Capítulo 3
— no — respondo confundido
Él en respuesta me aprieta. Un fuerte abrazo. — Hombre, enfermaste a todos aquí. ¿Cómo estás? — se ríe.
Molesta, no puedo evitar sonreír y responde — bueno —
— Voy a clase o si no me cortan el cuello aquí. Nos vemos en el recreo o antes si terminas en mi clase – me da una palmadita en la espalda.
— Seguro. Voy a la directora — señalo la puerta de la directora.
Mantre se aleja lo escucho susurrar un —quien lo diría— en medio de las risas, llego a la puerta, toco y me abre una señora bastante mayor, vestida de manera formal y con el pelo largo y blanco recogido en un ciappo.
— Buenos días ¿Qué necesitas? me pregunta
— Buenos dias soy Jhos Borghi soy nuevo aqui y queria saber a que clase debo ir —
— Oh sí Jhos lo había olvidado por completo, soy Marta y soy la directora de esta escuela. Ahora ven conmigo mientras te presento a la clase —
Caminamos por el largo pasillo, subimos las escaleras, luego el director se acerca a una puerta y toca.
Para abrirlo hay una dama bastante joven que creo que es mi futura maestra.
— por favor — dice, haciéndonos entrar al salón de clases con una sonrisa amistosa.
Todos los alumnos se levantan gritando a coro —buenos días— miro a mis compañeros que me miran como si fuera un extraterrestre, noto un grupo de chicos y se dan la vuelta para reír . Parecen simpáticos, me doy cuenta de una chica morena que se sonroja y una linda rubia que me llama la atención porque me guiña un ojo. Reemplazo con una sonrisa.
— buenos días chicos este a mi lado es Jhos su nuevo compañero de clase — explica el director y acto seguido comienza a charlar con el profesor.
Me quedo ahí en la puerta, me siento muy incómodo.
Después de un rato la directora se va diciéndonos — adiós muchachos que tengan un buen día —
— por favor tomen asiento en uno de los dos pupitres vacíos al fondo de la clase — me dice amablemente la maestra.
Se escuchan ruidos provenientes del pasillo y cada vez más fuertes luego continúa el profesor — tu compañero llegará en
Tres...
Dos...
Uno ...—
Entonces alguien llama a la puerta.
— adelante — resopla prof
Por la puerta del salón entra una chica muy muy hermosa, incluso más hermosa que la rubia, aunque no me gustan las morenas en cuanto la miro a los ojos entiendo que tengo que conocerla.
Inmediatamente la profesora empieza a gritarle porque llegaba tarde.
Cuando ha terminado de regañarla, la niña viene hacia mí y se sienta en el mostrador junto al mío, no me saluda, no se presenta, no parece como si yo no existiera.
Pero quien se cree que es
Para conocernos un poco y romper ese silencio incómodo le susurro — Apuesto a que la excusa del despertador no es cierta —
Pero inmediatamente me arrepiento cuando recibo una mirada ardiente de ella. — ¿Serán mis pollas? —
dice amargo.
Capito es una de esas chicas insoportables.
Pero también es hermosa cuando está enojada.
— lo siento, no quería molestarte — le digo en tono de broma.
Ella resopla y voltea, mejor no hablar, trato de seguir la lección pero su presencia no me hace concentrarme, giro para observarla mientras abre su estuche y coloca la pluma entre sus labios. Cómo preferiría tener algo más entre esos labios Me muerdo los labios. Pero que hago yo ni la conozco y hasta me trato muy mal
— terminaste de mirarme como si quisieras comerme? — Me recupero y sonrío avergonzada. Pero ¿dónde está mi seguridad? Estoy acostumbrado a filtrar con chicas.
— Mi nombre es Jhos, gracias por preguntar — digo para amortiguar el silencio.
Tan pronto como digo Jhos, ella gira y se petrifica.
Así que le pregunto : ¿qué es? ella se recupera y dice — es una larga historia y siempre es asunto mío de todos modos. Ahora déjame en paz y toma la lección, por favor , ahora ella es la avergonzada. — No te gusta hablar, ¿verdad? —
— pero lo haces demasiado. ¿Quieres estar en silencio —
Estoy a punto de discutir enojada cuando la maestra la regaña y le pide que vaya al pizarrón para resolver un ejercicio, antes de levantarse me mira como si quisiera matarme. Así que me doy la vuelta sintiéndome culpable y decido no molestarla más.
Al cabo de un rato suena el timbre, salgo del aula y voy en busca de Pietro.
Pero yo no conozco a nadie voy donde la chica que tengo de vecina y le pregunto donde puedo encontrar a mi mejor amiga de la primaria.
— No sé, prueba a mirar por los pasillos — responde ella con desagrado.
gracias has sido de mucha ayuda
— ok gracias — susurro en un tono tan bajo que seguro no me ha escuchado, mientras me voy.
Entro en el pasillo y busco la clase de Pietro.
Lo encuentro después de perderme al menos una docena de veces.
— Entonces, ¿cómo te va aquí? — pregunto curioso una vez saludado.
— bueno bueno encontre una chica y unos nuevos amigos que ya te contare, como estas? —
— bueno, finalmente pude regresar aquí a Milán y estoy muy feliz de haber terminado todos los tratamientos. ¿Quién hay de otros que conozco? —
— están Marco Federica y Luigi que vinieron a clase con nosotros, luego están Mia Sofia y Francesco que eran nuestros mejores amigos —
— ¿Mío que Mío? —
—pobrecita no sabes cuanto lloro cuando te fuiste a Francia porque todos pensábamos que estabas muerto—
— es lo mismo que pensé de ella —
— tienes que ver en lo marica que se ha convertido —
— que clase vas a buscar —
— 2 C —
— pero esa es mi clase —
— entonces debes haberlo visto —
— ¿A menudo llegas tarde a la escuela? —
— si, por que? — Abre mis ojos. Me siento pervertido por un subidón de adrenalina. No sé si alegrarme o enfadarme, el mundo empieza a dar vueltas, tengo que sentarme.
— Jhos pero porque estas en segundo lugar somos de la misma edad tu y yo? ¿No deberías estar en tercero? — La voz de Pietro me despierta de mis pensamientos.
— Reprobé un año porque falté a muchas clases por visitas —
Tomo un descanso y paso una mano por mi cabello — Ahora tengo que ir a verte — digo confundida antes de irme.
No puedo creerlo, no, no puede ser. La mía con la que salvé mi vida y con la que estuve comprometido de niño es esa hermosa y zorra con la que me peleé hace veinte minutos.
No, no puedo resistir estar cerca de ella por otras dos horas después de esta noticia.
Así que salí de la escuela y comencé a caminar sin rumbo fijo hasta que llegué cerca de una cancha de fútbol donde jugaban niños y decido quedarme allí a observar un rato.