Recordar
— Rebeca Vera dio un suspiro cansado, sabía que no podía mentir a Frank tarde o temprano igual se enteraría y era peor.
Solo diré que sigo teniendo esos sueños raros y esas pesadillas que no me dejan en paz, sigo soñando que tengo dos hijos, que estaba en un lugar desconocido como una cabaña. -Después otro sueño en el cual estoy con un hombre alto, esbelto, bien vestido, no puedo ver su rostro ¡jamás puedo! Pero si oírlo, me habla de manera dulce y amorosa. Aparecen escenas que no puedo entender.
— Tras explicar todo esto no deja de sostener su cabeza entre sus manos, el dolor se hizo más agudo, y sin darse cuenta empezó a llorar. Frank se alarmó y corrió por los pasillos del hospital en busca del doctor. Sebastián envió a la enfermera con la nueva medicación para tranquilizar a Rebeca, enseguida que Frank Soler estuvo en su oficina. Tranquilo señor Soler todo es normal, su cerebro está sobrecargado con los recuerdos y eso hace que su cabeza duela en una magnitud insoportable, solamente debe descansar y tener mucha paciencia.
— Al regresar del consultorio del doctor vio a la enfermera dentro de la habitación, administrándole otra medicación para calmarla, Rebeca entró de nuevo en un sueño profundo, solo que esta vez el sueño era diferente, no era la primera vez que lo soñaba, pero esta vez lo sentía tan real. ¡Te amo Rebeca, eres mi mundo, mi vida!
— Con un beso lleno de pasión y lujuria sus lenguas estaban en una guerra de la cual nadie saldría ganador, sus manos aferradas al cuello de aquel hombre, disfrutando del beso. Las manos de aquel hombre recorrían su cuerpo, con tal devoción que la hacían sentir especial, única, lamia y besaba cada parte de su ser, dejando marcas de amor en todas partes en una acción de posesividad y pertenencia. Rebeca jadeaba y gemía bajo esos brazos, su rostro sonrojado y su respiración agitada no hacían más que encender más al que estaba prodigando tanto amor en su ser. De un salto se despertó muy agitada y sudando, no grito, ni hizo mayor movimiento pensó ella, por qué Frank no se despertó. Miró la hora en su celular, eran las 3 de la madrugada ¿Qué había sido ese sueño? ¿Por qué no podía ver la cara de esa persona? ¿Por qué siempre era lo mismo? Sentir sin estar y ver sin recordar, porque su mente la traicionaba así. Se volvió a recostar en la cama tratando de volver a conciliar el sueño, pero fue imposible, ese sueño fue tan vivido que le caló en los huesos
. — Marcos Graham no pudo dormir esa noche, recordando cada una de las cosas que había pasado con su esposa. Y como la habían apartado de su lado. Lloro desconsolado cómo nunca lo había hecho, como nunca nadie lo había visto, lloro tanto que el cansancio emocional llegó a él, casi al alba cayó rendido en brazos de Morfeo para apaciguar su dolor con el sueño.
—Cuando Frank Soler despertó encontró a Rebeca Vera muy despierta, seria y mirándolo fijamente. Ahora vas a terminar de contarme que paso ¿verdad? ¡Buen día, hermanito! Suspiro, voy a contarte que paso. —Rebeca empezó bajo la mirada atenta de Frank, sin emociones en su rostro, pero los nervios lo estaban consumiendo. ¿Conoces a Eva Graham?
— Pregunto Rebeca. Si es una de las herederas principales de las empresas Graham sé que están por abrir unas nuevas oficinas aquí en los Ángeles ¿Pero qué diablos tiene que ver eso contigo? En realidad nada, dije bajando un poco los hombros, solo que ella fue a visitar las oficinas hace unos días, quería cooperáramos con ella, para la fiesta inaugural de sus nuevas oficinas, la mirada que ella me dedico me hizo sentir incómoda, todo lo que yo le presentaba para su fiesta, me hizo sentir que no estaba prestando atención a nada de lo que yo decía, pero si a mí como que me estuviera escrutando, evaluando cada uno de mis movimientos. Me hizo sentir un poco perdida, así que me pare de mi asiento para llevar otras carpetas con más opciones, seguía con la idea de que no prestaba atención a nada, así que le ofrecí una fiesta de vinos para su inauguración al cual ella aceptó, yo lo hice para sacar de mi cabeza que ella no me estaba atendiendo, para mi sorpresa estaba en lo correcto, no había escuchado nada de mis propuestas.
¿Por qué lo dices?
— comentó Frank sin imaginar a dónde iba la conversación.
Porque los Graham no hacen simples fiestas de vino, son la elite en la industria, ¿Nunca as leído de ellos? Sus empresas son las más famosas en Italia y ella como su hermano son los más deseados de todo el mundo, los llaman las deidades en la tierra.
—Recién en ese momento entendió lo que Rebeca trataba de decir ¿Por qué Eva Graham aceptaría una fiesta de vino si ellos no aceptan simples fiestas? Son celebraciones sin precedentes cuando lo hacen.
Lo más extraño fue que me preguntó cosas de mi vida, como si era casada o tenía hijos, me hizo sentir interrogada, pero algo en ella se me hacía familiar no me generó desconfianza, más bien me sentí segura con ella ¿No sé por qué?
—Soler tenía una cara poco descifrable preocupado, triste, desorientado, no se podía decir que pasaba por su mente. ¿No te dijo algo más o te menciono algo de su familia o de ti?
—Rebeca negó con su cabeza. Pará Frank no estaba todo muy claro, pero iba a averiguar que pasaba con este individuo y su familia. No le quedaba claro que era lo que pasaba con ella y Rebeca, pero lo averiguara y para eso necesitaban regresar al inicio. Eso no estaba en sus planes a corto plazo, para él aún no había pasado mucho tiempo desde que decidió dejar todo atrás y empezar de nuevo al lado de su hermana del alma y su hermoso sobrino, pero una vez más la vida le decía que fuera como fuera, no podía huir por siempre y debía poner la cara a la situación, se sentía frustrado pero feliz al mismo tiempo. No había regresado a su país desde que decidió irse, no había visto a sus padres y no sabía nada de sus amigos, podría relajarse un poco investigar y darse unas pequeñas vacaciones, no era mala idea tenía que ayudar a su hermana para que no vuelva a sufrir. ¡No eso no estaba entre sus planes! Haría lo imposible por mantenerla a salvo a ella y su hijo, cueste lo que cueste.