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Capítulo 11: ¡Este es su hijo!

Durante tres días consecutivos, Claire se había acostumbrado a que Miles la acompañara a comer.

Tal vez debido a estos tres días, Miles, que al principio se sentía fuera de lugar, poco a poco empezó a acostumbrarse también.

Después del trabajo, sin esperar a que la señora Reeves le insistiera, conducía directamente al hospital para acompañar a Claire a cenar.

Hoy, Miles llegó un poco antes, por lo que aún no era la hora de comer.

En cuanto bajó del coche, vio a la mujer a través de la ventana de cristal, sonriendo mientras podaba una camelia.

Desde la primera vez que vio a esta mujer, estaba inexpresiva o llorando en silencio.

Nunca había sabido que su sonrisa pudiera ser tan hermosa.

Era completamente distinta de Dina. Dina tenía una belleza atrevida y sensual, mientras que Claire tenía una belleza tranquila y floreciente, como la camelia que tenía en las manos: su fragancia perduraba y valía la pena saborearla.

Claire sonrió y dijo a la larga fila de enfermeras que la seguían: "Esta camelia debe colocarse en una zona fresca para que crezca bien. Las camelias prefieren la sombra y la humedad. La exposición prolongada a la luz del sol es realmente perjudicial para ellas".

"¡Señorita Robson, usted sabe tanto!"

Después de pasar varios días juntos, todos se habían vuelto más familiares y habladores.

"Porque a mi abuela también le gustaba cultivar flores. Si no crecían bien, mi madre se ponía..." Claire hizo una pausa repentina. "No es nada. Después de cultivar muchas, acabas conociéndolas".

En ese momento, Claire oyó que alguien detrás de ella decía repetidamente: "Buenas noches, señor Reeves".

Claire se quedó atónita. Aún no era la hora de comer, ¿por qué estaba él aquí?

Cuando Miles se acercó, miró la camelia que Claire había estado podando, sus ojos entrecerrados ocultaban emociones que los demás no podían descifrar.

"¿Te gustan las flores? Diles que pongan más flores frescas en tu habitación", dijo Miles al pasar junto a Claire.

Claire se quedó aturdida. ¿Qué quería decir con eso?

Cuando Miles se marchó, una joven enfermera no pudo evitar susurrar emocionada: "¡El señor Reeves es tan bueno con la señorita Robson!"

Claire sintió una sonrisa amarga en el corazón. ¿Realmente estaba siendo bueno con ella? Estaba claro que se portaba bien con el niño que llevaba en su vientre.

En ese momento, el médico que la atendía se acercó con una sonrisa y le dijo a Claire: "¡Señorita Robson, hoy toca su revisión rutinaria!"

Claire asintió con la cabeza y le siguió a la habitación.

Era una revisión diaria a la que Claire ya se había acostumbrado.

Pero era la primera vez que Miles la veía.

Cuando el sonido del latido fetal se transmitió claramente por el aire, a Miles se le iluminaron los ojos de repente. No pudo evitar preguntar: "¿Qué es ese sonido? ¿Es el latido del bebé?"

El médico que le atendió respondió con una sonrisa: "Sí, es el latido del corazón del bebé. Escuche, ¡qué fuerte es! El bebé está muy sano. Parece que el cuerpo de la señorita Robson por fin ha respondido bien a los cuidados de estos días".

Al oír al médico decir esto, una extraña sensación recorrió el corazón de Claire.

Esa sensación de conexión sanguínea se hizo cada vez más evidente.

El pequeño bebé de su vientre crecía poco a poco.

Claire, que en un principio no sentía nada especial por ese niño, se sintió llena de ilusión y alegría al escuchar los latidos del corazón del bebé.

Cerca de ella, los ojos de Miles parpadearon varias veces. Aunque no dijo nada, la alegría de sus ojos era inconfundible.

¡Es su hijo!

Este pensamiento acudió instantáneamente a la mente de Miles.

Una vez terminada la revisión, la expresión habitualmente severa de Miles pareció suavizarse un poco.

Durante la cena, Miles tomó la iniciativa de cortar el filete de Claire.

"Come más. Estás demasiado delgada".

Claire no tenía muchas ganas de comer, pero no se atrevía a no hacerlo.

Sin embargo, después de dar un solo bocado, sintió una oleada de náuseas en el estómago.

Miles se dio cuenta de que algo le pasaba.

"¿Qué pasa?"

Los ojos de Claire parpadearon. ¿Qué le pasaba hoy a Miles? ¿Se había vuelto loco?

Recordando lo que Miles había dicho hacía unos días, los ojos de Claire se apagaron.

Se preocupaba tanto por ella sólo por su hijo, ¿verdad?

Claire terminó obedientemente el filete.

Ya que había decidido tener un hijo, debía alimentarse bien.

Durante la revisión de la tarde, también se había propuesto complementar bien su alimentación.

Al día siguiente, a mediodía, también vino la señora Reeves. Al ver que Miles había seguido sus órdenes de acompañar a Claire a comer, asintió satisfecha.

Después de comer, vino el médico que la atendía para informar sobre las observaciones de la semana.

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