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-Enzo-
No tomó muchos argumentos para que Carolina se rindiera. Pero por lástima por ella decidí poner una película de terror con agua azucarada. Dejamos las palabras para descansar cuando la primera escena comenzó a reproducirse en la pantalla.
Terminé tan absorto en la película que solo noté que Carolina se había quedado dormida cuando le pregunté si estaba disfrutando la película y no me respondió. La pobre estaba toda torcida.
La recojo y la llevo arriba a mi habitación. Hago todo con cuidado para no despertarla. Se acurruca cuando la acuesto. Te quito el zapato, lo dejo a un lado de la cama y luego tomo una manta y lo cubro.
_ ¿Por qué me siento tan atraído por ti Carolina? _ susurro mientras le quito un mechón de pelo de la cara _ Que tengas dulces sueños. Beso su frente y luego me voy para dejarla descansar.
Recojo las copas y tiro la botella de vino vacía. Este fin de semana mío va muy diferente a lo que planeé. Pensé en quedarme en casa para acelerar el trabajo, pero terminé teniendo que ir a ayudar al tío Thomas y luego me encontré con Carolina.
Creo que si estuviera con otra mujer ahora estaríamos en mi habitación y sería una más de tantas noches de placer. Pero con Carolina es diferente. Puedo ver en tus ojos la fuerza de alguien que nunca se rinde. Pero todavía no se ve como una mujer cien por ciento feliz. Hay algo que le duele, pero sonríe de todos modos.
Me gustaría ser un poco como ella. Tal vez no hubiera sufrido tanto cuando Kate me dejó. Dejé de sonreír y divertirme mucho después de ese día. Dejé que me quitara la felicidad y las ganas de vivir. Perdí mi esencia, llegué a un punto en el que ya no me reconozco.
Nunca usaría a las mujeres por mero placer. Por primera vez en años me reí y me sentí relajado. No pensé en la oficina o en Kate. Ese es el efecto que tiene Carolina en mí y creo que estoy listo para emprender esa aventura.
Mis pensamientos se interrumpen cuando suena mi celular. Miro la pantalla para ver quién es, pero es un número desconocido.
_ ¿Hola? Hablo mientras contesto.
_Enzo, ¿puedes hablar? _ Me detengo en medio de la habitación cuando escucho la voz al otro lado de la línea.
_ ¿Cómo conseguiste mi número privado?
_ le pregunto a su secretaria. Dijo que Anthony realmente necesitaba hablar contigo. _ Habla con naturalidad _ Tenemos que hablar.
_ No tenemos nada más que decir Kate. _ digo fríamente _ Mi relación con tu futuro esposo es estrictamente profesional.
_ No me hables así Enzo. _ su voz es socarrona _ Pensé que podíamos dejar atrás el pasado y comenzar una amistad. _ Doy una risa cínica.
_Kate quiero alejarme de ti. Ya he dejado atrás el pasado, tanto que aún sabiendo con quién estaba comprometido García, mantuve mi posición como su abogado. Pero si continúas molestándome, tendré que delegar esta función.
_ Tú no puedes hacer eso. _ argumenta, bajando la voz _ Firmaste un contrato y si lo rompes, Anthony puede demandarte.
_ No puede porque el contrato fue firmado con la oficina. _ Le informo triunfalmente _ Puedo reclamar el cargo y dejar que Adam se haga cargo de todo. _ se queda en silencio _ Si eso fue todo, que tenga buenas tardes y no me llame más.
Soy yo colgando. Dejo caer el teléfono en el sofá y me paso las manos por el pelo, asimilando lo que acaba de pasar. El celular vuelve a sonar, pero esta vez es Oliver. Trato de sonar ligero en nuestra conversación. Está muy emocionado por mi presencia en su graduación y también me dice que está saliendo con una chica y parece que esta vez las cosas se están poniendo bastante serias.
No digo nada sobre mi relación con Carolina o el regreso de Kate a mi vida. Cuando por fin colgamos, son casi las seis de la tarde. Pongo café en la cafetera y subo a mi habitación. Carolina sigue durmiendo en la misma posición. Tomo un cambio de mi ropa y voy a tomar una ducha en el baño del pasillo.
Sé que debería despertarla para la cena, pero sentí pena por ella. Espero a que se despierte, pero son más de las once y termino quedándome dormida en el sofá. A la mañana siguiente me desperté con un fuerte dolor de espalda. Me toma un tiempo recordar por qué dormí en el sofá. Me levanto y voy a preparar algo para el desayuno.
_ Enzos. _ me llama un poco temeroso.
_ En la cocina. _ grito poniendo el pan en la tostadora _ Buenos días bella durmiente. _ digo cuando ella aparece con la cara arrugada y aun así logra verse bonita _ pensé que estaba muerta. Casi llamo a una ambulancia. _ arete.
_ ¿Por qué no me despertaste? Ni siquiera sé cómo llegué allí ayer. _ apoya los codos en el mostrador _ Todos deben estar buscándome.
_ Si te sirve de consuelo. Tu celular nunca sonó. _ digo entregándole una taza de café _ ¿Quieres azúcar?
_ Prefiero puro. _ habla jugueteando con su celular _ Claro que el celular no sonó. La batería se ha agotado. Debo haber olvidado ponerlo a cargo.
_ Relájate, después del desayuno te dejo en casa. _ dice ella y toma un generoso sorbo de la humeante bebida.
Después del desayuno la dejé en la sala y corrí a mi habitación. La cama estaba hecha, parecía que nadie había dormido allí. Me di una ducha rápida, me vestí con jeans, una camiseta y tenis. Agarro las llaves del auto y luego bajo las escaleras para encontrar a Carolina ya lista en la sala de estar.
En el auto, ella me muestra el camino. Me doy cuenta de que cuanto más nos acercamos a su casa, más tensa se pone. Sé que peleó con su madre, pero no debería ser tanto. Me detengo frente a una casa azul, tiene un columpio en el porche y el garaje es lo suficientemente grande para dos autos.
_ Llegamos. _ digo apagando el auto _ espero que estés bien y te lo tomes con calma con el trabajo. Toco tu cara.
_ Es difícil tomárselo con calma, pero lo intentaré. _ sonríe sin mostrar los dientes _ Creo que será mejor que entre antes de que aparezca mi madre.
_ Claro, no quiero retenerte aquí. _ Te puse un mechón de tu cabello detrás de la oreja _ Espero que no tarde mucho en volverte a ver.
_ ¡Qué poca vergüenza tiene esta Carolina! _ Veo que la cara de Carolina pierde color. La mujer parece estar enfadada y sin ganas de hablar.