentido y asustada no sabía cómo debía dirigir el reino ahora que sabía la existencia de los lobos y su marido era no solo uno de ellos sino su líder.

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