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Capítulo 2

- Contrariamente a la creencia popular - dijo Castro esbozando una sonrisa -, parece que mirar a los ojos de una persona no es garantía de comprender su verdadera naturaleza. Sin embargo, sigo prefiriendo esta forma de comunicarme. -

Notó un tono decidido de acidez, mezclado con una ira mal disimulada.

- ¿ Pasó... pasó algo? - aventuró. - Pareces conmocionado. -

Inesperadamente, estalló en una carcajada sarcástica.

- ¿ En serio? - preguntó con pereza y su tono de voz la irritó.

-¿Te hace gracia el hecho de que me preocupe cuando te veo sacudido, Castro? -

Los ojos verdes buscaron su rostro y se detuvieron en sus labios.

- ¿ Es así lo que sientes por mí, ratoncito? ¿Preocuparse? -

- ¿ Qué más podría ser? "Además, si no te importa, te agradecería que no me llamaras así " , respondió ella enfadada. - Tu hermano también lo hace y me molesta mucho. No soy un ratón. -

- Lejos de mí ser tan predecible como mi hermano. No te preocupes, encontraré un apodo más apropiado para ti. -

- No te canses mucho... También puedes usar mi nombre como todos los demás, y simplemente llamarme Romy. -

Esa petición lo puso aún más tenso. Él permaneció en silencio por un momento y la miró atentamente desde la frente hasta la barbilla.

- Sí... creo que podría hacerlo... Romy , - espetó.

Su nombre sonó sensualmente en sus labios y rebotó como una granada entre los dos. Romy lo miró fijamente, intentando respirar y notó como su mirada permaneció fija en sus labios durante largos e inquietantes minutos.

El tiempo se detuvo de repente… Tal vez por un minuto… tal vez por una eternidad… El ruido en el pub se volvió amortiguado y pudo escuchar el sonido de la tranquila respiración de Castro. La fría condensación en su vaso contrastaba dramáticamente con el calor que se había encendido dentro de ella.

- ¿ Están tú y mi hermano juntos? -

La pregunta sonó oscura y aguda.

- ¿ Qué? ¿ Juntos ? - repitió, aturdida. - No sé lo que quieres... -

- ¿ Quieres que sea más explícito, Romy? ¿Te estás follando a mi hermano? -

Romy hizo una mueca de horror al escuchar esas palabras difamatorias.

- ¿ Disculpe? -

- Fingir estar indignada es inútil, Romy. Un simple sí o no sería suficiente. -

Una nueva sacudida de irritación la golpeó y despertó sus sentidos dormidos.

- Escucha, no sé qué te pasó hoy, pero definitivamente amaneciste con el pie izquierdo, así que... -

Castro maldijo en español, pero ella lo entendió muy bien.

- Hazme un favor y evita hablar de cama a estas alturas, querida . Al menos en este caso... -

Ella frunció.

- Bueno, con esta respuesta simplemente me estás dando la razón. Entonces, ¿por qué viniste aquí a celebrar a tu hermano si estás de tan mal humor, Castro? -

Entonces notó, temblando de miedo, cómo la expresión de Castro se había tensado y su mano se había cerrado en un puño sobre la mesa.

- Porque soy un ser fundamental y profundamente fiel, Romy. Cuando doy mi palabra, la cumplo. Porque Jordi sabe que siempre estoy ahí para él y es mi deber honrar su confianza. -

La frialdad con la que pronunció esas palabras la dejó sin aliento por un momento.

- Castro, no estaba cuestionando tu lealtad o... -

- Aún no has respondido a mi pregunta. -

Romy negó con la cabeza, luchando por seguir esa conversación inusual.

- ¿ Quizás no te respondí porque lo que pase entre Jordi y yo no es asunto tuyo? -

Apretó el puño con más fuerza.

- ¿ De verdad crees que no es asunto mío? Él te trata como si fueras de su propiedad mientras tú en cambio me miras totalmente perdida... Me miras fijamente con esos hermosos ojos azules muy sensuales... -

Ella jadeó, mortificada.

- ¡ Esto no es verdad! -

Su risa era cruel y burlona.

- Fingiste que necesitabas que te animaran a fijarte en mí, pero tus ojos no han dejado de devorarme desde que me senté aquí. Sin embargo, os advierto que aunque quiero a Jordi, no comparto a mis mujeres con nadie. ¡Nunca! Así que un ménage à trois está fuera de discusión, ángel . -  

- ¿ Pero qué...? ¡Dios mío, qué odioso eres! -replicó ella , aterrorizada, no sólo porque él había reconocido tan fácilmente los estúpidos sentimientos que ella había tratado tan desesperadamente de ocultar, sino también porque ella no había tenido reparos en echárselos en cara.

- ¿ En serio? ¿O simplemente estás decepcionado de que los planes que tenías en mente se arruinaran tan rápidamente? -

- No tengo la menor idea de qué estás hablando, te lo puedo asegurar. ¿Qué pasó, Rayán? ¿Has perdido algunos millones en la bolsa? ¿Algún negocio importante? Me parece muy claro que hoy ha ocurrido algo que le ha puesto de muy mal humor, de lo contrario no estaría pronunciando determinados discursos. Si es así, lo siento. Pero a pesar de eso, te advierto que estoy a punto de echarte mi spritz en la cara. Así que, a menos que quieras combinar una camisa empapada con tu deplorable actitud, te sugiero que cierres la boca inmediatamente... De hecho, nunca más vuelvas a hablarme de ciertos temas. Podemos limitarnos a los buenos días y al adiós. Y luego... ¿Cómo diablos te atreves a hablarme de... de... ménage ? ¿No eres tú el que está comprometido con... -

- ¡ Maldita sea! ¿Cuánto tiempo estuve fuera? -

Jordi se sentó y agradeció con la cabeza a la camarera que había traído la cubitera y las copas.

- Juraría que solo estuve fuera cinco minutos... Y con todo esto, parece que ustedes dos están a punto de darse un puñetazo. Me sorprendes, ratoncito. -

Aunque su tono era irónico, su mirada pasaba preocupada de uno a otro. Romy negó con la cabeza, incrédula ante lo que estaba pasando.

- Créeme, olvídalo... No... -

- Estaba aclarando un par de cuestiones con tu... novia, - la interrumpió Castro. Jordi arqueó las cejas y se echó a reír.

- ¿ Lo mío? ¿Muchacha? ¿De dónde diablos sacaste esta idea? -

Se hizo el silencio. Romy miró furiosa a la que debería haber sido su mejor amiga. Rayán se relajó.

- ¿ Estás diciendo que no es tuyo? -

Romy apretó los dientes.

- ¿ Disculpe? - dijo ella.

- Sí, ella es mía. -

- Ustedes dos... ¿pueden dejar de hablar de mí como si fuera un objeto? ¿Como si yo no estuviera allí? - los interrumpió.

Castro la ignoró y fijó su mirada en su hermano. Jordi lo miró furtivamente. - Sí, Ray, ella me pertenece. Como una hermana pertenece al hermano que la cuida, como una amiga que tiene derecho a patear a cualquiera que la amenace o la lastime de cualquier forma, como... -

" Entiendo " , respondió el hermano con gravedad.

- Muy bien , me alegro de haberte aclarado el concepto - respondió Jordi cogiendo la botella.

Volvió la cabeza y se encontró con los ojos de Castro, que se habían vuelto serenos nuevamente.

- ¿ Feliz? ¿Os habéis aclarado de una vez por todas? - siseó.

Él esbozó una sonrisa, como si encontrara ese asunto particularmente divertido después de la explicación de su hermano.

- Parece que no entendí bien, gatita. -

- ¿ Y esto sería una excusa? - replicó ella.

Castro frunció el ceño.

- Dame tiempo para encontrar las palabras adecuadas. -

Teniendo en cuenta que Castro Sandemetrio era elogiado en todo el mundo por tener el toque de Midas en todos los negocios que se le habían presentado, a Romy le costaba creer que pudiera estar en problemas.

Había logrado por sí solo transformar la media docena de hoteles cubanos de sus padres en la renombrada cadena Sandemetrio International Hotels y, al mismo tiempo, cultivar un talento artístico privado, pero apasionado.

Cuando, en una entrevista, Tamara Volkova reveló casualmente que era musa y al mismo tiempo novia de un artista, los medios luchaban por descubrir la identidad de quién le había robado el corazón a la bella top model. Ruso.

Después de que muchas fuentes especularan sobre Castro, este concedió una entrevista exclusiva en la que confirmó que él era el interés romántico de Tamara y el responsable del inmenso éxito de The Canvas Life , una nueva pero ya muy importante galería de arte y exitosa.

De la noche a la mañana, sus pinturas y esculturas, ya muy buscadas, se habían convertido en piezas de colección de valor incalculable y tenía una lista de espera de años para recibir encargos de la realeza y líderes internacionales, afirmó Jordi.

Sin embargo, el hombre que Romy había colocado en el pedestal estaba a años luz de quien la observaba en ese momento con una mirada oscura y lúgubre. Su hermano también se lo señaló cuando se disponía a abrir el champán.

- Pareces más tenso que de costumbre, Ray. Casi puedo ver humo saliendo de tus oídos... Algo que no veo muy a menudo, - comentó Jordi secamente.

El hermano frunció el ceño.

- ¿ Así quieres pasar el resto de tu cumpleaños, Jor? ¿Burlándose de mí? - preguntó, sin quitarle los ojos de encima a Romy.

Ella reprimió un escalofrío, preguntándose qué había detrás de esos ojos verde oscuro.

- Solo intentaba animar tu mal humor, ya que es mi cumpleaños y puedo hacer lo que quiera. Eh, vale... ¡No quieres darnos una explicación de tu comportamiento, pero al menos contesta tu maldito móvil que lleva sonando en tu bolsillo al menos cinco minutos! -

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