El Matrimonio
Ya eran las nueve de la mañana y me encontraba de punta en blanco con mi vestido de Mery poppins, había pasado la noche pensando en mi madre y llorando su ausencia tenía unas ojeras horribles, pero no me moleste en ocultarlas, no me interesa lo que piensen de mí.
A diez para las diez un auto se estaciona frente a mi casa y el chofer me indica que Max me esperara en el registro civil, «¡maldito canalla!» pagaras esta ofensa, sé que el chofer al verme quedo sorprendido, pero así tenían que ser las cosas, mientras más fea mejor.
Habíamos llegado al registro, el chofer me abrió la puerta y me dio la mano para que saliera, justo cuando coloque el pie en la calle, mi traicionera sandalia se revento, quise morirme.
«¡Lo que me faltaba!»
Es allí cuando se me ocurre una brillante idea.
—Señor chofer.
—Digame señorita.
—Necesito que se quite los zapatos, ¿cuanto calza?
—¿Mis zapatos?—El pobre hombre me miraba extrañado.
—Si, mis sandalias se despegaron, voy q casarme con su jefe, no puedo ir descalza.
—Señorita el señor nos va a matar.
—¡No le importa!
El pobre hombre me entrega sus zapatos y me los colocó rápidamente, ahora si estaba completo el traje, parecía un espantapájaros, me sentia un poco incomoda, pero ya no me podía arrepentir.
Todos los que estaba alrededor empezaron a cuchichear, mientras más dinero tienen las personas más chismoso son, llegamos a la oficina del registrador, cuando Max me vio fue todo un espectáculo, su cara se puso pálida, sus ojos se abrieron como platos, se acercó a mi tomándome del brazo
— ¿Se puede saber qué es eso que cargas puesto? ¿De donde sacastes esos zapatos? Te quedan por lo menos tres dedos mas grandes —pregunta furioso
—Es mí vestido de matrimonio, no es obvio, además mis sandalias sufrieron un accidente y le pedí sus zapatos a tu chofer-
— ¿Qué hiciste el que te mande? ¿Eres consciente de lo que estas haciendo? Me pones en ridiculo.
Mi querido jefe estaba al borde de un colapso, mi plan había funcionado, aunque me arrepentía un poco, no debía actuar de manera impulsiva.
—No quise ponérmelo, a mí nadie me dice como tengo que vestirme, además esto es lo que soy y lo que tengo, no quiero aparentar ser alguien que no soy.-
—Me estas avergonzando.-
—No me importa, solo firmemos ese maldito papel y listo.
Max resopla bastante molesto, su cara esga roja, pero a la final entrelaza su mano con la mía y caminamos hacia el juez, que por cierto me mira con cara de miedo ¿Será que cree que voy a matarlo o algo parecido, esta escena es muy divertida.
La ceremonia fue bastante rapida, me di cuenta que había terminado porque el juez dijo:
—Puede besar usted a la novia.
—¿Que?—Pregunto temblando
—Que puede besar a la novia señor Maxell.
Max me mira a los ojos y se acerca a mí, ¿como coño se me iba a olvidar esta parte? ni siquiera me dejo respirar, estampo sus labios sobre los míos, el beso al principio fue temeroso, pero luego nuestras bocas se enlazaron en un delicioso compas, sus labios serian mi perdición, el juez carraspea para que nos separemos, Max me mira con confusión pero no dice nada.
Vamos camino a mi casa, no estaba para celebraciones ni mucho menos, en la puerta del registros los reporteros nos acosaron tomándonos fotos, pobre Max creo que me había pasado, mañana la prensa lo destrozaría, no pense las consecuencias de mis actos, llegamos a casa y él me da la mano para que baje del carro.
—Mañana recoge tus cosas, todo lo que quieras llevarte, debes vivir conmigo, hay que guardar las apariencias, tendrás tu cuarto privado y tu hermana también, además de eso contratare una enfermera que se encargue de ella, debes seguir trabajando conmigo, te tomaras el día libre e iras al salón de belleza, Renata la novia de mi hermano mayor te acompañara, debes hacer algo con ese cabello, compraras ropa nueva, vestidos, pantalones, faldas, todo lo que se te ocurra y de etiqueta, nada de rebajas, ni baratijas, eres mi esposa no puedes ir por el mundo como una pordiosera, sé que te encanta vestir como un cuervo pero las cosas cambiaron, el lunes firmaremos el contrato y pondremos las clausulas ya negociadas, tendrás una copia, además debes firmar el acuerdo prenupcial sé que debe hacerse antes de casarse pero todo se complicó un poco, espero no te niegues, ya esto lo habíamos acordado, también compra todo lo que tu hermana necesita, esta es mi tarjeta no tiene límites así que espero que por primera vez en tu vida hagas lo que se te pide—Max me suelta todo ese sermón y decido hacerle caso, ya le había causado michos problemas.
—Tranquilo firmare todo lo que quieras, no necesito robarte nada, sabe que soy una mujer honesta.
—Lo sé, es por eso que me atreví a dejarlo pasar, pero no quiero más errores, mañana alguien vendrá ayudarte a recoger lo q sea que quieras llevarte.-
—Está bien gracias.-
—Buenas tardes.-
—Buenas tardes—contesto casi cerrando la puerta, cuando recuerdo que aun llevo los zapatos.
Me.quito los zapatos, tenía que devolverlos
—¡Espera!—grito como loca, Max se detenie justo antes de entrar al coche.
Corro por el pasillo y llego a la ventanilla del vehículo.
—Señor chofer Michas gracias por su ayuda, no quise causar problemas.
—No se preocupe señora Duncan, Felicidades.
Le.sonrió con cariño y retomo mi camino, pero cuando estoy llegando a la puerta escuchó la voz de Max
—Maritza.
—Dime_ Estaba viéndome fijamente, con aquellos ojos que me leían hasta el alma.
—Por favor quema ese maldito trapo—dice y se va
Esto último me causa muchas gracias, había logrado mi cometido, aprendió la lección.-
Después que se va, subo las escaleras hacia mi habitación de dos en dos, un día de estos pelo un escalón y me doy mi merecido por andar de inventadora.
Al llegar al tope de la escalera me encuentro con la habitación de mi madre, esta tal cual la dejo, su aroma aun inunda el lugar, entro para apagar la luz y encima de la cama me encuentro una hoja.
Para mi pequeña Maritza mi niña grande.-
¡Oh Dios mío! mama me había dejado una carta, me abrazo al papel como si de mi madre se tratara, las lágrimas caen sobre mis mejillas, no había pasado ni siquiera unos días y ya te extrañaba, ¿ cómo iba a vivir sin ella lo que me restaba de vida?. Salgo de su habitación con el sobre en mi pecho, cierro la puerta, no volvería entrar todo quedaría igual.
Entro a mi habitación, me quito la ropa, voy a tomar una ducha rápida, para leer la carta de mi madre, entro rápidamente a la ducha el agua fría me quema la piel pero lo prefería así, tomo una toalla y me seco, voy hacia mi armario me pondría mi pijama de conejitos era muy cómoda, seco mi cabello y me siento a leer la carta de mama
"Querida hija, si estás leyendo esta carta, quiere decir que ya no estoy en el plano terrenal, sé que no será fácil seguir tu vida sin mi pero es el deber ser, sé que te dejo una responsabilidad que no es tuya pero solo cuento contigo mi pequeña, siempre que mires al cielo me encontraras, encontrara un buen hombre que te haga feliz, y me darás lindos nietos, quiero que sepas que te quiero y me voy muy agradecida con Dios por regalarme dos hijas maravillosas. Te amo hija gracias por todo, en el armario detrás de la ropa hay una pequeña caja con un regalo para ti, cuídalo eso me lo entrego tu abuela antes de morir, hoy te lo entrego a ti, es nuestro tesoro más valioso.