5. No todos son agradables con los extranjeros por aquí.
Después de verlos partir, Anand caminó hasta el lugar donde se encontraba Aaron, intentaría hablar con él y calmarlo, luego se aseguraría de que estuviera a salvo y acudiría al llamado de Kiran cuando fuera necesario.
— ¿Tienes hambre?— preguntó el gemelo que quedaba, sin saber muy bien como hablar con ese hombre — te ofrecería un café, pero es importante que duermas esta noche.
Aaron volteó a ver a ese hombre, a diferencia del otro, y pese a su enorme parecido al ser gemelos, el tal Anand no le causaba ningún tipo de sentimiento negativo.
Todo lo contrario. Estar a su lado lo hacía sentir tranquilo y en calma, din embargo, seguía sin entender por qué tenía que dormir como si fuera un crío del que querían deshacerse para descansar.
—¿Por qué debo de hacerlo? ¿Qué es eso tan importante que Kiran y su nieta han ido a hacer?
Anand observó al humano, en ese momento casi agradecía que su hermano no estuviera allí.
Él no soportaba a los humanos, era de esos que creían que solo envenenaban el planeta y se dedicaban a cazar a criaturas como ellos, por eso no lo quería cerca de su sobrina y por eso no tenía demasiada estima por Kiran, por haberse mezclado con ellos y haberles regalado algo tan preciado para ellos.
Pero Kiran era el guardián, el descendiente del gran lobo y nadie se atrevería a discutir porque decidió compartir su bebida ancestral con los humanos.
— Kiran fue a darle el secreto de su linaje a mi sobrina, es algo que deben hacer ellos solos.
Explicó mientras se movía hasta la cocina para preparar algo de café.
Aaron realmente no entendía el misticismo que parecía existir. Sin embargo, tampoco es que pudiera hacer otra cosa que no fuera la de esperar como le había dicho Kiran
— Después de eso, yo, junto a otros miembros de nuestra comunidad, me reuniré con ellos y es muy importante que hagas lo que te dije, que no salgas, no todos son agradables con los extranjeros por aquí.
Aseguró girándose a observar a ese hombre que debía casarse con su sobrina, a él tampoco le gustaba demasiado la idea, pero Alisha parecía encantada con ello y si era el deseo de los ancestros, él no era nadie para oponerse.
—No tienes que convencerme de eso— el joven citadino no podía olvidar o mejor dicho sacarse la inquina que le había causado conocer al otro tío de la joven.
La forma que observaba a la joven, era algo que lo tenía molesto. ¿Acaso no eran familia? Tal vez por eso Kiran deseaba alejar a su nieta de ahí. Si también fuera familia de la joven, eso era lo que haría.
— ¿Cómo es el lugar en el que vives?— preguntó Anand curioso, pero sobre todo preocupado por su sobrina, a la que quería como a una hija— me gustaría saberlo, sobre todo si ella va a ir allí contigo.
—Bueno, la ciudad es muy diferente. Demasiado aquí puedes disfrutar del sonido de los animales, del aire fresco, allí lo único que se puede disfrutar es el sonido de los automóviles y el esmog que estos producen. Si quieres ver vegetación, debes ir a un parque… La verdad no creo que ella logre encontrarse.
Por supuesto que Aaron trató de omitir que la gente no sería amable con ella al ver su rostro. Ni él podía evitar estremecerse ante el recuerdo de la cicatriz de la joven, aunque claro, si ella cubría su rostro, la otra mitad era hermosa.
Realmente no entendía qué pretendía Kiran haciendo que ellos dos se casaran. El sonido de la cafetera hizo que Aaron saliera de sus divagaciones.
—Me gustaría una taza de café si no es mucha molestia, prometo dormirme después de tomarla
Por supuesto que se dormiría, Anand se aseguraría de que así fuera, realmente la única intención de hacer el café había sido echarle un poco de preparado de hierbas especiales que usaba para relajar a su hermano cuando se ponía muy nervioso, aunque obviamente usaría una cantidad mucho más reducida con él.
— Está bien, ahora te lo traigo.
Anand caminó hasta la estufa y vertió un poco de café en dos tazas, en la de su invitado echó una pizca de un polvo verde sin que pudiera verlo y luego caminó de nuevo hasta el sofá en el que permanecía sentado el nieto político de Kiran.
Aaron cerró sus ojos. ¿Casarse? En algún momento era obvio que lo haría, su madre le pediría que se casará y tuviera un heredero.
Pero sería más adelante, no en ese momento.
— Te vendrá bien, seguro que te ayudará a conciliar el sueño — después de decir aquello, aquel hombre dejó también el azúcar cerca para que se echara un poco en caso de necesitarlo.
Las palabras del tal Anand causaron una especie de desconfianza que terminó por esfumarse rápidamente, sobre todo al tomar el primer sorbo de café colocado en una taza frente a él.
Fue tomar un sorbo y sentir sus ojos pesados, pero eso no fue lo curioso o extraño, sino la figurita de la persona que apareció entre brumas en sus pensamientos, esa mujer de cuerpo escultural y rostro desfigurado.
La joven Alisha, la nieta de Kiran fue lo que Aaron vio antes de quedar profundamente dormido.
—Alisha…— murmuró el nombre de la joven sin ser capaz de impedirlo, antes de caer profundamente dormido.
Anand comprobaría que ese chico se hubiera dormido, eso era lo que le prometió a Kiran que haría y él siempre cumplía sus promesas. Abrió levemente la puerta y sonrió asintiendo mientras la cerraba sin hacer ruido.
El viejo lobo, abuelo de su sobrina, había puesto protecciones alrededor de la casa para asegurarse que nadie podía entrar en el lugar sin su permiso, así que era imposible que nada le sucediera, el café que le había dado sería suficiente para que ese chico durmiera el resto de la noche hasta bien tarde en la mañana.
La luna resplandecía a través de la ventana haciendo que la sensación de negrura de la noche se volviera menos lúgubre, era una noche especial, una que no todos tenían el placer de ver, la ascensión de un nuevo representante de los ancestros, nueva en ese caso, su sobrina Alisha.
Ahora solo faltaba la señal para ir a reunirse con el resto de lobos de las montañas, cada una de las manadas que vivía en ese lugar se reunirían ante el aullido de la última descendiente del gran lobo y su antecesor.