Capítulo 1
Me arrancan la venda de los ojos de un tirón. Se me secó la boca... Un hombre poderoso y musculoso se alzaba ante mí, su apuesto cuerpo brillaba con un bronce dorado en la penumbra.
Supongo que donde he caído.
Un prisionero.
Un poderoso, poderoso millonario. De quién soy prisionero ahora...
Está de pie frente a mí, completamente desnudo. Es fuerte, es musculoso. Tan elegante como una estatua de museo. Pero es real. Es formidable, es serio. Peligrosamente sexy. Con los ojos negros como la noche y la barba dura en la cara.
Su gran hombría es de un tamaño asombroso...
Se contonea imperiosamente frente a mi cara, haciendo que mis mejillas se ruboricen por el calor de la vergüenza.
- ¿Sabes por qué estás aquí? - Una voz retumbó como un trueno.
Mareado por la excitación, un escalofrío recorre mi cuerpo.
- Sí. Mi novio le debe mucho dinero.
- Lo hace. Pero yo... te llevaré a ti en lugar del dinero. Durante siete noches de calor.
- ¿Qué vas a hacer conmigo?
El hombre sonríe.
La sangre se hiela en sus venas ante esa sonrisa depredadora y socarrona.
- Te voy a coger. Utilizaré tu cuerpo durante una semana -sus ojos negros brillaron con un destello juguetón-.
Pasar una semana entera en la cama con un desconocido peligroso... es una locura.
- ¿Y después?
- Entonces eres libre de irte.
- ¿No le harás daño a Ilya?
- Si eres una buena chica y me complaces, no saldrá herido.
Suspiré. No puedo creer lo que está pasando ahora, porque nada parecía ir mal. Hace una hora estaba haciendo la cena, esperando a que mi novio volviera del trabajo, sin darme cuenta de que estaba a punto de enfrentarme a un problema aterrador.
Dijeron que iban a matar a Ilya. Uno de los mercenarios le apuntó con una pistola, amenazando con una carnicería, pero yo no podía quedarme de brazos cruzados y, actuando de acuerdo con mis emociones, me apresuré a defender a mi ser querido.
Entonces uno de los mercenarios se dio cuenta de que un deudor muerto no serviría de mucho, porque no vivimos ricos. Yo soy una camarera normal y corriente, e Ilya dirige una pequeña empresa de construcción. Apenas tenemos lo suficiente para vivir. En ese momento, no sabía en qué se había metido mi prometido para conseguir una vida mejor.
- Me llamo Bulat Basmanov. Se dirigirán a mí como "tú".
Lo sé, me avisaron en el coche.
- Sólo mis familiares o mi mujer pueden llamarme por mi nombre de pila.
- ¿Esposa? - Estoy sorprendido. - ¿Tienes una esposa?
- Todavía no", resopla como un rey en un trono. - Muy bien, ¡ya está bien de hablar! Ve al grano... ¡Quiero tu boca! Inmediatamente.
Así de fácil, aunque sólo nos conocemos desde hace cinco minutos y ya quiere mi boca.
- ¿Qué debo hacer? - Me hago el tonto para ganar tiempo, pero todo el mundo sabe que no puedes respirar antes de morir.
- Primero, me vas a hacer una mamada.
Mi cuerpo cruje de miedo pegajoso y piel de gallina.
Bueno, sabías en lo que te metías, Nastya. Reúnanse y háganlo. De lo contrario, le harás enfadar aún más.
- Yo... simplemente no sé cómo hacerlo.
- ¿Qué quieres decir? ¿Me tomas por tonto? - Me agarra por la nuca, agarrando un puñado de mi pelo. - Eso no funciona conmigo.
Su toque quema. Emocionante. Me acelera el pulso.
Extrañamente, de repente está muy caliente en mi vientre...
De ese contacto vicioso y audaz. El toque de un cuerpo caliente y musculoso. Tan perfecto que cuesta creer que exista.
Un sueño. Una ilusión.
Es un hombre de otro universo.
Demasiado perfecto...
- ¡Juro que nunca lo he intentado! Decidimos esperar hasta después de la boda -solté al mismo tiempo, tratando de no mirar a los ojos malignos del seductor diablo-.
- ¿Quieres decir que eres virgen?
Trago con amargura en la boca.
- Sí. Todavía soy virgen.
- Mierda... Qué sorpresa.
Me coge en brazos con facilidad y me empuja de vientre sobre la mesa, bajándome los pantalones. Las costuras de mi ropa traquetean patéticamente. Incluso un botón se cae por la fuerza, golpeando el costoso suelo de mármol con un sonoro golpe.
- Pies", ordenó roncamente.
Mi voz vibra con una sed creciente con un toque de anticipación, pero me estremezco y tiemblo.
- Difusión. Las piernas. Más amplio.
Reprende cada palabra con una entonación distinta, pero, al perder la paciencia, lo hace él mismo: me rompe las bragas de un tirón, me abre las piernas con la rodilla, hunde sus dedos en los pliegues y... empuja uno en las apretadas y calientes profundidades.
- Tu-go", mi voz es ronca y se interrumpe. El hombre presiona su poderosa masa muscular contra mí, subyugándome. Está conmocionado por la sensacional noticia, incluso la áspera entonación de su gélido barítono cambia a una ligera dulzura. - Realmente eres virgen. Bueno, estoy sorprendido.
Suspirando, sólo aprieto la mandíbula. El hombre me manosea con maestría mientras me tumbo boca abajo sobre la fría superficie de la mesa con las muñecas atadas, conteniendo la respiración.
Extrañamente, se moja viciosamente entre mis muslos...
Mientras sus manos tantean mis pliegues, amasándolos cuidadosamente, empujando más profundamente, pero está demasiado apretado dentro, por lo que la voz del hombre peligroso se llena de jadeos.
Entonces me doy cuenta de que Bulat está excitado. Y muy pronto me tendrá toda para él...